hartmann franz - bhagavad gita

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    Dr. Franz Hartmann

    DDOOCCTTRRIINNAA DDEELL CCOONNOOCCIIMMIIEENNTTOOSegn el

    BBHHAAGGAAVVAADD GGTTA la Luz de la

    DDOOCCTTRRIINNAA SSEECCRREETTAA

    Digitalizacin y ArreglosBIBLIOTECA UPASIKA

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    Franz Hartmann Doctrina del Conocimiento segn el Bhagavad Gt

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    CONTENIDO

    Captulo IDoctrina del Conocimiento segn el Bhagavad Gt, pgina 3.

    Captulo IIEl Hombre Terrenal y el Hombre Celestial, pgina 11.

    Captulo IIIEl Universo, pgina 21.

    Captulo IVBrama, pgina 31.

    Captulo VLa Creacin, pgina 41.

    Captulo VIReencarnacin, pgina 51.

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    CAPTULO I

    DOCTRINA DEL CONOCIMIENTOSEGN EL BHAGAVAD GT

    Que ninguno sea semejante a otro,

    pero que cada uno sea semejante al Ms Elevado.

    Cmo ha de hacerse esto?.Hacindose cada uno completo en s mismo.

    No hay en el mundo un libro tan altamente apreciado por parte de losque lo conocen como el Bhagavad Gt (El Canto del Seor), el cual contienela doctrina de la perfeccin humana en la existencia divina. Cuanto ms amenudo lo leemos, tanto ms nos sentimos elevados a las regiones de la Luz yde la Verdad; cuanto ms penetramos en el espritu de esta ciencia, tanto msnos aproximamos al conocimiento del principio divino de toda existencia,hasta una profundidad que permanece impenetrable para la filosofa natural, laque es slo superficial y no se ocupa ms que de fenmenos. Considerado a laluz del Bhagavad Gt, el mundo nos aparece como algo muy diferente ymucho ms sublime que cuando lo contemplamos desde un punto material ycientfico.

    Entonces, en vez de un espacio inanimado, vemos un mundo lleno deluz y de vida; entonces, no nos aparece ya la naturaleza como una obraimperfecta, construida con cosas animadas e inanimadas, sino como unaUnidad, como un organismo que lo abraza todo y que tiene fuerzas invisibles,como un todo activo, penetrado por el Espritu Divino, que se esfuerza en

    manifestarse en todas las cosas; y reconocemos al hombre mismo como un sersupraterrestre, ligado a un cuerpo terrestre, cuya constitucin se hadesarrollado hasta su perfeccin actual en el curso de la evolucin, lo que eranecesario para facilitar en l un despertar del espritu divino, y para prepararloa reconocer finalmente a la Divinidad misma como base de su propio serverdadero y como causa interior de su existencia.

    Con el despertar de esta conciencia su vida misma llega a tener unobjetivo enteramente nuevo y hasta entonces inconcebible. Encuentra que el

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    verdadero objeto de su existencia no es ni la posesin de cosas exteriores, ni

    los placeres de sus sentidos, ni la satisfaccin de su curiosidad cientfica; sinoel conocimiento de su propia existencia divina y la consecucin de laconciencia de su inmortalidad. Cuando se consigue la vista espiritual pormedio de la comprensin de las enseanzas del Bhagavad Gt, se descubreque as como el ser terrestre se halla en relacin con todos los dems seres dela tierra, de la misma manera el ser ntimo puede comunicar con los habitantesdel reino de los espritus. El hombre descubre que de hecho est ya en el cielo,porque el cielo, o supra-mundo, es la causa fundamental de losfenmenos de la naturaleza y de las criaturas; y descubre tambin que nopuede efectuarse ninguna manifestacin de los mismos en formas visibles sin

    la presencia del alma. Por medio del despertar del conocimiento interior seeleva por encima de los lmites de la teora y recibe instrucciones por propiaexperiencia; el espritu divino, despierto a la conciencia de s en l, reconocesu propio ser espiritual, y con ste, el mundo suprasensible del espritu, en elque habita.

    Empero, tal despertar no se consigue sin combates reidos. En realidad,la divina luz de la Verdad penetra en el alma del hombre sin que l puedaayudar a la luz; pero esta penetracin se halla estorbada por una multitud deobstculos en forma de deseos y pasiones, conceptos falsos, e intuiciones

    pervertidas, y el Bhagavad Gt ensea quines son estos enemigos y cmo seha de vencerlos. En l se describe el combate entre la parte inmortal y la partemortal del hombre, y se indica el camino a la victoria de lo divino sobre loanimal en el hombre.

    Arjuna (el hombre) se halla en el campo de batalla (el campo de accin)entre los dos ejrcitos enemigos, compuestos el uno de los poderes superioresdel alma (los Pandavas), y el otro de los poderes inferiores (los Kurus). Allest el hijo de Kunti (del alma) enfrente de sus parientes, hijos deDhritarshtra (la existencia terrestre) y se encuentra amenazado por elegosmo, la obstinacin, la presuncin, la ilusin de s mismo y sus pasiones,

    el deseo, la emocin, el odio, la ira, etc.; pero tambin de su lado hay valientesguerreros. Primero, est l mismo, la voluntad para el bien, la resignacin(Indhistira), el amor a la verdad, la conciencia superior (la confianza en Dios),el poder de la conviccin (la fe), la sublimidad, el sentimiento del deber, laperseverancia, la sinceridad, el sentimiento de la justicia, el imperio de smismo, etc. Arjuna reconoce que los enemigos con quienes tiene que luchar,aunque no son su propio Yo, son, sin embargo, sus ms prximos parientes,sus amigos y sus preceptores (pues tambin las pasiones ensean al hombre),

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    y por tanto, son como parte de su Yo. Entonces le falta el valor para pelear, y

    deja caer su arco (la voluntad).Al mismo tiempo aparece Krishna, el hombre divino (Cristo) que moraen el hombre, y da instruccin a Arjuna acerca de la verdadera naturaleza deste y de su situacin respecto de Dios. Le explica cmo aquello que elhombre personal tiene por su yo, no es ms que una ilusin; cmo todas lascondiciones, pasiones y emociones que resultan de esta ilusin, no son sinofenmenos pasajeros; cmo por medio de ellas el hombre alcanza laredencin; cmo las domina y se une con Dios, el Yo inmortal de todos losseres. El Bhagavad Gt ensea, por consiguiente, la ms sublime de todas lasciencias, la Unin del hombre con Dios (Yoga) y el camino de la

    inmortalidad.Lo que sucede a todas las cosas santas y verdaderamente religiosas,

    cuando se consideran desde el punto de vista de la inteligencia comn, animaly limitada, y se juzgan superficialmente, y as son degradadas y malcomprendidas en el dominio de la vulgaridad, de la irreflexin y del error, esomismo sucedi de diversas maneras al Bhagavad Gt en las manos de losfilsofos y literatos. Considerado exterior y superficialmente, ofrece unepisodio de una batalla que se halla descrita en el Mahabharata, el cual es unaparte de los Vedas. La edad de la doctrina expuesta en stos, se estima, segn

    los datos astrolgicos en ellos contenidos, en 25.000 aos por lo menos, y lossabios entre los Brahmanes se hallan tan poco de acuerdo acerca de la pocaen que tuvo lugar la batalla entre los Kurus y los Pandavas, como lo estabanlos telogos de la edad media acerca de la poca en que Adn comi lamanzana, del lugar en que haba estado el paraso, etc. Bien podemosdejar a los fillogos, telogos e investigadores de la historia, la tarea deponerse de acuerdo acerca de este asunto tan poco interesante para nosotros;nada tenemos que hacer con palabras y formas vacas, sino con el espritu delas doctrinas contenidas en los Vedas, el cual es el espritu de la Verdad, y, portanto, del verdadero Cristianismo. Empizase ahora en Europa a reconocer con

    alguna generalidad lo sublime de estas doctrinas. Ellas llegaron a arrebatarhasta el entusiasmo al regan y spero A. Schopenhauer, pues, habiendoconseguido conocerlas en parte en una traduccin persolatina, llamada elOupnekat, es decir, el secreto que se ha de guardar, escribi lo que sigue:

    Cuan poderosamente se halla embargado interiormente por aquelespritu (de los Vedas) el hombre que, por medio de una lectura asidua, hallegado a comprender perfectamente el persolatn de este libro incomparable!.Cunto rebosa cada lnea de significacin seria, precisa y universalmente

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    armoniosa!. A cada rengln encontramos pensamientos profundos, originales

    y sublimes, mientras que una noble y santa austeridad ondean por encima deltodo. All, todo respira aire indo y existencia congenial. Oh, cunto leyndolose purifica aqu el espritu de las supersticiones judaicas inoculadas en laniez, y de toda esta filosofa servil!. Es la ms instructiva y arrebatadoralectura (con excepcin del texto original) que haya en el mundo; ha sido elconsuelo de mi vida y ser el de mi muerte. (Parerga II. S. 427). Guillermode Humboldt dice, por su parte, que da gracias a Dios de que le haya dejadovivir bastante para llegar a conocer esta obra.

    La circunstancia de que la larga conversacin entre Krishna y Arjuna alprincipio del combate, tenga lugar en el campo de batalla, el cual, a la verdad,

    no es un lugar a propsito para extensas discusiones filosficas, y la de que lacapital Hastinapura quiere decir el reino de los cielos, habra podido muybien sugerir a ciertos sabios intrpretes del Bhagavad Gt, la idea de que enesta obra, lo mismo que en la Biblia y en otras escrituras de naturaleza mstica,se habla de cosas espirituales y no de algunos acontecimientos histricosparticulares, aunque esas cosas se hallan presentadas en forma de narracionesa fin de hacer ms comprensible la verdad que contienen. No se trata, pues, decosas que acontecieron en otro tiempo y que ahora pertenecen al pasado, sinode la accin continua de la Ley del Espritu en la naturaleza. As como un

    rbol no ha crecido slo una vez, sino que los rboles crecen continuamente,del mismo modo se repite constantemente la batalla entre los Kurus y losPandavas en cada hombre que se esfuerza en desarrollarse espiritualmente, ytambin en la vida de la humanidad considerada como un todo, cuyaevolucin es el resultado de la suma de la evolucin de todos los individuos.De igual manera se efecta continuamente la gran obra de la Redencin, lacual tiene que ser interior si ha de salvar al hombre interior. Ahora, lo mismoque millares de aos ha, al hallarse suficientemente evolucionada la formahumana para recibir la luz del Pensamiento divino, la luz espiritual penetra enl, y cada vez que el hombre obtiene la conciencia de ello, nace en l el

    Redentor, la percepcin de su existencia divina. Esto lo han sabido y conocidotambin los santos y msticos cristianos, y la doctrina cristiana delrenacimiento espiritual del hombre, no es otra cosa que la doctrina deldespertar de la conciencia de Dios en l, as como est representadoalegricamente en el Nuevo Testamento. Cada uno es Arjuna; cada unotiene su carro militar, es decir, su naturaleza dotada de poderes msticos, y enl se halla tambin su gua espiritual (Krishna), el cual da consejos al hombreterrenal. Si el hombre, en su conciencia, se vuelve uno con el Salvador que

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    mora en l, Arjuna y Krishna, Adn y Cristo convienen en esta unin, y el

    carro se convierte en templo de Dios, quien mora en nosotros; entoncesArjuna es el hombre terrenal que piensa, Cristo el Hombre Dios que sabe, elotro Hombre que desciende del cielo, el que habita en el hombre terrenal yencima de l, y slo por la reunin con el Hombre Dios, quien es la Verdad,puede el hombre terrenal alcanzar la perfeccin y la redencin del error y delpecado.

    Esta batalla entre la naturaleza divina del hombre y su naturaleza animalintelectual se halla representada alegricamente en todos los grandes sistemasreligiosos. Por ejemplo, en el cristianismo, es el combate entre el arcngelMiguel (el Yo superior) y el dragn (el que representa al yo aparente), cuya

    boca es la codicia, cuyo aliento es la pasin, y cuyas alas son la obstinacin yla gran ilusin. En cada ser la luz lucha con la oscuridad; en cada forma elespritu de Dios en la naturaleza procura manifestarse; mas slo en el hombreencuentra un cooperador que puede ayudarle, con conciencia e inteligencia, avencer la oscuridad y el error.

    La clave para comprender el Bhagavad Gt, lo mismo que la Biblia yotras escrituras teosficas, es el conocimiento de la doble naturaleza delhombre, y la capacidad para distinguir en l lo inmortal de lo mortal,ensendonos aqul cmo pueden alcanzarse este conocimiento y este

    discernimiento. No sirven de mucho el conocimiento nicamente terico o lacreencia ciega acerca de la doble naturaleza del hombre, porque ni en el uno nien la otra consiste aquella verdadera percepcin a la que no se llega sino por laexperiencia. Sin duda no carece de valor un conocimiento meramente tericode esta ciencia, porque puede inducir al hombre a buscar por s mismo elpoder superior que reside en l; pero as como el estudio de un camino en elmapa tiene un verdadero objeto slo cuando se sirve uno de l, y del mismomodo que llegamos a conocer perfectamente un camino slo cuando andamospersonalmente por l; o como el estudio de una lista de manjares no puedesaciarnos si no se nos da a comer ninguno de dichos manjares, de igual

    manera el Bhagavad Gt llena su objeto real cuando se practican en la vidausual las doctrinas que contiene. No podemos tener de las cosas exteriores quenunca hemos visto, sino un conocimiento terico que existe nada ms que ennuestra propia concepcin, y este conocimiento queda incompleto mientras nolo confirma la percepcin propia. Lo mismo sucede con las cosas espirituales.El verdadero conocimiento no consiste en saber lo que hay en el BhagavadGt o en la Biblia, sino en un despertamiento del espritu, por medio del cualla Verdad misma se manifiesta en el hombre y viene a ser parte de su ser. Slo

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    por este medio llega a tener conciencia de s misma. En cada hombre hay una

    chispa de la divina conciencia de s; esta chispa es la semilla de la existenciainmortal (Bhagavad Gt, VII, 10), la que, cogida por la llama del amordivino, se convierte en luz en la que desaparece todo lo variable (apariencias,fantasas e intenciones), y en cuyo esplendor se manifiesta la eterna realidad.Cada cual tiene que ser un Arjuna y trabar batalla con su propia ilusin, supropia presuncin, sus propias preocupaciones, deseos, pasiones y errores, afin de saber lo que significa esta batalla; tiene que percibir en s mismo lapresencia de Krishna para poder presentir lo que es la reunin de Dios con elHombre.

    De que me sirve el leer en la Biblia que alguno dijo: Yo soy el

    camino, la verdad y la vida, o saber que en el Bhagavad Gt se dice: Yosoy lo Ms Elevado en todas las cosas, Yo soy la Luz en todas las cosas quetienen luz, Yo soy el origen de todo, Yo soy el principio, el medio y el fin,etc., si no s qu significa este Yo, que es en todas las cosas, y por tanto en mtambin, la Luz y lo Ms Elevado, mi principio y mi fin, y lo considero comoalgo para mi extrao e inaccesible?. Por supuesto, no encontrar jams a esteYo divino en tanto que lo busque slo fuera de m y no en m mismo; pues nose puede encontrar a Dios ni con el telescopio ni con el microscopio; pero elque ha encontrado en s mismo a su verdadero Yo divino, el Yo de todos los

    seres, lo reconoce tambin en todos. Aquel que ve a Dios en s mismo y enlos dems, es el verdadero vidente (Bhagavad Gt, XIII, 27). El camino queconduce a este conocimiento se ensea en el Bhagavad Gt. Es el camino dela Verdad, y nos lleva del abismo de ilusiones en que nos encontramos, a laexistencia inmortal en la imperecedera Realidad. Nos lleva a la meta, supuestoque la encontramos verdaderamente, y que no recorremos el camino tan sloen nuestra fantasa.

    La Verdad es la Realidad. Todo lo dems es apariencia pasajera. LaVerdad es imperecedera, y por tanto no puede perecer tampoco lo que ennosotros es verdadero; mientras que la destruccin es el fin de todo lo que en

    nosotros no es ni verdadero ni eterno. Aun lo que tenemos de eterno einmortal alcanza para nosotros un verdadero valor slo cuando lo percibimos,porque es inmortal tambin la materia de que se compone una piedra o unpedazo de madera; nada se pierde en el universo; pero una inmortalidad de lacual no se tuviera conciencia, sera tan absurda como la posesin de un reinoacerca del cual nada se supiera.

    Pero, - dirn muchos -, encontramos ya expuesto en la Biblia elcamino de la Salvacin. Para qu necesitamos las escrituras de los sabios

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    indos?. El que entiende el significado secreto de la Biblia, no necesita ya ni

    la Biblia ni el Bhagavad Gt; ms al que no lo entiende, le sirve precisamenteel Bhagavad Gt para aprenderlo. No despreciamos la Biblia, sino que laestimamos tanto ms cuanto que ella, hasta donde est bien traducida,contiene en gran parte una versin de las enseanzas que se hallan en losVedas indos; nicamente que en ella falta la base cientfica que se encuentraen stos. La Biblia fue escrita originalmente para los iniciados, es decir, paralos que perciban y reconocan en s la omnipresencia del Espritu Divino, y nonecesitaban, por consiguiente, ninguna prueba de su existencia. Pero a medidaque se convirti en propiedad comn, y se fue perdiendo la clave de sussecretos sagrados entre los profanos, se apoder de ella la indiscrecin; la

    oscuridad de la letra sucedi a la percepcin del Espritu y produjo laspervertidas interpretaciones, que, como es sabido, fueron causa de los msgrandes errores. Por consiguiente, vemos todava que, no obstante toda lallamada instruccin religiosa, la religin carece de base razonable, y que amenudo degenera en fanatismo y en supersticin; mientras que la filosofa, yespecialmente la ciencia mdica, carecen del apoyo de un conocimientoverdadero que se origine en el conocimiento propio de la Verdad eterna, nopudindose alcanzar sino por el poder del Amor, el cual es superior a todoegosmo y lo abarca todo; sin esta elevacin, la ciencia no puede salir del

    crculo de su limitacin ni desarrollarse hasta aquella grandeza espiritual quees necesaria para alcanzar esa contemplacin superior del mundo, la quereconoce al universo como un todo, distingue la unidad del Ser de todas lascosas, y percibe la dependencia ntima de las criaturas entre s.

    El iluminado mstico Toms Kempis, dice: Dichoso aquel a quien lasabidura misma ensea, no por medio de obras transitorias, sino tal como espor su naturaleza. Pero hay muchos que son capaces de conocimiento, yque, sin embargo, no pueden alcanzarlo a causa de que los ha cegado elmundo del error y no pueden ya abrir los ojos. Para tales est escrito elBhagavad Gt. Dichoso es aquel que se encuentra ya tan penetrado del poder

    de la fe, y cuya alma se ha arraigado tan firmemente en el conocimiento de laVerdad, que no precisa ningn apoyo cientfico en que sostenerse; peromuchos necesitan semejante apoyo a fin de no ser derribados por la tempestad.Son de muchas especies los enemigos que impiden el despertar del alma delhombre. Dichoso aquel que conoce tales enemigos y su origen. Es fcilpredicar: Refrena tus pasiones, ama a Dios, domnate a ti mismo; pero esdifcil seguir este consejo para el que no conoce la naturaleza de sus pasionesy no sabe por qu no debe satisfacerlas, que no sabe dnde puede encontrar a

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    Dios y no conoce la naturaleza de la personalidad a la que tiene que subyugar.

    Para dominarse a s mismo y a su naturaleza es conveniente, en primer lugar,aprender a conocerla. Si se llega en verdad a reconocer como ilusin a lapersonalidad, sta queda entonces subyugada. Para amar a Dios, es precisoreconocerle; porque Quin puede en verdad amar aquello de cuya existenciano concibe ni sabe cosa alguna?. Para dominar la propia naturaleza y servirsede ella, es conveniente aprender a conocer sus leyes y saber qu lugar deluniverso puede y debe ocupar el hombre. Esta ciencia sagrada es la que sehalla en el Bhagavad Gt y le da superioridad sobre otras escriturassagradas, en las cuales dicha ciencia no se puede encontrar sino enfragmentos y oculta bajo un velo de parbolas y alegoras.

    Importa, pues, ante todo, adquirir un recto concepto de la esenciainterior del hombre y de la naturaleza; y ocioso es decir que esto no se puedealcanzar por el camino de la observacin exterior. No se pueden percibir lasverdades interiores por medio de los sentidos exteriores, y las conclusiones desemejantes observaciones son siempre de una naturaleza dudosa. La Verdad,por el contrario, no necesita otra prueba que el conocimiento que de ella setenga, y mientras no alcancemos nosotros mismos tal conocimiento, es de granvalor el considerar las doctrinas de los sabios que han percibido la verdad,tanto ms cuanto stas nos ensean el camino por el cual nosotros mismos

    podemos obtener este conocimiento que es el objeto final de la existenciahumana.

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    CAPTULO II

    EL HOMBRE TERRENALY EL HOMBRE CELESTIAL

    Para poder apreciar en toda su extensin el asunto de que trata elBhagavad Gt, es necesario estudiarlo junto con los dems libros de los

    Vedas, porque la Sabidura divina que forma su sustancia, no se refierenicamente a una sola parte o a una clase de objetos de la naturaleza, sino alTodo. El conocimiento de la naturaleza de una sola cosa depende delconocimiento de la naturaleza del Todo, y slo a aquel que reconoce la enteraUnidad de la naturaleza en todo, se presenta clara su manifestacin en lasfuerzas, formas y fenmenos individuales. La ciencia del Bhagavad Gt serefiere a todo, a Dios, al cielo y a la tierra; o, en otras palabras: a la nicaDivinidad y la multiplicidad de sus manifestaciones en la naturaleza visible einvisible, al origen del mundo y a la evolucin de sus formas, al dominio delos dioses y de los demonios, as como a los seres que habitan en la invisibleregin media del plano astral. Trata de la constitucin septenaria del universoy del hombre, de su origen celestial, del objeto de su existencia, del caminoque tiene que seguir cuando quiere llegar a la meta, de la reencarnacin encuerpos terrenales necesaria para esto, y de la ley de Karma o de la Necesidad,la cual dirige sus destinos, y en consecuencia de la cual recoge siempre lo queha sembrado, hasta que, salvado por el amor divino que en l se ha convertidoen poder, queda libre de su personalidad transitoria, y, por consiguiente, de lasimperfecciones de sta tambin. Nos ensea asimismo el origen del Mal, laexistencia inmortal del Bien y la necesidad del Mal, ya que slo venciendo a

    ste se puede conseguir el conocimiento del Bien, del mismo modo que no sepodra aprender a apreciar el valor de la luz si no hubiera oscuridad de quedistinguirla.

    Mas si, como sucede siempre, se pregunta cmo se puede probar laverdad de esta ciencia, la respuesta es: Ante todo, por la razn que ha llegadoal conocimiento de la Verdad. El conocimiento de los secretos divinos de lanaturaleza es posible slo para el hombre divino que ha renacido en el espritu,y cuando se conoce la Verdad, se entiende por s misma y no necesita ms

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    prueba. Sin embargo, la naturaleza entera est llena de evidencias de la

    Verdad para los que saben leerlas. Pero cada uno tiene que buscar y encontraren s mismo la evidencia ms cierta, y en el Bhagavad Gt se ensea el medioque se ha de emplear. Consiste en dominar al error, y ante todo, a la ilusin dela personalidad. Si se domina al error, se manifiesta la Verdad en su esplendor,as como el sol aparece cuando se disipan las nubes que lo ocultaban. Si sedomina a la ilusin de la individualidad, se descubre el verdadero Yo.

    Qu es este verdadero Yo?. A esto contesta el Bhagavad Gt: EsBrahma, el Yo nico e indivisible de todas las cosas, el Ser ms elevado quenunca perece. No se puede ensearlo a ninguno que no sea capaz de verlo; laexistencia ms elevada quedar probada finalmente slo cuando el hombre

    alcance por s mismo la conciencia de su propia existencia divina. No se puedeprobar la existencia de la vida al que est muerto, ni la posibilidad de la vigiliaal que est dormido; slo cuando uno se despierta a la conciencia de laexistencia divina, sta es percibida y no necesita mayor prueba. El nio en elseno de la madre, aun cuando fuera capaz de pensar, no podra concebir unavida fuera de su prisin; el adulto no anhela volver a esa condicin.

    Lo que impide al hombre reconocer a Dios, su verdadero Yo, es lailusin de su propia presuncin que le tiene preso. Ningn conocimientodivino es posible sin dominar a esta ilusin. As como un caracol no puede por

    ninguna especie de esfuerzos obtener la luz del sol ni ponerse en movimientomientras permanece oculto en su concha, del mismo modo la luz delconocimiento de Dios no puede llegar a la conciencia de los que se hallanencerrados dentro de las estrechas limitaciones en que los mantiene lapresuncin. Brahma es indivisible. El eterno Yo de todos los seres no estdividido en los seres. La misma eterna Verdad, que se manifiesta en unainterminable multiplicidad de fenmenos, no puede ser analizada ni cortada enpedazos. El que quiere conocerla, tiene que abandonar su separatividad; nopuede hacerla bajar hasta s, pues no cabe lo grande en lo pequeo, ni lalibertad en la limitacin. El que quiere conocer a Brahma, tiene que entrar en

    la existencia divina; tiene que salir del caracol de su personal conocimiento des y crecer en la luz del conocimiento de Dios. Mas esto no se efecta por el

    juego de la fantasa o de la concepcin cientfica, sino por el poder resolventedel amor al bien en todo, el cual es el poder del Bien y el espritu delverdadero conocimiento.

    La personalidad del hombre es la forma viviente, pensante y senciente,en la cual evoluciona a la existencia individual el hombre verdadero, espiritualy conocedor; no es el verdadero hombre, sino slo su apariencia, la mscara

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    (persona) bajo la cual se oculta el hombre real. Aquel que no conoce ms que

    su existencia personal y para quien sta es todo, no puede reconocer a suverdadero Yo (Dios). Para l la renuncia de la personalidad es una disolucinen la nada; mas para el sabio que ha alcanzado la verdadera conciencia, estarenuncia es la entrada en la omniconciencia del Espritu divino en el Universo(Nirvana).

    En el Bhagavad Gt se lee: Consgrame tu corazn, hnrame,doblguese ante m tu obstinacin; as vendrs a m. Aquel que me honra yreconoce a mi santo Espritu, puede volverse uno conmigo. El que as hablano es ningn dios exterior o eclesistico, ningn ser separado del hombre,ninguno que interviene en los asuntos personales de los hombres, o al cual se

    puede, con splicas y argumentos, inducir a cambiar su voluntad; sino laconciencia divina que est dormida en el hombre no iluminado, y despierta enel hombre iluminado, y por la cual el hombre alcanza el conocimiento de suverdadera existencia divina. Es el mismo Dios que en la Biblia dice: Venid am todos los que estis cansados y agobiados, y yo os dar descanso. Aquelque renuncia a su personalidad y en la verdadera conciencia de s encuentrarefugio, abandona con su separatividad todos los sufrimientos y calamidades yencuentra descanso y felicidad en el Yo infinito.

    Generalmente el hombre slo est satisfecho cuando se olvida a s

    mismo. Por esto busca diversiones y pasatiempos, y procura olvidarse a smismo y a lo que le oprime. Pero una diversin no es una entrada en un gradosuperior del conocimiento. Este no se alcanza de tal manera sino por elrecogimiento y la elevacin interiores.

    Para hacer esto claro, es necesario saber que el hombre es capaz deentrar en varios grados de conciencia, ya elevados, ya bajos, y esto nos lleva ala consideracin de la constitucin sptupla del hombre.

    Segn la doctrina ndica, cuyo origen puede remontarse a los antiguosatlantes, el mundo entero es una manifestacin de la divina omniconciencia, locual, en los diferentes planos de existencia, se expresa diversamente, segn las

    condiciones que encuentra en las formas existentes. Pero, como lo sabe todomstico, el pequeo mundo llamado hombre, es un fiel retrato delmacrocosmo, o del universo, y, por tanto, hay que distinguir en l, adems,estas varias tomas de conciencia, planos de existencia, o mundos. Tambinson por completo diferentes unos de otros estos estados de conciencia, como,por ejemplo, la vida durante el sueo es muy diferente a lo que es durante lavigilia, y la conciencia de un hombre inteligente es diferente de la de unaplanta que ya tiene sensibilidad, sensacin, y, por tanto, una conciencia

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    particular, aunque no tenga la facultad de pensar.

    Estos estados de conciencia no existen en el hombre al mismo tiempo yen yuxtaposicin, sino que pueden compararse a los peldaos de una escala,que es el hombre mismo, la cual puede l subir y bajar. Al pasar a un estadode su conciencia, abandona otro; casi se abre en l el ojo del Espritu,desaparece el mundo de los sentidos; si el mundo exterior entra en suconciencia por sus percepciones sensuales, se cierra en l el ojo de Dios. Elpie de la escala en la cual se halla descansa en el cieno de lo material: su partesuperior se apoya en el mundo de lo ideal; mundo que, cuando el hombre llegaal ltimo peldao, cesa de ser un mero ideal y es reconocido como lo Real.Mientras el investigador no alcance este peldao del conocimiento, lo ideal

    pertenece para l, a pesar de todos los conceptos y las pruebas, al dominio dela fantasa.

    Sankaracharya, el maestro indio, distingue cuatro mundos, o grados deconciencia:

    1.- La Conciencia Absoluta o Mundo Divino.(Parabrahm).

    2.- La Conciencia divina relativa o Mundo Celestial.(Brahma).

    3.- La conciencia astral, la regin media o mundo de losespritus.4.- La conciencia personal o mundo material, cuya manifestacin

    exterior es el hombre visible y el dominio de los fenmenoscorpreos.

    En estos cuatro grados de existencia, la conciencia personal es unreflejo de la conciencia del alma, la conciencia del alma un reflejo del Espritucelestial, y la Conciencia espiritual un reflejo de lo Absoluto en lo Celestial.

    Se sigue de aqu, que para elevarse de la conciencia personal hasta Dios,

    es preciso desarrollarse de un grado a otro, y que cuando un hombre seimagina haber llegado al conocimiento divino, sin haber pasado primero porlos grados intermedios, padece un error y es el juguete de su fantasa. Lafantasa tiene alas por medio de las cuales puede elevarse a la altura quequiera; pero la evolucin del hombre no hace cabriolas, sino que as comotiene que evolucionar la forma terrenal del hombre, primero del reino mineral,luego del vegetal hasta el animal; as como del gusano se origina un reptil, delreptil un pjaro, del pjaro un mamfero y finalmente la forma humana (no el

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    hombre), del mismo modo el hombre interno que habita en esta forma, tiene

    que abrirse camino de un grado de la conciencia a otro, por lo que tienesiempre necesidad del grado inferior como apoyo para alcanzar los superiores.Se trata, por supuesto, de una elevacin verdadera y consciente a unaexistencia superior. (As como, por ejemplo, un hombre puede dormirse

    profundamente sin sumergirse primero en el estado de ensueos, del mismo

    modo puede el alma, despus de la muerte del cuerpo, entrar rpidamente

    en el estado celestial sin tener un contacto consciente detenido con la regin

    media (Kama loca); pero en ambos casos no se trata de ninguna evolucin

    superior sino tan solo de un cambio de la existencia).Adems, nos ensea la Doctrina Secreta, que pueden distinguirse en la

    naturaleza humana siete principios o fuerzas unidas en un ser, a saber:

    LaParte

    Inmortal

    {1. El Espritu Divino (Atma).2. El Alma Celestial (Buddhi).3. La Mente Iluminada.

    LaPartePerecedera

    (Personalidad)

    {

    4. La Inteligencia Terrenal.5. El Cuerpo Astral (Kama).6. Fuego Vital (Prana).7. El Cuerpo Material Etreo,cuya apariencia exterior es elcuerpo visible.

    }

    Po

    tenciasSuperiores

    eI

    nferioresdelAlma

    Manas

    Como vemos, no se incluye en esta divisin mstica el cuerpo material ytosco del hombre, porque es tan slo la casa en que mora el hombre, sin cuyomorador no tiene ninguna vida o conciencia propia.

    Los tres superiores de estos siete principios pertenecen al Hombre

    divino. Forman la indivisible trinidad de Conocimiento, Conocedor yConocido, la santa Trade. El Espritu divino pertenece al Mundo Divino, elAlma Celestial y la Mente iluminada al Mundo Celestial, las fuerzas inferioresdel alma y el cuerpo astral a la regin media (plano astral) y la fuerza vital(reflexin del Espritu), as como el cuerpo material, al mundo material. LaMente y la inteligencia componen al alma humana, y aqu tiene lugar la batallaentre las fuerzas superior e inferior, los Pandavas y los Kurs, descrita en elBhagavad Gt. En la parte superior del alma (de la conciencia), Krishna, elHombre divino, tiene su trono; la parte inferior est habitada por los fariseos y

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    los literalistas, por las preocupaciones, los instintos y las pasiones animales,

    los Asuras y los demonios. Sin embargo, cuanto ms se aproxima lainteligencia a la Luz divina, tanto ms se ilumina y participa de suinmortalidad. Si entra en esta luz, alcanza, no una disolucin en la nada,sino una elevacin del conocimiento divino en l, sin que por ello l pierda suindividualidad; as tambin un hombre no puede alcanzar la razn sinollegando a ella. La razn es una sola; mas son muchos los hombres faltos derazn.

    Aqu seguirn una multitud de preguntas a las que no es posibleresponder en el corto espacio de que disponemos; pero cuanto ms sedespierta el deseo de alcanzar el verdadero conocimiento de s mismo, para lo

    cual se dan los medios en el Bhagavad Gt, tanto ms se aclarar todo lo queprecede sin muchas explicaciones.

    Sabemos que el hombre material no es un ser separado e independientede la naturaleza. Su cuerpo, por su esencia, es uno con ella y est formado delos mismos elementos. Slo durante su vida en la tierra, ofrece un fenmenoque parece diferente de los dems fenmenos de la naturaleza. Cuando muere,los elementos de que se compona este fenmeno, regresan a su origen, yluego vuelven a la existencia en otras formas. Es, pues, un error que padece elhombre que no ha alcanzado el conocimiento de la Verdad, tomar su ilusin

    por su conciencia propia, porque esta ilusin procede de su percepcin de lamultiplicidad de los fenmenos en los cuales no reconoce al Ser que los une atodos. Si entra en el verdadero conocimiento, no pierde por ello suindividualidad espiritual, que ha alcanzado con mucho trabajo; sino que sereconoce a s mismo como una unidad en la Unidad, uno en su conciencia conDios, y diferente en apariencia de otros seres divinos. La ilusin divina delYo, cesa slo cuando, al fin de un Kalpa, el hombre, totalmente convertido enDios, vuelve a su origen (a s mismo). (Bhagavad Gt, IX, 7. CompreseSankaracharya, Tattwa Bodha, Parte I, XXIV).

    Slo se puede tratar de un ego que est separado de otros egos

    mientras existen todava cuerpos separados unos de otros, sea de unanaturaleza gloriosa o nicamente material, en los cuales obra la concienciadivina. Empero, la misma conciencia divina no es sino una; es laomniconciencia del Universo, la cual, en el hombre espiritualmente iluminado,alcanza la verdadera conciencia de s.

    Sankaracharya distingue cinco cuerpos o envolturas (Koshas) quecubren al Espritu divino en el hombre:

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    1.- Annamaya Kosha.

    El fenmeno material.2.- Pranamaya Kosha.El fenmeno vital.

    3.- Manamaya Kosha.El cuerpo del pensamiento.

    4.- Vichnanamaya Kosha.La forma del conocimiento.

    5.- Anandamaya Kosha.La forma de la santa existencia.

    Maya equivale a imagen o idea. Nuestra propia personalidad es,como expresa Schopenhauer, un producto de la voluntad y de la ideacin delYo que habita en nosotros. Kosha quiere decir envoltura. Mientrashaya una ideacin del yo, aun cuando fuera en el cielo, esta ideacin ha deproducir una imagen, un ser, un fenmeno, aunque esos cuerpos fuesenconstituidos de una manera muy diferente de nuestros cuerpos perecederos, ysegn la naturaleza del planeta en que habitaren o el grado de existencia enque se encontraren. De estos cinco cuerpos, el primero pertenece al mundomaterial, el segundo y el tercero al mundo astral, el cuarto y el quinto al

    mundo celestial o plano de la conciencia.Pero en la conciencia absoluta superior (el mundo divino) no existeninguna forma, de lo cual se puede convencer cada uno cuando se sumerge ensu conciencia ms interior, en la cual cesa toda ideacin. En el puro Manantialde todas las cosas, todo es uno. l mismo es todo; es el conocedor, loconocido y el conocimiento en uno. Nada hay fuera de l, y lo que pareceestar fuera de l, no es sino una apariencia; pero l es el Ser.

    Cada uno de estos grados de existencia tiene su propia capacidad depercepcin y sensacin, la cual no tiene enlace con la de los otros grados; y loque se percibe en uno de estos estados, parece ser real mientras se est en l.

    En el estado de vigilia reconocemos las ilusiones de nuestros sueos; duranteel sueo, tenemos por reales las imgenes de nuestra visin, y no podemosformarnos ningn concepto del estado de vigilia, porque entonces estamosprivados de la razn que juzga. De igual suerte tampoco sabe el alma en elcielo cosa alguna de lo que pasa en la tierra, pero, en verdad, toda la gloria deque se ve rodeada y que se ha labrado por sus buenos pensamientos yacciones, es para ella una realidad. As tambin los habitantes del plano astralsaben tan poco de nosotros como nosotros de ellos, excepto que ciertos

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    espritus ligados a la tierra que se encuentran en un estado de ensueo

    semejante al del hombre cuando se halla entre el sueo y la vigilia, se sientenatrados por algn deseo a nuestro plano material, y comunican con el hombre,de lo cual dan testimonio los fenmenos de las sesiones espiritistas, por malcomprendidos que stos sean. Puede mencionarse de paso que slo pocos deestos fenmenos provienen de los muertos; pero no es aqu el lugar para dar laexplicacin de las causas diversas por las cuales se producen.

    Por el contrario, aquel que ha logrado reunirse con su Yo divino, no seencuentra ya ligado a las condiciones de su yo personal; es libre en elconocimiento propio de la Verdad y su conciencia es independiente de laconciencia de su personalidad, ya sea que sta duerma o que vigile. Desde su

    elevacin divina, puede conocer todos los planos inferiores de existencia, ascomo el que se halla en la cumbre de una montaa puede ver las alturasinferiores y los valles; mientras que el que est abajo puede, seguramente,imaginarse lo que quizs se ve arriba, pero nada cierto sabe tocante a ellomientras no llega el mismo a la cumbre. Como se ha dicho ya, cada uno de losprincipios de la constitucin del hombre corresponde al principio con el cualtiene relacin en la gran naturaleza, y por el cual es sustentado. El cuerpomaterial del hombre nace de la naturaleza material y de ella recibe sualimento. Cuando tiene hambre, procura saciarla, y la naturaleza abre su tesoro

    y satisface sus necesidades. El hombre recibe la vida de la Vida de lanaturaleza; sus instintos y pasiones son los que dominan en la naturaleza yestn representados en el reino animal. No son productos de su cuerpo, aunqueel cuerpo es el instrumento que sirve para que se manifiesten. La codicia, laira, la envidia, el amor, etc., son las mismas fuerzas en un perro que en unhombre; no hay ms que un solo impulso para robar o para asesinar, y puedemanifestarse lo mismo en un animal que en un hombre. Estas fuerzaspertenecen al plano astral y al hombre astral, y la pasin del individuo escriada y sustentada por la suma de las fuerzas correspondientes del alma delmundo, lo cual est confirmado de muchos modos, entre otros, por los

    contagios morales y los crmenes epidmicos que se suceden tan fcilmentecomo los contagios fsicos y las enfermedades epidmicas, aunque la cienciamdica no haya descubierto el bacilo espiritual.

    Lo mismo pasa en el plano intelectual. El espritu del hombre engendrapensamientos; pero no los produce. El espritu sediento de saber, junta ideas ylas combina en nuevos pensamientos. Las ideas vienen al que las busca, comolas pasiones vienen a los que ceden a ellas. La organizacin del principiopensante en el hombre, es un producto del mundo del Pensamiento. Las ideas,

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    cual grmenes, entran en la mente, crecen y producen fruto. El mundo del

    pensamiento del hombre individual es alimentado por el Mundo delPensamiento del Todo. La incredulidad de los hombres cientficos respecto dela accin a distancia del pensamiento, es hoy un punto de vista conquistado. Elpensamiento engendrado en el cerebro de un hombre, puede operar sobre elcerebro de otro, y all llegar a madurarse si encuentra un terreno frtil. Losinventores son testigos de ello. Sabemos cundo nos ocurre unpensamiento; pero no es tan fcil determinar de dnde vienen nuestrospensamientos ni a dnde van.Y del mismo modo que los principios anteriores, el conocimiento divino en elhombre es sustentado y fortalecido por el Espritu de Sabidura del Universo.

    El hombre divino en el hombre exterior, nace de Dios y es sustentado por l,as como el hombre exterior nace de la naturaleza terrestre y es sustentado porella. El que desea con ansia el conocimiento de la Verdad, la encuentra; el quedesea a Dios con ansia, lo encuentra si lo busca en el propio lugar. Por estodice el Bhagavad Gt: Mediante el sacrificio alimentad a los Dioses, a fin deque los Dioses, a su vez, os proporcionen vuestro alimento, y auxilindoos asmutuamente, podis vosotros alcanzar la suprema bienaventuranza.(Bhagavad Gt, III, 11).

    La misma ley opera en todos los reinos de la naturaleza. As como el

    aire entra impetuosamente en una vasija en que se ha hecho el vaco, tan luegocomo encuentra alguna entrada; as como un rayo de sol penetra en el cliz dela flor luego que el botn se abre; as como la inquietud y el descontentoentran en el alma de aquel que no se opone a ellos, y pensamientos sublimesvienen al que es capaz de recibirlos, del mismo modo entra impetuosamente elAmor de Dios, del cual procede el Conocimiento, en el corazn de aquellosque se elevan hacia l y lo reciben con amor. Esto confirma el antiguo refrndel Sohar, que dice: As como es abajo es arriba. Todo lo que existe en elmundo tiene su tipo original en el supramundo, y nada hay de insignificante enla tierra que no dependa de algo superior; de modo que, cuando lo inferior se

    eleva, lo superior desciende a encontrarlo.Y as como cada cosa nace de la Naturaleza a la cual pertenece, del

    mismo modo vuelve cada cosa a la naturaleza de la cual ha nacido; el cuerpodel hombre a los elementos, su fluido vital a la fuerza vital de la naturaleza,sus instintos y pasiones al mundo de los deseos (Kama-loka), suspensamientos al Mundo del Pensamiento, su parte celestial al Cielo(Devachn), su ser divino a Dios. Mas aquella parte con la cual se haidentificado por su voluntad durante la vida, le detendr, aun despus de la

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    muerte, en aquel plano al cual pertenece, hasta que se despoje de ella. Todos

    los mundos, - dice el Bhagavad Gt - emanan de Brahma y a l vuelven una yotra vez; pero el que llega hasta M, no volver ya a nacer (Bhagavad Gt,VIII, 16); y en otro lugar agrega, respecto a los impos: Egostas, violentos eiracundos, estos hombres viciosos Me odian en su propio cuerpo y en el de losdems. Pero a estos enemigos depravados, crueles, impuros y sumidos en laabyeccin ms profunda, Yo los arrojo en el seno de los Asuras (Demonios).(Bhagavad Gt, XVI, 19).

    Esto es, en resumen, el bosquejo de la doctrina de la doble naturalezadel hombre, con la cual Arjuna tiene que luchar mientras est colocado entrelos dos polos de su ser, el bueno y el malo, y entre lo eterno y lo transitorio.

    Ha de escoger entre la batalla y la vida eterna, y la debilidad y lamuerte. De su eleccin depende su futura gloria.

    Ser difcil ver en esta doctrina, una vez se comprenda, algo quecontradiga a la sana razn, y a la ciencia le ser difcil encontrar en ella,cuando quede explicada, nada que le repugne ni que le choque.

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    de todos los seres (Bhagavad Gt, X, 41); y cuando el sabio ora, no ora a

    un Dios del que est lejos, sino que eleva su alma hacia el Yo superior queest en l y en todas partes; y como Dios es omnipotente, se manifiesta, portanto, su munificencia, en todas partes de la naturaleza, en cada lugar, segn elgrado en que puede efectuarse esta manifestacin de conformidad con lascircunstancias de la forma. Si una cosa es esplndida, excelente o poderosa,sabe que todo lo que en ella es distinguido, ha procedido de mi Poder.Empero, esta doctrina es inconcebible para los que no conocen ni quierenconocer a Dios; sino que se adhieren a una baja y pervertida contemplacindel mundo y a sus preocupaciones. No se ha destinado para los que nopractican el dominio de s mismo, ni me honran, ni quieren escuchar mi voz.

    Tampoco es para los obstinados y los blasfemos. (Bhagavad Gt, XVIII,67).

    Los antiguos msticos designaban estos siete principios con los nombresde los siete planetas, en parte para encubrir a los impos y mofadores esasublime doctrina, en parte porque en la constitucin de los llamados cuerposcelestiales, las fuerzas designadas con los nombres de dichos cuerpos,desempean, efectivamente, un papel de la mayor importancia. As, porejemplo, como lo afirma la Doctrina Secreta, el planeta Marte es el smbolodel poder gneo en la naturaleza lo mismo que en el hombre; Venus es el

    smbolo del amor, Mercurio el de la sabidura, etc., y el grado en que se hallanlos habitantes de un planeta, corresponde al grado de evolucin del principioque predomina en dicho planeta. Actualmente en nuestro planeta, el elementomaterial, es decir, la inteligencia extraviada en la oscuridad, el intelecto quecarece de espritu y se ocupa de cosas superficiales, hace el papel msimportante, mientras que el sol es el smbolo y tambin el manantial de lavida. Los planetas visibles de nuestro sistema solar, son, en cierta manera, losrganos del mismo, y cada uno de ellos tiene su objeto determinado. De lamisma manera cada rgano representa en el cuerpo humano el asiento de unprincipio como centro de actividad del mismo. As, por ejemplo, el cerebro es

    el asiento del principio pensante (Manas); el corazn, el centro de la actividadvital, etc.

    Pero no nos corresponde entrar en este dominio de la ciencia secreta,dominio que es tan vasto que se podran llenar volmenes con una meraconsideracin superficial de l. Lo que ante todo es mucho ms necesario, esllevar a la inteligencia humana ms cerca del conocimiento divino, pues elque conoce al Uno, la esencia de Todo, concibe al Todo; el que slo conoce amuchos, no sabe nada.

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    Los no inteligentes suelen acusar al Bhagavad Gt de ensear el

    pantesmo, y por tal entienden la creencia de que es Dios todo lo quevemos. No es as, sin embargo; todo lo que vemos no es Dios, sino tan slouna manifestacin en la naturaleza de la Fuerza de Dios, la que procedeprimitivamente de la Esencia interior; y la naturaleza misma no es substancia,sino apariencia. Pero el que no puede en s mismo distinguir entre el ser y laapariencia, no puede tampoco hacerlo en la contemplacin de naturalezaexterior. La naturaleza es, con respecto a Dios, como el sueo de un hombrees al hombre mismo. Sin embargo, el sueo tiene lugar en el hombre y nofuera de su ser. De la misma manera se podra decir, comparativamente, quetoda la creacin es un sueo que Dios suea y en el cual todo se representa

    segn leyes eternas, leyes que son tan grandes, que la inteligencia humanalimitada no puede comprenderlas. Cuando el Brahm despierta, desaparecetoda esta gran ilusin con todos sus fenmenos, y no queda nada sino Dios. Laconciencia es el Espritu, y por medio de la ideacin creadora, el mundo de losfenmenos llega a la existencia. Las ideas del hombre no toman en l formastangibles y visibles, porque a causa de su degradacin y materialidad, haperdido el poder creador de la voluntad, al cual tiene que volver a conquistarelevndose por encima de la materia. Para esto, el primer paso es la distincindel Espritu y de la naturaleza. El conocimiento de la Materia y del Espritu

    es la verdadera sabidura. (Bhagavad Gt, XIII, 2). No son dos entidadesseparadas la una de la otra, segn lo creen los partidarios del dualismo, sinoque el Espritu (Brahm), es la Esencia y todo: la Fuerza, el imperio y lamagnificencia; y la Materia, el fenmeno, no es nada por s misma.

    La naturaleza est llena de smbolos y de manifestaciones de fuerzasque operan interiormente, y de acontecimientos invisibles. Lo temporal es unreflejo de lo Eterno. En el ter cerleo del espacio celeste se forma un veloque se condensa en nubes y se resuelve finalmente en lluvia y en hielo. En elespacio universal se forman nieblas csmicas que se condensan en soles yplanetas sobre los cuales aparece la vida en formas animadas. De la

    omniconciencia de Dios procede la idea del yo, el Verbo; de ste el mundoceleste con sus habitantes, los dioses, (Devas) y las fuerzas celestiales; y deeste ltimo, finalmente, el espritu humano que se encarna en cuerposterrestres; y todo ello es nada sin Dios, pues Dios es el Ser de los dioses, el Serdel hombre, el Ser de todo. Las nubes y los cuerpos celestes son inimaginablessin el Espacio; ellos mismos son espacio corpreo, concebible y objetivo.De igual modo sera nada un hombre o un dios sin el Ser la Deidad; y como elespacio infinito, aunque nos encontramos en l, es algo incomprensible e

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    inimaginable, y sin embargo existe por s mismo, as tambin el Dios del

    Universo es para el hombre nada mientras no toma forma en el hombre mismoy penetra en su existencia y en su conciencia. Sin la luz, el espacio es nadapara nosotros; sin la Luz del Conocimiento, la Deidad en el Universo es nadapara el hombre. Para manifestarse ambos necesitan la forma; pero la forma noes el Espritu, sino el vehculo para su manifestacin. Por ello se dice en elBhagavad Gt: Estos cuerpos son llamados vehculos. La conciencia en elloses el Espritu. Sabe que Yo, el Espritu, estoy en todas las formas de materia.El conocimiento de la Materia y del Espritu es la verdadera Sabidura.(Bhagavad Gt, XIII, 1,2).

    Pero es preciso observar que no se ha de entender por Materia la

    materia que los sentidos perciben, y por Conciencia, la actividadespiritual producida en el hombre al volverse consciente. Esto sera tomar elefecto por la causa. El Espritu es la Conciencia de Dios en s, la ConcienciaAbsoluta, o, en otros trminos, la Sabidura Divina. La Materia es el resultadode la idea del Yo producida por la Ideacin. De la accin del Espritu en lamaterialidad, procede la actividad intelectual, la conciencia particular, lafacultad de percepcin, los rganos de sensacin, etc., etc. Podra decirse: LaMateria es la Voluntad, el Espritu es la Sabidura. El deseo de separacinconcebido en la Voluntad eterna, produce una fuerza concentradora por la cual

    se forma la entidad material. El zapatero y tesofo alemn que no tenaconocimiento de la filosofa india, pero que posea, sin embargo, unainteligencia iluminada, describe todo esto a su manera, la cual concuerda conlas doctrinas de los Upanishads:

    Crear quiere decir concebir en la voluntad lo que simblicamente esten la voluntad, y as, cuando un carpintero quiere construir una casa, tiene quefijar en su voluntad el modelo segn el cual quiere construirla; entoncesconstruye de acuerdo con ese modelo de su voluntad. (Mysterium Mgnum,

    X, 30).

    As, pues, si Brahma es todo, no hay nada fuera de lo cual pueda crear

    un mundo o un hombre, sino l mismo; y crea por su Voluntad en su propiaIdea. Ha creado todas las cosas por su Voluntad en su eterna Sabidura. Porconsiguiente, cre tambin la naturaleza; primero el mundo del Pensamiento(el Cielo) y luego el mundo material (la Tierra), y slo despus que lanaturaleza lleg a la existencia, pudo empezar en ella la obra de la Evolucin(la creacin de la fuerza omnipresente del Espritu en la naturaleza), comosucede todava hoy en todas partes y a cada momento.

    La primera cualidad es el Deseo (de la existencia propia); como

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    comprensin de la Voluntad, es semejante a un imn; ya que la Voluntad

    quiere ser algo, y, sin embargo, nada tiene de que se pueda hacer algo, secomprime a s misma en un Algo (en el Yo), y con todo, el Algo no es nadasino tan slo un apetito magntico, una amargura semejante a una dureza, dela cual proceden tambin la dureza, el fro y la substancia. (J. Boehme,Clavis).

    Esta Cosa que da a las cosas su materialidad, es la idea de lapersonalidad, la cual, aun en cosas que no tienen ninguna conciencia de s niinteligencia alguna, se halla, no obstante, en la voluntad de dichas cosas;pues hay una cualidad fundamental de la Voluntad en la naturaleza, y laVoluntad para la existencia, aunque inconsciente de s misma, es la base de la

    Vida en la naturaleza.En esto se halla la clave para comprender la Reencarnacin. La base

    misma de cada ser, es la Voluntad. Mientras existe en la Voluntad el Deseo devivir en el fenmeno (la personalidad), aunque inconsciente, este deseoconduce siempre a la construccin de una nueva forma, cuando la vieja se havuelto inservible. Del mismo modo que el hombre desecha sus viejasvestiduras para ponerse otras nuevas, as tambin el Espritu, despus deabandonar su gastado cuerpo mortal, toma posesin de otros nuevos cuerpos.(Bhagavad Gt, II, 22). Pero lo Impersonal, el Espritu, es eterno. Nunca ha

    tenido nacimiento, ni tampoco est sujeto a la muerte; porque no habiendojams sido llamado a la existencia, Cmo puede dejar de existir?. Es eterno,indestructible, imperecedero, sin principio ni fin, y no se aniquila niexperimenta quebranto alguno cuando es destruida su envoltura mortal.(Bhagavad Gt, II, 19). El hombre queda completamente libre y salvo de lamuerte, del renacimiento y de los sufrimientos que los acompaan cuandollega, como ya se ha dicho, al conocimiento de la Impersonalidad, es decir, ala Conciencia del Todo por la fuerza del amor impersonal.

    Ahora, es difcil que haya un hombre que en una sola y corta existenciaen la tierra, pueda elevarse del egosmo animal al perfecto Conocimiento

    divino. La reencarnacin es, por lo tanto, una necesidad natural, y cuando se laentiende correctamente, la lgica de la ciencia material nada puede objetar aella. Lo que se reencarna no es ni el Espritu Divino (lo Absoluto), ni lapersonalidad del hombre, que reaparece en esta tierra o en otro planeta, sino laidea de la personalidad, que es la base de la existencia humana, la cualreaparece en nuevas formas personales, hasta que al fin sea dominada por eldesarrollo del verdadero Conocimiento divino. Aquello que en nosotros esimpersonal y ha dominado a estas ilusiones de la personalidad, no est

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    encerrado o encarnado en nosotros; est en nosotros, fuera de nosotros y arriba

    de nosotros. Es nuestro Yo supremo, el cual es el No Yo, y cuandologramos unir nuestra conciencia con este Yo supremo, o ms bien, elevarnuestra conciencia propia ilusoria a la verdadera Conciencia, esta Concienciadivina es nuestra y no dependemos ya de la vida del cuerpo con su sensacin ypensamiento. Semejante unin con el Yo Supremo se llama Yoga (de Yog,en snscrito, unir, atar). Esta Impersonalidad, o, mejor dicho, estaEminencia sobre el yo propio, no se alcanza sino venciendo al error, lo cualrequiere muchas experiencias y para lo que no basta una existencia nica.Tampoco se alcanza con fantasas y desvaros: la eminencia sobre el yo no serealiza sino por la accin superior a todo egosmo. Sin esta realizacin, toda

    impersonalidad no es ms que un sueo, un ideal no realizado.Es intil querer dar a los ignorantes que las piden, las pruebas de la

    reencarnacin del alma humana, mientras no tengan un concepto de lo que esel alma, ni de lo que se reencarna. En primer lugar, no se trata de tenerpruebas de una doctrina, sino de comprenderla. Si se concibe la accin de unaley, se comprende sta desde luego. El conocimiento de la Verdad es su propiaprueba.

    El alma del hombre es la vida del mismo. La parte mortal de su almaforma su vida material; la parte inmortal su vida espiritual, que es una

    emanacin de la Divinidad. Mientras haya en su alma el deseo de lapersonalidad, ser atrada repetidas veces a la existencia terrenal, y por tantovuelve a tomar lo que le pertenece. Sabemos que al fin todas las cosas vuelvena su origen: la tierra a la tierra; las pasiones procedentes del plano astral, alreino del Deseo; los pensamientos que no pudieron elevarse por encima de lomaterial, al mundo del Pensamiento; lo celestial, al cielo (Devachn); lodivino, a Dios. Cuando el alma (el Hombre) vuelve a bajar del reino superioral material, rene en derredor de s lo que pertenece a la naturaleza. Lasfuerzas que ha adquirido en vidas anteriores, forman ahora sus talentos para lanueva vida; aun las mismas pasiones para las cuales se ha hecho

    especialmente susceptible, vuelven a encontrar en l un terreno frtil; sloaquello que perteneca a su cuerpo terrestre no vuelve a l, ya que ha pasado aotras formas, como lo hace constantemente durante su existencia, por elcambio de substancias.

    Sin embargo, las condiciones bajo las cuales un hombre vuelve aaparecer en el teatro de la existencia en la tierra, son determinadas por suKarma. Karma, quiere decir accin. Por medio de sus acciones, elhombre se apropia ciertas cualidades, virtuosas o viciosas, que forman, por

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    consiguiente, una parte de su ser; y ya que cada cosa es atrada por lo que le es

    semejante y se rene a ello, del mismo modo ser atrado el hombre a dondeperteneca por su naturaleza. En virtud de esta ley, un gran sabio, pero sinespiritualidad alguna, puede renacer la prxima vez como idiota; un ricoavaro, en una familia de mendigos; un generoso mendigo, como noble, etc. Sia la hora de la muerte predomina en un hombre el amor a la Verdad, va a lasregiones de los buenos, de los que se esfuerzan en alcanzar lo Supremo. Si sucuerpo muere cuando predomina en l la naturaleza pasional, volver a nacerentre gentes egostas. Ms si en su naturaleza predomina la ignorancia, vuelvea nacer entre los necios. (Bhagavad Gt, XIV, 14, 15). Y en verdad, bien sepuede imaginar que un hombre puede embrutecerse cada vez ms, de modo

    que, al morir, ya no haya en l nada divino, y slo sus elementos animalesvuelven a aparecer en el reino animal. Esta posibilidad, al menos, se hallaindicada en un versculo del Bhagavad Gt: Pero a estos enemigosdepravados, crueles, impuros y sumidos en la abyeccin ms profunda, Yo loscondeno a las miserias mundanas, arrojndolos indefinidamente en su senodemonaco. Cayendo en tales senos y extravindose gradualmente su razn enlos renacimientos sucesivos, estos infelices nunca Me alcanzan, Oh hijo deKunti, y de este modo descienden hasta la ms nfima condicin. (BhagavadGt, XVI, 19,20).

    Si en su hora postrera (un hombre) abandona su cuerpo, teniendo elpensamiento ocupado en algn otro ser, a este ser se dirige, Oh hijo de Kunti,porque a l se ha amoldado su naturaleza. Por lo tanto, piensa siempre en Mexclusivamente, y lucha. Estando tu mente y tu discernimiento fijos en M, tvendrs a M con toda seguridad. (Bhagavad Gt, VIII, 6). Aquellos quetienen devocin a los dioses, van a los dioses; aquellos que rinden culto a los

    Pitris, van a losPitris; aquellos que sacrifican a losBhutas, van a losBhutas;mas aquellos que Me adoran a M, vienen a M. (Bhagavad Gt, IX, 25).Pero aun el mejor hombre, mientras hay en l la voluntariedad y la ilusin delyo, tiene que volver a la tierra. Despus de haber entrado en la mansin de

    los justos y de permanecer all durante aos sin cuento, aquel que no haprosperado en el Yoga, renace en un hogar puro y dichoso. (Bhagavad Gt,VI, 41).

    Como vemos, el nico modo de alcanzar la Libertad, es librarse de lapersonalidad; por medio de la accin se realiza la impersonalidad, la cual seha de alcanzar elevndose por encima de la personalidad. Pero una accin queprocede de nuestra propia voluntad personal, no puede ser impersonal. Sloaquello que practicamos como instrumentos del Poder del Bien que en

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    nosotros ha llegado al Conocimiento, o (expresndonos en trminos cristianos)

    en nombre de Dios, es impersonal y bueno. En este punto estriba una granparte de la doctrina del Bhagavad Gt, y es uno de los ms difciles, puesmientras el hombre no conoce a Dios, no puede tampoco distinguir entre loque quiere Dios en l y lo que l mismo quiere y piensa. En un hombre enquien no se ha despertado an la conciencia divina, Dios no sabe, ni quiere, nipiensa nada; en l slo la Naturaleza quiere y obra. El hombre que no percibe,es sbdito de la Naturaleza; va acompaado de lo que la Naturaleza en lpiensa y desea. En el hombre que percibe, Dios (el Yo supremo) es el Rey desu naturaleza. Los msticos, Rosacruces e Iluminados de la Edad Media,reconocan esto, y su divisa, la que todava hoy da se halla expresada por

    medio de las letras INRI en las imgenes del Crucificado, era In NobisRegnat Iesus, es decir, en nosotros reina Jess, el Hombre-Dios, nuestro Yosuperior.

    Cuando se dice que el hombre no debe hacer nada por su propiavoluntad y que, debe entregarse por completo al servicio de Dios, no se da aentender que debe estar mano sobre mano y esperar hasta que un Dios, que lno conoce, se encargue por l del trabajo; sino que lo que se expresa es esto:Haz el bien por amor al Bien, porque es el Bien, y no te inquietes por lo quete trajere. Haz que el mvil de tus actos sea el acto mismo y no las ventajas

    que de l puedas sacar; no te incite a la accin el aliciente de la recompensa, nipermitas tampoco que tu vida se disipe en la inaccin. El cumplimiento delas obras est muy por debajo de la devocin mental. Busca, pues, tu refugioen la meditacin y en el conocimiento. Dignos de lstima son aquellos ciegosde espritu que no obran en virtud de otro incentivo que el premio de susacciones. (Bhagavad Gt, II, 47, 49).

    El hombre no se sustrae a la ley de la accin simplemente por dejar decumplir las obras, ni puede tampoco alcanzar su fin supremo por el meroabandono de las mismas. Es ms apreciado aquel que, despus de habersubyugado sus rganos y sentidos por la fuerza de la mente, se consagra a la

    devocin mediante el ejercicio de sus facultades activas, sin interesarse por elresultado de sus acciones. Sabe que la accin dimana de Brahma, y queBrahma procede del Espritu supremo e indivisible (Brahma), y, por lo tanto,el Espritu que sin cesar est presente en todos los lugares y en todas las cosas,tambin est presente en el sacrificio. (Bhagavad Gt, III, 4, 7, 15).

    Esta doctrina ha sido errneamente comprendida entre los cristianos, yha causado los trastocamientos de los Quietistas, que veneran a Miguel deMolinos como su maestro, mas no le comprenden. Dice Molinos: T debes

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    saber que tu alma es el centro, la morada y el reino de Dios, y que, para que

    pueda descansar el Seor excelso en el trono de tu alma, t debes conservarlopuro, tranquilo, libre y pacfico. Libre de temor, libre de inclinaciones, deseosy pensamientos personales, pacfico en las tentaciones y en las tribulaciones.Slo cuando la voluntad propia se inclina ante la Voluntad de Dios, puedemanifestarse en el hombre la voluntad divina. En la oracin del cristiano sedice: Seor, hgase tu voluntad!. Mas para aquel que no sabe nada de Diosy no percibe su presencia, el Seor es una nada, y la Voluntad del Seorcarece de poder. En l, la necedad, el egosmo o la obstinacin impiden que sehaga la Voluntad del Seor.

    Lo mismo que todas las cosas en el mundo, as proceden las acciones

    del hombre de las tres cualidades fundamentales (Gunas) de la naturaleza, asaber: de Sattwa, o sea del Conocimiento de la Verdad; de Rajas, o del Deseoo Pasin; o de Tamas, de la Presuncin, de la Estolidez o Ignorancia. Elhombre juicioso obra bien porque reconoce que su accin es buena y justa; elvido obra por el deseo de alcanzar algn provecho para s mismo o para otro;el estlido obra o deja de obrar por la estolidez; pero el Sabio (Yogui), que seune con su Yo supremo (con Dios), ha abandonado su personalidad, y noobra el mismo; l no es sino el instrumento de la Conciencia y de la Voluntaddivina en l. El vive, y, sin embargo, no vive, sino que Dios vive en l (II

    Corintios, IV, 11), y esto es tambin el sentido de la Biblia, en la cual se dice:Dios (el Yo impersonal) es el que obra en nosotros, as el querer como elobrar lo que es de su beneplcito. (Filipenses, II, 13). El que no reconoce aDios, no ve ms que a s mismo, y se tiene a s mismo por el que obra,mientras que no es ms que su naturaleza la que le incita a obrar. Aquellosque estn ofuscados no perciben al Seor cuando se halla presente o ausentedel cuerpo, ni cuando experimenta los efectos de las cualidades; pero Leperciben aquellos que estn dotados del ojo de la sabidura. Los hombres decorazn puro y asiduos en la meditacin, Le ven instalado en ellos mismos;pero aquellos que carecen de discernimiento, no pueden percibirle aunque se

    esfuercen, porque su mente no est dispuesta. (Bhagavad Gt, XV, 10, 11).La doctrina de las tres Gunas, o cualidades fundamentales de la

    naturaleza, es de la mayor importancia, y el conocimiento y observacin de lasmismas tendra un gran valor en la vida usual. La mayor parte de lascontiendas en la vida humana, tienen por causa las diferencias de opinionesrespecto a palabras, de las cuales cada partido se forma un concepto particular;y nadie considera que cada cosa, segn su origen en una de las tres cualidadesfundamentales de la naturaleza, puede tener tres aspectos diferentes. As, por

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    ejemplo, uno no quiere saber nada de fe, otro se aferra a ella, y otro no sabe

    en qu tener fe. Se tiran de las greas, y no consideran que hay tres especiesde fe, segn el origen de sta sea el Conocimiento, el Deseo o la Estolidez. Lafe que procede del Conocimiento, no necesita prueba: es la conviccin ntima,el mismo poder del Conocimiento. La fe que procede del Deseo, estcaracterizada por el propio deseo, pues el hombre se aferra a lo que desea y seimagina que es verdad la falsedad que quiere con ternura. La fe que procedede la estolidez, no puede ser otra cosa que estolidez. El amor que se origina enel Conocimiento, es verdadero; si procede del deseo de poseer, es codicia; siprocede de la estupidez, es un amor para lo que es nocivo o intil. En elmundo, lo mismo sucede con todas las cosas, y por tanto, deberase, ante todo,

    determinar su origen. Una oracin que procede del verdadero Conocimiento,es una elevacin hacia Dios, y cuanto ms se eleva uno hacia Dios, tanto msalcanza el poder de ejecutar lo que desea. Una oracin que procede del deseode poseer algo, es fanatismo cuando se dirige al Dios del Universo, pues nadiepuede afectar ni aconsejar a Dios: semejante oracin no puede ser eficaz sinoen cuanto incita a otras criaturas, ya visibles, ya invisibles, a prestar ayuda.

    Una oracin que procede de la estolidez, es una peticin por aquelloque, si se consiguiese, sera intil o nocivo. De esta manera se pueden aplicara cada cosa estas tres formas de origen.

    Estas tres cualidades, empero, se hallan generalmente mezcladas encada cosa, y por tanto, la cuestin es conocer qu cualidad predomina.CuandoRajas y Tamas han sido vencidos (es decir, cuando la codicia y laignorancia han sido subyugadas), prevalece Sattwa (el conocimiento de laVerdad); cuando lo han sido Rajas y Sattwa, predomina Tamas y Rajascuando Tamas y Sattwa han sido subyugados. (Bhagavad Gt, XIV, 10).Tamas es la oscuridad espiritual; Rajas es el fuego del deseo. Cuando labrillante luz del conocimiento resplandece en todas las puertas del cuerpo,entonces puede conocerse que Sattwa est en su apogeo. (Bhagavad Gt,

    XIV, 11).

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    CAPTULO IV

    BRAHMA

    Ahora que hemos bosquejado ligeramente los rasgos principales de ladoctrina del Bhagavad Gt, permtasenos considerar ms detenidamentealgunos puntos especiales de la misma. Muchos fieles cristianos tratan los

    libros de los indos de la misma manera que los incrdulos tratan la Biblia. Serechaza lo que no se conoce, porque se forma de ello un concepto errneo;pero si se llega a conocer la verdad que hay en una cosa, sta es entoncescomprensible. La duda tiene siempre su origen en la ignorancia, y es el mayorobstculo para el conocimiento de la Verdad. Es una proteccin contra elerror, pero es tambin el enemigo del Conocimiento. Para el hombreentregado a la duda, no existe la felicidad, ni en este mundo, ni en el prximo,ni en otro alguno. (Bhagavad Gt, IV, 40). El que quiere conocer una cosa,tiene que abandonar toda fe ciega y toda duda, y penetrar en el espritu de lacosa; pero no aferrarse a la letra muerta. Entonces, criando ha aprendido a

    conocer la cosa de que se trata por medio de una investigacin exenta de todapreocupacin, estar en estado, segn el grado de su percepcin, de juzgar dedicha cosa. Las enseanzas contenidas en el Bhagavad Gt y las que en losVedas se refieren a ellas, han procedido del conocimiento de s mismo de losSabios. Mas slo los que han alcanzado este conocimiento de s tienen elderecho de juzgar de su existencia. El camino a este conocimiento estsealado en el Bhagavad Gt, y cientficamente explicado por Sankaracharya.(Sankaracharya, Atma Bodha y Tattva Bodha). Si hay, adems de lafuente ordinaria de la investigacin, la cual descansa en las deducciones y en

    las observaciones exteriores, otra fuente mejor para conocer la Verdad, asaber, el conocimiento directo de la misma por su manifestacin propia en lanaturaleza humana superior, slo pueden saber algo preciso acerca de elloaquellos en quienes esta naturaleza superior ha llegado a la conciencia y alconocimiento de la Verdad. Si el ideal se realiza en el hombre, puede elhombre dar testimonio de l. El testimonio de los ignorantes respecto a unacosa de que nada saben, no tiene ningn valor, porque no procede delConocimiento (Sattwa). Cmo podra probarse a un hombre que Dios se hallaen su naturaleza interior, si l no es capaz de percibirlo?. Si se lograse hacerle

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    creer esto, no se hara ms que aumentarle su presuncin, porque no sabra

    distinguir entre el yo inferior ilusorio y el verdadero Yo de todas las cosas. Portanto, se dice tambin: Gurdese el hombre sabio de perturbar el nimo delos ignorantes que obran nicamente por el fruto de sus acciones. (BhagavadGt, III, 26). El que no ama ms que su personalidad no hallar la Verdad.

    Del examen de la constitucin del hombre, resulta que tiene unainteligencia espiritual superior (Buddhi Manas) y otra animal, inferior (Kama-Manas). En los escritos ocultos, stas son comparadas al Sol y a la Luna.(Bhagavad Gt, VIII, 25). Del mismo modo que la Luna no produce ningunaluz propia, sino que su luz es slo una reflexin de la luz del Sol, as la luz dela inteligencia del hombre terrestre no es ms que una reflexin de la Luz

    divina de la Sabidura, la cual desciende del Hombre celestial; y del mismomodo que la luz del sol produce sombras fantsticas entre las montaas, loscrteres y los valles de la luna, as en la parte terrenal de la mente, cuya parteest extraviada por las pasiones perversas y sujeta a deseos personales, lareflexin de la luz de la verdadera Razn causa ideas fantsticas, quimerascientficas y errores de toda especie. Supongamos, empero, que haya unhombre que est despierto slo de noche y que duerma de da; para l la luz dela luna ser la mejor del mundo, y sera tan difcil convencerle de la existenciadel sol, como lo es probar a la inteligencia animal del hombre la existencia de

    la luz del verdadero Conocimiento.En la mstica cristiana, la verdadera luz celestial es el Redentor, el Hijoespiritual de la Sabidura; la inteligencia humana iluminada de lo superior, esLucifer, el Iluminador; y la mente que se adhiere a lo terrestre, es la Tierra uOscuridad, en la cual se produce la reflexin de la luz de la Sabidura pormediacin del Iluminador (la Intuicin). As como la luna alumbra a la tierra,del mismo modo vuelve a reflejarse la luz de la tierra sobre la luna. Por estamezcla de la luz del pensamiento terrestre con la Intuicin (cuya mezcla seefecta tambin en el microcosmo) se oscurece la percepcin clara. De laparte ligada a la tierra se alzan unas nubes que cubren el cielo. La fantasa, lo

    mismo que el guila, se eleva sobre las nubes y goza de la luz, mientras latierra est en la oscuridad; pero no encuentra all ningn punto en que pararse.Por el contrario, el hombre perspicaz, cuya mirada libre no est ofuscada porel egosmo, recibe su instruccin por medio de la luz de la intuicin. Ms haytambin algunos otros hombres que, por grandeza espiritual, se elevan muypor encima del error y de la ilusin y perciben la Verdad, porque ha salido enellos el sol de la percepcin. Tales hombres son llamados Sabios oMahatmas (demaha, grandes, yatma, Alma).

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    La doctrina de estos Sabios, la que se dice, con razn, que procede de

    Dios, como que se origina en el conocimiento de s que se ha despertado enellos, se llama Ciencia de la Sabidura (Filosofa) y forma la base de todos losgrandes sistemas religiosos del mundo. Se llama tambin Doctrina Secreta,no tanto porque no se quiera comunicar a todo el mundo, sino porque no escomprensible para todos. La Luz espiritual no se puede percibir con lalmpara del estudiante ni con una vela de iglesia: se percibe tan slo con supropia luz.

    Esta doctrina es tan antigua como la especie humana. Cuando los Hijosdel Cielo vieron que las Hijas de la tierra eran hermosas, se casaron conellas; es decir, cuando las formas humanas terrestres estaban suficientemente

    desarrolladas para servir de moradas a los Hombres celestiales, stos lestrajeron como regalo de bodas la Ciencia divina Brahma (el Divino) laense a Vivaswat (el Sol, Smbolo de la Sabidura); Vivaswat la ense aMan (el Pensador); Man la ense a Ikshwaka (el antecesor de la razahumana). (Bhagavad Gt, IV, 1). Pero en el transcurso de los siglos se fueperdiendo, a medida que el pensamiento inferior iba adquiriendopreponderancia y desapareca la Percepcin superior.

    Esta doctrina nos informa, entre otras cosas, de que en la evolucinespiritual del mundo, imperan leyes analgicas a las del mundo material. As

    como en lo exterior todo se mueve en crculo, o mejor dicho, en espiral sin fin,as como la tierra gira alrededor del sol, y por el movimiento de ste, esllevada siempre en movimiento espiral por el espacio universal; as como sesiguen el sueo y la vigilia, el da y la noche, el verano y el invierno, delmismo modo en el progreso de la humanidad por el camino del conocimientode la Verdad hay perodos de iluminacin y perodos de oscuridad. En cercade 25.000 aos, el sol, con los planetas que lo acompaan, pasa por los signosdel zodiaco; los mundos aparecen y desaparecen y la duracin de semejanteperiodo se calcula en 4.320.000.000 de aos. Los hombres, las naciones, ytambin, partes enteras del mundo, tienen su nacimiento, niez, juventud, edad

    madura, vejez y muerte. Los periodos de ruina siguen a los periodos dedesarrollo, as como al flujo sigue el reflujo. Pero si en su descenso espirituallos hombres llegan a cierto punto, entonces aparece un salvador (Avatar) entrelos hombres para conducirlos de nuevo al verdadero camino. Siempre ycuando languidece el Dharma (la rectitud) y reinan triunfantes el desorden yla injusticia, me doy nacimiento a M mismo, encarnndome de esta suerte deedad en edad para la defensa de los justos, para la destruccin de los malvadosy para el restablecimiento de la Sagrada Ley. (Bhagavad Gt, IV, 7, 8).

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    Los hombres insensatos, desconociendo mi naturaleza suprema, Me

    desprecian, con todo y ser, el Soberano Seor de todas las criaturas, cuandoestoy revestido de una forma humana. Faltos de esperanza, faltos de accionesy privados de sabidura y de sentimiento, tales hombres participan de laengaosa naturaleza de los Rakshasas (demonios) y de los Asuras(elementales). (Bhagavad Gt, IX, 11, 12). Siendo as que los impos noperciben lo divino en semejante salvador, se sigue que slo aquello que esdivino en el hombre puede percibir lo divino en otro. El hombre ha de teneramor para saber lo que es el amor, y de igual modo ha de tener santidad en smismo para saber lo que es la santidad.

    Semejante Avatar fue Krishna. La narracin de su nacimiento, etc., se

    halla repetida en la del Nuevo Testamento, se encuentra descrita tambin enotras alegoras religiosas con ms o menos variaciones. No es nuestropropsito investigar hasta qu grado es histrico el hecho en que se basa esto,sino sealar el hecho de que tenemos que distinguir en Krishna, lo mismo queen cada hombre, entre el Hombre divino y el hombre terrestre, entre el Sercelestial y la persona en la cual est encarnado y a la cual cobija. Krishna (oCristo) como Verbo (Logos) es otra cosa de lo que es cuando se considera slosu apariencia personal, y en esto est la clave para explicar el misterio que esincomprensible para todos los que no han aprendido a distinguir entre lo

    eterno y lo transitorio, y de cuya ignorancia han procedido innumerablesdisputas teolgicas.No podemos medir lo que pertenece al supramundo con la medida de

    nuestro pequeo mundo. Es preciso que distingamos al Hombre-Dios de laapariencia personal en que se manifiesta, del mismo modo que distinguimos laluz del sol de la planta que ella construye con la ayuda de los elementosmateriales. La luz del sol es tan slo una, pero las plantas son muchas, y segnlas cualidades de las mismas, producen diferentes flores, da el color blanco allirio y el rojo a la rosa, y acta sobre cada una con todas sus fuerzas, sin quepor esto toda la luz del sol en el mundo est encerrada en una sola planta. As

    tambin puede el gran Espritu del universo manifestarse con todos suspoderes en un Buddha, un Avatar o un Iluminado, sin que por esto el Dios delUniverso se oculte en una persona y prive a todo el resto del universo de suomnipresencia. El Adepto o Mahatma es como otra planta de la humanidad,slo que es un espcimen muy raro. Es la encarnacin de un rayo de la Luzeterna en el cual se hallan todas las fuerzas de la Luz. Una eterna porcin deM mismo, emanada de M, anima el mundo de los seres vivientes, y atrae lamente y los otros cinco sentidos que residen en la Naturaleza (Prakriti).

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    (Bhagavad Gt, XV, 7).

    Es, por tanto, algo totalmente diferente el considerar la historia de unapersonalidad que ha aparecido en la tierra, y el considerar la historia del sercelestial encarnado en tal personalidad. La apariencia exterior es tan slo elsmbolo del ser, al cual sirve de instrumento.

    Los sucesos interiores y espirituales se hallan reflejados y representadosen la naturaleza visible. El sol que vemos es el smbolo visible del invisibleSol espiritual en el reino del Espritu, el smbolo de la Deidad que sale todoslos das para los hombres y en la tarde vuelve a desaparecer. El sol permanecesiempre el mismo, pero nosotros cambiamos nuestra posicin respecto a l.No nace ni muere, pero nos aproximamos a l durante una parte del ao y nos

    alejamos de l durante la otra. Nuestro alejamiento nos trae el invierno con sussufrimientos; nuestra aproximacin, la primavera con su alegra. As la mitadinvernal del ao simboliza la vida en lo material, y la mitad estival la vidaespiritual. Cuando llega el solsticio de invierno, y comienza la tierra aacercarse de nuevo al sol, se celebra la alegre fiesta de Navidad, y se dice:Cristo ha vuelto a nacer. Pero cuando en la primavera, la fuerza del sol hadominado al invierno, se celebra en la Pascua la fiesta de la Resurreccin, lavictoria del Espritu sobre la Materia.

    Los smbolos no son invenciones caprichosas de la fantasa. No tendran

    ninguna significacin si no existieran los hechos que representan. Tambin enla vida espiritual del mundo hay da y noche, periodos en que se aproxima elespritu de la Tierra al Sol de la Sabidura; y otros durante los cuales se alejade l. Hay das de creacin durante los cuales el Espritu del mundo trabajacon sus fuerzas en la naturaleza, y noches en que descansa retirado en smismo. En la Doctrina Secreta, se llama Manvntaras a estos das, y laduracin de uno de stos con su crepsculo correspondiente, lo mismo que elde la noche, es, segn se declara, de 4.320.000.000 de nuestros aos. (H. P.

    Blavatsky, La Doctrina Secreta, Vol. II). Pero dentro del gran movimientocircular tienen lugar otros movimientos pequeos circulares o espirales, y

    cuando se va perdiendo la Sabidura entre los hombres, entonces, parasalvarlos, aparece una de esas flores raras, un Maestro de Sabidura, unSalvador del mundo. Todos proceden de Dios, y en cierto sentido, Dios es elque est encarnado en ellos y el que ensea por ellos. Su doctrina no es comolas de nuestros sabios, una aglomeracin de conjeturas y opiniones, ni ha sidoinventada por ellos. Es la Verdad misma, que, habiendo llegado en ellos alconocimiento, habla por medio de ellos. Por lo mismo, dice tambin Jess deNazareth en la Biblia: La palabra que habis odo no es ma, sino del Padre

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    que me envi. (San Juan, XIV, 24). Los judos de aquel tiempo le entendan

    tan poco como los judos le entienden hoy en da; porque la razn que seapega a lo material, no puede discernir entre el Yo celestial y el yoterrenal. Por lo tanto, esta doctrina es tambin secreta para todos los que noson cristianos, es decir, para todos los que no se han elevado por encima delmar del error a la Luz del Conocimiento.

    El hombre, tal como le vemos todos los das, puede ser comparado a unpez cuyo elemento es el agua. Puede saltar en el aire, mas no puede vivir en l:vuelve inmediatamente a caer en el agua. As tambin el hombre terrenal tienemomentos en que la iluminacin divina le penetra como un relmpago, y en lacual puede levantar la cabeza hasta la luz de la Verdad; pero muy pronto

    vuelve a caer en el reino de la ilusin, y slo los Hombres divinos que handominado este reino pueden respirar y vivir en dicha luz. Ellos viven en Diosy Dios vive en ellos. Ellos y el Padre son Uno. (San Juan, XIV, 2). Aquellosque, unidos mentalmente conmigo, Me conocen como Adhibhta (Seor delos seres), Adhidaiva (Seor de los Dioses), y Adhiyajna (el SupremoSacrificio), Me conocen en realidad cuando suena la hora de su muerte.(Bhagavad Gt, VII, 30).

    Ms, Qu es lo que el hombre alcanza con esto?. Ciertamente no es laconciencia de un ser diferente de l, sino que se despierta a la conciencia de su

    propia existencia divina, del mismo modo que un hombre que ha languidecidomuchos aos en un calabozo oscuro, tiene, al ser puesto en libertad, plenaconciencia de ella. No slo est libre, sino que se encuentra en la libertad y lalibertad est en l. Cuando llegamos al conocimiento de Brahma, encontramosque nosotros mismos somos Brahma. Nosotros estamos en Todo y Todo esten nosotros, y all cesa el concepto de la personalidad, de la separacin ode la limitacin. Sankaracharya llama esta condicin Satchitanandam, esdecir, la condicin de la santidad, que consiste en el conocimiento de laverdadera existencia divina. As como un zapatero es zapatero mientras siguesu profesin, y sin embargo, es tambin hombre, y cuando abandona su

    profesin cesa de ser zapatero, mas no de ser hombre, del mismo modo elhombre en su interior es Brahma, y cuando ha llegado a este conocimiento, yano se dice a s mismo: Yo soy este o aquel hombre, sino que desaparece ensu conciencia el yo y el t, lo tuyo, y lo mo. Es todo y reconoce atodo en s mismo. Ha vencido a la ilusin de la existencia, y est libre. Comoque l ha alcanzado el conocimiento del Todo, las distinciones no le sirven denada. Las distinciones proceden de la ignorancia y sirven para alcanzar elconocimiento de las cualidades del Todo. Donde se reconoce uno como unido

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    al Todo con sus cualidades, no queda ya nada que distinguir en la esencia de la

    Unidad. El es el Espectador tranquilo que no es afectado por el mundo delos fenmenos, que se mueve en su naturaleza. Los mundos aparecen ydesaparecen en l, mas esto no le afecta a l. Aquel que conoce la naturalezaespiritual y la material juntamente con sus cualidades, sea cual fuere lacondicin en que viva, deja de estar sujeto al renacimiento. (Bhagavad Gt,

    XIII, 23).

    Deja de estar sujeto al renacimiento, es decir, no est ya sujeto a laley de necesidad, que obliga, al que no ha llegado al verdadero conocimientodivino, a volver siempre al teatro de la vida a fin de aprender ms; pero noest excluido de reencarnarse libremente para el bien de la humanidad, a fin de

    ensear a los hombres el camino perdido de la salvacin.Uno de tales salvadores fue Gautama Buddha, es decir, el Iluminado,

    y el describe la situacin en que se encontr al alcanzar la iluminacin, delmodo que sigue: Dirig la mente hacia el conocimiento de formas anterioresde existencia. Record muchas diferentes formas de existencia: una vida,luego