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LOS SANTOS DE VRAJA

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Historias de la vida de diferentes Santos que han resisiso en Vrindavana, donde Sri Krishna realiza sus pasatiempos eternos..

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Page 1: Los Santos de Vraja

LOS SAN-TOS

DE

VRAJA

Page 2: Los Santos de Vraja

Dr. O.B.L.Kapoor

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Page 3: Los Santos de Vraja

INDICE

PREFACIOCAPITULO ISri Nandakisora Dasa Gosvamipada

CAPITULO IISri Haridasa Baba Ji

CAPITULO IIISri Jaikrsna Dasa Baba Ji

CAPITULO IVSri Krsna Dasa Baba Ji

CAPITULO VSri Srikrsnadasa Baba Ji

CAPITULO VISri Nityananda Dasa Baba Ji

CAPITULO VIISri Madhusudana Dasa Baba Ji

CAPITULO VIIISripada Navakisora Gosvami ySripada Locanananda Gosvami

CAPITULO IXSri Jagannatha Dasa Baba Ji

CAPITULO XSri Gaurakisora Siromani

CAPITULO XISri Gauracarana Dasa Baba Ji

CAPITULO XIISri Lala Babu

CAPITULO XIIISri Sanehirama Ji

CAPITULO XIVPisi Ma Gosvamini ySri Gopesvara Gosvami

CAPITULO XVGaura Dasa Baba Ji

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Page 4: Los Santos de Vraja

CAPITULO XVISri Radharamana GosaBhagavata-Bhusana

CAPITULO XVIISri Jagadisa Dasa Baba Ji

CAPITULO XVIIIPandita Sri Ramakrsna Dasa Baba Ji

CAPITULO XIXSri Manohara Dasa Baba Ji

CAPITULO XXSri Madhava Dasa Baba Ji

CAPITULO XXISri Jagannatha Dasa Baba Ji (Barasana)

CAPITULO XXIISri Pranakrsna Dasa Baba Ji

CAPITULO XXIIISri Manasinha Rajavata

CAPITULO XXIVRajarsi Sri Banamali Rajabahadura

CAPITULO XXVSri Krsna Caitanya Dasa Baba

CAPITULO XXVIEl Baba Ji Ciego de Madanatera

CAPITULO XXVIISri Gauranga Dasa Baba Ji

CAPITULO XXVIIISri Krsnaprema (Ronald Nixon)

CAPITULO XXIXSri Gauragovinda Dasa Baba Ji

CAPITULO XXXSri Sacinandana Dasa Baba Ji

CAPITULO XXXISri Avadha Dasa Baba Ji

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Page 5: Los Santos de Vraja

CAPITULO XXXIISri Gopala Dasa Baba Ji

CAPITULO XXXIIISri Harigopala Gosvami

CAPITULO XXXIVSri Ramakrsna Dasa Baba Ji

CAPITULO XXXVSri Radharamana Dasa Baba Ji

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PREFACIO

Todo aquel que tome este libro se sorprenderá, pues va a tener un vislum-bre del mundo espiritual sobre el cual quizás nunca oyó ni soñó. Un vislumbre que es tanto conmovedor como emocionante y ciertamente allende toda descripción. Pues los santos de Vraja han realizado y adorado a Dios, no en Su aspecto ordi-nario de Creador y Controlador del universo; como el mero dispensador de dádivas o justicia, sino en Su aspecto más elevado de Amor y Dulzura (madhurya) en el cual El no Se irrita ni frunce el ceño en mérito a nuestras faltas y debilida-des, sino que nos ama y nos adora pese a todas nuestras imperfecciones, si tan solo Lo amamos. Un aspecto en el cual El nos anhela tanto como nosotros Lo anhelamos a El; nos ama tanto como Lo amamos; nos necesita tanto como nosotros Lo necesitamos. Un aspecto en el cual El es más natural que sobrenatural, más humano que sobrehumano, en el cual El posee todas las debilidades y deslices de los seres humanos, aunque, paradójicamente, los mismos Lo embellecem y se suman a Su dulzura y perfección, en vez de mermarla, pues los mismos no brotan de nin-guna debilidad inherente a El, sino de Su naturaleza Amorosa y Su amor por aque-llos que Lo aman. ¿Podría El ser tan dulce si no poseyera estas debilidades, pese a que El es el Amo del universo; al codiciar la leche y mantequilla de las lecheras de Vraja, acaso no robó un botín para satisfacer Su codicia y no mintió por temor a ser castigado por madre Yasoda?

Su dulzura (madhurya) es realzada por el hecho de que pese a ser el crea-dor, sustentador y destructor del universo, El Se vanagloria en Vraja de ser el hijo de Nanda y Yasoda, de nombre Krsna, mas llamado también con diversos otros nombres, somo ser Kaniya, Kanai, Kanu, Gopala y Govinda, en mérito al afecto. El estilo de Su ropa, que es similar a la de un pastorcillo, la pluma de pavo real que Le gusta usar en Su corona y Su flauta, son todos emblemas de Su dulzu-ra (madhurya) y no de dominio (aisvarya). Su dominio (aisvarya) es eclipsado por Su dulzura (madhurya) hasta un punto tal, que El ni siquiera es consciente de ello. Y así es como debe ser, pues el más alto despliegue del Priti o Amor solo es posible cuando ni Krsna ni Sus devotos son conscientes de Su divinidad.

El madhurya de Krsna se halla inseparablemente conectado con Su naturaleza como Rasa o sabor trascendental. El Taittiriya Upanisad (Ananda Valli, 7) des-cribe a Krsna como Rasa. Krsna no sólo es la personificación del Rasa, El es también Rasika, o el supremo disfrutador del Rasa. Como Rasa, El es el objeto más elevado de gusto; como Rasika, El es el mayor disfrutador del Rasa. Su hla-dini sakti, la potencia que causa bienaventuranza, es el origen último del Rasa. La hladini sakti que reside en Krsna Le permite disfrutar svarupananda, o la bienaventuranza inherente a Su propio ser; la hladini sakti que reside en el co-razón de Sus devotos, deseosos de servir a Krsna, asume la forma de Krsna-priti o el amor por Krsna, el cual es mucho más agradable a Krsna que Su svarupananda (Jiva: Priti Samdarbha, p.62).

Sri Jiva Gosvami pregunta ¿cómo es que la propia hladini sakti de Krsna Le brinda una mayor felicidad cuando habita en el corazón de Sus devoto? El lo ex-plica refiriéndose al ejemplo de la flauta y el ejecutor de la misma. El ejecu-tor de flauta emite un sonido de silbido, exhalando aire de su boca, cuando so-pla el mismo aire dentro de la flauta y lo hace pasar a través de sus diferentes orificios, produciendo un sonido melodioso que es mucho más placentero para él que el sonido de silbido producido sin la ayuda de la flauta. Similarmente, la hladini sakti posee un sabor que le es propio, que es dulce más allá de cual-quier descripción, cuando mora en Krsna, mas su dulzura se realza mil veces cuando es implantada en el corazón de Sus devotos. Por consiguiente, El siempre implanta la hladini sakti en los corazones de los devotos que desean Servirlo. (Priti Samdarbha, p.65)

Ello explica la forma en que Krsna en Su aspecto madhurya -en el cual El ingresa en una relación amorosa e íntima con Sus devotos, más libremente que en Su aspecto asivarya-, realiza completamente Su naturaleza de Rasa. Ello explica asimismo Su eterno sub-servicio a Sus devotos, como se desprende claramente del sloka Bhagavata, en el el cual El expresa, "Pese a ser libre en todos los as-

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pectos, Yo soy sub-sirviente de Mis devotos, como si no poseyera ninguna liber-tad en absoluto" (Bh. IX. 4.68). "En las biografías de los santos de Vraja, ha-llamos numerosos casos en relación a la total dependencia de Krsna y Su volunta-rio sub-servicio a ellos".

Cabe consignar sin embargo que lo que se acaba de expresar se refiere al Krsna de Vrndavana y no al Krsna de Mathura o Dvaraka. Krsna en Su aspecto más elevado, en el cual Su madhurya es completamente exhibida, es el Krsna de Vrnda-vana. El Krsna de Mathura o de Dvaraka no es el mismo que el Krsna de Vrndava-na, sino Su manifestación parcial denominada Vasudeva. Es imposible concebir a Krsna con la pluma de pavo real en Su corona y una flauta en Sus manos, en nin-guna otra parte. El hecho de que Krsna en dicha forma esté inseparablemente unido a Vrndavana, lo evidencia la circunstancia de que Radha, para quien in-cluso un momento de separación de Krsna es insoportable, no gusta de Encontrarlo en Kuruksetra, donde El aparece como Rey con Su séquito y no como pastorcillo con Su flauta. (Caitanya Caritamrta, Madhya, 1.72-73)

Siendo una manifestación de la svarupa-sakti o energía intrínseca de Krsna, Vrndavana es una parte de El Mismo. Consiste, al igual que El, en los atributos de existencia (sat), inteligencia (cit) y bienaventuranza (ananda) y se diferencia del mundo material, que es una manifestación de Su maya-sakti de energía extrínseca. Es el sitio adecuado para que Krsna more, porque así como Krsna es la manifestación más elevada de la Divinidad, Vrndavana es el Dhama más elevado (morada de Dios). Excede a todos los otros Dhamas en grandeza (aisvar-ya) y dulzura (madhurya); mas su aisvarya es completamente eclipsada por su madhurya, de modo que todo allí asume una forma que es dulce más allá de cual-quier expresión.

El Vrndavana celestial posee su réplica en la tierra, en la forma del Vrndavana geográfico, conocido como su prakata prakasa o forma manifiesta.

Aparenta ser parte del mundo material en mérito a nuestra visión colorida, mas en esencia es idéntico a su contraparte celestial. Si pudiéramos observarlo con visión espiritual, indudablemente aparecería en su forma verdadera (C.C., Adi. 5.20-21). Los devotos, que llegan a la devoción más elevada (siddhavastha) son bendecidos incluso en la actualidad con la visión del Lila divino de Krsna con Sus parikaras (asociados) mientras permanecen en este dhaman, en sus cuerpos actuales, sin ser transportados a ningún otro dhama o nivel de existencia, como lo testifican ampliamente las biografías de los devotos de Vraja.

El más alto logro devocial es obtenible a través del bhakti espontáneo o raganuga, que es usualmente practicado por los devotos de Vraja. Es diferente de vaidhi o bhakti ritual. El Vaidhi Bhakti es perentorio. Consiste en la ob-servación de reglas y regulaciones o rituales como se delinean en las Escritu-ras. Está condicionado por el temor a la transgresión y es por consiguiente más mecánico y formal. En el raganuga bhakti hay un flujo espontáneo de raga o ape-go al Señor, lo cual imposibilita que el devoto siga las reglas y regulaciones del vaidhi bhakti, el cual podría describirse, al decir de Martineau, como la vida de la Ley y el raganuga bhakti como la Vida del Amor. El amor es ciego. Anhela el objeto, al margen de las normas que usualmente orientan la conducta del devoto ordinario. Emerge directamente de la potencia intrínseca del nombre y atributos del ser divino. El devoto es dirigido automáticamente hacia el Se-ñor, tal como los sentidos son dirigidos automáticamente hacia los objetos. Puede lograrse devoción aún sin conocer los mandatos escriturales, aunque el acatamiento de los mismos es necesario en la mayoría de los casos en las prime-ras etapas, cuando la mente se distrae y no existe el estado natural de compos-tura que caracteriza al raganuga bhakti. Las observaciones externas, tales como la adoración de la Sri Murti, la copartición de Mahaprasadam y el canto del San-to Nombre, están creadas para acarrear gradualmente dicho estado de compostura, distrayendo a la mente de los objetos de los sentidos, hacia los pies de loto de Krsna, y encendiendo la chispa de la devoción que yace oculta en nuestro cora-zón. Una vez que esa chispa se enciende, cesa la necesidad de observar las re-glas externas; pues la devoción es la función del alma, no del cuerpo con el cual se relacionan las reglas externas. Al asomar la función del alma, las ac-

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tividades del cuerpo y los sentidos se regulan por la actividad espontánea del alma. La transgresión de los mandatos escriturales en esta etapa no es volunta-ria, sino que se debe al estado natural del bhakti, el cual es un aspecto de la svarupa-sakti (energía intrínseca) del Señor. Si, por lo tanto, el comportamien-to de los santos de Vraja parece en ocasiones anormal, debe ser considerado con esa perspectiva.

Los santos, cuyas biografías están incluídas en este libro, vivieron hace doscientos cincuenta años. Todos ellos son Gaudiya Vaisnavas, esto es, seguido-res de Sri Caitanya, con la posible excepción de dos: Hari Dasa Baba Ji y Sanehi Rama-Ji, cuya sampradaya (secta) es desconocida.

Los santos de otras sampradayas han sido excluídos de esta obra para ser abordados más adelante, de ser posible, en un tratado independiente, en bien de la homogeneidad. Sin embargo, cabe hacer notar que los santos de Vraja han sido principalmente Gaudiya Vaisnavas, puesto que fue Sri Caitanya Mahaprabhu y Sus seguidores quienes descubrieron primero Vrndavana en el siglo XVI, luego que to-das las señales de exsitencia hubieran sido disipadas por los continuos embates de los agresores musulmanes durante siglos. Desde esa época, los Gaudiya Vais-navas han estado fluyendo continuamente de Vrndavana.

No ha sido posible ordenar las biografías cronológicamente, pues en muchos casos se desconocían las fechas exactas de nacimiento y muerte.

Respecto a la autenticidad de estas biografías, las mismas son ciertamente verdaderas, aunque por su propia naturaleza admiten la posibilidad de postularse más allá de toda duda en relación a la mente crítica que demanda evidencia fun-damental de todo, hasta para los sucesos y experiencias espirituales, para los cuales no es posible ningún tipo de evidencia. Estas biografías, al igual que la de cualesquiera santos hayan realizado a Dios, contienen milagros los cuales no pueden ser medidos con varillas científicas, galvanómetros, estadísticas y ecuaciones. Los científicos admiten incluso hoy la posible existencia de un mundo de dimensión superior, el cual no puede ser evidenciado por el método científico de apilar el conocimiento estadístico de átomos y electrones, cromo-somas y corpúsculos. Ese mundo solo puede ser evidenciado a la luz de la super-conciencia, no a la luz de la ciencia o la lógica. Para poder acceder a él, te-nemos que elevarnos a una escala superior de existencia. Luego, podemos cono-cerlo tal como es mediante el llegar a ser, no mediante lo que observa, piensa o deduce nuestra mente.

Las fuentes de las cuales se extrajo el material para estas biografías es bastante confiable. Una de las más importantes la constituye el registro descu-bierto en la forma de sucara-kirtanas. Los sukara-kirtanas son registros resumi-dos de la vida de los santos, realizados por sus seguidores, en versos benga-líes, a ser entonados conforme a la tradición Gaudiya-Vaisnava en el momento de la celebración del aniversario de su muerte, anualmente. Ciertos libros que aportan biografías breves o largas de estos santos, también están disponibles en bengalí. El más importante de los mismos es el Gaudiya Vaisnava Jivana, escrito por el propio Sri Hari Dasa, un santo siddha y erudito de renombre, publicado en 1951. Los citados, junto con el material obtenido de entrevistas a fuentes re-conocidas, han constituído principalmente los datos para estas biografías.

Las biografías de algunos santos son demasiado breves y concisas y necesi-tan ser más exploradas. Por mi parte, he registrado todo el material que estuvo a disposición, de modo que no se extraviara.

No extenderé más este prefacio, excepto para agradecer en forma breve pero reconocida, con placer, a todos aquellos que prestaron algún servicio para la publicación de este libro, servicio que ha sido prestado con amor; el reconoci-miento es una mera formalidad. No cumpliría con mi deber si dejara de agradecer el servicio prestado por ellos. Mis sinceros agradecimientos a Srimati Vedasas-tri por haber tenido la amabilidad de tipear el manuscrito y leer las pruebas y a Sri Mulkaraja Virmani, quien ha colaborado asimismo gentilmente en leer la prueba.

O.B.L.Kapoor

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CAPITULO I

Sri Nandakisora Dasa Gosvamipada

Genealógicamente, Sri Nandakisora Dasa Gosvami Prabhu, pertenecía a la séptima generación de los descendientes de Sri Nityananda Prabhu. El era el hijo menor de Sri Rasikananda Prabhu de Puruniya Pata, en el distrito Bakura de Bengala. Siendo un descendiente de Nityananda Prabhu, era, conforme a la tradi-ción Vaisnava, reverenciado por todos los Vaisnavas, ya fueran jóvenes o viejos, ricos o pobres, grhastha (jefe de familia) o tyagi (quien ha renunciado al mun-do). Esto hería sus sentimientos porque como Vaisnava genuino, desde su niñez se consideraba a sí mismo como el más bajo de los más bajos; además, le creaba un serio problema, como sadhaka. (1) El quería hacer bhajana (2), bajo la guía de una persona que hubiera realizado a Krsna, mas nadie estaba preparado para acep-tarlo como discípulo o alumno. ¿Cómo podía alguien aceptar a un descendiente de Nityananda y un Acarya de nacimiento, como su alumno?

Otra de sus dificultades se refería a la antigua tradición familiar. Por tradición, los descendientes de Nityananda Prabhu se casaban y daban diksa (man-tra) a la gente. La fuente principal de sus ingresos eran las ofrendas hechas por los discípulos. Los padres de Nandakisora querían que él siguiera la tradi-ción familiar, pero Nandakisora había decidido permanecer célibe durante toda su vida y no dar diksa a nadie, hasta que él mismo hubiera realizado a Krsna.

Cuando sus padres iniciaron las negociaciones para su casamiento, Nandaki-sora se encontró en una encrucijada, en el sentido de si debía obrar conforme al deseo de sus padres o renunciar tranquilamente al mundo e ir a Vrndavana y, sin revelar a nadie su identidad, iniciar el sadhana bajo la guía de un siddha mahatma (un conocedor del bhajana). Eligió la última opción.

Se retiró furtivamente de su casa, fué a Vrndavana y comenzó a hacer el bhajana bajo la guía de Sri Visvanatha Cakravartipada, una celebridad de la Cai-tanya-sampradaya de su época. Por algún tiempo, nadie se enteró que era un des-cendiente de Nityananda Prabhu.

Su madre estaba sumamente afligida. Ella envió a cantidad de personas, en todas direcciones, para que fueran en su busca. Uno de ellos llegó a Vrndavana. El le reveló su identidad a Visvanatha Cakravarti y le confió el pedido de su madre, en el sentido de que volviera al hogar y se casara.

Visvanatha Cakravarti dijo a Nandakisora Prabhu, "Has cometido una ofensa al esconder tu identidad, mas me aceptaste como tu siksa-guru. ¿Si te solicito el guru-daksina, me lo concederás?" (3)

"¿Porqué no? Ten la amabilidad de decirme, ¿qué daksina debo conceder?""En mérito a mi daksina, debes regresar al hogar y casarte".Nandakisora tuvo que obedecer. Regresó al hogar y se casó. También le na-

ció un hijo. En 1872, regresó nuevamente a Vrndavana. Esta vez llevó consigo las imágenes de Sri Nitai-Gauranga y Las instaló en Srngaravata (4) donde se adoran hasta la actualidad. El Rajab de Jodhapura estaba sumamente impresionado por la devoción y sabiduría de Nandakisora Prabhu.- Le regaló una considerable extensión de tierra y propiedades en Vrndavana, que es empleada en el servicio a las Deidades.

Nandakisora tenía un discípulo y sirviente llamado Bhandu, quien se encar-gaba de apacentar las vacas. 'Bhandu' significa literalmente simplón. La gente lo llamaba así no tanto porque no era muy sagaz sino porque no era inteligente en el sentido material. Era puro de corazón y libre de todo vicio o hipocresía. Era crédulo como un niño, tanto, que creía fácilmente en todo lo que le decían. Solía ir cada mañana a Bhandiravana, el bosque al otro lado del Yamuna, a apa-centar las vacas. Alguien le había dicho que Nandalala (Sri Krsna), el hijo de Nanda iba a Bhandiravana con los demás pastorcillos a apacentar las vacas. Se regocijó pensando que algún día conocería a Nandalala y se haría amigo Suyo. En-tonces cantaría, bailaría y jugaría con El y los otros pastorcillos.

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Su ansiedad por conocer a Nandalala fue en aumento. Sollozaba y lloraba por El, ¿Cómo podía Nandalala, quien por naturaleza es amoroso y gentil ignorar el llanto de un chico de corazón simple, tan intensamente consagrado a El? El también Se puso igual de ansioso por conocerlo.

Entonces, Se apareció delante suyo un dìa con Su grupo y un rebaño de va-cas. Bhandu se convirtió en un buen amigo de Nandalala. Cada día Le llevaba cosas buenas para comer, las cuales El disfrutaba con Sus compañeros de juegos.

Un día, cuando Bhandu salía del templo para apacentar a las vacas, Nan-dakisora Gosvami lo vió transportando un bulto sobre su cabeza.

"¿Qué llevas Bhandu?" -le preguntó."Llevo provisiones para Dala-bati, (5) para Nandalala y Sus amigos" -re-

plicó Bhandu sonriendo."¿Dala-bati para Nandalala?""Sí, para Nandalala""¿Qué Nandalala?""Nandalala, el que toca la flauta, que viene a Bhandiravana para pastorear

las vacas"."¡Nandalala, el que toca la flauta! Dime ¿qué aspecto tiene, cuál es el

color de su cuerpo, y qué usa?"."¡Oh, es sumamente apuesto! El color de Su cuerpo es azul brillante. Usa

una ropa amarilla alrededor de Su pecho y una guirnalda de flores alrededor del cuello. Una corona con plumas de pavo real adorna Su cabeza. El siempre sonríe de modo encantador. ¡Oh, Sripada! No puedo describir lo apuesto que es".

Sripada no podía creer lo que decía Bhandu, mas tampoco podía dejar de creerlo, porque sabía que Bhandu era incapaz de decir una mentira.

Dijo, "Muy bien, Bhandu, invita a Nandalala y Su grupo a una fiesta de Da-la-bati en mi nombre, aquí en Srngaravata. ¿Crees que vendrá?".

"Sí, ¿porqué no? Lo traeré mañana" -dijo Bhandu confiado.Al día siguiente, cuando se dirigía a Bhandiravana, meditaba constantemen-

te en la reacción que tendría Nandalala ante la invitación. "¡Oh, qué feliz se pondrá! Mas cuando le transmitió la misma, El respondió prontamente, "No Bhandu, no iré a Sripada".

"No, Nandalala, tienes que ir. Se lo he prometido" -dijo Bhandu, con el rostro enrojecido por la ansiedad, pues era una afrenta no sólo hacia él, sino también hacia su guru.

"No, no iré. ¿Qué tengo Yo que hacer con Sripada?" -replicó Nandalala ta-jante.

El pobre Bhandu nunca imaginó que Nandalala pudiera ser tan descortés y provocador. Al fin y al cabo, solo le había hecho un pedido simple y él tenía todo el derecho de pensar que El accedería prontamente. Mas no fue así. El co-razón de Bhandu estaba roto. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. No tenía palabras para expresar su sentimiento. Pronto separó sus vacas de las de Nanda-lala y comenzó a apartarse de El.

Nandalala se conmocionó. "¿Qué haces Bhandu?" -preguntó."Me voy. Si Tú no tienes nada que hacer con Sripada, mi guru, ¡yo no tengo

nada que hacer Contigo!".Esto fue demasiado para Nandalala. ¿Cómo podría tolerar que Bhandu se se-

parara de Su compañía? Bhandu solo se había alejado unos pasos cuando Nanda-lala gritó, "Espera, Bhandu, espera. ¡Escucha, escucha!" ¿Cómo podía Bhandu detener-se y escuchar? El apresuró sus pasos, pero Nandalala no le permitiría irse. Co-rrió tras él.

¡Qué extraño! ¡Nandalala, que reina sobre el universo, sobre Brahma, Vis-nu, Siva e incontables dioses más, corre detrás de Bhandu!

Nandalala es sin duda el Señor del universo. Mas El no es el Señor en Vra-ja. En Vraja es un pastorcillo revelado en recreaciones amorosas con los pas-torcillos y lecheras de Vraja. En Vraja Su aisvarya o grandeza y supremacía es completamente eclipsada por Su madhurya o amor. El es esencialmente la personi-ficación del Amor. El amor es dinámico. Nunca se satisface en sí mismo. Cuánto más amor se tiene, más se anhela. El amor de Nandalala es infinito, así es en

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consecuencia Su anhelo eterno de más y más amor por El, y Su anhelo de más y más devotos. En Sus pasatiempos amorosos con Sus devotos, El Se realiza y Se consu-ma en grado creciente como el Dios del Amor. De ahí Su famoso reconocimiento de que es el sub-sirviente de Sus devotos (Bh. 9.4.68) y por lo tanto corre de-trás de Bhandu, como si al perderlo perdiera algo que es más querido para El que Su propio ser.

Cuando Nandalala corre detrás de alguien, ¿cómo es posible que ese alguien huya? El pronto llegó hasta Bhandu y dijo con la voz entrecortada por la emo-ción: 'Bhandu, tú no me Entendiste. Yo...Yo no quise decir que no aceptaría la invitación de Sripada. Sripada es tu guru y es muy amable Conmigo. ¿Cómo podría rechazar su invitación? Quise decir que Balarama no podría ir a Srngaravata por-que es muy frecuentado por Radharani. Si Sripada viniera y arreglara aquí una fiesta, todos nosotros lo disfrutaríamos".

Bhandu se convenció de que había sido un error de su parte, puesto que no había comprendido lo dicho por Nandalala. Secó las lágrimas de sus mejillas y dijo sonriendo, "Entonces le pediré a Sripada que venga a arreglar aquí una fiesta mañana".

"Sí, por todos los medios, ¡mas dile que no traiga a nadie con él!".Al día siguiente, Sripada fue a Bhandiravana con todas las provisiones pa-

ra preparar el Dala-bati. Nandalala lo recibió muy cálida y afectuosamente. El propósito de la vida de Sripada se había cumplido. No solo tuvo el darsana de Krsna, Balarama y Sus asociados, sino que tuvo la gran fortuna de observarlos jugar y Los sirvió con una fiesta. Mas luego de la fiesta, todo desapareció. Bhandu para entonces ya se había acostumbrado a que Nandalala y Su grupo apare-cieran y desaparecieran súbitamente, pero Sripada no. Cayó al suelo desmayado.

En ese estado, oyó a Sri Krsna diciendo, "No te inquietes. Ve a casa y describe los lugares conectados con Mi lila. Obedeciendo Su orden, Sripada es-cribió dos libros: el Sri Vrndavana-lilamrta y Sri Sri Rasakalila.

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CAPITULO II

Sri Haridasa Baba Ji

El Srimad Bhagavata refiere que Sri Krsna es svayam bhagavan o el Señor Mismo. Rama, Nrsinha, Vamana y las demás encarnaciones son Sus manifestaciones parciales. Asimismo Vraja, el dhama o morada de Krsna es svayam dhama o el pro-pio Dhama, y los demás dhamas son las manifestaciones parciales de Vraja. Tal como madhurya o la belleza y dulzura de Krsna excede el madhurya de Sus manifes-taciones parciales, asimismo el madhurya de Vraja excede el madhurya de las ma-nifestaciones parciales de Vraja. No debe maravillar, por lo tanto, que el de-seo de vivir en Vraja y saborear su dulzura, emerja incluso en la mente de las otras manifestaciones de Krsna.

Hace más de doscientos años, el deseo emergió en la mente de Sri Jaganna-tha Deva de Puri. Jagannatha reside en Puri en la forma de Sri Murti (imagen). La murti depende enteramente del devoto que la sirve para el cumplimiento de su deseo. De hecho, el Señor asume la forma de la murti para poder disfrutar el servicio amoroso del devoto cuya alma está encarnada y quien puede servir al Se-ñor solo cuando El toma un cuerpo en la forma de una murti; descendiendo de ese modo al plano del devoto. El descenso del Señor en dicha forma, es tanto un ac-to de concreción individual como de misericordia. Concreción individual porque de esta forma El cumple el deseo de disfrutar el servicio amoroso del devoto, pues pese a que El es perfecto en todos los sentidos, siempre lo anhela. De mi-sericordia porque al brindar al devoto una oportunidad de Servirlo, El abre la senda para la liberación del cautiverio de Maya. La murti, aunque en todo sen-tido parezca una estatua ordinaria, es igual en todo respecto a la deidad, ex-cepto por su dependencia auto-impuesta en el devoto.

Jagannatha comenzó a buscar un devoto que pudiera Llevarlo a Vrndavana y Le prestara servicio amoroso durante Su permanencia allí. No transcurrió mucho tiempo hasta que descubrió a Haridasa, un santo consagrado, que practicaba el sadhana en las riberas del Yamuna, y lloraba día y noche por Su darsana. (1) Ja-gannatha luego Se apareció delante suyo. El se fascinó tanto por la belleza de Jagannatha que se quedó mirándoLo, mas no pudo hacerlo mucho tiempo y cayó des-mayado. Jagannatha colocó amorosamente Su mano sobre su cabeza para traerlo de vuelta a la conciencia. En cuanto recuperó la conciencia, cayó a los pies de Jagannatha, Quien expresó, "¡Haridasa! Estoy complacido con tu devoción y anhelo tu servicio amoroso. Vé a Jagannatha Puri. Este año, en el mes de asadha, se cambiará la imagen de Jagannatha. Tú has de traer la vieja imagen a Vrndavana, instalarla aquí y servirla".

Así diciendo, Jagannatha desapareció. Haridasa se apenó tanto ante Su desparición que volvió a quedar inconsciente. Al recuperar la conciencia recordó la orden del Señor y se preparó para viajar a Puri.

En aquellos días no existía el ferrocarril. Haridasa fue a pie con algunos de sus discípulos, cruzando selvas y ríos y cantando alabanzas al Señor. Al lle-gar a Jagannatha Puri, se estaba festejando un gran festival. Después de treinta y seis años, con la ocurrencia de dos meses sucesivos de asadha iba a cambiarse la imagen de Jagannatha. Habían acudido millones de personas de todo el país a participar del festival y la ciudad estaba repleta de escenas de regocijo sin precedentes.

Haridasa acudió al sacerdote de Jagannatha y le solicitó la vieja imagen del Mismo. El sacerdote replicó, "No estoy autorizado a entregarla. Debes acudir al Rey".

Haridasa acudió al Rey, quien se postró delante suyo con reverencia y le preguntó qué podía hacer por él. Haridasa le refirió la orden de Jagannatha y solicitó la antigua imagen del Mismo. El rey se hallaba en un dilema. Dijo, "¡Maharaja! Jagannatha te lo ha ordenado a tí, mas a mí no me ha dado ninguna instrucción. Conforme a una antiquísima tradición, cada vez que la imagen es cambiada, la antigua es consagrada al mar. ¿Cómo he de romper esa antiquísima

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tradición sin la orden expresa de Jagannatha? Por lo tanto, este año también, la vieja imagen será consagrada al mar".

Haridasa suspiró profundamente y dijo, "Que así sea. Con la consagración de la antigua imagen de Jagannatha al mar, mi cuerpo también será consagrado a las aguas".

Haridasa hizo el voto de ayunar indefinidamente. Fue a sentarse a la ori-lla del mar, aguardando la ocasión en que se arrojaría a las aguas con la imagen de Jagannatha.

Esa misma noche, Jagannatha apareció delante del rey en un sueño y dijo: "Mi devoto recurrió a tí para pedir Mi imagen por orden Mía. No has hecho bien en despedirlo. El ahora ayuna en la orilla del mar. Vé y discúlpate con él y en-vía mi antigua imagen a Vrndavana".

El rey se llenó de temor. Se despertó de inmediato, fue a la costa del mar donde Haridasa aguardaba el momento en que la vieja imagen de Jagannatha sería consagrada al mar. Se disculpó con él con las manos juntas y le prometió cum-plir su demanda.

Tras la instalación de la nueva imagen, el Rey ordenó que las antiguas imágenes de Jagannatha, Balarama y Subhadra fueran sentadas en un carruaje apro-piado y llevadas a Vrndavana con la adecuada escolta militar. También entregó a Haridasa suficiente dinero y parafernalia para el servicio de Jagannatha en Vrn-davana.

Haridasa y sus discípulos arribaron a Vrndavana con las imágenes tras va-rios meses, deteniéndose y regocijándose en los diferentes lugares, a medida que transitaban por ellos.

Al llegar a Vrndavana, Haridasa construyó un templo para las deidades en el mismo sitio sobre la orilla del Yamuna, donde había solido vivir y Las insta-ló después de la correspondiente ceremonia. Las Deidades están allí hasta la actualidad. El sitio se llama Jagannatha Ghata. El día del Ratha-yatra, los de-votos se congregan en grandes cantidades para tener el darsana de estas Deida-des.

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CAPITULO III

Sri Jaikrsna Dasa Baba Ji

El Bhakti es una fuerza gravitacional que tiende a dos finalidades. Atrae al bhakta hacia Bhagavan y a Bhagavan hacia el bhakta. Bhagavan es atraído por el bhakta porque El degusta la bienaventuranza que fluye del bhakti en el cora-zón del bhakta, incluso más que la bienaventuranza que fluye de la naturaleza de Su propio Ser. En cuanto la flor del bhakti se abre en el corazón de un devoto, Bhagavan, -cual abeja negra-, es atraído por su fragancia. La flor del bhakti se abrió en el corazón de Baba Jaikrsna Dasa de Kamya-vana en Vraja y Krsna no pudo evitar acudir de prisa hacia él.

Jaikrsna Dasa Baba era un Gaudiya Vaisnava santo en la línea de Sri Ganga-mata Gosvamini del Gangamata Matha de Puri. Nadie sabe nada sobre su guru o el sitio al que pertenecía antes de ir a Vraja. El practicó el sadhana bajo un ár-bol en las orillas del Vimala-kunda en Kamya-vana, un bosque que ahora está par-cialmente convertido en pueblo. Era generalmente respetado como un santo de or-den elevada. Mas los pastorcillos que acudían al Kamya-vana para apacentar las vacas, a menudo lo fastidiaban. Por lo tanto, el consideró el trasladarse a un sitio más tranquilo, donde pudiera practicar el sadhana sin ser molestado, empe-ro los residentes de Kamya-vana estimaron que era un mal presagio y le constru-yeron una pequeña casita.

Baba Jaikrsna Dasa hacía japa (1) y la meditación, día y noche. Apenas si dormía un poco. Dormir y despertarse son funciones del cuerpo material. Los santos del tipo de Baba Jaikrsna Dasa, que se han elevado por encima del cuerpo y realizado su ser espiritual, ni duermen ni velan. Ellos viven en una dimen-sión superior de conciencia.

Kamya-vana en esa época se hallaba dentro del dominio del raha de Bharata-pura. El raja había tenido noticias de los logros espirituales de Jaikrsna Dasa y estaba ansioso por conocerlo, mas todos sus esfuerzos fracasaron porque Baba no se reuniría con un hombre como él, profundamente inmerso en los asuntos mun-danos.

Baba solía frecuentar la aldea para el madhukari, (2) cada atardecer. Un día, mientras se hallaba afuera, vino el raja disfrazado de granjero ordinario y se sentó a la puerta de su vivienda. Era la hora en que Baba regresaba, mas sólo había andado la mitad del trayecto cuando súbitamente se detuvo y emprendió la vuelta. Volvió a la aldea gritando, '¡Amigos! ¡Mi casa se quema! ¡Vayan a apagar el fuego!'. Los aldeanos corrieron hasta la casa de Baba y se sorprendieron al descubrir que allí no había fuego, sino que estaba el raja disfrazado de granje-ro. Con las manos juntas, le aconsejaron que no persistiera en su esfuerzo de ver al Baba contra su voluntad, pues nadie, por muy grande y poderoso que fuera podía hacer que hiciera algo contra su voluntad.

El raja se resignó a la voluntad del Baba. Volvió a su palacio sin ofen-derse, sino con el corazón cambiado. El incidente le hizo realizar la futilidad de su poder y riquezas mal habidas. Se volvió humilde y libre de todo apego mun-dano. Baba luego derramó sus bendiciones sobre él.

Baba había estado practicando la devoción por Krsna desde hacía mucho tiempo. Estaba infeliz e inquieto debido a que Krsna aún no lo había bendecido con Su darsana.

Un día, cuando su Krsna-viraha (3) había alcanzado su clímax, un conside-rable número de pastorcillos se reunió alrededor del Vimala-kunda. Los niños golpearon a la puerta de Baba. No hubo respuesta. Ellos gritaron, "¡Baba! Te-nemos sed. Danos agua". Pero Baba no escuchaba, pensaba que los niños solo ha-bían ido a molestarlo. Ellos gritaron nuevamente, "¡Oh Bangali Baba! ¿Qué bha-jana realizas? ¿De qué sirve tu bhajana si te hace tan indiferente? ¿Porqué no

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puedes salir a darnos agua? ¿Acaso no sabes que es una aparadha (ofensa) el echar a las personas sedientas de la puerta de la casa?

Baba salió entonces con una vara en la mano. Mas en cuanto abrió la puer-ta, se sorprendió al ver a tantos niños, uno más hermoso y brillante que el otro, y tantísimas vacas hermosas, como nunca antes había visto. Su ira se di-sipó. Preguntó a uno de los niños con una pluma de pavo real en la cabeza, "¡Chico! ¿Dónde vives?".

"Vivo en Nandagana" -replicó éste."¿Cómo te llamas?""Mi nombre es Kaniya". (4)Baba luego preguntó a otro niño parado a su lado. "¿Cómo te llamas?""Baladau" -replicó el otro.Kaniya dijo, "Baba, primero danos agua. Nuestras gargantas están tan secas

que no podemos ni hablar".Baba no tenía vasos ni tazas, por lo que los niños ahuecaron sus manos y

Baba vertió agua en ellas de su karava. (5).Mientras Kaniya bebía agua, la misma cayó como un manantial al suelo en

vez de hacerlo en Sus manos; ni El ni Baba fueron conscientes de ello. Cada uno estaba absorto en contemplar al otro, como encantados, pues tal era el hechizo de su amor recíproco. Sólo cuando los otros niños rieron y batieron palmas por presenciar dicha escena, volvieron ellos a la conciencia y el acto de dar y re-cibir agua pudo efectuarse con propiedad.

Kaniya dijo entonces, "¡Mira Baba! Venimos hasta aquí desde muy lejos cada día y regresamos sedientos. Ahora, vendremos a tí todos los días. Ten la amabi-lidad de guardarnos siempre algún refresco".

Baba dijo, "No, no. No vuelvan a molestarme de nuevo".De inmediato entró y cerró la puerta. Empero, había en esos niños algo

tan atractivo que se tentó a abrirla nuevamente para mirarlos otra vez. Para su sorpresa, descubrió que los pastorcillos y las vacas habían desaparecido. ¿Dón-de podían haber ido en un instante? ¿Acaso era todo un sueño, una alucinación? No podía tratarse de un sueño, pues Baba estaba completamente despierto. No po-día ser una alucinación, pues era incluso más vívido que cualesquiera cosa hu-bieran percibido sus ojos antes. Además, la dulce y de alguna manera embriagan-te fragancia de los cuerpos de los pastorcillos aún impregnaba el aire, y el agua que había sido derramada, aún se hallaba allí.

De pronto, Baba tomó conciencia que Kaniya y Baladau eran en verdad Krsna y Balarama, a Quienes había estado adorando. Una corriente de bhava (amor extá-tico) y bhakti, recorrió todo su cuerpo. Las lágrimas fluyeron de sus ojos. Re-bosó de gozo y emoción ante el pensamiento de que había visto a Krsna, el tesoro de su corazón y el alma de su alma. Mas el gozo se convirtió en pena cuando pensó que había actuado como un tonto al decirle a Krsna que no volviera otra vez. Esa pena era tan insoportable que su corazón casi ardió. Mas Krsna nunca defrauda a Su devoto cuando los dolores de la separación se tornan insoporta-bles. Apareció delante de Baba con una encantadora sonrisa en Su cara. Mas apa-reció tan solo para volver a desaparecer. Antes de desaparecer, dijo, "¡Baba! Vendré a tí mañana y nunca más Me iré".

Al día siguiente, llegó ante Baba una anciana con una Sri Murti de Gopala, diciendo, "Baba, me he puesto vieja. Ya no puedo seguir sirviendo a Gopala. Lo dejo contigo si tienes la amabilidad de cuidarlo".

Baba dijo, "¿Mas dónde encontraré los materiales necesarios para el servi-cio?"

"No te preocupes por eso. Las cosas requeridas para Su servicio llegarán a tí cada día". Así habló la anciana y se fue.

Esa misma noche, la dama mayor se apareció en un sueño ante Baba en la forma de la Diosa Vrnda, la Deidad regente de Vrndavana, y lo bendijo.

Baba realizó entonces que Krsna había venido a él, tal como lo prometiera, para nunca volver a dejarlo, en la forma de Gopala. Sirvió a Gopala con devoción hasta el fin.

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Baba era un sadhaka de madhura-rasa. (6). Ello era evidente a partir de la forma en que dejó su cuerpo. Sus últimas palabras fueron, "¿Dónde está mi lahan-ga, (7) dónde está mi angiya, (8), dónde está mi choli? (9). La indicación fue que quizás había oído la flauta de Krsna y se apresuraba a encontrarse con El tras pasar de su cuerpo material a su cuerpo espiritual (siddha-deha) en forma y ropas femeninas.

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CAPITUO IV

Sri Krsna Dasa Baba Ji

En la India medieval, era costumbre la guerra verbal entre panditas. Una vez, un pandita de India del Sur se hallaba recorriendo el país, desafiando a todo pandita famoso por su sastrartha (1), con miras a establecerse como un di-gvijayi. (2). Tras conquistar todo el Sur de la India, llegó a Vrndavana. Los panditas de Vrndavana no tenían el valor de enfrentarlo, mas tampoco querían que el pandita de India del Sur se retirara con una victoria fácilmente ganada sobre Vraja, la cual había sido un importante centro cultural y de sabiduría por si-glos. Pensaron que si podían persuadirlo para que fuera a Govardhana y desafia-ra al siddha Sri Krsna Dasa Baba Ji, ciertamente sería derrotado. El riesgo, -no obstante-, era que Sri Krsna Dasa Baba, en mérito a su humildad, o debido a su preocupación por el bhajana, se rehúsara a aceptar el desafío de adentrarse en el sastrartha. De manera que dijeron al pandita, "Muy exaltado señor, esta-mos convencidos de su extraordinaria sabiduría e inteligencia. Ninguno de noso-tros es siquiera adecuado para conversar con Ud., mas si desea ir a Govardhana y derrotar a Sri Krsna Dasa Baba en el sastrartha, será automáticamente reconocido como el conquistador del mundo; puesto que él es renombrado como la joya cumbre de los panditas de toda la India. Mas él ingresará en el sastrartha con Ud. só-lo si considera que es un adversario digno de él, caso contrario, se rehusará a hablar con Ud., con cualquier pretexto. Luego, Ud. deberá tentarlo expresando algo menospreciativo contra Vraja, lo cual tocará el rincón más suave de su co-razón y lo compelerá a aceptar su reto, para salvar el honor de Vraja".

Esto fue suficiente para engatusar al orgulloso pandita a conocer y desa-fiar a Sri Krsna Dasa Baba en Govardhana, para que ingresara al sastrartha. Se dirigió a la casa de Krsna Dasa Baba en Govardhana y dijo, "Me he enterado que Ud. está reconocido como la joya cumbre de los panditas de todo el país. He ve-nido a desafiarlo para probar que Ud. merece ese título, ingresando al sastrar-tha conmigo. Ya he establecido mi supremacía en India del Sur. Derrotándolo a Ud., deseo establecer mi supremacía también en esta parte de la nación".

Baba dijo, "Lo que ha oído sobre mí no es correcto. Lejos de ser un rival para un gran pandita como Ud., no soy siquiera adecuado para sentarme a sus pies. ¡No tiene ninguna importancia el sastrartha conmigo!".

El pandita pensó que quizás lo que le habían referido los panditas de Vrn-davana era correcto. Baba estaba eludiéndolo muy sagazmente porque no lo consi-deraba un adversario digno de él. De modo que dijo en un exabrupto, 'He venido aquí con la expectativa de que encontraría a alguien en este gran asiento de la cultura y la sabiduría que sería un rival digno de mí, con el cual poder discu-tir los sastras. Mas descubro que aquí no hay un solo pandita que pueda siquiera recitar los Vedas correctamente. ¡Qué lamentable para Vraja!'.

Baba dijo, "Sí, es verdad. No hay aquí nadie que pueda siquiera recitar los Vedas como Ud. ¡Quizás tendría la amabilidad de recitar algún verso del Sama-veda!". El pandita solo buscaba una oportunidad de exhibir su extraordina-rio talento. Recitó un sruti-mantra con gran gusto y delicia. Para su sorpresa, Baba señaló tres errores en el svara (tono y acento) del recitado. El pandita expresó indignado, "Aún tengo que encontrar un pandita en Bharata que pueda re-citar el mantra mejor que yo. Permítame ver cómo lo recita Ud.".

Baba luego recitó el mantra en perfecto estilo y svara Sama-veda, de una manera nunca antes oída por el pandita. Se quedó sin habla y no pudo sino caer a los pies de Baba diciendo, '¡Maharaja! Usted es invencible. No hay en este mundo un rival digno de Ud. Su sabiduría no es de este mundo. Es un don de lo alto'-

Verdaderamente, la sabiduría de Baba no era de este mundo. De hecho, nada relacionado con él era de este mundo. Desde el preciso comienzo, su vida fue planeada y embellecida por poderes que no son materiales. Su propia vida santa no estaba planeada por él. Había nacido en el seno de una rica familia de Oris-sa, en el linaje del gran santo Sri Narottama Thakura. Al morir su padre, Sana-

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tana Kanunago, su madre se convirtió en sati. (3)- En el momento de ir a la pira funeraria, ella estaba en un estado exaltado, y en dicho estado, ella encomendó a sus tres hijos la adopción de tres diferentes modos de vida. A su hijo menor, Bata Krsna, le pidió fuera a Vrndavana a hacer bhajana. Bata Krsna fue poste-riormente conocido como siddha Krsna Dasa.

El hombre que desea renunciar al mundo para llevar la vida de un sadhu o sannyasi debe luchar consigo mismo, con sus padres y con el mundo, antes de la renuncia. Pero el modo de vida sadhu de Krsna Dasa Baba, ya había sido planeado por fuerzas espirituales. Le llegó como un regalo de su santa madre. A la edad de 16 años, el renunció al mundo y fue a Vrndavana. Tras permanecer allí por un par de años, se dirigió a Jaipur con miras a servir a Govindaji. El Maharaja de Jaipur estuvo complacido en nombrarlo pujari (sacerdote) en el templo de Govinda ji. El sirvió a Govinda con devoción por ocho o nueve años. Sin embargo, durante ese período a menudo fue acosado por el impulso sexual, lo cual le causó gran ansiedad. Se preguntaba porqué, tras haber estado tomando el prasada de Govin-daji por tantos años, aún se sentía invadido por los deseos sexuales. ¡Acaso el sexo era más poderoso que el prasada de Govindaji, el cual era cinmaya (trascen-dental) y se suponía tenía la capacidad de hacer trizas todos los deseos mate-riales! No había nadie en Jaipur que pudiera brindar una respuesta a esa pregun-ta. De modo que fue a Vraja y planteó el tema a Jaikrsna Dasa Baba de Kamya-va-na.

Baba dijo, "Mira hijo mío, la madera cortada de un árbol verde, sumergida en agua, no enciende fuego. ¿Prueba eso acaso que el fuego no posee la capacidad de arder? El fuego siempre posee la capacidad de arder. Mas quema la madera su-mergida en el agua solo después que se ha secado. Para que se pueda secar, debe ser puesta constantemente al fuego, por algún tiempo. Asimismo el alma (jiva) que ha sido sumergida en el océano del disfrute sensual y las actividades peca-minosas desde tiempo inmemorial, tiene que liberarse a sí misma de su efecto ad-verso, practicando bhakti-sadhana por cierto tiempo, antes de poder realizar la verdadera naturaleza y sentir el pleno efecto de los objetos espirituales como el prasada de Govinda ji. Durante el sadhana se debe evitar ingerir nada que provenga de una persona que consiente en actividades sensuales o pecaminosas, aunque provenga en la forma de prasada de Govinda ji. Recuerda que Mahaprabhu se rehusó a comer el prasada de Jagannatha comprado por Raghunatha Dasa con el di-nero que le enviara su padre, y dijo, 'Hasta el prasada comprado con el dinero de un visayi (persona de mentalidad material) invita a la rajo-guna" (4).

En tal sentido, Jaikrsna Dasa Baba narró una historia. El dijo, "Una pros-tituta de Bengala tuvo un cambio de corazón. Ella tomó diksa de un guru vaisnava y quiso ofrecerle toda su riqueza- El guru le sugirió que fuera a Vrndavana y ofreciera toda su riqueza y ornamentos a Govinda ji. Ella fue a Vrndavana, mas cuando expresó su deseo al pujari de Govinda ji, él se rehusó a aceptar nada de ella. Esto le rompió el corazón y decidió ayunar hasta morir. Fue a la orilla del Yamuna y se tendió allí sin tomar siquiera una gota de agua durante tres días. Al cuarto día, Govinda ji se apareció ante el pujari en un sueño y dijo, "Vé a la ribera del Yamuna, donde yace esa prostituta. Toma toda su riqueza, compra provisiones y Ofréceme bhoga (comida ofrecida a la deidad)". El pujari así lo hizo. Ofreció el bhoga en gran cantidad y arregló una gran fiesta a la cual fueron invitados todos los vaisnavas. Esa misma noche, los vaisnavas tu-vieron emisiones nocturnas. Sospecharon del prasada que habían tomado el día anterior. Al preguntar al pujari y descubrir que el bhoga a Govinda ji ese día había sido ofrecido por la prostituta, su agonía fue ilimitada. Comenzaron a ayunar para expiar el pecado cometido por comerlo. Al tercer día de ayuno, cada uno de los vaisnavas tuvo un sueño similar, en el cual Govinda ji decía, ¿Porqué estás ayunando? ¿Quieres suicidarte?".

Los vaisnavas replicaron, "Qué más puedo hacer cuando Tú aceptas las ofrendas de una prostituta y nosotros tenemos que comer su comida porque nos llega en la forma de Tu prasadam? ¿No destruye eso nuestro dharma (religio-sidad)?'.

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'¿Mas cuándo les pedí Yo que comieran la comida de la prostituta? Yo puedo digerir todo, pero Yo no les pido que coman todo lo que Yo como" -dijo Govinda ji.

"Mas si nos llega comida ofrecida por alguien impuro como Tu prasada, ¿qué debemos hacer? ¿Cometemos una ofensa si nos rehúsamos?"

"En ese caso, pueden tomar solo una partícula para obviar la ofensa" -aconsejó Govinda ji.

Baba agregó además, "Con respecto al prasada de Govinda ji, debes obrar conforme al consejo de Govinda ji Mismo, porque el bhoga de Govinda ji se hace con el aporte financiero del Maharaja, quien es un visayi (persona de mentalidad materialista)".

Krsna Dasa tomó el consejo de Jaikrsna Dasa Baba con todo su corazón. De-cidió no tomar el prasada de Govinda ji. Partió de Jaipur y comenzó a hacer bha-jana en Domana-vana, un bosque cerca de Nandagrama en Vraja. No tomó prasada de ningún templo ni asrama. Mendigó harina de maíz de los Vrajavasis, mezclado con algunas hojas de nim y le agregó un poco de agua para hacer una bola. La co-mía a veces cocida, a veces cruda. Como consecuencia, se fue debilitando cada vez más y casi perdió la visión. Ya no podía salir a mendigar. Por cantidad de días vivió solo tomando agua de un lago cercano. Finalmente se debilitó tanto que ya no pudo seguir yendo al lago. Pasó dos o tres días sin una gota de agua.

Luego el corazón de Radharani se derritió. Ella le dijo a Lalita Su sakhi (amiga) más íntima: "¿Lo ves, Lalita? Krsna Dasa se está muriendo de hambre. ¿Le permitirás morirse así acarreándome una desgracia? Toma este thala (plato) de prasada y vé a alimentarlo".

Lalita tomó el thala de prasada de manos de Radharani. Fue al Domana-vana disfrazada de vraja-bala (una joven vrajavasi) y dijo a Krsna Dasa, "Baba, toma este prasada. Mi madre ha tenido lástima de tí y te envía ésto". Las dulces pa-labras de la niña y el aroma celestial del prasada le devolvieron la vida al agonizante Krsna Dasa, quien se sentó y lo tomó . Después de comerlo, comenzó a limpiar el thala. La niña preguntó, "¿Baba, porqué no sales a mendigar?".

"¿Cómo podría, Lali? (5) Ya casi no puedo ver"."¿Irás si recuperas la vista? Mira, mi madre ha enviado un ungüento. Lo

aplicaré en tus ojos y recuperarás la visión".Así diciendo, tocó sus ojos con su dedo. Con el suave y refrescante toque

de su dedo, la vista de Baba se sanó completamente. Podía verlo todo, pero no a la niña y el thala, el cual justo acababa de limpiar. Ambos habían desaparecido misteriosamente, mas su aroma celestial aún impregnaba el aire. ¿Quién era esa joven? ¿De dónde había venido? ¿Cómo era que había desaparecido súbitamente? ¡Y el mero roce de su dedo le había devuelto la vista! Todo eso era un misterio pa-ra él.

Pasó tres días rumiando sobre ello. En la noche del tercer día, cuando estaba semi-dormido, observó de pronto que su casita refulgía con luz divina, plena de un aroma divino. Radharani estaba parada delante suyo con una dulce sonrisa en Su cara. Ella dijo con Su voz ambrosíaca, "¿Ahora, qué estás rumian-do? Ya no más preocupación ni temor para tí. Has alcanzado la meta de tu vida. De ahora en adelante, Yo soy tuya y tú eres Mío. Con el toque de la mano de Mi sakhi Lalita, has sido bendecido no sólo con drsti-sakti (facultad de ver) sino también con todos los demás saktis (poderes). Ahora vé a Govardhana y descubre un sendero sencillo para llegar a Mí, para los vaisnavas que tienen fé en Mí".

Tras hablar de ese modo, Radharani desapareció. Por largo tiempo Sus pa-labras, 'Yo soy tuya y tú eres Mío', siguieron resonando en sus oídos y continuó nadando libremente en el océano de Amor que parecía fluír de las mismas. Toda la noche fue meneado en las olas de ese océano, arriba y abajo, y su cuerpo se sa-cudió por las poderosas corrientes submarinas de los sattvika-bhavas. (6)

A la mañana, de alguna manera se compuso y fue a Govardhana. Allí vivió en un lugar de nombre Cakalesvara. Aunque Baba entonces no estaba familiarizado con el bhajana, no podía sino hacerlo, pues aunque el bhajana es un medio es asimismo un fin en sí mismo. Hasta Bhagavan se halla siempre empleado en el bhajana. Mientras que el devoto hace el bhajana de Bhagavan, Bhagavan hace el

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bhajana del devoto. Durante esos días, había cierta cantidad de vaisnavas en el Radhakunda y en Govardhana, quienes hacían el bhajana fundamentados en las obras sánscritas de Sri Rupa, Sri Sanatana y otros Gosvamis. Krsna Dasa Baba también quería hacer lo mismo, mas no conocía el Sánscrito, por lo tanto, inició su aprendizaje del Harinamamrta Vyakarana (7) de un viejo vaisnava. Empero, pronto se encontró en un dilema. Sentía que su estudio era un obstáculo para el bhaja-na y que éste era un obstáculo para su estudio. No podía reconciliarlos, y no podía dejar ni el estudio ni el bhajana. El problema se tornó tan agudo y peno-so que comenzó a concebir la idea del suicidio, arrojándose al Manasi Ganga. Esa noche, oyó a alguien que lo llamaba, '¡Krsna Dasa, Krsna Dasa!' desde afuera de su kuti (choza). Al salir, vió a Sanatana Gosvami y a Lalita Devi, parados delante suyo. Se abrumó de gozo y fascinación. Cayó postrado a sus pies, sin saber qué hacer. Sanatana Gosvami dijo, acariciando su cabeza con su mano, "Krsna Dasa, ¿cómo estás? ¿Ya tienes madhukari?"

"Sí, prabhu" -replicó Krsna Dasa con las manos juntas.Entonces Sanatana Gosvami dijo, "Mira, los sastras son infinitos. No hace

falta morir porque no se los conozca a todos. Hoy te bendigo para que no tengas que aprender ningún sastra; que todos los sastras por sí mismos iluminen tu co-razón. No pienses en el suicidio. Tenemos una gran misión a ser cumplida a tra-vés tuyo".

Lalita dijo, "Te bendigo para que toda vez que nos recuerdes tu corazón sea iluminado con nuestra presencia y para que un nuevo método de bhajana sea revelado por tí para beneficio de todos los vaisnavas que residen en Vraja". Tras ésto, ambos tocaron la cabeza de Krsna Dasa Baba con sus pies y desapare-cieron.

Entonces Krsna Dasa Baba, en lugar de aprender el Harinamrta Vyakarana, comenzó a enseñarlo a los estudiantes. También comenzó a brindar instrucciones sobre un nuevo método de lila-smarana (contemplación del lila divino), ideado por él, por el cual el asta-yama-lila (8) de Radha-Krsna como se describe en el Govinda-Lilamrta, Samkalpa-kalpadruma, Krsnadagiti-cintamani, Krsna-bhavanamrta y otras Escrituras, es meditado junto con el asta-yama-lila de Sri Caitanya Mahaprabhu.

En el asta-yama-lila-smarana, el sadhaka se imagina a sí mismo estando en el cuerpo trascendental (siddha deha) apropiado para el tipo de bhakti al cual se siente naturalmente inclinado y sirviendo a Radha y a Krsna día y noche a través de ese cuerpo. (9). Por la meditación constante o smarana, revive todo el Vraja-lila; entra en ese lila en su imaginación y, por servir a Radha y Krsna de acuerdo al bhava particular o modalidad de bhakti adoptada por él, vive en el èxtasis de ese disfrute vicario. El cuerpo trascendental imaginario (antascinti-ta siddha-deha) sin embargo, no es totalmente imaginario. Es un reflejo mental del cuerpo trascendental, el cual Bhagavan, en mérito a una infinita gentileza, imparte al devoto. El que el cuerpo trascendental sea un regalo de Bhagavan es corroborado en la segunda línea del sloka 3.9.11 del Srimad-Bhagavatam, el cual reza:

yadyaddhiya ta urugaya vibhavayantitad-tad-vapuh pranayase sad-anugrahaya (10)

Los vaisnavas a los cuales Baba enseñaba el astakalina-lila-smarana, se reunían cada noche en su choza y brindaban informe sobre su bhajana. Un día, uno de los vaisnavas, en lugar de dar su informe, comenzó a llorar. Cuando Baba inquirió sobre el motivo de su llanto, el dijo, "Baba, hoy no pude hacer ningún bhajana. En mi lila-smarana de la mañana, mientras adornaba el brazo derecho de Radharani, mi mente se embebió tanto en la brillante belleza de su brazo que intenté desengancharla, pero no pude, y el smarana no pudo continuar".

Baba le dijo alentándolo, "Sólo el bhajana de hoy ha tenido éxito".Hay muchas historias que circulan sobre el propio bhajana-siddhi de Baba

(logro en el bhajana). En una ocasión, durante su smarana, Baba estaba partici-pando en el holi-lila de Radha-Krsna. En el lila su cuerpo estaba untado de gu-

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lala (bermellón), kasturi (almizcle) y colores de diversas clases. Al salir de su kutir después del smarana, aún estaba medio inconsciente. La gente se sor-prendió al verlo pintado y al oler la fragancia del almizcle trascendental que emanaba de su cuerpo. (11).

En una ocasión, Baba observó en su smarana que Radha-Krsna acababan de salir del Manasi-Ganga después del jala-keli (retozo en el agua). Lalita, Vi-sakha y las demás sakhis se ocupaban en vestirlos y adornarlos. Rupa-mañjari (12) y otras, estaban juntando material para adornos. Krsna Dasa Babaji estaba parado en su forma siddha de mañjari, con un ánfora de perfume en sus manos. Al oír a Radha y Krsna hablando alegre y burlonamente, se inundó de tal modo de bhava que comenzó a temblar y el ánfora de perfume cayó de su mano y se rompió. Su aroma se diseminó por todas partes. Las personas que habían venido a bañarse al Manasi Ganga se sorprendieron ante el aroma tan dulce y celestial, nunca an-tes experimentado.

Cuando le preguntaron a Baba sobre el mismo, el dijo, "¡Qué puedo decir! Soy un aparadhi (ofensor). No soy adecuado para el servicio de priya-priyattama (mis muy amados Radha y Krsna). En el momento de Su servicio, permití que el án-fora de perfume cayera de mi mano. El olor que están sintiendo es la fragancia de la misma".

Una vez, Baba fue a bañarse al Manasi-Ganga con un karava (13) en la mano. Vió a priya-priyatama en el agua. Se inundó tanto de bhava que saltó a las aguas imaginarias del Manasi Ganga- En ese momento, no había allí nadie más. Al no regresar a su casita, sus discípulos comenzaron a buscarlo, mas no lo pudieron encontrar. Todo Vraja clamaba y se lamentaba, mas todos se sorprendieron fe-lizmente al verlo emerger del Manasi Ganga después de siete días. Cuando le preguntaron dónde había estado por una semana, se sorprendió y dijo, "¡Siete días! ¡Si acabo de salir de mi baño!".

Esto parece contradecir el viejo principio de espacio-tiempo absolutos y confirmar el nuevo principio científico de la relatividad de tiempo y espacio. Baba había ingresado a un mundo donde las dimensiones de espacio y tiempo son diferentes. Pues el mundo trascendental de Radha-Krsna trasciende incluso el principio científico de la relatividad. Los sastras nos refieren que en dicho mundo, el espacio y el tiempo también sirven a Radha-Krsna; ellos se expanden y contraen conforme a Su deseo.

En una ocasión, Jasvanta Singh, el Rajá de Bharata-pura, acudió al siddha Krsna Dasa Baba y le dijo, "Baba, deseo prestar algún servicio. Tenga la amabi-lidad de decirme qué puedo hacer por Ud.".

Baba dijo, "Nosotros, los sadhus de Vraja obtenemos madhukari de los Vra-javasis. Puede servirnos, sirviéndolos a ellos". El Raja entregó muchas tierras y fortuna a los Vrajavasis, en calidad de donaciones, por lo cual ellos siguen expresando su gratitud hasta el día de hoy. Seguidamente, él acudió al Baba y dijo, 'Seré bendecido si Ud. tiene también la amabilidad de aceptar algo'.

Los caminos que a veces adoptan los santos siddha son inescrutables. Baba dijo, "Si anhela tanto servirme, haga algo. Ud. tiene muchas reinas. Envíeme la reina que más ame".

El Raja obedeció. Su reina más querida Rani Laksmini vino ante la presen-cia de Baba, oculta por cortinas por todos lados, de modo que nadie, excepto Ba-ba, pudiera verla. En cuanto el sonido tintineante del kinkini (14) y nupura (15) de Rani resonó en los oídos de Baba, éste recordó el kinkini y nupura de Radharani y se sintió transportado de éxtasis. Con los ojos bien abiertos, el continuó mirándola, como si estuviera viendo a Radharani. La Rani también se quedó inmóvil, pasmada y sorprendida, a una distancia de unas ocho o diez yardas de él. Esto continuó por unas tres horas. Las asistentes de la Rani, en mérito a la curiosidad y la ansiedad, corrieron un poquito las cortinas para ver lo que estaba sucediendo. Se sorprendieron al comprobar que la Rani estaba parada, en un estado de semi-inconsciencia, y que Baba la miraba continuamente. Se lo in-formaron al Rajá, quien acudió y se llevó a la Rani. ¿Cuánto tiempo más habría

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de permanecer inmóvil como una estatua? Pero Baba continuó sentado en la misma condición, durante todo el día y toda la noche. Al día siguiente, recuperó a medias la conciencia y al tercer día se quedó completamente inconsciente. El Rajá no conocía el estado de bhava (emoción trascendental) en las etapas supe-riores del bhakti, de modo que todo el asunto suscitaba sospechas en su mente. Baba entonces lo llamó, colocó su mano en su frente y lo bendijo. El realizó que el dulce sonido del kinkini y nupura de la Rani, habían actuado como un uddipana vibhava (excitante encantador) haciendo asomar en la mente de Baba la conciencia de Radharani; y que durante dos días había estado completamente ab-sorto en el darsana de Radharani en el lugar de la reina.

Este espisodio acarreó un cambio total en Rani Laksmini. Al estar parada por tres horas delante del Baba, había sentido que éste instilaba bhakti en su corazón, a través de sus ojos. De una Rani que vivía afecta a los lujos, emer-gió una devota. Aún se recuerdan en Vraja las historias relativas a su devo-ción. Una vez, ella fue al Radhakunda con vistas a gastar una importante suma de dinero en el servicio de los vaisnava sadhus que vivían allí. Mas los sadhus expresaron que no podían aceptar el servicio de una reina, lo cual la hizo llo-rar. Ella dijo, "Tengan la amabilidad de bendecirme para que en mi siguiente vida no nazca en una familia real, sino en una familia en la cual me considere adecuada para el servicio de los vaisnavas".

Esto conmovió a los vaisnavas, quienes expresaron, "Hay algo que puedes hacer. Si preparas tortas de boñigas de vacas con tus propias manos y las ven-des, podemos aceptar el dinero que ganes de ese modo". Rani así lo hizo.

Baba acostumbraba oír el recitado de los bhakti-sastras realizado por par-te de vaisnavas capaces. Se refiere que en el momento de oír el patha, él se abrumaba tanto con sattvika bhavas que lloraba sin cesar, salía flema de su na-riz, y saliva de su boca. Dos personas sentadas a ambos lados de él, secando continuamente su rostro, no alcanzaban.

Difícilmente haya habido un vaisnava en Vraja que no haya acudido al Baba para solicitar consejo respecto al bhajana. Aunque el propio Baba siempre estaba absorto en el bhajana, daba la bienvenida a todos, alentándolos y brindándoles las instrucciones necesarias. La mayoría de los sadhakas a los cuales Baba brindó enseñanzas sobre el bhajana, se volvieron siddhas. Entre ellos, los más importantes han sido Krsnadasa (el segundo) de Govardhana, Nityananda Dasa de Madana Mohana Thaura, Balarama Dasa de Jhanumandala y Lala Babu (Krsnadasa, el tercero).

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CAPITULO V

Sri Srikrsnadasa Baba Ji

La noche en que Srikrsnadasa Baba Ji abandonó su cuerpo en Ranavari, de una forma milagrosa, Siddha Sri Jagannatha Dasa Baba Ji y su discípulo Vihari, se hallaban en una casa de la vecindad. Hacia el final de la noche, Jagannatha Dasa Baba Ji exclamó, "¡Vihari! ¡Vé a ver lo que está pasando en la casa de Srikrishnadasa Baba!". Vihari corrió hacia allí, y descubrió que la puerta de la misma se hallaba cerrada por dentro. Espiando por una abertura de la puerta, observó que Krsnadasa estaba sentado con las piernas cruzadas y su cuerpo ardía de fuego, aunque cantaba serenamente el Harinama, como si nada sucediera. Vihari regresó con Jagannatha Dasa Baba y le dijo, "¡Baba! El cuerpo de Krishnadasa Ba-ba está ardiendo".

Jagannatha Dasa Baba gritó: "¡Oh! ¡Virahanala, virahanala (el fuego de la separación)!"

Los Vrajavasis que vivían en las cercanías llegaron corriendo. Ellos vie-ron que el fuego había llegado a la garganta de Srikrishnadasa Baba, aunque él estaba cantando el Harinama. Lo contemplaban desfallecientes. El alzó sus bra-zos que ardían como leño y les dijo, "Los bendigo, para que ninguna calamidad, hambruna o epidemia asole jamás vuestra aldea".

Cuando Jagannatha Dasa Baba vió que el fuego había ascendido hasta la gar-ganta de Sri Krishnadasa Baba, preparó tres varillas y las colocó en su frente. Las varillas ardieron y con ellas, todo el cuerpo de Sri Krishnadasa Baba se re-dujo a cenizas.

El nombre primero de Srikrishna Dasa había sido Srikrishna Prasada Catto-padhyaya. Había nacido en Mohammadapura, un pueblo del distrito de Jessore en Bengala. El nombre de su padre era Gokulacandra Cattopadhyaya. Al celebrarse las tratativas para su casamiento, él huyó a hurtadillas de su hogar una noche y se dirigió caminando a Vrndavana, donde sirvió a Madanamohana ji del Templo de Madanamohana por cierto tiempo y luego se dirigió a Ranavari. Ranavari en aque-lla època era uno de los bosques más espesos de Vraja. Construyó un pequeño kuti para vivir. Practicaba el bhajana en el kuti durante todo el día. A la noche, iba al pueblo vecino para el madhukari. Puesto que todos los Vrajavasis de la aldea lo reverenciaban como un gran santo, todos insistían en que acepta-ra su madhukari, lo cual Baba no podía rehúsar. Conseguía tanto madhukari que en el camino de vuelta a su kuti, lo daba a las vacas, conservando solo una pe-queña cantidad para sí.

Dado que Baba había llegado a Vraja a una muy temprana edad, no había po-dido conocer ningún otro tirtha (sitio de peregrinaje). A los cincuenta años, consideró que debía visitar una vez los cuatro tirthas importantes. Entonces Radharani se le apareció en un sueño y dijo, ' Tú te has rendido a Mí, de modo que no necesitas ir a ninguna otra parte. Quédate en Vrndavana y haz el bhajana. Aquí lo obtendrás todo'. El explicó el sueño y el consejo de Radharani como un producto de su imaginación e inició el peregrinaje. Al llegar a Dvaraka, su cuerpo fue estampado con el tapta-mudra (estampa caliente) del templo de Dva-rakadisa. Al respecto, no habría concordancia con los principios del raganuga-bhakti de Vraja, aunque se lo menciona en el Hari-bhakti-vilasa; el cuerpo de los rituales y prácticas religiosas de los vaisnavas.

El día que Baba regresó a Ranavari, Radharani se apareció nuevamente ante él en un sueño nocturno y le dijo, '¡Dado que has tomado el tapta-mudra de Dva-raka, ahora estás incluído en el séquito de Satyabhama (la esposa de Dvarakadisa o Krsna, el rey de Dvaraka). Ya no eres más adecuado para Vraja. De modo que vuelve a Dvaraka!'. Esta vez, no consideró que el sueño había sido imaginario. Las palabras de Radharani lo golpearon como un trueno. No sabía qué hacer. Recu-rrió al siddha Krsnadasa Baba de Govardhana por consejo. En cuanto Krsnadasa Baba lo vió, lo abrazó cálidamente y dijo, "¿Dónde has estado todos estos días?" -Srikrishnadasa replicó, "He ido a Dvaraka. Mira, he adoptado el tapta-mudra".

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"¡Oh! Luego, a partir de hoy, eres tan exaltado que no puedo siquiera to-carte. Tú eres la sevika (asistente femenina) de la reina más exaltada de Dva-raka, mientras que yo soy la dasi (sirvienta) de una pastora de Vraja" -dijo Ba-ba Krsnadasa suspirando profundamente y alejándose unos pasos.

En ese tiempo, había muchos otros siddha mahatmas en Vraja. Srikrsnadasa Baba recurrió a ellos buscando su consejo. Ellos replicaron, "Debes hacer lo que Radharani ordenó. ¿Cómo hemos nosotros de decir nada contra su mandato?". Srikrishnadasa Baba regresó desalentado a Ranavari, con el corazón roto. Dejó de comer y de beber y se encerró en su kuti. El fuego del arrepentimiento y la separación (viraha) de Radharani, ardía continuamente en su corazón. Así pasa-ron tres meses. Luego, surgió el fuego. En tres días ascendió hasta la gargan-ta. El cuarto día, todo su cuerpo se redujo a cenizas.

Tras varios días, llegó Sri Premadasa Baba Ji, su hermano espiritual. Se postró ante las cenizas de Baba, en reverencia, y dijo, "Dada (hermano) de mí no tomaste leña; ahora te la doy". Colocó un gran leño cerca de sus cenizas. La madera comenzó a arder y pronto se mezcló con las cenizas.

Srikrsnadasa Baba dejó su cuerpo en Amavasya, en el mes de Pausa. Hasta el día de hoy, los Vrajavasis celebran su aniversario, organizando un gran festival al cual se invita a todos los vaisnavas de Vraja. Debido a las bendiciones del Baba, el pueblo se conserva libre de los embates del hambre y las epidemias.

Cabría el interrogante de porqué Radharani, siendo tan benigna y miseri-cordiosa fue tan dura con Srikrsnadasa Baba. ¿Porqué le solicitó que fuera a vi-vir a Dvaraka simplemente porque él había adoptado el tapta-mudra del templo de Dvarakadisa? La respuesta es que Srikrsnadasa Baba navegaba en dos botes: el raganuga bhakti, inseparablemente conectado con Vraja, donde predomina el madhu-rya hasta el punto de eclipsar totalmente el aisvarya, y el bhakti ritualístico de Dvaraka, donde madhurya se mezcla con aisvarya. En Vraja, Krsna es un pas-torcillo. La pluma de pavo real que El usa como corona y Su flauta, son ambos emblemas de madhurya. En Dvaraka, Krsna es el regente o gobernante. La corona que usa y las armas que porta, son los emblemas de aisvarya. En el Vraja-bhakti, el madhurya mezclado con aisvarya no tiene cabida. Radha no está satisfecha con el bhakti en el cual aisvarya juega algún rol. Ella no dejó de expresar Su insa-tisfacción incluso con Krsna en relación a encontrarlo en Kuruksetra, donde El apareció como un rey con Su séquito y no como un pastorcillo con Su flauta (C.c. Madhya, 1.72-73). El apego de Sri Krsna Dasa Baba por Dvaraka probó ser un obs-táculo para su alcance del Vrndavana celestial y los pies sagrados de Radha y Krsna junto con la mayor bienaventuranza y la vida espiritual más rica y comple-ta implícita en dicho logro.

Radharani lo ayudó a remover ese obstáculo mediante el fuego de anutapa (arrepentimiento) y viraha (separación).

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CAPITULO VI

Sri Nityananda Dasa Baba Ji

Entre los siddha mahatmas de Vrndavana, la personalidad de siddha Nityan-anda Dasa Baba Ji, discípulo del siddha Krsnadasa Baba de Govardhana, fue única. Su lila-smarana (experiencia interna del lila divino) ya fuere en el estado de jagarana (vigilia), svapna (sueño) o susupti (sueño profundo) era continuo cual una corriente. En el estado de vigilia, parecía estar soñoliento, pues al des-pertar controlaba su bhava y se quedaba sumamente grave, inmóvil y samadhistha (absorto en la meditación profunda). Cuando sus discípulos lo instaban a comer y a bañarse, se levantaba como quien despierta de un sueño profundo. Mas en sue-ños, mientras experimentaba el lila, se reía, transpiraba, o hablaba como si es-tuviera despierto, porque en el sueño, le era imposible controlar el bhava. En consecuencia, no era posible determinar su estado de vigilia o sueño en ningún momento en particular.

En esas circunstancias, no era fácilmente disponible para la conversación. De todos modos, la gente que acudía a él para hacerle preguntas, disipando así sus dudas y dificultades, no se retiraba desanimada. Sus dudas eran removidas y las dificultades resueltas, meramente por sentarse cerca suyo.

Lo más destacable sobre él, era su humildad sin par. Incluso en su estado semi-inconsciente, cuando alguien recurría a él, aún tratándose de su propio discípulo, él solía hacer dandavat (reverencia) antes que el otro lo hiciera. Si alguien decía algo a modo de autocrítica en presencia suya, él consideraba que lo estaba aludiendo indirectamente, pues para él no había nadie en este mun-do más bajo que él y comenzaba a llorar.

Baba era un siddha mahatma y el guru de siddha mahatmas como Pandita Ra-makrsna Dasa y Gaurakisora Siromani. Hasta Krsna fue subyugado por él, en méri-to a su bhakti. Podría parecer que solo trataba de ser humilde o bajo, mas en una persona siddha como él, no cabía la pretensión de un comportamiento fingido. La experiencia interna de un siddha mahatma en realidad lo torna lo más humilde de lo humilde. Algo pequeño se considera grande en la medida en que no entra en contacto con algo más grande. El siddha purusa posee la experiencia de algo que es más grande que lo más grande, en todo sentido. No sólo eso, él observa lo más grande de lo grande en las cosas más pequeñas del mundo. En consecuencia, para él es algo natural considerar que la cosa más pequeña es superior a él y adorable por él.

Si eventualmente alguien decía al Baba: "Tal o tal discípulo suyo se ha afligido mucho pues Ud. le hizo dandavat. ¿Obró Ud. con propiedad?", -el respon-dería desfalleciente, "¿Qué voy a hacer ahora? Tenga la amabilidad de decirle que él es un mahabhagavata (un gran devoto). Krsna ha tenido la gentileza de enviarlo a mí. Si mi conducta lo hace infeliz, cometo una ofensa contra él. No volveré a comportarme así con él nuevamente". Mas cuando ese discípulo acudía otra vez a él, él olvidaba todo y nuevamente le ofrecía dandavat.

Siddha Nityananda Dasa Baba solía vivir en Madanamohana Thaura en Vrndava-na. Entre sus discípulos prominentes estaban Sri Vrajakisora Dasa Baba Ji, Sri Nrsimha Dasa Ji, Sri Ramakrsna Pandita Baba Ji, Sri Gaurakisora Siromani Mahara-ja y Sri Narottama Dasa Adhikari.

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CAPITULO VII

Sri Madhusudana Dasa Baba Ji

¿Quién es este joven y qué está haciendo en la orilla del Radhakunda (1) a medianoche? El ha atado el extremo de una soga gruesa alrededor de una gran sila Giriraja (piedra del monte Giriraja) y está atando el otro extremo alrededor de su cuello. Quizás va a arrojarse con la Giriraja sila al Radhakunda.

¿Qué mala fortuna o dolor le obliga a así hacerlo? ¿Acaso es un huérfano que pertenece a una casta inferior, que ha sido despreciado y oprimido por la sociedad hasta el punto tal que su vida se le ha tornado una maldición? ¿Acaso sus padres crueles lo han echado del hogar? ¿Será que su reciente esposa lo ha abandonado de pronto? ¿Le habrán robado toda su riqueza y se ha vuelto un paupé-rrimo? No, el proviene de una rica familia brahmini de Bengala y es el hijo más amado de sus padres. Está casado, pero la misma noche en que se casó, renunció al mundo, esposa y padres y vino a Vrndavana. Esas mismas cosas por las cuales se suicida el hombre común son las abandonadas por él. Luego, ¿qué es lo que lo induce a suicidarse? Hay una historia detrás de ello. Cuando aún era un niño, oyó acerca de un muchachito apuesto que tenía el cuerpo de un color azulado, que vivía en Vrndavana, quien era muy alegre y travieso, y aficionado a tocar la flauta. Las modulaciones de Su flauta eran tan fascinantes, que le hacían a uno olvidarse de todo, incluso del propio ser y nadar en el océano de la bienaventu-ranza trascendental. Era tan encantadoramente cariñoso que se hacía querer por todos los que Lo conocían. No había nadie capaz de igualarlo en fuerza. El re-movía todos los deseos de las personas que Lo amaban, y las protegía de todas las enfermedades y calamidades. No había nada más disfrutable que Su compañía. Al alcanzarlo, ya no quedaba nada más por alcanzar. Su nombre era Krsna.

Desde entonces, él siempre había pensado en Krsna, perdiéndose a menudo en dicho pensar. Nada de este mundo lo atraía más que Krsna. Era completamente indiferente al mundo. De modo de sacudir la indiferencia que sentía por todo, sus padres decidieron casarlo. Después del casamiento y antes siquiera de cono-cer a su esposa, escapó a hurtadillas del hogar, llegando a Vrndavana. Allí vi-vió en un bosque, pensando todo el tiempo en Krsna y llorando por él. Salía del bosque solo una vez al anochecer, para el madhukari.

Mas ni los gemidos ni el llanto sirvieron de nada. El encontrarse con Krsna seguía siendo un sueño remoto. Alguien le dijo que Krsna no podía ser realizado sin un guru.

Un día, estaba sentado cerca del Kesighata, en la ribera del Yamuna y en su mente asomó el pensamiento de dónde y cómo hallar a su guru.

Se refiere que todo árbol y enredadera de Vrndavana es un kalpataru (árbol que concede los deseos). Además, se dice que aquí viven cantidad de siddha mahatmas en forma invisible, quienes tratan de ayudar al sadhaka en sus momentos de dificultad. Tal parece que uno de ellos acudió a ayudar al joven desampara-do. Un mahatma apareció de alguna parte y dijo, "Muchacho, vé y báñate en el Yamuna y ven a verme después de hacerlo. Te daré el diksa mantra".

Al oírlo, su felicidad no reconoció límites. Corrió al Yamuna y regresó después de bañarse. El mahatma le dio su diksa mantra y desapareció. En el mo-mento en que recibió el diksa mantra cayó inconsciente a tierra. Al recuperar la conciencia, lamentó descubrir que el mahatma había desaparecido sin siquiera darle una oportunidad de preguntar su nombre y dirección.

Fué en su busca, pero no pudo hallarlo en ninguna parte. Al llegar al Ma-nasi Ganga (2) en Govardhana, conoció al siddha Krsnadasa Baba. Le contó todo y le solicitó que le diera siksa (instrucción) en bhajana. Baba replicó, "Nuestro bhajana es raganuga (3) en el cual es esencial la asunción de cierta clase de relación entre el sadhaka y la deidad adorada. La relación tiene que ser sam-bandhanuga, esto es, de acuerdo a la relación existente entre el guru y la dei-dad. Mas tú no sabes nada sobre tu guru, por lo tanto, no estás autorizado al raganuga bhajana".

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El joven prorrumpió en llanto, pues el camino que llevaba a Krsna estaba bloqueado para él. Baba le sugirió acudir a Jaikrsna Dasa Baba y seguir su con-sejo. Fue a Kamya-vana y le narró toda la historia a Jaikrsna Dasa Baba, quien expresó asimismo que no estaba autorizado al raganuga bhajana en la medida en que no conociera a su guru. Empero, le aconsejó que hiciera Harinama y orara a Radharani y aguardara su consejo.

¿Mas acaso le era posible esperar? Al enterarse que no estaba siquiera ca-lificado para el bhajana por el cual había dejado el hogar y todo, su pena y desaliento ya no tuvieron fin. La vida se tornó un dolor y falta de significado para él. ¿Cómo vivir una vida semejante? Decidió ponerle fin. Abrazó a Gi-ridhari en la forma de la Giriraja sila y saltó a las profundas aguas del Radhakunda.

Nadie sabe cuánto tiempo estuvo inconsciente en las honduras del Radhakun-da. Al recuperar la conciencia, descubrió que alguien había desatado la soga atada a su cuello y lo había tendido en la orilla del Radhakunda, con una hoja de palmera en la mano en la cual se hallaba algo escrito.

Comprendió que todo se debía a la misericordia de Radharani. Una nueva vi-da comenzaba para él y un nuevo rayo de esperanza iluminó su corazón. En cuanto amaneció, fue corriendo hasta donde estaba Jaikrsna Dasa Baba y le narró todo lo sucedido, mostrándole la hoja de palmera. Baba dijo, "Radharani ha sido espe-cialmente amable contigo, mas no está muy claro lo escrito en la hoja de palme-ra. Es necesaria una orden clara de Radharani para el raganuga-bhakti. Vé y lla-ma a Su puerta. Ella ciertamente responderá".

El fue al Radhakunda y comenzó a clamar por Radharani, Quien oyó su lamen-to. Ella se apareció delante suyo y dijo, "Vé y haz el bhajana en el Suryakunda, donde obtendrás el deseado raganuga-seva. No des ni reveles el mantra que has recibido en la hoja de palmera a nadie".

Desde entonces, comenzó a hacer el bhajana en el Suryakunda. La gente co-menzó a llamarlo Madhusudana Dasa Baba. Quizás el nombre le fue dado por su gu-ru. Un día, Radharani apareció delante de Madhusudana Dasa Baba en un sueño, y le dijo, "Cerca del sitio donde te bañas en el Suryakunda hay una sila (laja de piedra) en un agua que llega hasta la garganta. En esa sila Mis dos sakhis y Yo hemos colocado nuestro keyura (adorno usado en la parte superior del brazo) y el armada (chapa) correspondiente, antes del baño. La sila se fundió por su toque y ha dejado sus impresiones sobre la misma. Saca esa sila y adórala".

Madhusudana Dasa Baba Ji entró al kunda (lago). La sila fue fácilmente descubierta. Al asirla, parecía ser tan liviana como una flor, aunque debía pe-sar unos ochenta o cien kgs. Pudo extraerla con facilidad y ponerla en la ori-lla. Desde entonces, Madhusudana Dasa Baba se hizo famoso y comenzó a ser lla-mado siddha Madhusudana Dasa Baba.

Madhusudana Dasa Baba solía ir a la orilla del kunda tarde a la noche a cantar lo siguiente:

"¡¡Visvambhara Gauracandra!! ¡¡Vrsabanunandini!! ¡¡Radhe!!".Al amanecer, cuando la gente comenzaba a salir de sus casas, él iba a su

choza y se ocupaba en el bhajana hasta el anochecer. A la noche, salía para el madhukari.

Se cuentan varias historias referidas al siddhavasta (logro en el bhaja-na) del siddha Madhusudana Dasa Baba. En el noveno día del mes de Phalguna, suk-la paksa, los Vrajavasis celebran el festival Holi en Barasana. En ese día, por la tarde, Baba acostumbraba excitarse y correr hacia Barasana a participar del festival, vestido de blanco. En el camino, caía desmayado al suelo. Las lágri-mas que fluían sin cesar de sus ojos y la saliva de su boca, embarraban la tierra. Su respiración se tornaba muy lenta y el cuerpo sudaba debido al estre-mecimiento. Quedaba en ese estado hasta el anochecer. Luego, se levantaba emi-tiendo un sonido prolongado y atemorizante. En ese momento, todos podían apre-ciar su ropa blanca teñida de rojo, lo cual era una clara señal de su participa-ción en el Holi, en su siddha deha.

Una vez, alguien le dijo, "Ha venido tu esposa a Vrndavana a verte. Estará aquí en el Suryakunda hacia el anochecer". En esa època, Baba era viejo y su es-

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posa también, mas en cuanto se enteró de su venida, se fue a Govardhana. Cuando su esposa lo supo, también fue a Govardhana, mas antes de llegar allí Baba se había ido a alguna otra parte. La anciana dama comprendió que Baba se trasladaba de un lado a otro por causa de ella, y esto creó una perturbación en su bhajana, de modo que le oró a Giriraja por su salud y logro en el bhajana y regresó al hogar.

Tras cierto tiempo, Baba desarrolló una llaga en su pie. Se le hizo difí-cil moverse y caminar. Decidió retirarse a un lugar solitario y morir de hambre. Con gran dificultad se dirigió a un bosque espeso a la noche y se tendió allí. No tomaba agua ni comida, mas seguía cantando el nombre de Radharani. Pasó dos días sin una gota de agua. Al tercer día, Radharani acudió con pan y agua, dis-frazada de Vrajavasi y dijo, "¡Baba! ¿Porqué estás ahí tirado? Estoy cansada de buscarte. No viniste al madhukari ayer ni el día anterior. Mi madre ha enviado el madhukari para tí". Ella colocó el madhukari delante suyo, diciendo, "¡Baba, come!".

Baba conocía a la joven y a los padres desde hacía mucho tiempo. El dijo, "Lali, ¿porqué has venido? ¿Cómo supiste que estaba aquí?".

"Oh, Yo me entero de todo. ¡Ahora no pierdas tiempo, come!""No comeré"."¿Porqué no comerás? Mi madre me ha pedido que te alimentaras adelante Mío

y que no volviera a casa antes de que hubieras comido. El sufrimiento del cuerpo es un asunto insignificante. Va y viene. ¿Porqué cometer suicido debido al mis-mo? ¿Acaso el suicido conduce alguna vez al siddhi (logro) en el bhajana? ¡Aho-ra, comienza a comer!"

Baba no pudo desoír la suave y amorosa orden de la joven y comió todo lo que ella había traído. Luego dijo, "No vuelvas otra vez".

La niña se fué. Al alejarse, se daba vuelta una y otra vez, mirando a Ba-ba con una sonrisa misteriosa. A la vez, Baba sentía que el dolor de su cuerpo se disipaba. Desenrolló la venda de su pie. Para su sorpresa, descubrió que la llaga había desaparecido. Todo el asunto despertó sospechas en su mente. Fue a la casa de la niña y preguntó a su madre, "¿Dónde está Lali?".

"Lali se ha ido a lo de su suegro"."¿Cuándo?""Hará unos tres meses".Entonces Baba lo comprendió todo. Volvió a su choza sin decir nada a na-

die, por temor a la publicidad, mas muy pronto todos se enteraron que Baba había sido misericordiosamente bendecido por Radharani, pues la úlcera de su pie había desaparecido misteriosamente y su condición emocional también había tenido un súbito cambio. El siempre clamaba, "¡Ah! ¡Radhei Karunamayi (encarnación de misericordia)!" y lloraba.

En una ocasión Baba deseó hacer el patha (lectura) del Srimad Bhagavata. Los Vrajavasis hicieron los arreglos necesarios. Baba comenzó a leer y a expli-car el Rasapañcadhyayi (los cinco capítulos del Bhagavata referidos al Rasali-la). Un niño doma (niño perteneciente a las castas más bajas) venía cada día a escuchar el patha con mucha atención. A los Vrajavasis no les agradaba, pero Ba-ba no objetaba su presencia. El último día, cuando estaba por completarse el pa-tha, el niño llegó como poseído por alguien más y se sentó en el regazo de Baba. En la mitad del patha preguntó, "Baba, ¿después del Rasa-lila, dónde descansó Krsna, en el Seva-kuñja o en el Samketa-vana?".

Antes de que Baba pudiera responder, se oyó un fuerte ruido, como la ex-plosión de una bomba. Su alma emprendió su vuelo a través de su brahma-randhra (la apertura en la coronilla) y probablemente llegó a donde Radha y Krsna esta-ban descansando después del rasa.

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CAPITULO VIII

Sripada Navakisora Gosvami y Sripada Locanananda Gosvami

Sripada Navakisora Gosvami y Sripada Locanananda Gosvami eran los hijos de Sripada Laksmikanta Gosvami, un descendiente de Sri Nityananda Prabhu. Ambos hermanos eran eruditos e intensamente consagrados devocionalmente. Ambos renun-ciaron al mundo en lo mejor de su juventud y fueron a Vrndavana para el bhajana.

Ellos eran conscientes de la cabal necesidad de una guía espiritual y de-searon tomar refugio en siddha Srikrsna Dasa Baba de Govardhana, mas considera-ron que si le revelaban su identidad, él los consideraría adorables, por ser descendientes de Nityananda Prabhu, y no los aceptaría como sus discípulos. Por consiguiente, le dijeron que pertenecían a una casta inferior y le solicitaron los aceptara como sus sirvientes y los guiara en el bhajana.

Krsnadasa Baba estaba impresionado por su sinceridad y perspicacia. Los alojó en su asrama y comenzó a enseñarles el asthakalina-lila-smarana (medita-ción del Krsna-lila como se realiza en las ocho divisiones diarias). Krsnadasa Baba estaba ya muy viejo y necesitaba personas sinceras y capaces como ellos pa-ra servirlo. De manera que aceptó toda clase de servicios de parte de ellos, sin vacilar. Ellos también prestaron toda clase de servicios, incluso los domés-ticos, muy fielmente.

Tras algún tiempo, su hermano menor llegó a Govardhana, a pedido de ellos y acudió al asrama de Krsnadasa Baba. En ese momento, los dos hermanos habían ido al Manasa Ganga para bañarse. Al regresar, vieron que Siddha Baba estaba ro-jo de ira y a su hermano menor sentado a su lado. Comprendieron que Baba estaba enojado porque se había enterado de su linaje. Cayeron a sus pies y le pidieron perdón. Siddha Baba dijo con la voz airada, "¡Son un fraude! Han usurpado mi derecho a servir y me han obligado a aceptar su servicio engañosamente. ¿Acaso existe una traición mayor que ésta? ¡Nunca imaginé que los Prabhu-santana (des-cendientes de Nityananda Prabhu) pudieran ser tan impostores!".

Ambos hermanos expresaron con las manos juntas y los ojos llenos de lágri-mas, "¡Maharaja! Somos grandes pecadores; hemos estado acumulando pecados naci-miento tras nacimiento. Es en mérito a esos pecados que en esta ocasión nacemos en una familia en la cual por la propia naturaleza de nuestro nacimiento somos retirados del bhakti. Nuestra cuna y abolengo, -por los cuales la sociedad nos adora- nos ha llenado de orgullo y nos ha tornado ineptos para el bhakti. Reali-zamos que a menos que dsescendiéramos de ese alto pedestal en el cual nos puso el destino, y nos refugiáramos a los pies de un mahabhagavata (santo siddha), no teníamos esperanza de alcanzar bhakti. Sabíamos que nadie nos aceptaría si reve-lábamos nuestra identidad.

En consecuencia, nos vimos obligados a adoptar esta vía. Indudablemente hemos cometido una ofensa. Puede aplicarnos cualesquiera castigo considere con-veniente".

Krsnadasa Baba dijo, "Vuestro castigo es el siguiente: Ambos laven sus pies con sus propias manos, y denme a beber su caranamrta (1). Solo así la ofen-sa que han cometido por servirme de modo fraudulento será expiada".

Los hermanos Gosvami debieron obedecer, aunque muy involuntaria y doloro-samente, de modo de apaciguar al Baba. Baba se apaciguó. El dijo, 'Estoy feliz porque Krsna me dio la compañía de dos grandes personas como ustedes. Es en mé-rito a vuestra humildad vaisnava que consideraron su nacimiento y linaje como una maldición. De hecho, se debe a vuestro linaje y a que son tan humildes y de-votos. Yo no poseo siquiera un remedo de la humildad y devoción que ustedes po-seen. Continúen quedándose en este asrama, haciendo el bhajana. Yo por mi parte, me considero honrado y bendecido".

Mas los hermanos Gosvami alegaron su incapacidad para quedarse en el asra-ma más tiempo. ¿Cómo podían quedarse allí y ser reverenciados por un Siddha Baba y sus discípulos, a quienes ellos por su parte reverenciaban? Buscaron un lugar

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solitario en una aldea lejana al oeste de Kamyavana, llamada Pasupa, y vivieron allí.

De vez en cuando iban a Kamyavana a tomar darsana del siddha Sri Jaikrsna-dasa Baba. Su familiaridad con él no era nueva. Solían acudir a él por satsanga (compañía santa) incluso antes de renunciar al mundo. Sri Jaikrsnadasa Baba era en ese momento un poderoso imán de bhakti, que atraía no solo a los sadhakas de diferentes sitios, sino tambien a las deidades. Una vez, cuando Navakisora Gos-vami había ido a quedarse con él por algún tiempo, había llevado consigo a su deidad Sri Radha-Madanamohana. Sri Radha-Madanamohana se sintió tan atraída por Baba que una noche Ella le dijo a Navakisora Gosvami en un sueño, 'Me has servi-do por mucho tiempo. He estado feliz con tu servicio, mas ahora me gustaría que-darme con Jaikrsnadasa Baba Ji y aceptar su servicio. No regresaré a Dhacca". Navakisora Gosvami tuvo que regresar solo; Radha-Madanamohana Ji se quedó con Jaikrsnadasa Baba. De modo que al acudir a Jaikrsnadasa Baba Ji, Navakisora Gosvami solía experimentar una doble atracción, la atracción de Baba y la de su propio Thakura, Sri Radha-Madanamohana.

Tras cierto tiempo, los hermanos Gosvami recibieron la información de que todos los demás miembros de su familia habían muerto, y que no había nadie que cuidara a la deidad familiar. De manera que debieron regresar a Dhacca. En esa época, el ingreso de la familia era magro, y era difícil continuar con el servi-cio de la deidad satisfactoriamente. La deidad le dijo en un sueño, "No te preocupes por mi servicio. En el pueblo Fardavaja, en el distrito de Cattagrama, vive un devoto que es un gran terrateniente. Todos los de su familia pronto mo-rirán. Nadie quedará a cargo de su propiedad. El me transferirá todos sus bienes. Mi servicio se efectuará con el ingreso de esa propiedad".

Ambos hermanos luego llevaron a la deidad al terrateniente y le refirieron el sueño. El con gusto transfirió toda su propiedad a la deidad mediante una donación y designó a los dos hermanos como sevaitas (servidores). El servicio de la deidad comenzó a ser realizado de un modo regio. Con frecuencia se celebra-ban sankirtanas y festivales y se entregaba prasada a todos en general.

Ambos hermanos habían renunciado al mundo por el bhajana, mas fueron de-vueltos al mundo por voluntad de Krsna. ¿Acaso ello planteó algún obstáculo a su progreso en el bhakti? No. Pues el mundo en el que entonces vivían, era el mundo de Krsna. Ellos vivían y respiraban en el mundo de Krsna, para Krsna. Por lo tanto, continuaron elevándose en el bhakti hasta que alcanzaron el logro (si-ddhavastha). Ello se evidencia a partir de dos episodios en la vida de Locanan-anda Prabhu, que son muy conocidos.

En una ocasión, Locanananda Prabhu fue invitado al sankirtana en la casa de Sri Kartika Adhikari, un famoso médico de Fardavaja. Locanananda estaba bai-lando en el sankirtana; de pronto, abrumado por una suerte de emoción (bhava) salió corriendo de la casa y desapareció. Incluso después que el sankirtana ter-minara, él no había regresado. Adhikari ji lo hizo buscar por todo Cattagrama, pero sin éxito. Al segundo día, se organizó una búsqueda más amplia. Se envia-ron personas a Navadvipa, Nilacala y Vrndavana. Al cuarto día, cuando Adhikari Ji estaba sentado con cierta cantidad de devotos en su sala de exhibición, ob-servó que se habían reunido algunas vacas alrededor del basurero, enfrente de su casa. Algunas de ellas, paradas en el borde del mismo, miraban sorprendidas algo que estaba allí abajo, otras parecían estar oliendo algo y otras más, embriaga-das por el aroma, danzaban de un modo exaltado, con sus colas alzadas. Esto despertó la curiosidad de Adhikari Ji y los demás. Acudieron cerca del basurero y vieron el cuerpo de un hombre enterrado allí cabeza abajo. ¿De quién podría ser ese cuerpo? Lo retiraron. "¡Oh, Locanananda Prabhu!" -gritaron azorados. Locanananda Prabhu había salido corriendo del sankirtana en estado de trance y caído al hoyo. Tras el sankirtana se había celebrado una fiesta con alrededor de 500 personas, a las cuales se les sirvió en hojas de plátano. Las hojas con los remanentes de comida que habían sido arrojadas al hoyo, habían cubierto todo su cuerpo. Las vacas se habían adentrado en el hoyo para comer las hojas y el alimento. En dicho proceso, fueron descubiertos los pies. Ellas comenzaron a

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oler y a lamer los pies, lo cual las colmó con una exaltación tal que salieron del hoyo y comenzaron a danzar en éxtasis.

El cuerpo de Locanananda Prabhu estaba lavado, mas no tenía señales de vi-da. Todos comenzaron a lamentar su muerte, apenados de que una persona santa co-mo él hubiera tenido esa clase de fin. Pero Adhikari Ji, quien no solo era un médico competente sino también un devoto avanzado, examinó el cuerpo cuidadosa-mente y dijo, "Prabhu Ji no está muerto. De estarlo, su cuerpo no estaría fres-co después de tres días". Les pidió a todos que celebraran el kirtana. En cuan-to el kirtana comenzó, Prabhu se puso de pie y comenzó a bailar en éxtasis como antes. Al recobrar sus sentidos, la gente le preguntó cómo era que había salido corriendo del sankirtana y había estado tirado en la basura durante tres días. El dijo que no sabía de qué le hablaban.

Sitakunda Candranatha, un lugar del distrito Cattagrama, es famoso por el templo de Sambhunatha y la prolongada feria de 15 días celebrada allí en ocasión del Siva-caturdasi. Miles de sadhus y peregrinos asistían a la feria. La puer-ta del templo es abierta a medianoche para el darsana. En una ocasión, Locanan-anda Prabhu fué allí con varios otros devotos. A medianoche, cuando se dirigía con ellos a tomar el darsana de Sambhunatha, encontró a un Jogisvara cerca del Vyasakunda y del templo de Kala-bhairava. Era alto y obeso. Su cuerpo negro es-taba untado con cenizas. Una guirnalda de huesos colgaba alrededor de su cuello. Su largo cabello enmarañado de color amarillo, llegaba hasta sus pies. Usaba un tripunda tilaka (2) en su frente y sus ojos centelleaban como dos bolas de fue-go. Los devotos se asustaron al verlo, mas él cayó postrado a los pies de Loca-nananda Prabhu y suplicó, "¡Mi Señor! Yo soy la deidad regente de este lugar. Mi nombre es Kala-bhairava. He estado aceptando los pecados de la gente, en conse-cuencia, me he abrumado por esa carga de pecados. He estado esperando ansiosa-mente tu llegada aquí para mi liberación. Ten la amabilidad de ser misericordio-so conmigo". Locanananda Prabhu le entregó el Krsna-mantra. El se postró nue-vamente con reverencia delante suyo, ofreció un mohura de oro a sus pies y des-apareció.

En Fardavaja, había un río a una media milla de distancia de la casa de Adhikari Ji. Locanananda Prabhu solía frecuentar ese río para bañarse cada ma-ñana. Una vez, la villa fue asolada por el cólera. La epidemia se cobraba una buena cantidad de vidas cada día. Un día, cuando Locanananda Prabhu regresaba del río después de bañarse, una vieja diabólica que emitía un desagradable hedor de su cuerpo, tocó sus pies a modo de reverencia. El prorrumpió en ira, "¿Quién eres, sucia y despreciable mujer? Has estropeado el agua que acarreaba desde el río para la deidad al tocarme".

La mujer tembló de temor. Dijo con las manos juntas, "Prabhu, soy una gran pecadora. Mi única función es matar gente inocente. Además, he cometido una ofensa tocando tus santos pies. Ignoro cuál será mi destino".

"¿Pero quién eres?" -gritó Locanananda Prabhu."Yo soy visucika devi (la diosa del cólera)" -replicó la vieja.Locanananda Prabhu se apiadó de ella y le dio su Harinama. Luego ella di-

jo, "Prabhu, tú eres mi guru. Es mi deber ofrendarte algo. ¿Cuál ha de ser mi ofrenda?".

"Sal inmediatamente de la villa y nunca vuelvas aquí. Esa es la única ofrenda que puedo aceptar".

La dama obedeció.Locanananda Prabhu fue nuevamente al río a bañarse. A su vuelta, le refi-

rió a Adhikari Ji, "Tu aldea está ahora libre del azote del cólera para siem-pre".

Sorpresivamente, todos los enfermos de cólera de la villa se recuperaron de inmediato y desde entonces, nadie de ese pueblo ha padecido de cólera. Más aún, los pacientes de cólera de otros pueblos, se sanan al venir aquí. (3).

Tras cierto tiempo, tanto Sripada Navakisora Gosvami Prabhu como Sripada Locanananda Gosvami Prabhu, fueron a Jagannatha Puri en la época del Ratha-ya-tra. Sripada Navakisora Gosvami Prabhu dejó el cuerpo mientras tomaba darsana de Jagannatha Ji, en el momento del Ratha yatra. Locanananda Prabhu luego se

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sentó a los pies del cuerpo muerto y dijo, "¡Prabhu! Me guardaste a tu lado co-mo tu propia sombra, desde el nacimiento. ¿Me dejarás solo ahora?". Así dicien-do, él también dejó su cuerpo y siguió al hermano mayor al nitya dhama (la mora-da eterna de Radha y Krsna).

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CAPITULO IX

Sri Jagannatha Dasa Baba Ji

Sri Jagannatha Dasa Baba Ji vivió por un largo período de tiempo; 147 años. Solía permanecer seis meses en Vraja y seis meses en Navadvipa. Era famo-so en toda Bengala y Vraja como un siddha purusa.

En una ocasión, estando en Navadvipa, Gopinatha Raya y Janaki Natha Raya, dos engreídos terratenientes de Bhagyakula fueron a verlo. Ellos le dijeron, "Baba, tenemos noticias de que Ud. es un siddha purusa. Muéstrenos algún mila-gro".

"¿Qué? ¿Quién les dijo que yo soy un siddha?" Así diciendo, Baba golpeó el suelo con su vara varias veces.

"Vayámonos. Baba está enojado" -dijeron los atemorizados terratenientes y comenzaron a alejarse.

"No, no. No estoy enojado. Solo estaba tratando de echar a una cabra que estaba comiendo la planta de tulasi en el kuñja de Lokanatha Gosvami en el Radha-Kunda" -dijo Baba humildemente.

Los patrones se asombraron. ¿Cómo podía Baba ver y echar a un animal a cientos de millas de distancia?. Inmediatamente despacharon un telegrama con respuesta paga a alguien del Radha-Kunda, para que averiguara sobre ese inciden-te. La respuesta fue que una cabra había realmente comido la planta de tulasi en el Kuñja de Lokanatha Gosvami ese día.

Los terratenientes acudieron nuevamente al Baba y se disculparon por su arrogancia. Una vez que se retiraron, Baba le dijo a Vihari, su discípulo. "¡Pobres almas de Kali! Les mostré algo para que no tuvieran que sufrir por nin-guna ofensa en contra mía".

Los terratenientes eran necios por haber puesto a prueba el logro de Baba como santo, al pedirle que mostrara un milagro. El estado siddha del Baba era obvio. El mismo era un milagro. En ese momento contaba con ciento veinticinco años. Su cuerpo estaba arqueado como un semi-círculo. Sus largas cejas colga-ban sobre sus ojos como cortinas. Apenas si podía caminar. Si tenía que ir a al-guna parte, su discípulo Vihari tenía que cargarlo sobre sus hombros. Empero, su vigor en el bhajana era único. Hacía la japa durante casi toda la noche. A la mañana, realizaba mil dandavats delante de las deidades. A menudo ayunaba continuamente por tres días, sin siquiera beber agua. Solía ofrecer hojas de tulasi a Giridhari con la ayuda de sus dos discípulos, quienes se paraban a am-bos lados suyos y alzaban sus cejas con sus manos para permitirle que lo hicie-ra. En el sankirtana, danzaba y cantaba, y al danzar, saltaba unos cuatro pies de alto por el éxtasis.

Los grandes santos no gustan de exhibir su poder de realizar milagros, mas a veces son compelidos a hacerlo para inocular fé en las mentes escépticas o pa-ra aliviar el sufrimiento de alguien, en mérito a la misericordia. Jagannatha Dasa Baba también lo hacía a veces.

Una vez, se inundó todo Navadvipa. Casi todos debieron hacer la evacua-ción. Pero Baba no. Vihari, quien era su único asistente en esa época, cayó se-veramente enfermo. Pyarimohana Gosvami del templo de Mahaprabhu llamó a un doc-tor de Calcuta. El doctor diagnosticó su estado como muy crítico. El dijo, "El paciente morirá antes del amanecer". Lala Babu llamó a su Kaviraja. El también confirmó lo que el doctor había dicho. Luego Baba dijo, "Está bien, veré quién se lleva a Vihari de mi lado". Se sentó al lado de su lecho y comenzó a cantar la japa. Tras una media hora, Vihari abrió sus ojos y dijo, "Baba, tengo mucho hambre". Baba inmediatamente cocinó un poco de mohana-bhoga (1) y le dio de co-mer. Luego de haber comido, Baba le pidió que fuera a cocinar para la deidad. Vihari se bañó y comenzó a cocinar.

Vihari era un vrajavasi. El no sabía bengalí. Pero Baba le pidió que leye-ra el Caitanya-caritamrta cada día para que él pudiera escucharlo. El dijo, "Baba, no sé bengalí". Pero Baba le pidió que comprara una copia del Caitanya-

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caritamrta, lo cual hizo. Luego le solicitó que leyera. Vihari se limitó a mi-rarlo con expresión ausente. El dijo enojado, "No me mires. Mira el libro". Vihari miró el libro y para su sorpresa, descubrió que podía leer el Caitanya-caritamrta como quien ha aprendido bien el bengalí y estudiado el Caritamrta.

Asimismo, Baba dijo a Vihari un día, "Vihari, yo cantaré, tú me acompañas en la mrdanga". (2). Vihari dijo, "¡Baba! Nunca he tocado una mrdanga. ¿Cómo puedo tocarla?". "No hace daño intentarlo" -replicó Baba. De modo que Baba co-menzó a cantar y Vihari tomó la mrdanga. ¡Oh! Tocaba como un experto.

El santo siddha en ocasiones hace milagros incluso sin saberlo o involun-tariamente. En el estado de bhava o éxtasis acarreado por el estímulo del sen-timiento del amor divino, los milagros suceden automáticamente, porque en dicho estado, el santo se halla a tono con el Señor; la fuente infinita del inconcebi-ble poder o energía (acintya sakti) que trasciende las leyes de la naturaleza o de la ciencia. Esto sucedió en el caso de Baba en numerosas ocasiones. Una vez, un grupo de kirtana pasó al lado de su choza en Navadvipa. Al oír el kirta-na, Baba le pidió a Vihari que lo llevara cerca del grupo. Vihari lo levantó de inmediato y lo puso sobre sus hombros, llevándolo allí. Baba se postró ante el grupo, en señal de reverencia. Poco después el sonido del kirtana lo saturó de un éxtasis tal, que se puso de pie y cantó y bailó con el grupo. Ya no era el viejo encorvado que debía ser llevado en andas por Vihari. Caminaba junto con los demás, cantando y bailando con ellos. Mientras cantaba y bailaba se alzaba dos o tres pies del suelo, en éxtasis y a veces caía inconsciente a tierra. Da-do que el camino se hallaba en reparación, con algunas canteras diseminadas aquí y allá, la caída lastimó su cuerpo, pero él no fue consciente en absoluto de ello. Al estar así desmayado, los devotos entonaron el kirtana cerca de sus oí-dos. Luego, recuperó la conciencia y comenzó nuevamente a caminar, a bailar y a cantar, como si nada hubiera sucedido. El bhava es contagioso. El bhava de Ba-ba tocó el corazón de los miembros del grupo, como una corriente eléctrica y ellos también se perdieron de éxtasis. En consecuencia, comenzaron a moverse más lentamente. Les tomó seis horas cubrir la distancia desde la choza de Baba hasta el árbol baniano en Ranighata, donde hicieron un alto. ¡Baba caminó todo el tiempo con ellos y danzó y saltó en estado de trance!

Baba había practicado un largo entrenamiento de sadhana para llegar a ese estado. Siempre había sentido una estoica apatía por el mundo y se hallaba com-pletamente libre de apegos. Ni siquiera tocaba el dinero. Cierta vez en que Vihari lo llevaba sobre sus hombros un hombre rico le ofreció una rupia. Al lle-gar allí, llamó al hombre y le dijo, "por favor, tome su rupia. He sabido que Ud. tiene miles de rupias; yo no puedo soportar siquiera un mordisco de una sola rupia. Me pregunto cómo puede Ud. soportar mordisquear tantas rupias". La rupia la tenía Vihari, mas a Baba le picaba porque el la había tocado mentalmente al pedirle que la conservara.

Baba vivió como un asceta. Su dieta era estrictamente regulada. Durante los cuatro meses de la estación lluviosa, en el primer mes solo tomaba bananas por la noche; en el segundo, guavas; en el tercero, grano de la estación y en el cuarto, flores de banana hervidas sin sal.

En una ocasión, Baba fue a Hrsikesa para el mantra-purascarana (3). Vihari fue con él. Durante el purascarana, se levantaba a las 3.a.m., tomaba su baño, cerraba la puerta de su habitación y se sentaba a hacer la japa toda la noche. Durante dicho período, observaba silencio y no comía ni bebía nada. Si debía ir a orinar o siquiera si tenía gases, detenía la japa y se bañaba antes de reanu-darla. A la noche, tomaba havisyanna (arroz hervido con ghi). Al cabo de dos meses, un día vió un árbol cargado con muchísimos frutos. Se excitó y le dijo a Vihari, "¡Vihari, mira cuantos frutos tiene este árbol!". Así pues, rompió su silencio y debió reiniciar el purascarana desde el principio. Al cabo de tres meses, tuvo el darsana de Gaura-Nitai; así es como se convirtió en un siddha. Solía decir que si uno quiere ver a Gauranga Mahaprabhu o a Sri Krsna en esta vida, debe hacer purascarana.

Los santos siddha son independientes y faltos de temor. Ellos viven en un mundo que les es propio y hacen lo que quieren, preocupándose poco de lo que los

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demás puedan decir. Una vez, cuando Baba estaba en Vrndavana, le pidió a un ba-rrendero que le diera un roti (4) para comer.

El barrendero dijo, "¿Porqué se burla de mí, Baba?"."No, no me estoy burlando. Tengo mucho hambre"."Pero yo soy un barrendero, ¿cómo ha de comer pan de mi mano?""¿Qué cosa? Tú eres un barrendero de Vrndavana. Un barrendero de Vrndavana

es superior incluso a los Brahmanas".El barrendero no podía desobedecer a un santo como Baba. Le dió un roti a

regañadientes y éste lo comió.Vihari observaba todo desfalleciente. El dijo, "¿Qué ha hecho, Baba? La

sociedad lo tratará como a un descastado. Será difícil que pueda quedarse en Vrndavana". Baba solo sonrió.

La noticia se difundió como fuego por toda Vrndavana, -Baba había comido el roti de un barrendero-. Pronto acudieron Nilamani Gosvami, Radhika Natha Gos-vami, Gaura Siromani, Gaura Sundara Raya y otros dignatarios de Vrndavana, en delegación. Baba le solicitó a Vihari que les diera un asana (5) para sentarse. Ellos se sentaron por su cuenta, pero quedaron mirándose entre sí por algún tiempo, pues nadie juntaba el valor suficiente para hablar.

Baba dijo, "Sé porqué han venido. ¿Porqué no revelan la mente?"Luego ellos expresaron en un tono sumiso. "¡Baba! Ud. es la joya cumbre de

todo Vraja. Si alguien dice algo en contra suyo, nos sentimos muy dolidos. Aho-ra, todos hablan en contra de Ud. Hay quienes dicen, "Baba se ha vuelto loco". Otros dicen, "Si Baba desafía las viejas tradiciones, ¿qué pasará con la socie-dad?"

No pudieron seguir hablando.Baba era independiente, hasta un punto tal que incluso trataba a las dei-

dades a las que adoraba según su voluntad. En una ocasión, vivió cierto tiempo en el Suryakunda en Vraja. Los luga-

reños le habían construído una choza, mas como Baba deseaba servir a Gaura-Ni-tai, también le construyeron un templo para las Deidades. Vihari llevó dos her-mosas imágenes de Gaura-Nitai desde Bengala, las cuales fueron debidamente ins-taladas en el templo. Las imágenes eran de metal y oro deslumbrante. Una noche, vinieron unos ladrones mientras Baba estaba haciendo el bhajana. Ellos dijeron, "Baba, somos ladrones; debe entregarnos todas sus posesiones". Baba dijo, "¿Y qué poseo yo? Soy solo un sirviente. Los amos están en el templo. Acudan a Ellos". Los ladrones entraron al templo. Se llenaron de gozo al ver las imáge-nes. Pensaron que estaban hechas de oro, de modo que Las envolvieron en un lien-zo, con la intención de huír corriendo. Pero el jefe de los asaltantes, que era quien Las llevaba, chocó contra el marco superior de la puerta y cayò al suelo junto con las imágenes. Considerándolo un mal presagio, los ladrones dejaron a las Deidades y huyeron a la carrera. A la mañana siguiente, Baba pidió a Vihari que regalara las Deidades a alguien de Vrndavana. Vihari Las tomó y las entregó a una cierta Ma Gosvamini de Gayesapura. En la actualidad, las Deidades están instaladas en un templo de Gopala Bhaga, en Vrndavana. Son conocidas como sona-ra (doradas) Gauranga y Nitai.

Al cabo de un tiempo, Baba volvió a pedirle a Vihari, "Vihari, no me sien-to feliz sin una Deidad. Consígueme una imagen de Mahaprabhu de alguna parte". Vihari trajo una imagen de un Mahaprabhu de seis brazos de Dinu Baba ji, un Vaisnava de Manipuri, quien vivía en la villa de Mukhara, cerca del Radhakunda. La imagen fue debidamente instalada y adorada por Baba por diez años. Al cabo de esos diez años, él le dijo a Vihari, "Entrega la Deidad a alguien de Vrndava-na". Vihari La entregó a Baba Nityananda Dasa Ji de Gopalagaru Matha, en Vrnda-vana. En la actualidad, dicha Deidad es adorada en un templo del predio adyacen-te al límite de Nidhuvana en Vrndavana.

Es difícil precisar porqué Baba trajo dos veces a las Deidades y las rega-ló. ¿Acaso cometió alguna aparadha (ofensa) por así hacerlo? No es correcto juzgar el comportamiento de un santo siddha por los cánones de conducta ordina-ria, pues ellos están por encima de todas las reglas y regulaciones establecidas en las Escrituras para los devotos ordinarios. La intimidad amorosa que ellos

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despliegan con la Deidad a la cual adoran, no involucra ninguna suerte de reglas y regulaciones. En el juego amoroso que ocurre entre ambos, ellos son libres de comportarse como deseen. Ambos juegan a las escondidas entre sí. Quizás los dos episodios antes narrados sean ejemplos de jugar a las escondidas entre las Dei-dades y Baba.

O quizás las Deidades hubieran hecho algo que ocasionó cierto desagrado por parte de Baba. No faltan ejemplos del castigo del devoto a la Deidad por su mala acción. El castigo de Yasoda al niño Krsna es muy famoso. Los relatos de castigo a la Deidad por parte de otros devotos tampoco escasean. Por ejemplo, Bansidasa Baba de Navadvipa, amonestó a sus deidades Gaura-Nitai porque él con-sideró habían hecho la vista gorda ante el robo de los dos potes en los cuales él solía cocinar separadamente para Ellas. Les dijo enojado, "Uds. pasaron por alto a los ladrones porque el robo fue cometido en Su presencia. ¿Cómo podrían los ladrones robar algo sin Su permiso? Por lo tanto, deben sufrir su mala ac-ción. No tendrán nada para comer hasta que los potes hayan regresado". De manera que tanto Gaura como Nitai se quedaron ese día sin comida. Baba también ayunó pues él solo comía el prasada de Gaura-Nitai. Al día siguiente, Nitai se sintió muy perturbado, quizás no tanto porque tuviera hambre sino porque no podía ver a Baba enojado por causa Suya. Probablemente la perturbación de Baba acarreara una perturbación similar en la mente del ladrón que se había quedado con ese pote en el cual solía cocinarse el alimento de Nitai. Llegó calmadamente con el pote y lo colocó en la casita de Baba. Bansi Dasa le dijo a Gaura, "Este es el pote de Nitai, de modo que El tendrá su comida hoy, pero Tú no, si quieres comer, debes traer también tu pote de regreso". Baba siempre cumplía lo que decía. De modo que cocinó para Nitai y le dió de comer. Mientras Nitai comía, Gaura simplemente lo miraba con la cara larga. ¿Cuánto tiempo habría Gaura de tolerarlo? En defi-nitiva, ya sea por Su voluntad o apremiando al ladrón, El también trajo de vuel-ta el segundo pote. Bansi Dasa Baba luego cocinó para Gaura.

Cabe la posibilidad de que Jagannatha Dasa Baba hubiera desalojado a Gau-ra-Nitai de su templo porque consideraba que Ellos habían invitado a los ladro-nes y generado una perturbación en su bhajana, mas ¿qué ofensa había cometido el Mahaprabhu de seis brazos para merecer Su desalojo? Solo Baba lo sabe. Los cami-nos de los santos que han realizado al Señor son no solo inescrutables sino que son los propios caminos del Señor.

Una vez Baba le dijo a Vihari, "Vihari, vayamos a Navadvipa"."¿Cuándo, Baba?""¿Cuándo? Ahora".Vihari levantó a Baba colocándolo sobre su hombro e inició el viaje a Na-

vadvipa. Mientras lo alzaba, descubrió que pesaba como una gran piedra, mas po-co después sintió como si estuviera llevando una tela sobre sus hombros. Ha-ciendo todo el trayecto a pie, Vihari llegó a Navadvipa en nueve días. ¿Quién puede precisar si ello se debió al milagroso poder de Baba o a la devoción de Vihari Dasa por el Guru?

Cuando Vihari iba atravesando el bosque de Bhagalapura, súbitamente se de-tuvo y comenzó a emprender el regreso. Baba preguntó, "¿Qué pasa, Vihari?". Vihari replicó en un tono de voz bajo, "hay un león allí sentado". Baba habló perentoriamente, "No, Un león no, un parsada (compañía) de Mahaprabhu, que ha venido a saludarte". Mientras decía esto, el león miró a Baba y desapareció en la selva.

La última vez que Baba fue a Navadvipa, decidió no regresar nunca más a Vrndavana. Las noticias se difundieron por todo Vraja, en el sentido de que Baba se iba de Vrndavana para bien. Nilamani Prabhu, Radhikanatha Prabhu y otros Vaisnavas, panditas y Vrajavasis acudieron para persuadirlo de que no se fuera. Ellos le preguntaron, "Baba, ¿porqué se va de Vrndavana a tan avanzada edad?".

La pregunta hizo asomar un cambio súbito en Baba. Sus ojos se llenaron de lágrimas, su cuerpo tembló y sus cabellos se erizaron. Replicó con la voz entre-cortada por la emoción, "Me voy porque quiero pasar los últimos días de mi vida en Navadvipa, a los pies de loto de Gaura-Nitai. Soy una persona baja. Ignoro cuántas ofensas habré cometido. Gaura-Nitai de Navadvipa son más misericordiosos

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que Krsna de Vrndavana. Ellos perdonan a la jiva las ofensas, la abrazan con amor y la aceptan como su parsada (compañía o sirviente).

Camino a Navadvipa, Baba se detuvo en Ambika Kaina para reunirse con su viejo amigo y hermano espiritual, el gran santo Bhagavan Dasa Baba Ji de Kaina. El cuadro de su reunión fué único. Las personas allí presentes, nunca habían presenciado nada semejante. Al verse el uno al otro, ambos santos se llenaron tanto de gozo que se aferraron fuertemente y comenzaron a rodar en tierra, ple-nos de emoción, durante horas. Ambos parecían estar en samadhi. Tal parecía que el samadhi nunca se quebraría. No había nada antinatural sobre ello, porque no era un encuentro entre personas ordinarias, sino una reunión de corazones en-tre dos devotos que habían realizado a Krsna y cuyos corazones desbordaban de Krsna-prema. El prema es tan poderoso que hace que no solo los devotos sino también Krsna gire frenéticamente y dance en éxtasis. (C.C. 3.18.17),

Los discípulos de los dos santos, sin embargo, se pusieron muy ansiosos. Visnudasa Baba, el principal discípulo de Bhagavan Dasa dijo a Vihari, "Ahora son las 11.p.m. Debemos hacer algo para traerlos de vuelta a la conciencia. Ja-gannatha Dasa Baba debe estar cansado y hambriento tras su largo viaje. Debe comer algo".

Vihari dijo, "Sí, Baba no ha probado un bocado de comida en los ultimos tres días". Así diciendo, alzó a Jagannatha Dasa Baba en su regazo y comenzó a masajear su pecho. Tras cierto rato, Baba recuperó la conciencia. Mirando a Vihari dijo,

"Vihari, ¿has tomado alimento?"¿Cómo podría, Baba, antes de que Ud. haya comido?" Ud. aún no ha comido

nada y ya son las 11- de la noche"."¡Noche! No, no es el anochecer".Todos se rieron. Baba se quedó con Bhagavana Dasa Baba por diez días y

luego fue a Navadvipa.Al llegar a Navadvipa, Vihari preguntó, "Baba, ¿en qué asrama debo quedar-

me?"Cualquier asrama de Navadvipa hubiera recibido con agrado a Baba, mas éste

dijo, "No iré a ningún asrama. Me quedaré debajo de un árbol". De manera que se quedó debajo de un árbol. Tras cierto tiempo, Vihari con la ayuda de Sri Kedara-natha Dutta, conocido como Bhaktivinoda Thakura, compró un predio cerca del ár-bol y construyó dos chozas adyacentes en el mismo. Posteriormente, Sri Banama-li Raya Bahadura de Tarasa hizo construir tres solares pucca circundados. Baba vivió allí por 32 años.

Dejó el cuerpo a la edad de 147.Había en el asrama de Baba un árbol kadamba sobre el cual solía sentarse

para meditar y cantar Hare Krsna. Luego de la desaparición de Baba, el árbol comenzó a secarse y su corteza se desprendió. En su cuerpo desnudo aparecieron las palabras "Hare Krsna" las cuales, aunque no muy diferenciadas, podían ser fácilmente leídas.

Cuatro o cinco días antes de que Baba dejara el cuerpo, había dicho a Vihari, "Vihari, tú me has prestado mucho servicio, y todavía no he podido hacer nada por tí. Hoy te daré cuatro o cinco carros cargados de riquezas".

Vihari dijo, "Bien dicho, Baba. Ud. no tiene nada, excepto un karava (6) roto ¡y me dará carros cargados de riquezas!".

"Oh, Vihari, tú no comprendes. Le pediré a Mahaprabhu y El lo arreglará fácilmente. Mas hazme saber si me quieres a mí o a las riquezas".

"Lo quiero a Ud., no la riqueza" -replicó Vihari prontamente.Baba se puso feliz al oírlo. Dijo, "Muy bien Vihari. Por elegirme a mí, me

tendrás, pero no la riqueza". A la vez, no tendrás que padecer por nada. Vivi-rás por cien años. Canta siempre el Harinama. Kali no podrá hacerte ningún daño. Serás bendecido con la visión de Gaura Nitai".

Nada se sabe acerca de los primeros años de la vida de Jagannatha Dasa Ba-ba, excepto que habría tomado diksa de Sri Jagadananda Gosvami de Srngaravata de Vrndavana y Vaisnava Sannyasa del siddha Sri Krsnadasa Baba de Govardhana.

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Baba tuvo gran cantidad de discípulos, algunos de los cuales se volvieron siddha. Entre sus discípulos siddha, cabe mencionar los siguientes:

1. Sri Vihari Dasa Baba Ji2. Sri Bhagavan Dasa Baba Ji3. Sri Gaurahari Dasa Baba Ji de Navadvipa.4. Sri Ramahari Dasa Baba Ji de Vrndavana.5. Sri Nityananda Dasa Baba Ji de Barasana y6. Sri Krsna Dasa Baba Ji de Kadambakhandi.Baba solía brindar valiosos consejos a los sadhakas. Por ejemplo, dijo:

1. Deben evitar la compañía de las mujeres o la compañía de un hombre que es afecto a las mujers, ni siquiera la compañía de un hombre que se asocie de alguna manera con la persona que es acompañada por mujeres.

2. Si quieren realizar el Fin Supremo, deben repetir regularmente el Hari-nama y constantemente. La regularidad es importante. Debe ser mantenida incluso al precio de la propia vida.

3. No deben olvidar a Gaura, pues El es incluso más misericordioso y bene-volente que Krsna. Krsna es tal como un regente justo, quien toma en cuenta vuestras ofensas al administrar justicia. Gaura no toma en cuenta vuestras ofen-sas. Mientras que Krsna se interesa más en la dispensa de justicia, Gaura se interesa más en la dispensa de misericordia. Desde ese punto de vista el Gaura-kirtana es también más útil que el Krsna-kirtana.

Gaura-kirtana es por ejemplo, Sri Krsna Caitanya Prabhu Nityananda, Sri Advaita Gadadhara Srivasadi Gaura Bhaktavrnda.

4. Krsna es el Avatara de Dvapara. Gaura es el Avatara de Kali. Debemos cantar el nombre y los himnos del avatara en cuya Era vivimos, tal como cantamos las alabanzas del rey en cuyo reino vivimos.

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CAPITULO X

Sri Gaurakisora Siromani

La suegra de Sri Gaurakisora Siromani era una dama casta. Al morir su es-poso, ella expresó su deseo de volverse sati. Sus relaciones trataron de disua-dirla, refiriéndole la pena y la tortura a las que se somete una sati. Luego, ella hundió su dedo en ghi (mantequilla clarificada) y lo colocó ante la llama de una lamparilla. El dedo comenzó a arder como un leño. Mostrándolo a sus re-laciones, ella dijo, "Vean como arde, pero a mí no me duele nada". Luego, tras circumbalar siete veces la pira ardiente en la cual se hallaba tendido el cadá-ver de su esposo, ella saltó dentro. Hasta el día de hoy, el sitio cerca de la estación Guskara, en el distrito de Vrndavana, donde ella se convirtió en sati es conocido como sati dañga. Antes de saltar a la pira ardiente, ella dijo a su propia gente, "Cuando mi hija Ramadasi llegue a la edad conveniente, deben ca-sarla con Gauracandra Siromani, el hijo de Dhanakrsna Cattopadhyaya de la villa Citahati en el tansila Katoya.

Ramadasi era un año y medio mayor que Gauracandra, quien era un jovencito que se dedicaba a la actuación teatral y no se interesaba demasiado en leer o escribir. Obviamente, la madre de Ramadasi había percibido en Gauracandra por su poder sobrenatural, un santo siddha en formación. Ramadasi se casó con él al llegar a la edad apropiada. Hacia los veinte años, Gauracandra ni siquiera ha-bía aprendido el alfabeto. Un día, uno de sus vecinos comentó, "Gaura, tal pare-ce que te quedarás analfabeto y serás una desgracia para tu familia". Desde ese preciso día, se preocupó intensamente por aprender. Tras aprender los rudimentos del idioma bengalí de cierto pandita, fue a Katoya y se unió al tola (una escue-la sánscrita) de Pañcanana Tarkaratna. Posteriormente, aprendió todos los bhakti-sastras de Sakhicarana Dasa Pandita Baba de Katoya, y se convirtió en un renombrado pandita, bien versado en los sastras. Comenzó a vivir en el natya mandira (1) del templo de Mahaprabhu en Katoya, y comenzó a enseñar.

Adoptó asimismo el diksa mantra del siddha Sri Caitanya Dasa Baba de Nava-dvipa e inició el bhajana. Desde la mañana temprano hasta las 2 de la tarde, pa-saba su tiempo en kirtana, nama-japa y lila-cintana (meditación en el lila). Se-guidamente, limpiaba el sendero al Ganga y el sitio utilizado por los vaisnavas como orinal. Luego se bañaba en el Ganges, iba al templo de Mahaprabhu por dar-sana, reverenciaba a los gosvamis y vaisnavas reunidos en el templo y tomaba una partícula de su prasada (2) arrojado por un pico afuera del templo. En cuanto a su comida, hervía cuatro puñados de arroz, le agregaba un poquito de sal y lo comía tras ofrecerlo a Mahaprabhu. Al anochecer, enseñaba el Srimad-Bhagavatam y demás sastras a los estudiantes. En una ocasión, comentando el janmadasya sloka del Srimad Bhagavatam en una reunión de grandes panditas vaisnavas de Katoya, Siromani Mahasaya habló por espacio de 35 días; su explicación versó en relación al sustento del concepto de Sri Gauranga y Su filosofía. Los panditas lo acla-maron rey de los panditas por unanimidad, tanto de Katoya como de la zona cir-cundante.

Los tantrika panditas (3) de Kagrama del distrito de Mursidabada, se pu-sieron celosos de él. Lo invitaron a Kagrama para un Bhagavata patha con miras a humillarlo. El patha fue arreglado cerca del templo de Visnu, en Kagrama. Al tercer día del patha, los panditas arreglaron un pasu-bali (sacrificio de ani-mal) para la Kali-puja, en reemplazo del patha en el mismo lugar donde éste se celebraba. Tras la Kali-puja, al comenzar el sacrificio, debían golpear al ani-mal dos veces con la espada, lo cual era un portento diabólico. De tal modo tra-taron de propiciar a la diosa. A la noche, la diosa le dijo al pujari en un sue-ño, "Has insultado a un visnu-bhakta. ¡Te mataré!".

Los tantrika panditas estaban muy asustados. Acudieron al Siromani Mahasa-ya (4) disculpándose por su mala acción y le pidieron que los salvara. Siromani Mahasaya les pidió que fueran a bañarse al Ganges y cantaran el Harinama. Los

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panditas obedecieron. Se bañaron en el Ganges y complacieron a la diosa, tomando iniciación en el Harinama de Siromani Mahasaya.

Tras algún tiempo, Siromani Mahasaya fue a Vrndavana, a vivir en una casa cerca del Kesighata, que incluso actualmente es conocida como el Siromani Kuñja. En Vrndavana, solía enseñar el Bhagavata a los vaisnavas, por la tarde. Un vie-jo vaisnava, a quien nadie conocía, asistía al Bhagavata patha cada día, justo al comenzar éste, retirándose una vez que finalizaba, sin darle oportunidad a nadie de preguntarle quién era y de dónde venía. Empero, escuchaba el patha con mucha atención. Un día, cuando Siromani Mahasaya estaba describiendo el daksa-yajña mencionado en el Cuarto Canto del Srimad-Bhagavatam, uno de los vaisnavas preguntó, "¿Cómo pudo Sati quemar su cuerpo con el poder yógico?". Antes de que Siromani Mahasaya pudiera responder, el viejo vaisnava, que nunca decía una sola palabra, expresó, "¡Quiere saberlo o quiere ver como ella lo hizo!".

Los demás vaisnavas dijeron, "¿A quién le gustaría oírlo si lo puede ver?".

El viejo vaisnava dijo entonces, "Está bien, miren". Se sentó con las piernas cruzadas de cara al norte y dijo, "¡Jaya Gauri!" y comenzó a meditar. Tras un ratito, el fuego comenzó a emanar de los dedos de sus pies. Lentamente comenzó a diseminarse por todo su cuerpo. "¡Oh! ¡Qué tragedia!". Los vaisnavas intentaron apagar el fuego vertiendo agua, pero no pudieron detener las llamas y el cuerpo del viejo vaisnava pronto fue reducido a cenizas.

Hemos referido anteriormente que muchos siddha mahatmas que dejaron su cuerpo físico en Vraja hace siglos, aún viven allí en su cuerpo espiritual y ayudan a remover las dudas y dificultades de los sadhakas. Quizás el viejo vais-nava sea uno de ellos.

Siromani Mahasaya se postró ante todos, considerándolo superior a él en devoción. Era difícil caminar a su lado, pues se inclinaba ante todo peregrino que llegaba a Vrndavana. Cuando alguien le preguntaba porqué se inclinaba ante los peregrinos, él replicaba, "Ud. no sabe que su devoción por Vrndavana se ha acentuado debido a que vive cerca de aquí, mas hay poco entusiasmo o deleite en ello. Pero esta gente vive en lugares muy apartados; algunos vienen de Bengala Oriental, otros de Gujarata, Maharastra, Madras o Multauna, pese a todos los in-convenientes y tribulaciones que tienen que padecer en el camino. Su anhelo y entusiasmo por Vrndavana es mucho más adorable. Por eso mi cabeza se inclina na-turalmente ante ellos".

Siromani Maharaja nunca permitía, -en la medida de lo posible- que nadie le ofreciera dandavats. Todo aquél que deseaba hacerlo, lo hallaba postrado a sus pies antes de poder reverenciarlo. En una ocasión Sridhara, un discípulo de Vijayakrsna Gosvami, recurrió a él por darsana. En ese momento, él estaba dormi-do. Sridhara hizo dandavats a sus pies. En cuanto se levantó, observó que dichos pies se habían inclinado automáticamente en otra dirección. Volvió a hacer dan-davats por segunda vez. Y sucedió lo mismo. Así pues, hizo dandavats tres veces, cada vez en un sentido diferente, conforme a la orientación de los pies de Siro-mani Mahasaya y cada vez sucedía lo mismo.

Tras vivir en Vrndavana por algún tiempo, Siromani Mahasaya cayó gravemen-te enfermo. Pensando que su vida pronto terminaría, tomó vesa (vaisnava sannya-sa) del siddha Sri Nityananda Dasa Baba Ji de Madanamohana Thaura. Tras el vesa, se le dio el nombre de Sri Gaurakisora Siromani. Por la gracia del guru, se re-cuperó lentamente de su enfermedad. Siddha Sri Balarama Dasa Baba Ji luego le aconsejó que fuera a vivir al asrama de Sri Nityananda Dasa Baba Ji, lo cual hi-zo. Incluso antes de su vesa, Gaurakisora Dasa Baba Ji era famoso como siddha mahatma. Después de su vesa, Nityananda Dasa Baba Ji se volvió aún más famoso y las personas acudían a él por darsana y consejo referente al bhajana. Observan-do que ello generaba disturbio en su bhajana, el propio Gaurakisora Siromani se sentó a la puerta del kuti de Nityananda Dasa Baba Ji para remover las dudas y problemas de la gente que venía a verlo, para su satisfacción. Si alguien in-sistía en tener el darsana de Nityananda Dasa Baba, le solicitaba que acudiera al anochecer, cuando Baba salía a a escuchar el patha diario.

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En mérito al servicio así prestado a Sri Gurudeva, su propio bhajana co-menzó a ser perturbado, aunque ello no lo disuadió de dicho servicio, porque lo consideraba de mayor importancia que su propio bhajana. Además, en su debido momento, se adaptó a la nueva situación y pudo continuar con su bhajana ininte-rrumpidamente, pese al servicio a Gurudeva. Solía decir a los tyagis (aquellos que han renunciado al mundo) que en su bhajana debían ser como la paloma de Nau-batakhana. (5).

Tiempo después que Gaurakisora Siromani hubiera tomado vesa de Nityananda Dasa Baba Ji, Pandita Ramakrsna Dasa Baba Ji también tomó vesa de él. Nityananda Dasa Baba Ji le dijo a Ramakrsna Dasa Baba Ji, "Aunque Gaurakisora es tu hermano espiritual, debes considerarlo como tu guru". Esto evidencia la alta estima en que el siddha Nityananda Dasa Baba Ji tenía por Gaurakisora Siromani.

En esa época, vivían en Vrndavana además de Nityananda Dasa Baba y Pandita Ramakrsna Dasa Baba, cantidad de siddha mahatmas y vaisnavas como ser Siddha Ba-larama Dasa Baba, Sri Brahmananda Gosvamipada de Srngaravata, Gosvami Sri Nila-mani Gosvamipada, Sri Haracandra Gosvamipada, Sri Gangaprasada Raya de Tarasa y Sri Hajara Mahasaya. Gaurakisora Siromani era altamente respetado por todos ellos.

Estos siddha mahatmas vigilan a todos los sadhakas. Si encuentran a alguno obrando en contra de los principios de conducta establecidos en los sastras para los sadhus y vaisnavas, lo castigan.

En una ocasión, tuvieron que castigar incluso a Gaurakisora Siromani Baba por uno de sus lapsus. La Rani de Hetamapura había venido a Vrndavana. A ella le complacía mucho atender el Bhagavata-patha de Gaurakisora Baba Ji. Después del patha, ella enviaba dinero, frutas, flores, etc. en concepto de daksina. El lo aceptaba pues no quería herir a la Rani rehusándolo. Los vaisnavas lo re-prendieron por ello. El se dio cuenta de la gravedad de su ofensa (6) y solicitó un castigo. Los vaisnavas ordenaron que debía hacer el Bhagavata-patha en todos los templos de Vrndavana durante un año. La orden era difícil, porque eran mu-chos templos. De todos modos, Gaurakisora Baba la ejecutó, haciendo varios pa-thas diarios.

Siromani Mahasaya nadaba siempre libremente en el océano del bhava y el más ligero estímulo lo sumergía hondo en el mismo. Una vez vio a una bailarina que regresaba de alguna parte después de una función. La niña le recordó a una Vraja-gopi y desbordó tanto de bhava que cayó inconsciente al suelo.

Una noche, Siromani Mahasaya oyó en un sueño que su guru Sri Caitanya Dasa Baba Ji le decía, "Siromani,¡estoy llegando a Vrndavana!". Comprendió que Guru-deva había dejado el cuerpo para participar en el Krsna-lila en el Vrndavana ce-lestial. Se conmovió sentidamente. Poco después, en 1890, siguió a su Gurudeva.

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CAPITULO XI

Sri Gauracarana Dasa Baba Ji

Siddha Sri Gauracarana Dasa Baba Ji era un descendiente de Sri Lokanatha Gosvami, un asociado de Sriman Mahaprabhu. Había nacido en la villa de Talkaha-ri, en el distrito de Jessore (Bangladesh). A muy temprana edad, se fue del ho-gar para ir a Navadvipa. Allí tomó iniciación del siddha Sri Caitanya Dasa Baba Ji. Tras permanecer en el servicio de gurudeva por mucho tiempo, le solicitó permiso para ir a ver la sagrada Vraja y regresar. Gurudeva dijo, "Vé, pero, ¿podrás volver? Llegando allí te encontrarás en la trampa del amor de Krsna y Balarama. Quizás Ellos no te dejen venir".

Gauracarana dijo, "No gurudeva, quédese tranquilo, yo regresaré ràpidamen-te tras hacer los 84 kosa parikrama (circumbalación) de Vraja.

Gauracarana fue a Vrndavana. Realizó el parikrama de Vraja. Al finalizar-lo, fue a Mahavana y tomó darsana de Dauji (la imagen de Balarama). Resolvió pasar la noche allí y partir para Navadvipa al amanecer. Durante la noche, mientras dormía, Dauji lo llamó por su nombre y dijo, "Mira, tú eres muy querido para mí. Quédate aquí y haz el bhajana en la cueva que ves allí. Aquí lograrás todo lo que deseas".

El devoto adora a Bhagavan porque Lo ama. Mas cuando Bhagavan comienza a amar al devoto, ¿qué le queda por obtener? Lo que queda, es el dulce juego de las escondidas que sucede entre los dos. Gauracarana Bhava tenía sakhya bhava o el bhava de relación amistosa hacia Bhagavan. Los amigos a menudo tienen peleas amorosas entre sí. Por lo tanto, no era antinatural que Gauracarana hubiera pe-leado con Dauji. De modo que protestando contra El, replicó, "No, iré a Navadvi-pa de acuerdo a las instrucciones de mi Guru. No me quedaré aquí".

"No te dejaré ir" -dijo Dauji con una sonrisa juguetona en el rostro.Gauracarana se encontró en un dilema. El no sabía si obedecer a su guru o

a Dauji. Tras reflexionar por un momento, dijo, "¡No, no! Iré. Me iré en este preciso instante".

Hablando de ese modo, se alzó rápidamente, colgó su bolsa sobre su hombro y partió a medianoche. Gauracarana andaba rápido; en sus oídos resonaban por mo-mentos las palabras de gurudeva, "¡Vé, pero, podrás retornar!", y otras veces, las palabras de Dauji, "No dejaré que te vayas". El rostro sonriente de Dauji parecía arrastrarlo de vuelta, a la fuerza. Cada tanto, se daba vuelta para ver si Dauji lo seguía. Estaba determinado a hacer un alto en el camino, solo luego de cruzar el límite de Vraja. Tras recorrer una larga distancia, pensó, "Quizás ya he cruzado el límite de Vraja". Mas al amanecer, se maravilló al ver donde se encontraba. Exclamó, "¡Oh, ¿He estado girando como un tonto alrededor del Bala-deva Kunda (1) toda la noche?! Esta ilusión ha sido una maniobra de Baladeva".

Las palabras de gurudeva se tornaron realidad. Gauracarana realizó que no le era posible escapar de la mano de Dauji. ¿Qué podía hacer el desamparado Baba Ji? Comenzó a habitar en la cueva señalada por Dauji para hacer allí su sadhana.

Se levantaba temprano cada mañana, se bañaba y cantaba "Rama (2) Krsna" con la ayuda de un largo rosario. Continuaba cantando hasta la tarde. Luego salía de la cueva, se bañaba nuevamente y se sentaba a leer el Srimad-Bhagavatam y otras Escrituras.

En el ocaso, salía a mendigar comida. No conversaba con nadie; tampoco iba a ninguna parte. De ese modo realizó por veinte años el bhajana en la caverna. Su absorción en el canto era tan profunda que incluso dormido se le oìa cantar "¡Rama-Krsna!".

Gauracarana Baba se vanagloriaba de ser el hermano menor de Sridama y el hermano mayor de Radharani. Se cree que Dauji solía frecuentar esa cueva para alimentarlo con mantequilla y azúcar dulce.

Tras algún tiempo, la reputación de Gauracarana como siddha mahatma se di-fundió ampliamente, por todas partes. Una persona devota de la casta saha acu-dió desde Bangladesh a obtener iniciación de él. Baba salía todos los días a

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mendigar y observaba que alguien se hallaba sentado afuera de su cueva, mas Baba no le decía nada. Así pasó un año. Luego un día le preguntó, "¿Quién eres? ¿Qué deseas?". Saha Mahasya se presentó diciendo, "Deseo tu gracia (o sea, la ini-ciación)".

"¿Qué tienes debajo del brazo?" -preguntó Baba."Es el Caitanya-caritamrta" -replicó él.Baba lo llevó al interior de la caverna y le pidió que recitara el Caitan-

ya-caritamrta. A partir de ese día y por casi un año, Saha Mahasya le recitó el Caitanya-caritamrta a diario. Durante ese período, Baba le dió diksa. Poste-riormente, le concedió vaisnava sannyasa y el nombre de Sri Dayala Dasa. Dayala Dasa fue el primer discípulo de Sri Gauracarana Dasa Baba Ji. Tras él, muchos otros tomaron iniciación o vesa de él.

En el momento de oír el recitado del Caitanya-caritamrta, Gauracarana Dasa Baba solía desbordar de bhava, de un modo tan abundante que las lágrimas de sus ojos humedecían completamente sus ropas. Al escuchar diariamente el recitado, se llenaba tanto de amor por Gaura que en vez de cantar "Rama-Krsna", comenzó a cantar los nombres de Gaura y Sus asociados: "Sri Gauranga, Nityananda, Sri Ad-vaitacarya, Gadadhara, Srivasadi Gaura Bhaktavrnda".

¿Cómo es que Gauracarana Baba, quien se hallaba tan intensamente consagra-do a Rama y Krsna, comenzó a ser un devoto de Gaura? ¿Se debía a que el madhurya (dulzura) de Bhagavan en la forma de un bhakta cargado con Mahabhava, el senti-miento de amor de Radha por Krsna, -el sentimiento de amor más elevado-, es aún más encantador que la dulzura (madhurya) de Krsna, la corporificación más eleva-da de todos los rasas?

Un año después, Dayala Dasa Baba Ji expresó a gurudeva su deseo de ir a Navadvipa a tener el darsana de su parama-gurudeva. (3) Gauracarana Dasa se en-contró en un dilema. No quería privarse de la compañía de un devoto amoroso como Dayala Dasa, mas tras reflexionar por un rato dijo suspirando profundamente, "¡Está bien! Vé. Yo no pude volver para servir a gurudeva. Vé tú y sírvelo".

Dayala Dasa se fué, pero Gauracarana no pudo soportar su separación. Co-menzó a pensar que el propio Sri Gauranga Mahaprabhu había ido a él disfrazado de Dayala Dasa para dispensarle Gaura-bhakti. Iba de bosquecillo en bosquecillo gritando, "¡Dayala! ¡Dayala!" -como un loco.

¿Acaso Gauracarana Baba, en mérito a su amor por Gaura olvidó todo sobre Rama y Krsna? La pregunta no cabe, pues Gaura no está separado de Krsna. El es solo una forma o manifestación diferente de Krsna. El es Gaura-Krsna o el Krsna de tez clara, en la forma y aspecto de un devoto. El aparece en esa forma para saborear el madhurya de Su propia forma Krsna y también para degustar el Krsna-prema o la bienaventuranza de la devoción amorosa por Krsna.

No hubo cambios en el sakhya-bhava de Gauracarana hacia Rama y Krsna. Un día, influído por el hechizo enloquecedor de este sentimiento, fue al templo de Govindaji en Vrndavana. Tal vez recordara las propias palabras de Krsna en el Srimad-Bhagavatam: "Yo sigo muy de cerca a Mi devoto para que el polvo de sus pies se fije en mi cuerpo y Me purifique". Fué hasta la imagen de Govindaji y dijo, "Toma el polvo de mis pies". El sacerdote de Govindaji pensó que estaba loco. Lo sacaron a empujones del templo. Mientras salía, volvió el rostro ha-cia Govindaji y dijo, "Está bien, sácame a empujones, pero recuerda que mi nom-bre es Gauracarana. Cuando vengas a jugar al anochecer, te haré tomar el polvo de mis pies. ¡A menos que lo hagas, no jugaré contigo!".

Quizás la conducta de Gauracarana Baba hacia Govinda suscite nuestra in-dignación mas sorprendentemente, Govinda la disfrutó. El siempre disfruta la explosión de ira amorosa de Su devoto, más que las alabanzas o glorificación de un devoto consciente de Su aisvarya (supremacía). Este es un ejemplo extremo de raganuga-bhakti o flujo espontáneo de devoción, libre de las presiones y exigen-cias de la moral imperante en los mandamientos de las Escrituras, el cual es prevaleciente en Vraja, mas resalta la importancia de la total ausencia de ais-varya bhava en el raganuga bhakti.

Tras cierto tiempo, Sri Gauracarana Dasa Baba fue a la villa de Kuñjara en Vraja para establecerse allí. Vivió mucho tiempo. En sus últimos años, residió

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en Vrndavana con su discípulo Sri Krsna-Caitanya Dasa (Raya Saheb Sri Kailasa Dasa) en el Manipuri Kuñja, donde abandonó su cuerpo físico, para unirse a Sri Krsna en el Vrndavana celestial y participar de su lila.

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CAPITULO XII

Sri Lala Babu

Era el ocaso. El sol estaba por ponerse. Lala Babu se hallaba en un palan-quín, en un recorrido de placer por Calcuta. Frente al palanquín había unos custodias armados y un cierto número de sirvientes y sepoys iban detrás. El pa-lanquín fue depositado en tierra, en medio de un hermoso bosquecillo rodeado de árboles cargados de frutos y enredaderas, y flores de diferentes matices.

Una hooka (1) con una larga pipa de boquilla de plata fue colocada delante de Lala Babu. Apoyado sobre un gran almohadón enfundado, llevó la pipa cerca de su boca y comenzó a fumar. Mientras fumaba, soplaba una refrescante brisa noc-turna, los pájaros regresaban a sus nidos piando, las olas del Ganges parecían danzar armónicamente y los rayos púrpura del sol poniente añadían su encanto a la escena. El corazón de Lala Babu se mecía de gozo al contemplar lo que a su parecer era un entretenimiento natural dedicado a él. Sentía que no habie nadie en el mundo máa feliz que él.

De pronto, una chispa lo disturbó. La chispa provenía de una casita de la vecindad. Era la choza de un pescador, quien estaba dormido. Su hija trataba de despertarlo, diciendo, "¡Baba, despierta! El día se termina, el sol se pone".

Las palabras de la niña sonaron en los oídos de Lala Baba por cierto tiem-po. Sentía que había oído un llamado de Vrndavana, un llamado de Radharani, quien estaba diciendo, "Baba, ¿cuánto tiempo más continuarás durmiendo? El tér-mino de vida pronto se acaba, de modo que despierta y haz lo que puedas mientras aún queda tiempo para conquistar a la muerte".

La llamada fué como un shock eléctrico. Sacudió todo el cuerpo de Lala Ba-bu. La pipa cayó de su boca. El burbujear de su hooka se detuvo. Se produjo en él un súbito cambio. Ya no era más el Lala Babu que se consideraba a sí mismo el más feliz de los hombres en el mundo. El sueño material de felicidad en el cual tanto había vivido, ya no le atraía más. Había realizado que la muerte era más real que el poder y la piel, la majestad y grandeza que había estado disfru-tando. Sabía que cuando viniera la muerte se fundiría en la nada, tal como cada bocanada de humo que había exhalado, observando la forma en que giraba hasta fundirse en el éter. El llamado lo despertó de su ensueño. Decidió no dormir más. Se determinó a renunciar a todo e ir a Vrndavana a consagrar el resto de su vida al servicio de Radha-Krsna.

Así determinado, regresó a su hogar. Pasó toda la noche llorando y orando a Radharani, para que Ella le diera el valor de obrar inmediatamente, en res-puesta a Su llamado. A la mañana siguiente, convocó a su esposa e hijos y dijo, "He oído el llamado de Radharani y me voy a Vrndavana". Su esposa e hijos llora-ron y gimieron. Los demás parientes y amigos emplearon todos sus recursos y fuerza para disuadirlo de su determinación, mas él los ignoró, tanto como el llanto y quejas de los suyos y partió hacia Vrndavana.

El verdadero nombre de Lala Babu era Krsna Candra Sinha. Nació en 1775, con una cuchara de plata en su boca. Su abuelo Ganga Govinda Sinha, era el go-bernador de Bengala y Bihara, en la época en que Warren Hastings era el goberna-dor general de la India. En mérito a su extraordinario talento, había amasado una gran fortuna y se había convertido en el amo de un gran Estado. Su hermano Radha-Govinda también era fabulosamente rico.

El padre de Krsna Candra Sinha, Pranakrsna, era el único heredero de la propiedad de ambos hermanos. Por consiguiente, se volvió el hombre más rico y respetable de India Oriental en aquellos tiempos. Krsna Candra era su único hi-jo. Ganga Govinda Sinha solía llamarlo "Lala" cariñosamente. Los sirvientes de la familia y las demás personas lo llamaban "Lala Babu", por respeto. En conse-cuencia, era conocido como Lala Babu en toda la India.

La inteligencia de Lala Babu era extraordinaria. Su padre designó a los mejores maestros para que le enseñaran inglés, sánscrito y persa. En poco tiem-po dominó completamente esos idiomas. Amaba leer el Bhagavata. Su estudio del

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mismo era tan acabado que podía explicar el significado profundo de cualquiera de sus slokas con sorprendente sagacidad y talento.

También era muy amable y generoso. Su corazón se derretía al ver el su-frimiento de los pobres y necesitados. Una vez, un hombre pobre que no podía casar a su hija por falta de dinero, acudió a el por ayuda. De inmediato, le solicitó al tesorero que le entregara mil rupias. El tesorero solicitó el per-miso del padre de Lala Babu. El dijo, "Dado que Lala ya ha prometido esa suma al hombre, entrégasela. Mas dile a Lala que solo debe dar caridad, de ese modo, cuando él mismo gane dinero o aumente las arcas del Estado".

Lala Babu se apenó mucho por ello. Se dijo a sí mismo, "¡El nieto del multimillonario Ganga Govinda Sinha no tiene el derecho de hacer siquiera un pe-queño servicio para alguien! Muy bien, lo hará por sus propios medios". Muy en contra de los deseos de sus padres, se fue a Vardhamana y aceptó el cargo de Sa-ristedara (principal) en el Dto. de Recaudaciones de Vardhamana. Debido a su ex-traordinario talento, comenzó a escalar posiciones. En esa época se casó y tuvo un hijo.

En 1803, Orissa cayó bajo la regencia británica. Fue entonces designado gobernador de Orissa. Consiguió una oportunidad de vivir en Puri, el lugar aso-ciado con el Lila divino de Mahaprabhu Sri Krsna Caitanya. Ello obró como un es-tímulo en relación a su inclinación innata por el bhakti; después de su labor oficial, consagraba el resto de su tiempo al estudio de textos religiosos, el nama-japa y el kirtana.

Tras algún tiempo, se enteró que su padre había muerto. La noticia llenó su corazón de dolor y remordimiento, pues luego de haberse ido del hogar, nunca regresó y su padre había muerto sin cumplir su añorado deseo de ver a su hijo y conocer a su nieto.

Renunció al puesto de Gobernador y regresó a Calcuta, porque la carga de manejar los asuntos de su padre había recaído sobre él. Comenzó a velar por di-chos asuntos patrimoniales, mas a menudo se preguntaba, "¿Acaso este Estado, con toda su riqueza, de la cual ahora soy el amo, sirven al verdadero propósito de la vida? De no ser así, porqué no buscar el sendero del Bhakti, el cual promete no solo la paz eterna y la felicidad, sino también la compañía eterna y el ser-vicio amoroso de los señores gemelos de mi corazón, Radha y Krsna". Radha y Krsna parecían atraerlo a Vrndavana, mas el pensar en su deber para con su madre viuda, su esposa e hijos, y quizás el deseo que aún perduraba en su mente de disfrutar al menos por ese tiempo de la opulencia de la cual era dueño, le im-pulsaban en dirección contraria. El conflicto continuó en su mente hasta que oyó el llamado de Radharani. Con el llamado, apareció la decisión final que lo llevó a Vrndavana, donde vivió la vida de un recluso. De la mañana a la noche, pasaba el día en el bhajana. Al anochecer, salía para el madhukari y se conten-taba con comer lo que fuere que obtuviera.

Su corazón lloraba al ver el estado de algunos de los antiguos templos y sus deidades, quienes no eran servidas con propiedad. Deseó poder hacer algo para mejorar su condición, mas solo podía desear porque ahora era un paupérrimo y un mendicante. Sin embargo, un pensamiento acudió a su mente. Se dijo a sí mismo, "Soy un mendicante, pero no mi Señor. Mi Señor es el dueño de la gran fortuna que dejé en Calcuta. A partir de ella puedo dar a mi esposa e hijos su parte legítima y disponer del resto para el servicio del Señor, mientras conti-núo viviendo solo de lo que obtengo en limosnas".

Comenzó a elaborar ese plan. Consiguió 25 lacs de rupias de su Estado de Jamidari en Bengala y Bihara. Con dicho dinero, inició la compra de una vasta extensión de terreno y propiedades en Vraja. En total, compró 74 parangana (2) de tierra. Empleó el ingreso de la misma en la reparación de templos y casas residenciales y en hacer arreglos para el servicio apropiado a las deidades de los templos.

También planeó construir un hermoso templo de Radha-Krsna en Vrndavana, con disposiciones para brindar alimento a cientos de sadhus y pobres diariamen-te.

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La construcción del templo fue iniciada. Lala Babu a menudo iba a Rajas-than a comprar piedra de primera calidad para el templo. En el camino, entre las idas y venidas, debía detenerse por un día o dos en Bharatapura, con el Maharaja de allí, quien era su viejo amigo.

Debido a su intimidad con el Maharaja, una vez se metió en problemas. En ese momento, la Cía. India Oriental negociaba un acuerdo con el Rajá de Rajas-than. El rol del Maharaja de Bharatapura era importante en dicho acuerdo. El Maharaja por alguna razón rehusó firmar el tratado. Algunas personas refirieron al Sr. Charles Metcaff, apoderado de la Cía. India Oriental, residente en Delhi, que el Maharaja estaba deseoso de firmar el acuerdo, pero que había cambiado de opinión debido al consejo de Lala Babu. Metcalf, entonces, mandó arrestar a La-la Babu y lo hizo traer a Delhi para someterlo a juicio.

La noticia del arresto de Lala Babu se difundió como un incendio por todo Vraja. Miles de Vrajavasis corrieron a Delhi a protestar contra el mismo. Me-tcalf se sorprendió y de alguna manera se preocupó al comprobar que Lala Baba ejercía tanta influencia en Vraja. Pospuso los procesos en su contra y envió sus espías a Vraja para que investigaran y le informaran su historia pasada y su carácter. Su informe abrió los ojos de Metcalf. Dejó en libertad a Lala Baba y se disculpó con él. También le ofreció el título de Maharaja, el cual él decli-nó, agradeciéndole.

En su debido momento, se construyó el hermoso y grande templo de Lala Babu en Vrndavana, en la zona conocida como Brahma-Kunda. Se instalaron hermosas imágenes de Radha y Krsna y se celebró la ceremonia de Prana-pratistha. (3). La imagen de Sri Krsna fue llamada Sri Krsna Candrama. Se hicieron arreglos en la casa de invitados para alimentar a centenares de personas con prasada cada día, aunque Lala Baba continuó mendigando comida para sí, como antes, de los Vrajava-sis.

Un día, en el mes muy frío de Enero, mientras Lala Babu contemplaba la apuesta imagen de Sri Krsna Candrama, un pensamiento extraño acudió a su mente. Le pidió al pujari que colocara una lamparilla de mantequilla en la cabeza de la deidad. El pujari miró a Lala Baba sorprendido. Lala Baba dijo, "Sí, sí, haz como te digo. Quiero ver si la deidad está realmente viva después del prana-pra-tistha. Si está viva, la manteca debe derretirse debido al calor de la cabeza".

El pujari tuvo que obedecer. Una pequeña cantidad de mantequilla fue de-positada en la cabeza de Sri Krsna Candrama. Tras cierto tiempo, la mantequilla se derritió y comenzó a rodar por las mejillas de la deidad. El pujari y los otros devotos allí presentes en esa ocasión, gritaron y lloraron de alegría. "¡Sri Krsna Candrama Ki Jaya, Sri Krsna Candrama Ki Jaya!" Lala Babu desbordó de bhava y cayó inconsciente al suelo.

En otra ocasión, Lala Babu deseó probar a la deidad. Pensó que si en la cabeza de Ella había calor, también debía haber algún aliento en su nariz. ¿Por-qué no probarlo también? Le dio un trocito de algodón al pujari y le pidió que ocluyera la nariz de la deidad. El pujari divertido sostuvo el algodón cerca de la nariz de la deidad. El algodón comenzó a vibrar debido a la exhalación. Lala Babu desbordó nuevamente de bhava y comenzó a rodar por el suelo. Estaba satis-fecho de que se hubiera celebrado bien el prana-pratistha.

Nadie debería, sin embargo, considerar que el prana-pratistha por sí solo es suficiente para infundir vida a la Deidad. Lo que es de suma importancia, es el bhava del devoto. La deidad vive y se mueve, aparece y desaparece de acuerdo al bhava del devoto. Fue el bhava de Lala Babu el que hizo posible que la deidad aprobara exitosamente ambas pruebas. La deidad siempre responde al corazón del devoto.

Un día, Krsna Candrama le dijo a Lala Babu en un sueño, "Estoy complacido con tu servicio, mas te ruego una cosa más".

"¡Ruego! Prabhu, Tú solo tienes que ordenar a este humilde sirviente. Ten la amabilidad de decirme qué puedo hacer por Tí".

"Tú ignoras, Lala Babu, que Yo soy un mendicante por nacimiento. Voy pi-diendo donaciones a Mis devotos. Aunque no hay nada que Yo no posea y no hay si-tio donde no viva, prefiero comer lo que Mis devotos me dan y vivir en los tem-

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plos que Me construyen. Tú me has hecho un templo en el que vivo con placer. Mas quiero que me construyas otro templo más".

"¿Otro templo? Tú sabes, Prabhu, que yo soy muy pobre. Todo el dinero que obtuve del Jamidari ya ha sido gastado. ¿Cómo puedo construir otro templo?"

"Sé que has renunciado a todo y que no hay un penique que reclames como propio, mas la clase de templo que quiero que construyas, sólo se edifica cuando el hombre ha renunciado a todo. Cuando el hombre renuncia a todo, construye un templo en su corazón. Amo vivir en ese templo más que en Vaikuntha. Tú has he-cho muchos templos afuera, haz uno adentro, para que Yo viva allí eternamente. Hoy estoy parado ante tu puerta y te pido este bhiksa (dádiva)".

"Entonces, Prabhu, ten la amabilidad de decirme qué debo hacer para hacer de mi corazón un templo para Tí".

"Primero circumbala Vraja. Mira todos los diversos sitios asociados con Mi lila. Luego haz el bhajana en Govardhana. A medida que avances en el bhajana tú mismo sabrás lo que debes hacer para que tu corazón sea una morada apropiada pa-ra Mí".

Lala Babu salió en peregrinaje por el Vraja-mandala. Vió todos los lugares sagrados asociados con el Krsna-lila y vivió en una cueva en Govardhana haciendo bhajana. Cada mañana, salía en parikrama por Giriraja. Tras el parikrama, hacía el bhajana en la cueva, durante todo el día. Tarde a la noche, salía por el madhukari.

Un día, mientras se hallaba afuera en parikrama, el pujari del templo de Giriraja, dijo, "Baba, no vaya hoy por madhukari. Yo mismo iré a su caverna esta noche y le llevaré el prasada de Giriraja".

A la noche, comenzó a llover y llovió toda la noche. La lluvia era tan torrencial que era imposible que el pujari saliera. Su ansiedad por Lala Babu no tenía límite, pues pensaba que debía estar muy hambriento, porque él solo tomaba prasada una vez al día, tras el parikrama y el bhajana. Cuando la lluvia menguó, pensó en ir con el Baba con prasada. Ya había dispuesto un thala (plato) lleno de prasada para él, en el interior del templo. Al ir a buscarlo, se sorprendió al ver que faltaba el thala. No era ese el momento de pensar dónde estaba. Rápi-damente dispuso otro thala de prasada y se dirigió a la cueva.

En cuanto llegó allí, Lala Babu dijo, "¿Qué es esto, pujari? ¿Qué más has traído? Ni siquiera he podido comer todo esto que trajiste antes. Mira, aún está ahí".

El pujari se sorprendió al ver que el thala faltante con el prasada, se hallaba en la cueva de Lala Babu.

"¿Quién lo trajo?" -gritó.Lala Babu miró sorprendido al pujari y dijo."¿Qué? ! ¡Estás diciendo que tú no lo hiciste!""Yo ni lo traje ni lo envié con nadie"."No, no, tú lo trajiste. Yo te reté por haber venido con lluvia, estabas

todo empapado, pero tú solo sonreíste y te fuíste. Me pregunto cómo es que lo olvidaste tan pronto. ¿Tomaste bhanga?". (4)

El pujari sabía que no había tomado bhanga. Se quedó mirando a Lala Babu por un rato, derramando abundantes lágrimas de sus ojos y luego súbitamente es-tiró su mano para tocar sus pies, y dijo, "¡Baba!" Qué afortunado es. Ud. ha conquistado a Giriraja con su amor y El vino en persona con mi forma, bajo la lluvia, con el prasada".

Al oír esto, todo el cuerpo de Lala Babu se llenó de asta-sattvika bhavas y cayó inconsciente a tierra. Al recuperar la conciencia, comenzó a decir llo-rando, y con la voz entrecortada por la emoción, "¡Prabhu! Te tomaste tanto trabajo por este sirviente que no es merecedor, que ni siquiera Te reconoció. ¿Cómo puede alguien reconocerte, si Tú no deseas que lo haga? Mas si eres tan gentil con un sirviente indigno, ¿porqué venir disfrazado? ¿Acaso eso no inten-sifica el sufrimiento de la separación?".

Por muchos años, Lala Babu había aceptado mentalmente a siddha Krsnadasa Baba Ji de Govardhana como su guru. Un día, le solicitó diksa (iniciación). El replicó, "La hora de tu diksa aún no ha llegado. Algunos samskaras (5) sutiles

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de tu vida previa material aún vician tu bhajana. Debes quemarlos en el fuego de vairagya (desapego asceta del mundo). Cuando eso suceda, yo mismo vendré a dar-te diksa, tú no tendrás que venir a mí".

Lala Baba continuó su bhajana con renovada fuerza. Aunque aún no iniciado, vivía como un Baba Ji. Usaba kaupina (6) y kantha (7) y vivía del madhukari, co-mo los Baba Jis de Vraja. Así pasó cierta cantidad de tiempo. Y el diksa pare-cía estar muy lejos.

Lala Baba a menudo solía ir a Vrndavana para ver si el servicio y la dis-tribución de prasada en el templo de Sri Krsna Candrama se hacía a satisfacción. En esa ocasión, al ir allí, lloró delante de la Deidad y dijo, "¡Prabhu! Sé que aún no he sido capaz de construir el templo que me pediste en el corazón. Mi gu-ru me dijo que aún tengo algunas samskaras. ¿Cómo hago para removerlas? Estoy ciego. A menos que Tú me ayudes, nunca las conoceré. Siempre seré impuro y el templo que Tú deseas nunca será construído".

Esa noche, Lala Babu no pudo dormir. Pasó toda la noche llorando y orando. Nunca antes había llorado tanto. Las lágrimas lavaron sus impurezas. Al levan-tarse por la mañana, su visión se había aclarado. Pudo precisar claramente las samskaras que habían viciado su bhajana. Se dijo para sus adentros, "He renun-ciado al mundo, ¿mas he renunciado a la vanidad de vanidades, la vanidad de la renuncia? ¿Acaso el orgullo sutil de la renuncia aún está en mi mente? ¿Acaso en lo profundo de mi corazón no me considero superior a la gente que no es renun-ciada? ¿Está mi mente completamente libre de odio y malicia? No, no lo está. Al menos hay una persona por la cual aún albergo malicia, y ella es Seth Laksmican-da. Si no albergara malicia contra él, hubiera recurrido a él por madhukari tal como he acudido a otras personas que viven cerca suyo. Mas siempre lo he eludi-do. ¿Acaso no es una prueba evidente de que aún albergo malicia contra él?".

Seth Laksmicanda era el constructor del famoso templo de Ranga Ji en Vrn-davana. Era un rival de Lala Babu y su competidor en todas las actividades re-lativas a la construcción de templos, donaciones y servicio a los sadhus. Lala Babu también albergaba reparos contra él en mérito a una disputa emergente por una propiedad de cierta tierra en Vrndavana, la cual él había ganado. Mas el viejo rencor contra él aún atenaceaba su mente. En cuanto lo supo, decidió en-mendarlo.

Un día, se congregó un gran número de mendicantes frente al templo de Ran-ga Ji. En el grupo estaba un mendigo muy apuesto, con la bolsa de mendicante colgando de su hombro. Tocaba las karatalas (8) y cantaba el Harinama llorando. Fué fácilmente reconocido por el guardián de la puerta, quien de inmediato entró y dijo a Seth Ji, "Lala Babu está ante tu puerta por bhiksa".

Seth Ji se quedó inmóvil, pero en unos instantes se recuperó y ordenó un thala con cien mohouras de oro, harina, arroz, frutos y legumbres. El personal-mente salió con el thala, se inclinó respetuosamente delante de Lala Babu y di-jo, "Babu Ji, me siento profundamente agradecido por tu amable venida y por que santifiques este sitio con tu presencia. Ten la amabilidad de aceptar este tha-la".

Lala Babu dijo, "Seth Ji, he venido a tí por bhiksa. Mas lo que me entre-gas no parece exactamente eso".

"Correcto" -retrucó el Seth. "No es bhiksa lo que estoy dando. Tú eres un Rajá, aunque externamente un mendigo. No puedo darle bhiksa a un Rajá. Fuí lo bastante necio como para pelearme contigo, y fuí derrotado. Esta es mi segunda derrota. En la primera, ganaste lo que considerabas era tu tierra. En esta de-rrota, has ganado mi corazón. Ahora eres el Rajá, el soberano de mi corazón. Lo que te doy, por lo tanto, no es bhiksa, sino nazarana (9) en reconocimiento de tu soberanía sobre mi corazón".

"No, no, Seth Ji, un pobre es siempre un pobre. No merece este regalo. Ten la gentileza de darme solo un puñado de arroz del thala. Pido un bhiksa más. Si he cometido alguna ofensa contra tí, sabiéndolo o no, ten la amabilidad de excu-sarme, para que mi corazón se purifique y sea digno de la misericordia de Krsna". Lala Babu lloraba al decir ésto. Seth Ji también lloraba. Ambos esta-ban abrumados de emoción. Se abrazaron llorando.

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Cuando Lala Babu regresaba a su templo, en el camino vió a Mahatma Krsna Dasa que venía hacia él, con una sonrisa significativa en el rostro. Poco des-pués que Lala Babu había hecho dandavat, él lo palmeó en la espalda, diciendo, "Hijo mío, ¡ha llegado la hora de tu diksa!".

Al oírlo, la felicidad de Lala Babu no tuvo límite. Fue iniciado en un día auspicioso. Tras la iniciación el Guru dijo, "Ahora vuelve a tu caverna y prac-tica el sadhana. No salgas de la cueva y no mires el rostro de nadie hasta que tengas el darsana de Krsna".

Lala Babu hizo el sadhana estrictamente, según el consejo de su Guru. Al cabo de unos años, fue bendecido con el darsana de Sri Krsna. Su corazón también se convirtió en un templo para Sri Krsna y el Krsna-Lila siempre era desplegado ante él, en la pantalla del corazón.

Poco después, Lala Babu se volvió famoso como siddha mahatma y acudían a él gentes de todas partes por darsana y consejo. En una ocasión, Maharaja Scin-dia vino a él. Se postró a sus pies y rogó por diksa. Lala Babu dijo, "Mahara-ja, el diksa solo no alcanza. Krsna quiere que tú estires tus brazos hacia El. Si tú sostienes el mundo con una mano y tratas de tocar los pies de Krsna con la otra, nunca podrás Tocarlo. ¿Estás preparado para extender ambas manos hacia Krsna?".

Maharaja no lo estaba. El dijo, "Maharaja, lo que dices es correcto. Este sendero no está creado para las personas materialistas como yo". Realizó danda-vat a los pies de Lala Babu y se retiró.

Lentamente, la vida de Lala Babu se angostaba. Un día, le pidió a la gente que lo rodeaba que lo llevaran a la orilla del Yamuna. Allí dejó el cuerpo, can-tando el nombre de Krsna y viendo el Krsna-lila.

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CAPITULO XIII

Sri Sanehirama Ji

Todos en la villa de Mata en Vraja recuerdan a Sanehirama Ji con reveren-cia y cantan sus canciones de amor divino con alegría y devoción. Nacido en Ma-ta en 1842, sintió la tendencia devocional desde su niñez. Su hermano mayor era agricultor y a menudo lo enviaba a trabajar al campo, mas él iba allí para sen-tarse a meditar. Lo cual azoraba a su hermano mayor, quien opinaba que era un haragán y un hipócrita que quería eludir el trabajo, pretendiendo ser un devoto.

Una vez, el hermano mayor llevó a Sanehirama con él al campo para la siem-bra. El roturaba la tierra y pedía a Sanehirama que echara las semillas. La siembra continuó hasta la hora de almorzar. Sanehirama vio llegar a su cuñada al campo con la viandera sobre su cabeza.- Temía que su hermano mayor comenzara a comer sin ofrecer la comida al Señor y que él también debiera tomar el alimento no ofrecido. De modo que comenzó a meditar. En la meditación, rápidamente dis-puso el pan, karhi (gachas de avena) y vegetales en un plato, hojas sueltas de tulasi sobre el mismo y lo ofreció a Radha y Krsna con mantras. Mientras, conti-nuaba sembrando. Cuando lo vio su hermano mayor, lo golpeó con la vara que sos-tenía en su mano, y dijo, "¿Has venido aquí a trabajar o a dártelas de gran san-to con los ojos cerrados como un hipócrita?".

Sanehirama dijo, "¡Hermano! ¿Qué has hecho? Estaba ofreciendo comida al Señor y me golpeaste. Todo se estropeó".

"¡Tú, impostor!" -gritó el hermano mayor e iba a golpearlo de nuevo cuando su esposa gritó, "¡Oh! ¿qué es esto?" -mirando con los ojos abiertos de asombro que las cosas contenidas en la viandera se hallaban dispersas en los surcos del campo. El también miró en esa dirección y se maravilló al ver que todo estaba tirado en el campo. Realizó que su hermano no era un impostor sino un verdadero santo. Su corazón ardió con el fuego del arrepentimiento. Asió los pies de su hermano y le imploró perdón. A partir de ese día, lo liberó de todo el trabajo en el campo y en la casa.

Sanehirama Ji era un gran devoto de Bihari Ji. (1). Dado que el templo de Bihari Ji está en Vrndavana y Mata se halla al otro lado del Yamuna, se debe cruzar el río para ir de Mata a Vrndavana. De todos modos, Sanehirana iba a Vrndavana cada noche a tener el darsana de Bihari Ji. Ni la lluvia ni las tor-mentas lo disuadían de hacerlo. Tomaba su alimento nocturno solo después de te-ner el darsana de Bihari Ji.

Un día, permaneció sentado meditando hasta tarde en la noche. Al terminar la meditación, eran alrededor de las 2 a.m., mas él pensó que la noche apenas había comenzado.

Partió para tomar el darsana de Bihari Ji. Al llegar a la ribera del Yamu-na, vió a la luz de la luna que todos los botes estaban amarrados en la orilla, pero no había nadie en ellos, por lo cual se llenó de ansiedad. Pensó que quizás había cometido alguna ofensa debido a la cual Bihari Ji no deseaba darle darsana ese día.

Mas pronto vio a un barquero que venía en su dirección. Al acercarse, lo reconoció. Era el mismo barquero que le había hecho cruzar el río y traìdo de regreso cada día. Suspirando aliviado, se metió en su bote. Al llegar al templo, descubrió que estaba abierto como era habitual. Tuvo el darsana de Bijari Ji pa-ra contento de su corazón y regresó a la ribera. El barquero, que lo esperaba sentado, le hizo cruzar el río.

Al desembarcar del bote, Sanehirama se aleló al ver a cantidad de aldeanos que venían a bañarse en el Yamuna. Le preguntó al botero,

"¿Ya es de mañana?""Así es, señor. Ya eran las 2.00 a.m. cuando lo llevé a Vrndavana"."¿Y cómo es que Ud. se hallaba aquí tan tarde?""¡Oh, señor! No pregunte eso. Ayer discutí con mi esposa, de modo que no

volví a casa. Me tiré en el bote, pero no pude dormir".

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"¿Mas cómo es que el darsana de Bihari Ji estaba disponible tan tarde a la noche?". Sanehirama comenzó a reflexionar. "¿Habrá sido todo un sueño?".

Al día siguiente, cuando fue a tomar darsana a la hora habitual, el botero que le hacía cruzar cada día, se hallaba en tierra. El preguntó, "Señor, ¿no fué al darsana ayer?".

"Por supuesto que sí, ¿acaso lo olvidó?" -dijo Sanehirama mientras lo mi-raba como quien está aturdido.

"¿Cuándo fué? Yo no lo ví. Alguien más debe haberlo cruzado, porque ayer me fuí a casa temprano".

Sanehirana realizó entonces que había sido el propio Bihari Ji quien lo había cruzado, disfrazado de botero. La realización hizo asomar lágrimas en sus ojos. Asimismo aparecieron en su cuerpo asta-satvika-bhavas como ser sudores y temblores. Se preguntaba una y otra vez porqué Bihari Ji se había tomado tanto trabajo con él. Mas ese interrogante no cabe pues Bihari Ji siempre anhela una oportunidad de servir a Sus devotos en lo que sea posible. El no tiene nada más que hacer. El dice,

madbhaktanam vinodartha karomivividhah kriyan

"Yo efectúo diferentes clases de actividad solo para complacer a Mis devo-tos".

Padma-purana

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CAPITULO XIV

Pisi Ma Gosvamini y Sri Gopesvara Gosvami

En Vrndavana, cerca de Banakhandi, hay un pequeño templo de Gaura-Nitai. Las deidades del templo habian sido originalmente adoradas por Murari Gupta, un asociado íntimo de Sri Caitanya Mahaprabhu. El nombre de Murari Gupta está gra-bado en el pedestal. Existe un interesante relato referido al descubrimiento de las Deidades y su llegada a Vrndavana. Después de Murari Gupta, Ellas fueron adoradas por su hermano y sus descendientes por varias generaciones en la villa de Sarkara Rayapura, en el distrito Siuri de Bengala Occidental. En un momento dado, no quedó nadie de la línea de descendientes de Murari Gupta que sirviera a las Deidades. Una epidemia, y el embate constante de la malaria, obligaron a los aldeanos a establecerse en otros sitios. El pueblo desolado, con el paso del tiempo se convirtió en una selva. El templo de Gaura-Nitai cayó y las Deidades fueron cubiertas por las ruinas. Los pastores de las aldeas vecinas utilizaban la selva como pastizal.

Un pastor que solía ir a la selva para apacentar las vacas, observó que todos los días una de sus vacas se apartaba del rebaño e iba a pararse en el si-tio del templo, vertiendo leche de sus ubres. Se lo comentó a los aldeanos, los cuales presintieron algo místico. Para resolver el misterio, cavaron en el lugar y al hacerlo, aparecieron las Deidades. Los aldeanos reconstruyeron el templo en Siuri e hicieron el arreglo apropiado para servir a las Deidades. Tras cierto tiempo, Balarama Dasa Baba Ji, un santo siddha de Orissa comenzó a servir a las Deidades conforme a un mensaje que había recibido de Ellas en un sueño.

En una ocasión, Candrasasi Gosvamini, una joven dama perteneciente a la famosa familia Mukhopadhyaya, los dueños del Delagrama en el distrito de Nadiya, llegó a Siuri y vivió en una casa cerca del templo de Gaura-Nitai.- Ella se sen-tía muy atraída por Gaura-Nitai y desarrolló un afecto maternal por Ellas. Les ofrecía khira (1) hecho con 40 l. de leche diarios. Una vez, le dijeron en un sueño, "Ma, tenemos mucho hambre y queremos comer khira preparado por tí". Cuan-do ella se lo contó a Balarama Dasa Baba Ji, él dijo, "Las Escrituras prohíben que una persona no debidamente iniciada cocine para las Deidades". Ella, en con-secuencia, fue iniciada por Balarama Dasa Baba y ofreció a las Deidades khira preparado con sus propias manos. Esa misma noche, tuvo otro sueño en el cual vio a Gaura-Nitai sosteniendo su ancala (2) que decía, "¡Ma! No te vayas de aquí. Si te vas, quién cocinará para nosotras. Además, Ma, tú eres nuestra madre y noso-tros tus hijos. ¿Cómo pueden los hijos vivir sin la madre?". Candradasi, cual buena pero desamparada madre, arguyó amorosamente su incapacidad para permanecer en Siuri indefinidamente y les solicitó que dejaran su añcala. Mas ellas no la dejarían. Un trozo del añcala estaba plegado en la mano de Gaura. Cuando Candra-dasi despertó de su sueño, observó que efectivamente faltaba ese trozo de tela. Fué a contárselo de inmediato a Balarama Dasa Baba.

Acababa de amanecer y la puerta del templo aún estaba cerrada. Balarama Dasa Baba acudió a abrir la puerta. Tanto Candradasi como él se sorprendieron al ver que la pieza que faltaba estaba en la mano de Gaura.

Candradasi desbordó de una fuerte corriente devocional, tanto, que en un instante olvidó todo su apego por el hogar y su gloria y opulencia. Determinada a no regresar nunca, comenzó a vivir en el templo y sirvió a Gaura-Nitai con ca-riño maternal.

Una vez, mientras cocinaba para Gaura-Nitai, ella comenzó a menstruar.- Una mujer en ese estado no está autorizada a cocinar para las Deidades, de mane-ra que salió de la cocina y se tendió en la terraza enfrente de Gaura-Nitai, mirándolas con profunda infelicidad y lamentándose que no pudieran comer su co-mida ese día. Mientras se lamentaba, observó casi como en un sueño que Gaura y Nitai iban hacia ella y decían, "¡Ma! ¿Porqué te lamentas? Tú eres nuestra madre y nosotros somos tus hijos. Haz lo que cualquier madre ordinaria haría en ese estado por sus hijos. Así pues, no cometerás ninguna ofensa. Vé, báñate, coci-

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na y danos de comer. Tenemos mucho hambre. De ahora en adelante, te librarás de tu malestar". Candradasi nunca volvió a menstruar.

Ella solo tenía veinte años en esa època. Su permanencia sola en el templo con un Baba Ji suscitó sospechas en las mentes de las personas, quienes hablaban calumniosamente de ellos. Esto la apenaba mucho. Una noche, antes de irse a dormir, ella lloró ante Gaura-Nitai y se quejó de su aprieto. Esa misma noche soñó que Gaura-Nitai la abrazaba amorosamente por el cuello y decía, "¡Ma! Vaya-mos a Vrndavana".

De modo que Candradasi y Balarama Dasa Baba Las llevaron a Vrndavana. Hi-cieron el trayecto en bote. Cuando el bote llegó a Vrndavana, una dama devota del distrito de Nadiya, llamada Bhakta se estaba bañando en el Yamuna. Ella es-tuvo muy feliz al ver a Gaura-Nitai. Las llevó junto con Candradasi y Balarama Dasa Baba a su casa en Banakhandi. Candradasi vivió allí feliz y sirvió a Gau-ra-Nitai con toda su alma y corazón. Bhakta la ayudaba en su servicio. Los re-sidentes de Banakhandi la llamaban Bhakta Pisi Ma (la hermana del padre). Bhakta la llamaba Candradasi, didi (hermana). En consecuencia, Candradasi también co-menzó a ser llamada Pisi Ma.

Gaura-Nitai era muy inquieta y traviesa. Estaban llenas de antojos. Siem-pre necesitaban una cosa o la otra para satisfacer su fantasía y hacían conti-nuas demandas a Pisi. Si Pisi Ma fallaba en satisfacer sus demandas, ellas no vacilaban en ir a mendigar a cualquiera lo que necesitaban.

¿Es acaso extraño que Gaura y Nitai, los señores del universo, cuyas mani-festaciones parciales son Brahma, Visnu y Siva y quienes crean, gobiernan y des-truyen todo el universo vayan a mendigar? Lo es. Mas el mundo de amor en el que ellas aman vivir y revelarse, es diferente del resto del universo. En este caso, no son los grandes señores que controlan y gobiernan, recompensan y castigan. Aquí, son gobernadas por Sus devotos que las aman con todo su corazón y que no quieren nada de ellas, sino que dan todo lo que poseen. En este caso no son los dadores sino los mendigos pues aunque sus posesiones y poder para crear cosas nuevas es infinito, hay una cosa que ellas ni tienen ni pueden crear, y la misma es la ofrenda amorosa de sus devotos, la cual es su mayor anhelo, por sobre todo lo demás.

Gaura-Nitai no tenía kharauñ (sandalias de madera). No se las pidieron a Pisi Ma, pues sabían que si lo hacían, ella diría, "¿Qué harán Ustedes con el kharauñ? No tienen que ir a ninguna parte". Ella no deseaba que se apartaran de su lado ni un momento. Por consiguiente, aguardaron la llegada de otra devota. En el mes de sravana, una dama devota de Serapura Baguna de Bengala Occidental, iba a Vrndavana por darsana. Ella se quedaba en el Cinyakuñja, cerca del templo de Gaura-Nitai.

Un día en que lloviznaba, Pisi Ma estaba sentada en la terraza del templo. Abanicaba a Gaura-Nitai con la mano izquierda y cantaba en las cuentas con la mano derecha. Se amodorró y en dicho estado de somnolencia vió a Nitai salir del templo y dirigirse al jardín. Gaura Lo seguía. Ella gritó, "¡Gaura-Nitai!" ¿Dónde van bajo la lluvia? Se resfriarán". Se sentía como teniendo un sueño de día. Comenzó a tirar de nuevo del abanico y nuevamente se amodorró. Mientras tanto, Gaura-Nitai fueron al Cinyakuñja. En ese momento, la dama de mención de Serapura Baguna estaba durmiendo. Nitai-Gaura sacudió su cabeza y dijo, "Leván-tate, no has venido aquí a dormir". La dama parecía estar soñando. En su estado onírico, ella dijo, "¿Quiénes son ustedes?"

"Nuestros nombres son Gaura-Nitai. Somos los hijos de Pisi Ma de Banakhan-di".

"¿Porqué han venido aquí?""Hemos venido a decir que no tenemos khandauñ. Ud. debe dárnoslo. Mire,

nuestros pies están llenos de polvo sin ellas".La dama estaba encantada de ver los rostros exquisitamente hermosos de

Gaura-Nitai- Ella no había contemplado una belleza semejante nunca antes. Mien-tras caminaba, seguía pensando en esos dos jóvenes e ignoraba porqué lloraba constantemente. En esa condición, salió a buscarlos. Seguía lloviendo. Pregun-

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tó por la casa de Pisi Ma de Banakhandi. Le señalaron el templo de Gaura-Nitai. Entró en el templo y le preguntó a Pisi Ma, "¿Esta es la casa de Pisi Ma?".

"Sí, esta es la casa de Gaura-Nitai, los hijos de Pisi Ma" -replicó ésta. "¿Porqué llora Ud.?".

"¿Dónde están tus dos hijos? Quiero verlos". -replicó la dama.Pisi Ma dijo, "¡Oh! Están aquí" -y abrió la puerta del templo.La dama se sorprendió al ver a los dos jóvenes exactamente como el Gaura-

Nitai de su sueño, parados delante suyo. Estaba tan abrumada de emoción que cayó al suelo sin sentido. Al recuperar la conciencia, le narró su sueño a Pisi Ma y ésta le contó lo que había percibido en medio de su somnolencia. Se abrazaron entre sí y continuaron derramando lágrimas de gozo y amor por un rato.

La afortunada dama presentó dos pares de sandalias de plata a Gaura-Nitai, las cuales usan hasta el día de hoy.

Otra dama de Serapura Baguna, llamada Prasannadasi, quien vivía en Vrnda-vana, en una ocasión vio a Gaura-Nitai en un sueño. Ella observó que habían ido en su busca, decoradas con toda clase de adornos y decían, "Mira, tenemos todos nuestros adornos pero ninguna nupura (tobilleras tintineantes). Danos el nupu-ra". La dama desbordó de amor y Les regaló nupuras de oro.

Cierto Baba Ji que había estado asistiendo por un tiempo a Pisi Ma en el servicio de Gaura-Nitai, una noche huyó con todos los adornos de oro. A la maña-na siguiente, cuando Pisi Ma abrió la puerta del templo, se conmocionó al ver que faltaban todos los adornos. En medio de su ansiedad y dolor, cayó desmayada en la terraza del templo. En ese estado, ella dijo a Gaura-Nitai, "¡Chicos! ¿Porqué no me dicen quien les robó todos sus adornos?".

Ellos replicaron, "Ma, ese Baba Ji que nos sirve es muy pobre. Le hemos dado los ornamentos pues el nos dió a comer rabari (3) muchas veces. No le di-gas nada".

¿Qué podía hacer Pisi Ma? No podía comprar adornos nuevos porque Gaura-Ni-tai la había empobrecido. Solo se rió y dijo, "Muy bien, hagan lo que quieran. Entreguen Sus adornos a quienquiera gusten. Sé que si los desean nuevamente, los obtendrán de alguien. Ustedes no son tímidos para pedir, puesto que son hijos de Brahmanas".

En una ocasión, Gaura-Nitai le dijo a Pisi Ma en un sueño, "¡Ma! Vayamos en parikrama (circumbalación) de Vraja". De modo que al día siguiente, ella sen-tó a Gaura-Nitai en un palanquín e inició el Vraja-parikrama con dos Vaisnavas cuyos nombres eran Mathuradasa y Visnudasa. Al llegar a Mathura, Pisi Ma y Vis-nudasa se encaminaron a la ciudad para hacer algunas compras y dejaron atrás a Mathuradasa con el palanquín. Algunos soldados británicos estaban estacionados en la ciudad. Al ver el palanquín cubierto con la cortina roja sintieron curio-sidad. Uno de ellos preguntó, "¿Qué hay ahí adentro?".

"Deidades" -replicó Mathuradasa."¡Muéstranos las Deidades!".Mathuradasa temió que los soldados hicieran algún daño a las Deidades.

Les dijo a modo de disculpa, "Señor, no es la hora de Su darsana".Los soldados intentaron emplear la fuerza cuando un fuerte resplandor des-

lumbrante salió del palanquín encandilándolos. Ellos gritaron, "¡Oh Dios!" -y huyeron corriendo.

Cuando Mathuradasa le refirió a Pisi Ma el incidente, ella dijo, "Soy fe-liz al saber que mis niños son capaces de defenderse por Su cuenta. De modo que no necesito preocuparme por Su seguridad".

Pisi Ma se bañaba en el Yamuna tres veces al día y servía a Gaura-Nitai con piedad y devoción. Al cumplir cien años ya no le fue posible servirlas más. Entonces, designó a Sripada Gopesvara Gosvami, un descendiente de Nityananda Prabhu para el servicio. Gopesvara Gosvami era una persona devota. Su actitud (bhava) hacia las Deidades era del tipo sakhya (amistad). El deseaba servir a Gaura-Nitai a su entera satisfacción, conforme a su bhava, pero el problema era que las Deidades eran de tamaño pequeño y eran más parecidas a Bala-Gauranga y Bala-Nitai (el niño Gauranga y el niño Nitai) que a los jóvenes Gauranga y Ni-tai.- Por consiguiente, ellos se habían adecuado al vatsalya bhava o actitud

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parental de Pisi Ma, pero no al sakhya-bhava o actitud amistosa de Gopesvara Gosvami. Le refirió a Pisi Ma que las pequeñas Deidades no estaban adecuadas a su sentimiento amistoso, por lo que no las podía servir con amor y devoción. Pisi Ma resolvió esa dificultad. En una ocasión, ella le había dicho a Sri Ha-ridasa-dasa, el autor del Gaudiya Vaisnava Jivana que al entrar al templo había tirado de las cadenas de Gaura-Nitai con sus manos y las había elevado; Ellas de inmediato habrían asumido sus figuras actuales, que son más altas. (4)

Pero Gaura-Nitai, acostumbrada al cariño maternal y servicio de Pisi Ma, quizás no podía ajustarse inmediatamente a la actitud y servicio amistoso de Go-pesvara Gosvami. Pisi Ma solía bañarlas en agua tibia durante el Invierno. Go-pesvara Gosvami las bañaba en agua fría. De modo que se resfriaron.

Pisi Ma vivía entonces en el primer piso del templo, y raramente bajaba, mas toda vez que sucedía algo que causaba displacer o incomodidad a Gaura-Nitai, sus vibraciones tocaban su corazón. Ella se enteró del resfriado que estaban pa-deciendo y bajó para verlas. Observó que sus ojos estaban enrojecidos y que ha-bía mucosidad en su nariz. Ella secó esa mucosidad con la punta de su añcala. También descubrió que tenían fiebre al tocar su cuerpo. Entonces, llamó a Go-pesvara Gosvami y dijo con lágrimas en sus ojos, "¿Qué has hecho? Has bañado a mis niños con agua fría y los has enfermado. Mira que resfrío severo han tomado y su nariz tiene secreciones". Así diciendo, le enseñó el borde de su añcala hu-medecido por la mucosidad de Gaura-Nitai. Gopesvara Gosvami no lo podía creer. Pisi Ma sostuvo enojada el otro extremo de su añcala cerca de la nariz de Gaura y dijo, "Baba, estornuda un poquito". Gaura estornudó. Nuevamente salió mucus de su nariz y el templo se llenó de una fragancia sobrenatural. Gopesvara Gosvami cayó a los pies de Pisi Ma, en señal de penitencia.

Debido al consentimiento excesivo de Pisi Ma, Gaura-Nitai se había vuelto un tanto traviesa, independiente y autónoma. Si alguien del templo hacía algo contra Su voluntad, se enfurecían y no vacilaban en mostrar Su temperamento. Esto sucedió una vez, el día de Kujagara Purnima. En dicho día, Gaura-Nitai so-lía ser sacada a la terraza y se encendía una lamparilla de diez mechas para iluminar el portal, mas en esta ocasión Gopesvara Gosvami no la sacó a la terra-za y se dirigió a alguna parte por la noche, tras apagar la lamparilla para eco-nomizar aceite. Esto suscitó la ira de Gaura-Nitai. De pronto, Pisi Ma oyó un fuerte estruendo y el templo fue sumido en la oscuridad. Gaura había lanzado la lamparilla dentro del templo junto con su soporte. Pisi Ma comprendió la causa del enojo de Gaura. Cuando Gopesvara Gosvami llegó, lo increpó, "¡Gopesvara! No sacaste hoy al balcón a Gaura-Nitai, y apagaste la lámpara. Mira lo enojado que está Gaura. ¡Ha arrojado la lamparilla y está sentado en la oscuridad! ¿Porqué haces estas cosas?".

Pisi Ma ya contaba con 106 años. Llamó a Gopesvara Gosvami y le refirió el día y hora en particular en que dejaría el cuerpo. Ese día, en esa hora en par-ticular, sentada en la terraza del templo sin estar enferma ni indispuesta, abandonó el cuerpo físico para servir a Gaura-Nitai y a Radha-Krsna en su cuerpo espiritual (siddha-deha).

Tras su muerte, Gopesvara Gosvami sufrió en cierta ocasión un severo ata-que de viruela. El mal tomó un cariz preocupante y estuvo inconsciente por va-rios días. En ese estado, vio a una mujer monstruosa que venía a llevárselo. Justo entonces llegó Pisi Ma con Gaura-Nitai. Al verlos, la mujer desapareció. Nitai dijo a Gospevara Gosvami con desenfado, "¡Oh, levántate, si sigues ahí ti-rado, quién nos dará de comer! ¡Levántate, tenemos mucho hambre!". Inmediata-mente Gopesvara Prabhu recuperó la conciencia. Despidió una gran cantidad de flema acumulada en su pecho y se puso bien.

Luego que Gopesvara Gosvami sirviera a Gaura-Nitai con devoción por cierta cantidad de años, desarrolló un sentimiento de desconcierto. Se decía a sí mis-mo, "He servido a Gaura-Nitai por mucho tiempo. ¿Y qué he obtenido? Si hubiera hecho el bhajana solitariamente, hubiera obtenido algo". Designó a otra persona para el servicio de Gaura-Nitai y se fue al Kusuma-sarovara para hacer el bha-jana.

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Al tercer día, a medianoche, cuando se hallaba sentado en la orilla del hermoso lago llamado Kusuma-sarovara, debajo de un árbol bakula, absorto en el bhajana, notó una luz muy refrescante para la vista y el corazón que apareció en medio del lago. Lentamente la luz se acercó. En unos instantes, vió a Gau-ra-Nitai parada delante suyo, debajo del árbol. Ellos dijeron, "¡Dada! Por tres días no hemos comido nada ni tomado agua. ¿Porqué te has ido? ¿No volverás con nosotras de nuevo?". ¿Qué objeción podía plantear Gopesvara Gosvami en relación a regresar con ellas, puesto que ahora había obtenido lo que deseaba?

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CAPITULO XV

Gaura Dasa Baba Ji

Alrededor de 1893, vivía en Nanadagrama, en una choza en la orilla del Pa-vana-sarovara donde anteriormente Sri Sanatana Gosvami solía hacer bhajana, un Baba Ji cuyo nombre era Gaura Dasa. Era un santo siddha. La porción principal de su sadhana consistía en ofrecer guirnaldas de flores de Gazipura, un sitio a cierta distancia del Pavana-sarovara. Prestó su servicio a Krsna con devoción continuamente, durante cinco años, con la esperanza de que un día Krsna se sen-tiría complacido de darle darsana. Empero, al cabo de cinco años de servicio, comenzó a sentirse desesperanzado. Krsna no era tan amable como él había creído. Si hubiera prestado el mismo servicio a Radharani, ella le hubiera mostrado Su misericordia mucho tiempo ha porque, a diferencia de Krsna, ella era misericor-diosa, más allá de toda descripción. Su cuerpo y alma eran solo misericordia.

De modo que decidió irse de Nandagrama e ir a Barasana, a servir a Radha-rani, en vez de Nandalala. Un día, se colgó virtualmente su kantha (edredón he-cho de hilos rudimentarios) sobre el hombro y partió hacia Barasana. Solo había recorrido una milla cuando observó a unos pastores que regresaban a Nandagrama para apacentar sus vacas. Uno de ellos de rostro atractivo y brillante, se de-tuvo y le preguntó, "¿Dónde vas, Baba?".

"Lala, (1) voy a Barasana" -dijo Baba; las lágrimas rodaban por sus meji-llas. El niño miró a Baba con profundo interés y le dijo sonoramente, "Baba, no vayas".

El niño estiró ambos brazos para bloquear el sendero de Baba y dijo, "Ba-ba, no, Yo no te dejaré ir".

Baba dijo enojado, "Apártate, muchacho travieso. No bloquees mi sendero".El niño exclamó con los ojos inundados de lágrimas, "Baba, si tú te vas,

¿quién hará mi phula-seva (servicio con coronas de flores)?".Baba se sorprendió. Exclamó, "¿¡Quién eres Tú, chico?!". En ese momento,

el niño y las vacas desaparecieron.Entonces, la pena de Baba fue infinita. Comenzó a rodar por tierra claman-

do, "¡Krsna. ¡Oh Krsna!" y quedó sin sentido. Al recuperar la conciencia, nue-vamente se lamentó, "¡Oh Krsna! ¡Qué engañoso eres! ¡Cómo me engañaste! ¡Me dis-te Tu darsana, pero no Te pude reconocer! ¿Cómo podría, si Tú no deseas ser re-conocido? Ni siquiera te detuviste un momento para permitirme mirarte para aleg-ría de mi corazón. ¿Se debió a que eres tan parsimonioso respecto a Tu miseri-cordia? Pero no, la culpa no es Tuya, la culpa es mía, pues no tengo el bhakti para reconocerte ni para retenerte".

Gaura Dasa no pudo continuar. Volvió a Nandagrana. Nandalala ordenó al pu-jari que velara por que Gaura Dasa no abandonara su phula-seva. Le dijo que El no aceptaría el phula-seva de nadie más.

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CAPITULO XVI

Sri Radharamana Ghosa Bhagavata-Bhusana

Sri Radharamana Ghosa era hijo de Sri Krsna Govinda Ghosa, un residente de Dhacca (Bengala Oriental). Tras su graduación, se convirtió en el administrador del Estado de Maharsi Devendra Natha Thakura. Posteriormente, fue nombrado Se-cretario Privado del Maharaja Viracandra Bahadura, el regente de Sripura.

Maharaja Viracandra Bahadura era un gran devoto de Sri Caitanya Mahapra-bhu. Radharamana Ghosa era un hombre de carácter y tesón extraordinarios y de inteligencia brillante, aunque se envanecía por ello. Además, albergaba prejui-cios contra los vaisnavas debido a su insistencia en relación a la humildad.

El Maharaja a menudo iba a Vrndavana. Se quedaba allí en su casa y pasaba la mayor parte de su tiempo en compañía de los vaisnavas. Un día en que estaba sentado en una sala del primer piso de su casa, ocupado en hablar con los vais-navas sobre las cuestiones celestiales, afuera en la parte exterior de la te-rraza, había algunas cosas desparramadas, de las cuales la más valiosa era un hermoso chal. Un mono sentado en un árbol, enfrente del balcón, saltó a la te-rraza se apropió del chal y huyó corriendo. Radharamana y otros empleados del Rajá intentaron rescatar el chal, pero sus gritos y amenazas no sirvieron de na-da. Le arrojaron pan y frutas, etc., pero el mono ni siquiera las tomó. Pasando por alto su codicia y gusto natural por los frutos, tal parecía que por el mo-mento solo estaba interesado en hacer trizas la tela. El ruido creado por el incidente atrajo la atención del Maharaja, quien salió a la terraza a observar al mono sentado en la copa del árbol, destrozando el chal con sus dientes, sin afectarse en lo más mínimo por las cosas tentadoras que le ofrecían de comer. Maharaja continuó observando al mono. Radharamana Ghosa y sus asistentes nota-ron que se hallaba en un humor meditativo y con lágrimas en los ojos. Obviamente Maharaja no lloraba por el chal, mas nadie tenía el coraje de preguntarle la causa de su malestar.

La actitud de Maharaja despertó especialmente la curiosidad de Radharama-na, quien contemplaba la oportunidad de preguntarle sobre el mismo. A la noche, fue a su habitación cuando se hallaba solo. Tras saludarlo, le dijo en tono su-plicante, "¡Alteza! Todos nos sentimos muy avergonzados pues debido a nuestro descuido Ud. debió sufrir la pérdida del precioso chal esta mañana; pero más nos sorprendió que no nos dijera una palabra. Por el contrario, observamos que la escena del mono rompiendo el chal, hizo asomar cierto sentimiento en su corazón, las señales del cual fueron visibles en su rostro. Le ruego que me revele ese secreto".

Maharaja rió y dijo, "Radharamana, no fue un mono quien robó mi chal. Fué un santo, quien vino en la forma de un mono y se fué tras enseñarme una valiosa lección. La lección era que yo tenía que aprender a ser humilde. Si quiero ga-nar algo de mi visita a Vrndavana, no debo venir aquí en calidad de Maharaja con mi séquito y todas las cosas lujosas que poseo. Debo venir como un devoto ordi-nario, que no posee nada y que no desea nada, excepto lo necesario para susten-tar la vida y es desamparado en el bhajana. Mi corazón se llenó de gratitud ha-cia el mono por la lección que el me brindó al tomar mi chal, y las pocas lágri-mas vertidas por mis ojos solo fueron una expresión externa de lo que sentí en el corazón. De ahora en adelante, dejaré atrás al Maharaja que está en mí, toda vez que venga a Vrndavana".

Esto conmovió el corazón de Radharamana. Y tuvo una nueva realización. Su orgullo cedió y su prejuicio contra los vaisnavas humildes desapareció. Tenía un aspecto desilusionado y contrito. Maharaja, quien antes había presentido su soberbia y prejuicio, ahora sentía que era una oportunidad adecuada para des-arraigarlos. El dijo, "Radharamana, es difícil ser un verdadero vaisnava. La esencia del vaisnavismo es la humildad. Mahaprabhu Mismo fue una encarnación de humildad. El vino a mostrar que la misericordia del Señor fluye libremente ha-cia los bajos y humildes, como la lluvia que siempre busca el nivel más bajo.

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Las personas que se sientan en la montaña más alta del orgullo, no son tocadas por la corriente de misericordia. Yo soy un Maharaja. Mi orgullo no tiene fin. Me pregunto si el Señor alguna vez derramará misericordia sobre una persona au-to-suficiente como yo!". Así diciendo, el Maharaja lloraba.

En varias ocasiones, anteriormente, las personas habían argumentado con Radharamana Ghosa, para convencerlo que la humildad era una cualidad celestial, y que nadie que no fuera humilde podía progresar en lo espiritual. Ellos no ha-bían podido convencerlo, pero el ejemplo vivo de humildad que vio en Maharaja ejerció un poderoso impacto sobre él. Percibió intuitivamente el estado interno de equilibrio, autorendición y justipreciación necesarios para recibir la gracia divina, acarreados por la humildad en Maharaja. Se convenció que la humildad era celestial y que la religión de Sri Caitanya, la cual concedía la mayor im-portancia a la humildad y la cual podía convertir a las personas auto-suficien-tes y conscientes de su poder como el Maharaja, y a criminales como Jagai y Madhai en santos, era la religión superior. Decidió convertirse en un vaisnava de la Caitanya Sampradaya y seguir el sendero devocional prescrito por Sri Cai-tanya.

Radharamana Ghosa ya no era el Radharamana orgulloso de su carácter, que consideraba que la humildad de los vaisnavas era inseguridad y que los vaisnavas que la cultivaban eran una clase inferior de personas. Ahora, el mismo era un vaisnava devoto y humilde, que aspiraba honestamente al darsana del Señor. Si -como expresan las Escrituras- la pureza del corazón es la condición para el dar-sana del Señor, el entonces mereció tener Su darsana, pues el orgullo y el pre-juicio, las dos manchas de su corazón, habían sido removidas. El Señor lo ben-dijo con Su darsana de un modo misterioso y sin precedentes.

Ahora, pasaba la mayor parte de su tiempo meditando en los bosques de Vra-ja. Un día, mientras vagaba por un bosque, vio a un vaisnava sentado debajo de un árbol tamala, de cara a su tronco, leyendo en voz alta el Srimad-Bhagavatam. El era el vakta (la persona que habla) y Sri Krsna, cuya presencia el imaginaba en el árbol, era el único srota (persona que escucha). Lágrimas de amor fluían constantemente de sus ojos. Así pues, le leía el Bhagavata a Sri Krsna todos los días. Radharamana se sentaba detrás del santo y escuchaba el patha del Bha-gavata. Cuando el patha terminaba, se retiraba tranquilamente y el santo igno-raba que había estado presente.

Al día siguiente, fue al mismo sitio, a la misma hora y se sentó detrás del santo, para escuchar su patha. Esto continuó por varios días. Uno de esos días, el santo lo notó y le pidió con reverencia que se sentara a su lado y es-cuchara el patha cada día, hasta que se terminara. También le informó que sería el segundo escucha, pues el primero era Sri Krsna. Radharamana no solo creyó totalmente en ello, sino que se maravilló en el sentido de que escucharía el pa-tha cerca de Sri Krsna. El último día del patha, ocurrió un milagro. El tronco del árbol tamala se abrió y el agujero así creado en el tronco resplandeció con un brillo azulado. En medio de ese brillo apareció Sri Krsna, parado con las piernas cruzadas, sosteniendo la flauta en Sus manos cerca de la boca, y con la pluma de pavo real ondeando en Su corona, contemplando con ternura a los dos de-votos, con una sonrisa hechicera. Radharamana tuvo el darsana de Sri Krsna, mas al momento siguiente cayó inconsciente a tierra. Al recobrar los sentidos, ob-servó que estaba yaciendo en el regazo del santo. Se levantó y se postró a sus pies. El santo acarició tiernamente su cabeza y dijo, "Radharamana, has sido bendecido con el darsana de mi Radharamana. Ahora te ordeno que leas el Bhaga-vata a Sri Krsna cada día. Krsna estará complacido de derramar Sus bendiciones sobre tí, cada vez más".

A partir de ese día, Radharamana comenzó a leer el Bhagavata a Sri Krsna todos los días, ya sea en la casa o debajo de un árbol. El santo le había dicho que para leerle el Bhagavata a Sri Krsna no era necesario invocarlo, pues El amaba oír el Bhagavata tanto, que acudía corriendo a ese sitio donde se lo leía, como una vaca que corre ante el llamado de su ternero y se sienta en el corazón del lector y de sus escuchas, como un prisionero. (Bh. 1.1.2). De modo que le-yó el Srimad-Bhagavatam confiado en que Sri Krsna era su único escucha. No sólo

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leía los slokas sino que también los explicaba. Sus explicaciones siempre se fundaban en Gauranga y eran tan misteriosas y atractivas que comenzó a acudir otra gente a su patha. Se volvió famoso como exponente del Srimad-Bhagavatam y los panditas le confirieron el título de Bhagavata Bhusana.

Se debió al esfuerzo de Radharamana Ghosa y el aporte financiero de Maha-raja Viracandra Manikya que se publicó la edición Barahamapura del Srimad-Bhaga-vatam, con cuatro Comentarios y su traducción, editados por Sri Ramanarayana Vidyaratna, así como muchas otras Escrituras.

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CAPITULO XVII

Sri Jagadisa Dasa Baba Ji

No muy lejos del famoso Templo de Madana Mohana en Vrndavana, se halla Ka-liyadaha, la parte del río Yamuna donde Krsna una vez danzó sobre la cabeza de la cobra multicéfala llamada Kaliya. En la ribera del rìo hay un lugar hermoso rodeado de árboles. Imaginen que en el medio de los árboles, enfrente de una vieja casa está sentado un anciano mahatma; aunque anciano, es alto y bien con-formado. El brillo de su cuerpo desnudo pareciera penetrar y disipar la oscuri-dad del ocaso. El lento movimiento de sus labios y el rosario de tulasi en su mano indican que está empleado en la japa. Mas su cuello levantado, su mirada fija y la sonrisa resplandeciente de su cara, indican que está completamente perdido en el disfrute de un escenario de belleza trascendental. A su lado está sentado un jovencito muy apuesto que solo lleva una ropa de yute; también está empleado en la japa. El observa el rostro de Baba y luego en la dirección en que su mirada está fija, mas al ser incapaz de percibir nada, permanece mirando la cara de Baba con curiosidad.

Baba exclama súbitamente, "¡Mira, Gopala, mira! Krsna y Balarama vuelven del bosque y las vacas van detrás. ¡Oh! ¡Qué hermoso aspecto tienen!".

"Yo no veo nada, Baba" -replica Gopala con lágrimas en los ojos."Ya verás. Ya te lo he dicho, ya verás" -dice Baba afectuosamente, pal-

meándolo suavemente en la mejilla.El viejo Baba Ji es el siddha Jagadisa Dasa Baba Ji de Kaliyadaha y el jo-

vencito es Dhirendra Natha Cakravartu, el hijo de Sri Bhupendra Natha Cakra-varti, un terrateniente de Bengala. El niño fue posteriormente conocido como Siddha Sri Gauranga Dasa Baba Ji de Ramanareti, Vrndavana, mas Jagadisa Dasa Baba lo llamaba cariñosamente 'Gopala'.

Jagadisa Dasa Baba provenía de una familia respetable de Vardhamana en Bengala. Era un doctor muy renombrado que ejercía principalmente en Kalana. A la edad de cincuenta años, tomó iniciación del siddha Sri Bhagavana Dasa Baba Ji de Kalana. Poco después, renunció al mundo y fue a Vrndavana, donde vivió por algún tiempo en el viejo templo de Madana Mohana, aunque después se trasladó a una pequeña casita en Kaliyadaha.

La vida de Baba era simple y austera. Vivía del madhukari y no tomaba sal. Bhagavan Dasa Baba le aconsejaba generalmente a sus discípulos que solo hicieran el Harinama-japa, mas consideraba que Jagadisa Dasa tenía una devoción poco co-mùn. En consecuencia, lo inició en el Raganuga-bhajana. (1). Practicando el bhajana conforme al humor raganuga de bhakti, se absorbía mayormente en la medi-tación profunda. A veces, se abstraía tanto que no se daba siquiera cuenta de la comida que tenía delante suyo, puesta allí por su discípulo, que permanecía sin tocar hasta que recobraba la conciencia. A veces, venía gente a verlo, rea-lizaba dandavat y se sentaba delante suyo, mas él no se daba cuenta de su llega-da hasta salir de su concentración cuando alguien se lo indicaba. Luego, se sentía muy incómodo y pensaba que había cometido una aparadha (ofensa) contra los visitantes. Para auto-preservarse del aparadha, ´de allí en adelante, cuan-do se sentaba fuera de su casita, colocaba una salagrama-sila (2) frente a él para que los visitantes hicieran dandavats a la salagrama, no a él.

Toda vez que Jagadisa Dasa Baba tenía alguna dificultad en el lila-smara-na, buscaba el favor de los vaisnavas, o el raja, el santo polvo de Vrndavana. Un día, al no tener revelación del lila, se dirigió como de costumbre al Srnga-ravata para el madhukari, al anochecer. Premananda Gosvami quien en ese momento era el adhikari (autoridad regente) de Srngaravata, dijo: "Baba, ¿qué sucede? ¿porqué no observo hoy la acostumbrada exaltación y brillo en su rostro?". Baba replicó. "¿Qué decir? Mi estrella se apagó hoy. Necesito tu bendición". Gosvami Ji comprendió a lo que se refería; le aconsejó que rodara en el raja. El comenzó a rodar por tierra en el prado de Srngaravata. Mientras lo hacía, comenzó a sen-

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tir que la apertura a la corriente del Krsna-lila, que había permanecido ocluída para él, se abría.

Jagadisa Dasa Baba acostumbraba nadar libremente como un pez en el océano del Krsna-lila. El cambiante escenario del lila acarreaba los correspondientes cambios en sus emociones, las cuales eran tan fuertes que afectaban visiblemente su cuerpo y suscitaban los consiguientes cambios de tonalidad. Cuando por algún motivo el flujo del lila se detenía, se sentía ahogar y era vapuleado de dolor, cual un pez fuera del agua. El dolor era en ocasiones tan severo que llegaba a considerar incluso la idea del suicidio. En una ocasión en que sentía de ese mo-do, le dijo a Gopala, "Gopala, ¿harías algo?"

"Seguro, Baba. Dígame que tengo que hacer"."Me pararé en el borde del pozo y tú me empujarás dentro".Por primera vez en su vida Gauranga Dasa se vio obligado a desobedecer a

Baba. No sólo eso, comenzó a ejercer una estricta vigilancia sobre él, de modo que no pudiera suicidarse.- Hasta que se restauró la condición original de Baba, se mantuvo siempre cerca suyo.

Como lo ordenara Jagadisa Dasa Baba Ji, Gauranga Dasa vivió en Govardhana, donde practicó Raganuga-bhajana, mas con frecuencia iba a Vrndavana, a velar por Jagadisa Dasa Baba. En una ocasión, mientras dormía en el suelo cerca del lecho de Jagadisa Dasa Baba, éste plantó afectuosamente su pie en su pecho. Desde en-tonces, el lila divino de Radha-Krsna comenzó a desplegarse ante él.

Una vez, Gauranga Dasa Ji fue al Radhakunda. Allí fue invitado por un sadhu a quien nunca antes había visto, a quedarse con él en el Radhakunda por algún tiempo, invitación que aceptó. Mas solo se quedó por una noche, pues des-cubrió que dicho sadhu pertenecía a una secta pseudo-religiosa, en la cual la mujer y el vino eran parte del sadhana. A la mañana siguiente, abandonó su com-pañía. Descubrió que su corazón estaba vacío. El efecto sutil de la compañía del hombre no santo había bloqueado su visión y ya no podía contemplar el Krsna-li-la. Se sintió ahogar, al igual que un pez cuyo lago se ha secado.

Emprendió de inmediato el parikrama de Giriraja. Era el mes de Junio, en que el Sol arde con mucha intensidad. Caminaba todo el día bajo el calor ardien-te del sol, orando a Giriraja; a la noche, cansado, se tiraba a descansar en un escalón de la escalera del Uddhava-kunda. Y se quedaba dormido. Era peligroso dormir allí pues si eventualmente giraba de costado estando dormido, podía caer al kunda (lago). Al despertar, se dio cuenta que alguien lo había alzado y puesto en un sitio más seguro. Miró a su alrededor para ver a dicha persona, pero para su sorpresa no halló a nadie allí cerca.

Al día siguiente, fue con Jagadisa Dasa Baba en Vrndavana. Casi al mismo tiempo en que se postraba como una vara a sus pies, él gritó, "Duermes en cual-quier sitio, como un tonto. Ignoras dónde dormir y dónde no dormir". Gauranga Dasa comprendió que había sido Baba quien lo había levantado del escalón del Uddhava-kunda. Ello le hizo realizar que Gurudeva seguía al discípulo como una sombra, dondequiera éste fuera, y lo protegía. Dicha realización hizo asomar lágrimas en sus ojos.

Gauranga Dasa luego le refirió a Baba la pérdida de la visión que había sufrido en mérito a su encuentro con el sadhu en el Radhakunda, y suplicó sus bendiciones. Baba lo bendijo y recuperó su visión.

Jagadisa Dasa Baba siempre era muy cauteloso en relación a no cometer nin-guna ofensa contra nadie. Los santos como él a menudo eluden a las visitas, de-bido a que están absortos en el bhajana. Pero Baba siempre cuidaba de no desani-mar a nadie que fuera a verlo. Si alguien le sugería lo contrario, él decía, "Mi nombre es Jagadisa Dasa, que significa el sirviente de Jagadisa (el Señor). Con-sidero a todos los que vienen a mí como a Jagadisa Mismo que ha venido en su forma. Siento que es mi deber Servirlo. Mahaprabhu me envía una persona para que yo responda sus preguntas, disipe sus dudas y le brinde el necesario consejo respecto al bhajana. Si no Lo sirvo de esa manera, ¿acaso no cometo una ofensa tanto contra Mahaprabhu como contra él?".

Baba no disponía formalmente el katha (discurso religioso) o patha en su casa, de modo que la gente que acudiera a él por consejo no tuviera que irse de-

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silusionada. Estaba siempre disponible para las visitas, para conversar en todo momento, excepto cuando se hallaba perdido en el lila-smarana. A veces en medio de una conversación se hacía a sí mismo una pregunta y se la contestaba. Y lue-go, le pedía a los demás que brindaran su opinión porque él no gustaba de opo-nerse a ellos en caso de que expresaran primero sus ideas y sus opiniones even-tualmente fueran distintas de las suyas. Tras la conversación, cuando la gente se disponía a retirarse, el contemplaba ansioso sus rostros para detectar si se iban felices y satisfechos o no.

En una oportunidad llegó un hermano de Baba de Bengala. Baba lo trató ca-riñosamente y le preguntó por su bienestar. Al enterarse que su esposa había muerto, Baba dijo, "¡Gracia de Dios! . El te ha liberado. Ahora puedes venir a Vrndavana a hacer el bhajana".

Luego que el hermano se fuera, pensó, "Mi hermano no tenía un aspecto fe-liz cuando se iba, posiblemente no se haya sentido a gusto conmigo pues en vez de expresar mi simpatía por su dolor, yo dije que Dios le había hecho un favor". Si Baba hubiera sabido dónde se alojaba, hubiera ido allí a disculparse con él, aunque su hermano había expresado al retirarse que en un par de días volvería a Vrndavana. Así pues, fue a la estación por dos o tres días, con la expectativa de encontrarlo y disculparse, mas no pudo verlo. Tampoco conocía su dirección en Vrndavana. Por lo tanto, escribió una carta a un amigo de Vardhamana solicitán-dole que averiguara el paradero de su hermano y le preguntara si lo había per-donado. El amigo replicó que su hermano no estaba en absoluto disgustado, que no había vuelto a verlo para no perturbarlo en el bhajana. Desde entonces, toda vez que alguien acudía a verlo, primero le preguntaba su dirección.

Baba nunca hallaba faltas en nadie. Tampoco hablaba mal de nadie. No iba a ninguna parte a escuchar discursos religiosos pues percibía que el orador po-día decir algo que él no aprobaría o no gustara y que eso podría hacerle cometer una falta contra el orador.

En Vrndavana los santos a menudo organizan festivales para celebrar deter-minadas ocasiones, como por ejemplo, el cumpleaños de Rama y Krsna, mas Baba nunca organizaba ningún festival, porque eso perturbaba su bhajana. Los devotos por lo general consideran que corresponde observar el día de desaparición de su guru. Baba lo hacía comprando un malapua (3) y le daba un trozo de la misma a todo aquel que acudía a él, en calidad de prasada. Una vez un devoto llamado Si-nu Babu le ofreció 40 Rs. para que celebrara decentemente el día de desaparición de su guru- El fue al mercado y compró mercadería por valor de 20 Rs para prepa-rar la malapua. Tras almacenarla, se fue a un pozo cercano a lavarse los pies, olvidando cerrar la puerta de su vivienda. Al regresar, descubrió que cantidad de monos habían entrado a la misma y estaban dándose un festín con los ingre-dientes. Baba se rió, con el corazón alegre de ver a los monos festejando de ese modo. Ni consideró el echarlos, pues eran los monos de Vrndavana que se habían auto-invitado a la celebración del día de desaparición de su guru. Cuando el banquete terminó y los monos se fueron, el se inclinó respetuosamente ante ellos.

A la noche, cuando llegó Sinu Babu y preguntó por la celebración, el dijo, "La celebración fue todo un éxito. Un gran número de monos Vaisnavas se dieron un banquete. La fiesta solo costó 20 Rs. Aquí están las 20 Rs. restantes, que le devuelvo agradecido. Respecto al prasada, pase al interior de la casa, quizás encuentre algunas partículas del mismo dispersas en el suelo".

Jagadisa Dasa Baba estaba libre de todo deseo, mas un deseo asomó a su mente. Deseó que se construyera un hermoso lago en Kaliyadaha (4) para conmemo-rar la recreación de Krsna con la cobra Kaliya. Se lo mencionó a Kamini Babu, el administrador del Rajarsi Banamali Rayabahadura. Kamini Babu colectó contri-buciones para el proyecto. Pronto la gente rica comenzó a contribuir. Una viuda de la familia de Lala Babu contribuyó con 75 mil rupias. El Rajá de Hetamapura aportó 25 mil. Rajarsi Banamali Raya convino en asumir la responsabilidad por el resto del desembolso. Se preparó un mapa estimativo para la construcción de un hermoso lago, en consulta con Jagadisa Dasa Baba, mas pronto Baba descubrió

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que el lago había ocupado en su mente el sitio del Krsna-lila. Eso le enojó tanto consigo mismo que se escondió en un bosque por varios días. La gente salió a buscarlo, pero sin encontrarlo. Súbitamente, un día regresó. Kamini Babu solicitó su permiso para comenzar las obras de excavación. El adoptó un semblan-te muy serio y dijo, "El deseo por el lago obstruyó mi bhajana, si ahora comien-zan las obras, mi bhajana se acabará, de manera que ahora insisto en que nadie lo mencione en tanto yo viva".

Jagadisa Dasa Baba Ji era muy humilde. Mahaprabhu ha expresado en el fa-moso trnadapi sloka que se debe ser humilde como una brizna de hierba y toleran-te y condescendiente como un árbol. Que se debe brindar respetos a los demás sin el deseo de ser respetado a cambio. En Baba, la importancia del sloka había asumido una forma concreta. Si alguien le preguntaba la forma de alcanzar prema (amor divino), solía replicar, "Para obtener prema (5) uno debe tratar de mol-dearse a sí mismo en el marco del trnadapi sloka. Cuanto más se logre eso, más cerca se estará del prema, y cuando ese moldeado esté completo, ciertamente que se lo alcanza". También dijo, "Cuando la mente se halla completamente libre de deseos, excepto el deseo del prema-bhakti, entonces y solo entonces realizarán el Krsna-bhakti".

Los santos siddha pueden abandonar el cuerpo a voluntad. Cuando Jagadisa Dasa Baba llegó a los cien años de edad, deseó abandonar su cuerpo. En ese mo-mento, Gauranga Dasa Baba Ji vivía con él. Debido a su afecto por Gauranga Dasa, a Baba no le era posible dejar el cuerpo en su presencia. Por consiguiente, le pidió que fuera a vivir a Barasana a servir en el Bhanukhara sarovara (un gran lago), barriendo y limpiando los alrededores a diario. Cuando estaba por par-tir, le dijo, "Recuerda estas tres cosas: Nunca le pidas a nadie ningún favor. Nunca reveles el secreto de tu corazón a nadie. Nunca asistas a una fiesta".

Gauranga Dasa vivió luego en Barasana, prestando servicio regular en el Bhanukhara Kunda. Tras unos días, apareció Jagadisa Dasa Baba delante suyo, en un cuerpo luminoso. Lo vio parado a cierta distancia de él, y al comenzar a ir a su encuentro, éste le pidió que no lo hiciera, haciendo un ademán con la mano y despareció. Gauranga Dasa Ji comprendió que Baba había dejado el cuerpo. Im-pactado por el dolor partió de inmediato hacia Vrndavana. En el camino, se en-teró que Baba efectivamente había abandonado el cuerpo el sexto día de la segun-da quincena del mes de Asadha (1915 D.C.)

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CAPITULO XVIII

Pandita Sri Ramakrsna Dasa Baba Ji

El primer nombre del Pandita Ramakrsna Dasa Baba Ji era Ramapratapa. Nació en el año de 1857 en el seno de una familia con fuertes tradiciones de bhakti. Su abuelo era un vaisnava de la Ramanuja Sampradaya, era un siddha del narayana-kavaca (1), muy bien versado en los sastras. Ramasinha, el Maharaja de Jaipura, lo designó tutor del yuvaraja (príncipe), también le concedió dos villas en ca-lidad de jagira y construyó una casa para él cerca de su palacio. Su hijo Laks-minarayana era asimismo un gran devoto, que abandonó el hogar a temprana edad y se fue al bosque donde por varios años hizo la japa del Rama-mantra. Fue bende-cido con el darsana de Rama y sus hermanos montados en caballos. Rama le soli-citó que regresara a casa y se desposara. Tuvo con su esposa llamada Kamala Devi un hijo de nombre Ramapratapa.

Ramapratapa solo tenía tres años cuando su padre murió. Su inteligencia extraordinaria y su amor por la sabiduría lo llevaron a aprender de corazón los sutras de Panini, sarasvata vyakarana y amara-kosa cuando solo contaba con once años de edad.

Tras su ceremonia de cordón sagrado a los once años, celebró el Savitri-purascarana y tuvo el darsana de Savitri Devi, quien le sugirió que fuera a Vrn-davana. Intentó hacerlo, pero su madre no lo permitió. Sin embargo, a los trece años de alguna manera logró escurrirse. En Vrndavana vivió cerca del templo de Govinda Ji, al cuidado del Gosvami del templo.

Continuó con sus estudios pese a su llegada a Vrndavana; aprendió el nyaya de Sudarsana Sastri del templo de Ranga Ji, el Srimad-Bhagavatam de Nrsinha Dasa Ji del Karsauli-kuñja y el Hari-bhakti-vilasa de Gopilala Gosvami. Mientras es-tudiaba el satasamdarbha, solía leer cincuenta capítulos del Srimad-Bhagavatam delante de Gopesvara Mahadeva, cada día. A los veinte años, su educación estaba terminada.

Seguidamente, tomó diksa y vesa del siddha Nityananda Dasa Baba Ji y fue llamado Sri Ramakrsna Dasa, aunque con frecuencia lo llamaban Pandita Baba en mérito a su sabiduría.

Por consejo de Gurudeva, fue a Govardhana a aprender el Krsna-lila-smarana del siddha Srikrsna Dasa Baba de Govardhana. Posteriormente, vivió en Barasana, practicando el lila-smarana.

En Barasana vivía el famoso Kirtaniya Gauracarana Dasa Baba Ji. Pandita Baba aprendió de él el Binagana kirtana. Gradualmente, su absorción en el kirta-na fue en aumento y su absorción en el lila-smarana decreció. Gurudeva le soli-citó que dejara de aprender kirtana y se consagrara por completo al bhajana. Así lo hizo, mas pese a ello no podía concentrarse en el bhajana. Gurudeva entonces le solicitó que hiciera purascarana del Krsna-mantra por 17 días, lo cual reali-zó debajo de un árbol Kadamba. Durante los primeros tres días solo tomó leche, en los siguientes doce días, solo agua y en los dos últimos días, ni siquiera agua. En el día décimo-séptimo, tuvo el darsana de Radha-Krsna.

Ello fue confirmado por el propio Baba en una ocasión mientras vivió en el bacigi (jardincito) de Dau-Ji, el actual sitio del Instituto de Investigación de Vrndavana en Ramanareti. Ese día, se hallaba tendido debajo del cobertizo. Algunos devotos incluyendo a Priyasarana Baba, Krpasindhu Baba y Lalita Mohana Gosvami, se hallaban sentados a distancia cercana, hablando sobre el purascarana realizado por Baba. Uno de ellos dijo que Baba tuvo el darsana de Krsna-Balara-ma después del purascarana. Baba súbitamente habló, "No, no Krsna-Balarama, Radha-Krsna".

El añadió además, "Radha-Krsna dijo, estamos complacidos contigo. ¿Qué es lo que deseas? Yo repliqué que no sabía lo que quería, excepto la felicidad de Ellos. Radha y Krsna luego sonrieron y desaparecieron".

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Tras esto, Baba comenzó a vivir en la caverna de Raghava en Puchari, la parte posterior de Giriraja, en la cual vivía Raghava Pandita, un asociado de Sri Caitanya Mahaprabhu. Por la gracia de Radha-Krsna, se convirtió en un siddha en lila-smarana. Desde las 2 de la mañana a las 2 de la tarde, solía realizar el lila-smarana dentro de la cueva; luego, salía de la misma. En ese momento, so-lían congregarse los sadhus frente a la cueva; ellos buscaban su consejo en re-lación al bhajana. Baba removió sus dudas y dificultades. Luego celebraban patha y kirtana, lo cual continuaba hasta la noche, momento en el cual Baba salía para el madhukari.

Tras algún tiempo, la absorción de Baba en el lila-smarana se tornó tan profunda que se le hizo imposible seguir ninguna rutina. Nadie sabía cuándo se sentaría para el smarana o cuándo saldría de la caverna. A veces se perdía en el smarana por dos o tres días continuamente, sin salir siquiera para el madhukari. Los sadhus que solían colectar frente a su cueva, quedaban sin su compañía.

En una ocasión, la madre de Baba llegó de Jaipura para verlo, y tuvo que quedarse sentada afuera de la cueva esperándolo por dos días. Al tercer día, cuando él salió de la cueva, se dirigió directamente al madhukari y ni siquiera la miró. Su madre lo siguió desde cierta distancia, llorando y gritando. Ni si-quiera en ese momento el se dio vuelta para mirarla. Ella volvió a su casa con el corazón destrozado.

Al irse su madre, comenzó a tener dificultad en el lila-smarana y a sen-tirse inquieto. Acudió a Krsna Dasa Baba y le preguntó el motivo. Baba dijo, "La causa es obvia. Has cometido una ofensa contra tu madre". Entonces, le escribió una carta a ella, disculpándose y solicitándole que fuera a Vrndavana. Dispuso que se quedara en otra casa de Puchari, en la cual vivió hasta su muerte. La cuidó e hizo todo lo posible por hacerla feliz. Su sakti para el lila-smarana fue restituído en cuanto comenzó a servirla.

La madre de Baba también era una devota. Krsna puede perdonar cualquier ofensa cometida contra Sí Mismo, pero nunca perdona una ofensa cometida contra Su devoto.

Al cabo de cierto tiempo, surgió un conflicto en la Gaudiya Vaisnava Sam-pradaya relativo al Gaura-mantra; algunos sostenían que se necesitaba otro Gau-ra-mantra y otros que no era necesario, porque Gaura era esencialmente Krsna. Pandita Baba no deseaba involucrarse en dicho conflicto, por lo tanto, se fue a Barasana a vivir en el Mora-kuti, un sitio solitario en la cima de la colina Ba-rasana, donde vivió por espacio de ocho años. Al terminarse el conflicto, regre-só a la cueva.

Una noche de Invierno se hallaba durmiendo dentro de la caverna con la puerta cerrada mientras una estufa de carbón a leña ardía para proveer calor. A la mañana, al levantarse, se sorprendió al encontrarse fuera de la caverna. Obviamente alguien lo había puesto allí para salvarlo del gas del carbón ardien-te, el cual podía ser fatal. De todos modos, no era algo raro pues como ya hemos referido los agentes espirituales de Vraja a menudo acuden a ayudar a los sadhakas en tiempos de dificultad o necesidad.

Una vez más llegó ayuda espiritual cuando gentes pertenecientes a otras sampradayas quisieron dañar a Baba. Baba era generalmente respetado por los aca-ryas de todas las sampradayas de Vraja, en mérito a su devoción, sabiduría y am-plio criterio. Estaba muy bien versado en los sastras de todas las sampradayas y se hallaba familiarizado con las modalidades de sus prácticas religiosas. Pandita Amolaka Rama Sastri y Baba Hamsadasa de la Nimbarka Sampradaya, Sri Su-darsanacarya, Sri Dulari Prasada Sastri y Ganapati Sastri de la Ramanuja Sam-pradaya, Samkarsana Dasa Ji de la Ramananda Sampradaya y Sri Purusottama Bhatta Ji, el famoso escolástico y katha vacaka de la Pusti Sampradaya, todos acudían a él por consejo en relación a cuestiones de los sastras o prácticas religiosas, y Baba siempre los asesoraba conforme a la filosofía y práctica de su propia sam-pradaya. Hasta Pranagopala Gosvami, un descendiente de Nityananda Prabhu y el mayor exponente de su época en cuanto a filosofía Gaudiya Vaisnava y Srimad

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Bhakti Siddhanta Sarasvati Maharaja, el presidente fundador de la Misión Gaudi-ya, lo tenían en muy alta estima y acudían a él por consejo. (2). Mas algunas personas ortodoxas y viciosas de una sampradaya particular se pusieron celosas de él. En una ocasión, intentaron difamar a Sri Rupa y Sri Sanatana, los Acaryas más respetados de la Gaudiya Sampradaya, predicando que ellos habrían perteneci-do originalmente a su sampradaya mas que fueron excluídos de la misma debido a su mala conducta. Baba los criticaba forzosamente. Ellos se sintieron sumamen-te humillados y conspiraron para matarlo. Un día, se escondieron cerca de su cueva para que cuando saliera al madhukari, atacarlo en su ruta. Mas cuando Baba salió de la caverna y emprendió el sendero hacia la villa, observaron que un león lo seguía como un perro domesticado. Al llegar a la villa, el león se es-condió en alguna parte cerca de los samadhis de los gosvaminis, en la parte de-recha de la aldea. Cuando Baba regresó a su cueva, el león nuevamente lo siguió hasta la misma y luego desapareció. Los malvados estaban tanto sorprendidos como asustados. Realizaron que Baba era un sidhha mahapurusa y su actitud hostil ha-cia él se transformó en otra, de amor y devoción.

Un día, cuando Baba se hallaba haciendo el bhajana dentro de la cueva, una víbora venenosa se deslizó por su cuerpo y se enrolló alrededor de su cuello y pecho, mas él continuó con el bhajana sin perturbarse. Tras un rato, la víbora reptó y se fue. A la noche, Baba oyó una voz, alguien decía, "Sal de esta cue-va". Baba salió inmediatamente de la misma y fue a vivir en el Syama-kuti, cer-ca del Kusuma-sarovara.

Pandita Baba nunca dio diksa a nadie, mas muchas personas que recibieron sus instrucciones sobre el bhajana lo consideraron su siksa guru. Entre los más importantes se encuentran Sri Gauranga Dasa Ji, Sri Priyasarana Dasa Ji, Sri Krpasindhu Dasa Ji, Sri Visnu Dasa Ji, Sri Kesava Dasa Ji y Sri Lalita Mohana Gosvami. También hubo algunos que lo consideraban su único guru, como por ejem-plo Thakura Kusala Sinha Ji de Gijagarha.

Gauranga Dasa Baba Ji, cuyo antiguo nombre era Dhirendra Natha Cakravarti, y quien era el hijo de un rico terrateniente de Calcuta y un estudiante brillan-te del Colegio Iglesia Escocesa de Calcuta, renunció al mundo a la edad de vein-te años. Tomó diksa del siddha Sri Rama Dasa Baba Ji Maharaja de Calcuta y fue a Vrndavana, donde comenzó a hacer el bhajana bajo la guía de Sriddha Sri Jaga-disa Dasa Baba. Jagadisa Dasa Baba se impresionó muchísimo con su bhakti-bhava y extraordinaria inteligencia. Le pidió que estudiara los sastras con Pandita Baba. Pandita Baba se tomó un interés especial en él y le enseñó. En su debido momento, se convirtió en un maestro del Srimad-Bhagavatam, el Sata-Samdarbha y demás bhakti-sastras. Pandita Baba luego le solicitó que tomara un libro tras otro y disertara sobre ellos ante los sadhus que habían comenzado nuevamente a acudir a la noche. Sus discursos atrajeron a grandes multitudes y se convirtie-ron en una parte regular de la rutina nocturna de Baba.

Priyasarana Baba también era joven al llegar a Vrndavana. Era estudiante en Varanasi y habia ido a Vrndavana por una breve visita, mas al conocer a Pan-dita Baba se sintió tan atraído por él que nunca regresó. Pese a estar ya ini-ciado en la Nimbarka Sampradaya lo aceptó como su siksa guru e hizo el bhajana guiado por él. Baba lo orientó conforme a la modalidad de adoración y medita-ción prevalecientes en la Nimbarka Sampradaya. Así como Gauranga Dasa resultó ser un famoso siddha mahatma y un líder de la Gaudiya Vaisnava Sampradaya, Pri-yasarana Baba resultó ser un eminente mahatma de la Nimbarka Sampradaya.

En esa época también acudió Krpasindhu Dasa Baba. Se encariñó tanto con Baba por su devoción que éste lo aceptó como su compañero de por vida y su sir-viente. Hizo un buen progreso en el bhajana bajo la guía de Baba. Avanzó tanto y se atrajo tanto por Baba interiormente, que podía conocer su estado mental in-cluso cuando se hallaba lejos. En una ocasión, Baba se enfermó; se puso tan dé-

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bil que no podía hablar. Se sentía sediento y pedía agua diciendo a, a, lo cual la gente no comprendía. Krpasindhu esa noche había salido por madhukari; él tam-bién comenzó a tener mucha sed. Bebió agua innumerables veces, pero la sed no se saciaba. Comprendió intuitivamente que Baba estaba sediento. Regresó de prisa con él y le dio agua. Su sed se sació automáticamente, junto con la de Baba.

Baba padecía de severos dolores de muelas y se llamó a un doctor para que le extrajera los dientes. El doctor le preguntó a Baba, "¿Qué diente duele, Ba-ba?"

"No lo sé" -replicó éste.El doctor se rió y dijo, "Entonces, ¿quién lo sabe, Baba?"."Krpasindhu lo sabe".Krpasindhu señaló el diente.En 1918, Pandita Baba tuvo influenza y fue llevado a Vrndavana para ser

tratado. Vivió por 8 años en Vrndavana, en diferentes lugares. A partir de 1926 vivió en el Bagici de Dau Ji, hasta el fin.

Visnudasa acudió a Baba cuando éste se había trasladado al Bagici de Dau Ji; en esa época solo contaba con catorce años. Había sido enviado por su guru Sri Yadunandana Dasa Baba Ji del Suryakunda, para servir a Pandita Baba en su vejez y hacer el bhajana bajo su guía. Hizo todo el camino del Suryakunda a Vrndavana a pie. Como el día era demasiado caluroso, en el trayecto tuvo fiebre. Al llegar al Bagici de Dau Ji, su fiebre era tan alta que se tendió cerca del pozo del bagici. Baba salió de su habitación al anochecer, en la hora del madhukari y Visnudasa se postró a sus pies en señal de reverencia. Baba dijo, "Bienvenido Visnudasa, vayamos al madhukari".

"Baba, tengo mucha fiebre" -dijo Visnudasa."¿Y qué?" -dijo Baba. Lo tomó de la mano y lo llevó a su lado. En el mo-

mento en que Baba asió su mano, sintió que su fiebre y fatiga habían desapareci-do. La mano sostenida una vez por Baba, nunca se fué. Visnudasa se quedó con él hasta el fin, siguiéndolo como una sombra, dondequiera fuera. Visnudasa Baba ga-nó mucho con la compañía de Baba, quien solía absorberse en el lila incluso cuando salía al madhukari con él. Su experiencia interior era en ocasiones transferida a Visnudasa, cual una corriente eléctrica, en mérito a su roce, pues a menudo aferraba su brazo mientras iba y venía.

Un día del mes de Junio, Baba regresaba a su kuti tras el madhukari con Visnudasa, con su mano izquierda apoyada en su hombro derecho. Súbitamente, en el trayecto Visnudasa experimentó que el entorno había cambiado. El cálido vien-to de Junio se había transformado en una brisa refrescante y fría de Invierno, y el aire estaba lleno del dulce aroma de las flores kadamba de Primavera. Visnu-dasa parecía haberse transportado a un estado de bienaventuranza. Dijo, "¡Baba! ¿Qué es ésto?". Baba dijo, "Por la gracia de Radharani, has tenido un vislumbre de la naturaleza real de Vrndavana. Vrndavana es celestial, solo aparenta ser terrenal. En Vrndavana coexisten todas las estaciones y sirven a Radha-Krsna conforme a Su voluntad. Cuando el corazón del sadhaka se purifica por el bhaja-na, el ve el Vrndavana celestial y el lila que transcurre eternamente allí.

Thakura Kusala Sinha era un gran jagiradara de Rajasthana y el juez prin-cipal de la Suprema Corte de Justicia de Jaipur. También era muy erudito, reli-gioso, valiente y de fuerte voluntad. Renunció al cargo de juez y acudió a Baba con la intención de renunciar a todo y volverse un sadhu. Le pidió a Baba que le diera vesa (vaisnava sannyasa). Baba dijo, "No necesitas renunciar. ¿Acaso no es posible hacer el bhajana como jefe de familia? Mis días han pasado. Ahora viene una mala época. Los sadhus harán todo lo que hace el grhastha. Ellos cons-truirán edificios palaciegos, tendrán cuentas bancarias y vivirán lujosamente. Es mejor quedarse en el hogar y vivir lujosamente. De tal modo, no serás conoci-do como santo y nadie irá a molestarte".

Kusala Sinha Ji abandonó la idea de convertirse en sadhu. Solía ir a Vrn-davana una vez o dos al mes y regresar a Jaipur tras vivir en compañía de Baba por algún tiempo.

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Thakura Hari Sinha era el jagiradara de Nimoniya en el Estado de Jaipur. Al igual que Kusala Sinha Ji, también consideraba a Baba como su guru y solía ir hacia él por satsanga. Una vez le dijo a Baba, "Baba, mi esposa está gravemente enferma. Los astrólogos han predicho que su estrella no es buena y que pronto morirá. Los doctores han perdido incluso toda esperanza por ella. Tenga la ama-bilidad de aconsejarla sobre lo que debe hacer en los ultimos días para su sal-vación".

Baba dijo, "Que lea el Srimad-Bhagavatam. Su estrella se tornará favora-ble. Las estrellas son desfavorables solo para la gente que no está consagrada al Señor. Son serviciales y amistosas con los devotos del Señor".

"Mas ella está demasiado débil para leer el Bhagavata" -dijo Sri Hari Si-nha Ji.

"Entonces, tú puedes leerle".Thakura Hari Sinha comenzó a leerle el Bhagavata. Las estrellas realmente

se pusieron de su lado. Se sanó y aún está viva.

Pranagopala Gosvami iba a Vrndavana desde Calcuta cada año, ocasiones en que leía el Srimad-Bhagavatam y otras Escrituras-bhakti a Baba durante un mes. En una ocasión, incluso antes del período programado para su arribo, Baba comen-zó a hacer preguntas ansiosas respecto a él a todo aquél con el que se encontra-ba. La gente se sorprendía y decía, "Baba, ¿porqué está tan ansioso? El vendrá a la hora programada, a la tarde. Son solo las 12 ahora". Pero Pranagopala llegó un día tarde porque hubo un choque de trenes en Baramauli, donde murieron cien-tos de personas que viajaban en él. El camarote en el cual iba él junto a sus compañeros, se salvó, mientras que los camarotes anexos, adelante y atrás, se destrozaron completamente. Cuando Pranagopala llegó a Vrndavana, expresó que la ansiedad de Baba había salvado su persona y a su grupo, caso contrario, ¿cómo es que su camarote se había salvado mientras que el delantero y trasero no?. Pra-nagopala Gosvami era famoso por su sabiduría y magistral exposición de los sas-tras. Toda vez que alguien tenía alguna duda o dificultad, él se aproximaba a Pranagopala Gosvami para resolverla, mas cuando el propio Pranagopala Gosvami tenía alguna duda o problema, buscaba el consejo de Baba, quien invariablemente resolvía su dificultad. En muchas ocasiones la dificultad era resuelta meramen-te por acudir a Baba, sin referírsela en absoluto. Su mera presencia era sufi-ciente para infundir intuitivamente en su mente la solución correcta.

Aún más misterioso que ello fue la forma en que Baba resolvió en una oca-sión el problema de Gauranga Dasa Baba Ji relativo al comentario del sutra, "an-andamayo-abhyasat". En esa época, Baba vivía en una cueva de Ramanareti, la cual es conocida como Madanamohana-ki-tibari. Gauranga Dasa fue a expresarle su di-ficultad a Baba desde afuera de la caverna y oyó la solución dada por Baba desde el interior. Luego le preguntó a Gauranga Dasa, "¿Has comprendido?".

"Sí, Baba" -dijo Gauranga Dasa, mas cuando éste regresaba a su kuti, se sorprendió al ver venir a Baba desde la dirección opuesta junto a Amolaka Rama Sastri. Gauranga Dasa dijo, "Baba, acabo de verlo en su cueva. Tenía cierta di-ficultad con un sutra y Ud. la resolvió. ¿Cómo es que ahora lo veo aquí?".

Baba eludió la pregunta, diciendo, "Muchos santos siddha viven en Vrndava-na, y son invisibles. Ellos ayudan a los sadhakas en sus dificultades, sin ser vistos".

Pandita Baba era un ejemplo vívido del trnadapi sunicena sloka de Sri Cai-tanya Mahaprabhu, conforme al cual, debemos ser humildes como una brizna de hierba y respetar a todos sin desear ser respetados por nadie. Toda vez que asistía a una reunión de tipo religioso en la cual se celebraba katha o kirtana, se sentaba detrás de todos los demás. Nadie tenía el valor de pedirle que se sentara más adelante.

Nunca permitía que nadie tocara sus pies. Un residente de Bihara, que pa-decía de un severlo malestar estocamal recibió el siguiente mensaje durante un sueño, "Si restregas el polvo de los pies de Pandita Baba, tu mal será curado". También le entregó la dirección de Pandita Baba. El hombre vino a Vrndavana, y

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conoció a Pandita Baba en Banakhandi cuando retornaba a su kutir después del madhukari. Quiso tocar sus pies, pero Pandita Baba lo rechazó y no le permitió hacerlo. El hombre se sintió muy mortificado y desalentado. Alguien le sugirió que fuera a ver a Krpasindhu Baba, quien a su vez le aconsejó que tomara una pizca de polvo de la huella del pie de Baba cuando éste salía para el sauca (el llamado de la naturaleza) a la mañana siguiente. Así lo hizo. Se curó inmedia-tamente de su enfermedad tras restregar el polvo de los pies de Baba en su fren-te.

Otro hombre de Bihara quien padecía del mismo mal, también acudió a Baba. El dijo, "Baba, he venido de Bihara. Sufro un mal estomacal, si Ud. es tan ama-ble como para permitirme tomar el polvo de sus pies, estoy seguro que me cura-ré". Baba dijo, "La enfermedad se curará no por tomar el polvo de mis pies, sino por darme el polvo de sus pies". Así diciendo, el tomó el polvo de sus pies y lo restregó en su frente.- La enfermedad de ese hombre se curó de inmediato.

En una ocasión, un hombre que observó a Rama Dasa Baba Ji Maharaja del Pa-thabari asrama de Calcuta tocando los pies de Pandita Baba, le dijo, "Si Ud. permite que un gran santo como Rama Dasa Baba Ji toque sus pies, ¿porqué no nos lo permite a nosotros?".

Baba replicó, "Rama Dasa Baba Ji es un mahatma, ya sea que él toque mis pies o me pida que yo toque los suyos, en cualquier caso tengo que acceder".

Baba por lo general era cortés con las visitas, mas cuando alguien acudía a él con alguna propuesta material o hacía algo reñido con las reglas vaisnava de conducta, se ponía furioso.- En una ocasión, un Raja acudió a él en su ropa habitual, con todo su séquito, llevando consigo una bolsa llena de mohuras de oro. Se sentó delante de Baba con dicha bolsa. Baba preguntó, "¿Qué es eso?".

"Algunos mohuras de oro, Baba. Uselos como guste" -replicó el Raja.Baba dijo, "A mí no me sirven. Entréguelo a otra persona"."Mas lo he traído para Ud., Baba. Tiene que tomarlo" -dijo el Rajá en un

tono algo dictatorial.Baba se puso furioso. Descargó sobre él una serie de improperios y le pi-

dió que se retirara. Aún así, el Rajá insistía. Baba entonces gritó, "Si no se va de inmediato, me romperé la cabeza". Estaba a punto de golpear su cabeza contra el piso, cuando el Rajá se puso de pie, tomó el zurrón y se fue.

Dicho Rajá era amigo de un Pandita Vrajavasi. Le narró todo el incidente y dijo, "¿Qué clase de siddha mahatma es? Yo quería prestarle algún servicio, mas él súbitamente me vituperó y profirió mil improperios contra mí. ¿De qué le va-lía insultarme de ese modo?".

El Vrajavasi dijo, "La culpa es tuya. Lo que consideraste que era un ser-vicio a Baba en realidad era todo lo contrario. Tú persististe en eso. Por eso Baba se enojó. Tú has cometido una ofensa contra él y por así hacerlo invitaste la ira del Señor, quien nunca excusa a nadie por una ofensa cometida contra Su devoto. Puedes librarte de la ofensa si vas con Baba y haces lo que te digo. Si así lo haces, sabrás cuan gentil y cortés es".

El Rajá accedió a hacer lo que el Vrajavasi aconsejaba. Fué junto con él a ver a Baba al día siguiente. No llevó a sus asistentes con él, conforme a su sugerencia, y no se puso las ropas reales. Fue como una persona ordinaria, con tilaka en su frente, tulasi-kunti alrededor del cuello y una bolsita de rosario en su mano, lo cual le confería el aspecto de un devoto vaisnava.

Ambos hicieron dandavat delante de Baba y se sentaron. Luego que Baba preguntara por el bienestar del pandita, éste dijo, "Me he enterado que el Rajá le causó mucha perturbación ayer; estoy seguro que él vendrá a disculparse por la ofensa que ha cometido".

Baba dijo, "No, no. El no cometió ninguna ofensa. El fue muy bueno, pues aunque tratándose de un Rajá, el atendió mis improperios sin decir palabra. Si yo hubiera aceptado su bolsa para emplearla en el servicio de los vaisnavas hu-biera envenenado su mente. Además, ellos hubieran sido asaltados por ladrones. El Rajá hubiera tenido que sufrir debido a su responsabilidad en acarrear dicho estado de cosas".

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El Rajá se conmovió al oírlo. Cayó a los pies de Baba y dijo, "Baba, yo soy ese necio Rajá. Tenga la amabilidad de excusarme por la ofensa que he come-tido".

En una oportunidad, Gauranga Dasa Baba Ji fue al Radhakunda, con miras a quedarse allí a pasar la noche y regresar por la mañana. Un sadhu de la Baula Sampradaya lo persuadió a quedarse esa noche con él. Su verdadero propósito era convertirlo a su fé, en la cual la compañía de la mujer era una parte esencial del sadhana. Lo atendió bien, le dio buenas cosas para comer y dispuso su le-cho. Cuando estaba durmiendo, sintió el suave roce de una mujer que daba masa-jes a sus pies. Se puso de pie súbitamente, rechazando a la dama y el sadhu se fue a otro sitio. El sadhu temía que tarde o temprano Gauranga Dasa refiriera el incidente a Pandita Baba Ji y que le fuera imposible permanecer en Vraja. Pensó que quizás Pandita Baba no daría crédito a su informe si envenenaba de antemano su mente en contra suya. Acudió a él a la mañana siguiente y dijo, "Baba, Ud. piensa que Gauranga Dasa es un buen sadhu. Ud. ignora que él anda con mujeres en secreto".

Baba no lo pudo tolerar. Se puso muy furioso. Dijo gritando, "¡Tú, dia-blo. Tienes la osadía de calumniar a un gran santo como Gauranga Dasa. No sabes las consecuencias. Tendrás la muerte de un perro furioso. Vé, he dicho que mori-rás como un perro rabioso".

Poco después fue mordido por un perro rabioso y así murió.

El vairagya de Baba era sin igual. Las únicas posesiones que tenía en su kuti eran un lagoti (3), bahirvasa (4), karava (5) y algunos libros. Si al-guien más traía algo, aparte de esto, y lo dejaba en su kuti, se convertía en una víctima de su ira y era echado. Una vez, durante el Verano, Priyasarana Ba-ba trajo un nuevo cántaro lleno de agua y lo guardó dentro del kuti. Baba lo vio al regresar del madhukari. De inmediato lo llevó afuera y lo hizo trizas. Le preguntó a Priyasarana, "¿Porqué lo trajiste?".

Priyasarana replicó, "Lo traje porque está demasiado caluroso y Ud. pide agua reiteradas veces".

"Lo sé, lo trajiste porqué tú tenías que acarrear agua muchas veces del pozo. Qué tonto eres, no sabes que eso perturbará mi bhajana, al invitar a los otros a beber agua".

En una ocasión en que Baba estaba enfermo, el vaidya le aconsejó que toma-ra makaradhvaja. Syamasundara Dasa, un asistente vaisnava de Baba solía ionizar el makaradhvaja con la ayuda de un kharala (6) y un lorhi (7). De haber sabido Baba que un vaisnava se tomaba tanto trabajo por él, hubiera dejado de tomar el makaradhvaja. De manera que Syamasundara hacía la ionización cuando Baba salía para el madhukari y siempre escondía de su vista el kharala y el lorhi. Por al-gún motivo el lorhi se rompió y Syamasundara le solicitó a Kusala Sinha Ji que trajera otro. Un día, Baba vió a Kusala Sinha Ji entregando algo envuelto en un trozo de papel a Syamasundara. Luego que Kusala Sinha se hubiera ido, le pregun-tó a Syamasundara qué había traído. Este dijo, "Nada, Baba, solo un pequeño lorhi para moler el makaradhvaja".

Baba se puso de pie, con el rostro enrojecido de ira.- Levantó su karava y la bolsita del madhukari y dijo, "¡Sólo un pequeño lorhi! Tú vive aquí con el lorhi, yo me voy!". Cuando se disponía a irse, Syamasundara cayó a sus pies y dijo, "¡Baba! He cometido una ofensa. Tenga la amabilidad de perdonarme, si no, moriré".

"Entonces vé y devuelve inmediatamente el lorhi".Syamasundara de inmediato fue a devolver el lorhi a Kusala Sinha Ji. Así

la ira de Baba cedió.

Baba solo tomaba el madhukari de los Vrajavasis, e incluso de ellos, no tomaba nada ajeno a Vraja. Una vez, alguien trajo parabala (8) en gran cantidad para Narahari Dasa Baba Ji, el mahatma del Radhakunda. Narahari Dasa envió un

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poco de parabala a Pandita Baba, quien dijo al hombre que se lo había llevado, "Vé a decirle a Narahari Baba que no debe enviarme nada que provenga de las afueras de Vraja".

Un visitante que estaba presente, dijo, "Baba, ¿qué mal puede hacerle to-mar algo traído de afuera?"-

Baba replicó, "¿Tú haces bhajana? Si hicieras bhajana te darías cuenta el daño que se provoca al tomar algo de afuera".

Quizás a una persona ordinaria le sea difícil entender esto. Pero Baba no era una persona ordinaria, el era un santo, cuyo corazón era puro y totalmente rebosante de Vraja y el Vraja-lila. No había en él sitio para nada que no fuera parte y porción de Vraja o que de alguna manera estuviera asociado con algo afuera de Vraja. Tal cosa le parecía inaceptable, como un punto negro en un lienzo blanco.

Baba tampoco tomaba el prasada de los templos en los cuales se efectuaba el servicio a las deidades con el aporte financiero de una persona de mentalidad materialista. Una vez Kusala Sinha Ji trajo el prasada de Govinda Ji desde Jai-pura, junto con una guirnalda de flores usada por Govinda Ji. Baba usó la guir-nalda con placer, mas solo tomó una pizca del prasada para evitar el aparadha y distribuyó el resto entre los vaisnavas. Le dijo a Kusala Sinha Ji, "Nunca vuel-vas a traer el prasada de Govinda Ji. Solo Govinda Ji puede digerirlo". El seva de Govinda Ji era financiado por el Maharaja de Jaipura.

Nuevamente, quizás no entendamos que el prasada financiado por una persona dada a los disfrutes mundanos no es bueno para la salud espiritual del sadhaka, mas esto es un hecho, que ha sido comprobado por los sadhakas infinidad de ve-ces. Las sutilezas del mundo espiritual están más allá de la asimilación de nuestra mente material. Si a Baba se le entregaba a sabiendas o no, algo para comer que no provenía de una fuente apropiada, el podía detectarlo fácilmente debido a la perturbación sutil que generaba en su mente. Las subsiguientes pre-guntas acerca de su origen, confirmaban siempre su intuición.

En una oportunidad, Rajarsi Banamalai Rai Bahadura envió el prasada de su deidad Sri Vinodi Lala a Baba. Baba solo tomó una pizca y el resto lo distribuyó entre los demás. A la noche, Vinodi Lala le dijo en un sueño, "¿Porqué no tomas-te Mi prasada? Mi seva se hace con los ingresos de Mi propiedad, no los de Bana-mali Rai". Ello era correcto. La propiedad de la cual provenía el ingreso con el cual se efectuaba el seva de Vinodi Lala, estaba a Su propio nombre.

A la mañana siguiente, Baba hizo todo el trayecto desde Govardhana al templo de Vinodi Lala en Vrndavana, a pie, y mendigó su prasada. Comió todo el prasada que pudo. Luego de ese incidente, no volvió a dar a Vinodi Lala oportu-nidad de que se quejara por algo semejante.

Al igual que cualquier otro siddha mahatma, Baba tenía la capacidad de ha-cer milagros, mas el trataba en la medida de lo posible de no emplearla, por te-mor a ser conocido como siddha purusa. Empero, si las circunstancias lo obliga-ban, trataba de explicar el milagro de uno u otro modo. Una vez, Pranagopala Gosvami le envió 200 Rs. para alimentar a los vaisnavas en coincidencia con el aniversario de la muerte de su madre. Conforme, Baba dispuso una fiesta a la cual se invitó a innumerable cantidad de vaisnavas. Ese mismo día llegó Rama Dasa Baba Ji y su grupo de vaisnavas bengalíes desde Calcuta. Rama Dasa Baba envió un mensaje a Pandita Baba, avisando que iría a su asrama con su grupo al anochecer para celebrar el Gaura Gadadhara kirtana. La principal instrucción de Baba a Krpasindhu Dasa Baba era que todo vaisnava que llegara al asrama en el momento del utsava o fiesta, debia ser alimentado junto a los demás vaisnavas. Por consiguiente, siempre se preparaba comida extra para 10 ó 12 personas más. Pero en el grupo de Rama Dasa Baba Ji había unos 300 vaisnavas, los cuales no podrían ser alimentados con la poca cantidad de alimento preparado. Krpasindhu Baba transmitió su preocupación al respecto a Pandita Baba, quien trató el pro-blema de manera ligera. El dijo, "No te preocupes. Los vaisnavas bengalíes comen muy poco". Esto no alivió a Krpasindhu Baba de su ansiedad. ¿Pero qué podía hacer? Se resignó al destino. Sin embargo, al anochecer, cuando la fiesta había

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terminado, se sorprendió al notar que aún sobraba una pequeña cantidad de comi-da, luego que todos habían comido. Baba dijo a Krpasindhu, "¿No te dije que los vaisnavas bengalíes comen muy poco?". Krpasindhu Baba no dijo nada, pero se rió para sus adentros de la sagacidad de Baba.

De a poco, Baba envejeció mucho y se debilitó. Ya no le era posible salir al madhukari.- Comenzó a vivir a base de jugos de fruta, mas aunque físicamente débil estaba mentalmente alerta y su bhajana continuaba como de costumbre. Se levantaba a las 2 de la mañana y continuaba sentado con la japa y el lila-smara-na hasta las 2 de la tarde. El nama-japa era una parte de su vida; continuaba todo el tiempo, sin descanso. Incluso dormido, se le oía cantar el nombre. Su dedo, que permanecía afuera de la bolsita del rosario cuando hacía la japa, se había puesto tan tieso que ya no podía doblarse ni usarse siquiera para comer.

Lentamente, la ingesta de jugos de fruta por parte de Baba también fue disminuyendo, y su debilidad fue en aumento. La mayor parte del tiempo se que-daba en su cama, en el kuti. Cuando deseaba salir del kuti sus asistentes lo llevaban en su cama. Una vez, mientras era llevado afuera de ese modo, cantó con humor, "Ramanama satya hai" (solo el nombre del Señor es verdad). Por tra-dición, esta línea es cantada sonoramente por los portadores de un cuerpo muer-to, al ser llevado a la pira funeraria. Aunque la línea fue entonada por Baba con mucho humor, Krpasindhu Baba pensó que su fin se aproximaba.

Al saber que el estado de Baba había empeorado, Kusala Sinha Ji y Hari Si-nha Ji acudieron desde Jaipura. Llamaron a un Vaidya de Calcuta y se inició el tratamiento. Pero qué podía hacer el Vaidya, si el propio Baba no quería vivir. Al cabo de unos días, Kusala Sinha Ji y Hari Sinha Ji regresaron a Jaipura. Al despedirse de Baba, Hari Sinha Ji oró mentalmente para que tanto el como Kusala Sinha Ji fueran avisados antes de que el fin temido llegara. Su silente plegaria fue notada por Baba.

Baba solicitó a Krpasindhu Dasa que llamara a Gada-dhara Dasa Baba Ji, Kirtaniya y su grupo de Govardhana, y arreglara un mes de astakalina lila kirta-na en el asrama. Era otra indicación a Krpasindhu Baba que Pandita Baba prepa-raba su fin. Hizo todos los arreglos para el kirtana, el cual duró todo un mes, tiempo en el cual Baba se absorbió en el lila.

Una noche, cuando todos los íntimos de Baba estaban sentados cerca suyo, el dijo, "Cuando deje el cuerpo, uds. dejen el bagici y vayan a alguna otra par-te". Quizás lo dijo para asegurarse que ninguno de los presentes se apropiara del bagici tras su marcha.

Alguien preguntó, "Baba, ¿su samadhi?"."Samadhi no. Vuestro bhajana será mi samadhi"."¿Y el utsava?" (9)."Nada de utsava. Ese día todos traerán madhukari, se sentarán juntos y co-

merán".Luego, volvió su mirada hacia los jóvenes sadhakas de su asrama y dijo,

"Salven a estos chicos de las mujeres".Al día siguiente era Radhastami. Baba ayunó como era habitual. En Ekadasi

volvió a ayunar. Krpasindhu Baba insistió ambos días en que tomara algo de pañ-camrta o al menos un poco de agua, porque se estaba debilitando demasiado con cada ayuno, pero fue en vano. Ante tanta insistencia, el dijo con las manos juntas, "Por favor, no rompas mi ayuno".

Tras un par de días, le pidió a Krpasindhu que telegrafiara a Kusala Sinha Ji y a Hari Sinha Ji. Krpasindhu no prestó ninguna importancia a eso pues consi-deraba que la condición de Baba aun no era tan grave. Al día siguiente, Baba preguntó, "¿Has enviado el telegrama a Jaipura?".

Tras eso, Baba entró en samadhi. El telegrama fue enviado.En dvitiya, el segundo día del Krsna-paksa del mes de Asvina, Baba súbita-

mente habló. Le dijo a Krpasindhu, "Mira, mira, Priya y Priyatama (Radha y Krsna) han venido".

"¿Priya-Priyatama están solos o su mañjari svarupa (cuerpo siddha) también está allí?" -preguntó Krpasindhu.

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Baba replicó, "Mi mañjari svarupa también está allí.".En caturthi, el cuarto día del mes, Baba le pidió a Krpasindhu que le pre-

parara un lecho de raja (polvo sagrado) de Vrndavana. Todos se sacudieron al oírlo.

El lecho fue preparado y Baba fue tendido allí. Justo entonces llegaron Kusala Sinha Ji y Hari Sinha Ji de Jaipura. Kusala Sinha Ji llevaba consigo el prasadi mala (guirnalda) de Govinda Ji. Colocó la mala alrededor del cuello de Baba. En ese momento, Baba dejó el cuerpo.

Govinda Ji había venido en la forma de la mala y se lo llevó.

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CAPITULO XIX

Sri Manohara Dasa Baba Ji

El primer nombre de Manohara Dasa Baba Ji había sido Mahendra. Nació en 1847, en un pueblo llamado Madhava-pura en el Distrito de Nadiya. Su madre, Pya-ri-sundari, murió cuando él contaba seis años de edad y su padre, Sri Bholana-tha Adhikari, a sus trece años. Tras la muerte de su padre, tómo el diksa-mantra de Sri Nandakisora Gosvami, un descendiente de Sri Advaitacarya.

Mahendra se aficionó a aprender desde su temprana niñez. Completó su edu-cación primaria en un tola de Madhavapura. Después de la iniciación, fue a Nava-dvipa a estudiar Gramática Sánscrita, Alamkara, Nyaya y Darsana, en primer tér-mino con Vipinacandra Bhattacarya y luego con Sri Krsnacandra Smrtiratna.

Tomó vesa de Sri Svarupa Dasa Baba Ji del Bana Akhana de Navadvipa. Tras el vesa fue llamado Manohara Dasa. Mientras estuvo en Navadvipa, Manohara Dasa tuvo la buena fortuna de disfrutar la compañía del siddha Sri Caitanya Dasa Ba-ba, Pandita Narottama Dasa Baba Ji Maharaja, del Bana Askhana de Navadvipa y el siddha Sri Bhagavan Dasa Baba de Kaina.

En 1881, fue a Vrndavana. Por cinco años estudió los Bhaktisastras de Sri Gopilala Gosvami Prabhu del templo de Sri Radharamana y accedió a la compañía de siddha Mahatmas como ser Balarama Dasa Baba Ji, de Jhanumandala; Jagadisa Dasa Baba Ji, de Kaliyadaha y Nityananda Dasa Baba de Madanamohana Thaura. Posterior-mente, practicó el bhajana en Kusuma-sarovara, Kamyavana y Nandagrama. En 1893, alguien le solicitó en un sueño que fuera a vivir al Govindakunda, a los pies de Giriraja. Desde entonces, vivió en un kuti debajo de un árbol baniano, en un jardín del Govindakunda. En ese momento, el siddha Sri Ramakrsna Dasa Pandita Baba vivía en Puchari, a solo una milla y media de distancia del Govindakunda. A menudo, cuando iba por madhukari al pueblo de Anaura, visitaba también a Ma-nohara Dasa Baba en el Govindakunda y disfrutaba conversar con él sobre diversos temas relativos al lila de Radha-Krsna.

En 1915, Manohara Dasa Baba construyó una cueva en el Govindakunda, en la cual vivió practicando el bhajana durante todo el día, saliendo solo al anoche-cer por el madhukari. Todo el tiempo realizaba el lila-smarana y el nama-japa, los cuales continuaban hasta la noche. Dormía muy poco, quizás solo un par de horas por día. Repetía el harinama no menos de 7 veces al día. (1)- Solo comía roti (pan) con sopa preparada con hojas del árbol nim. Con el tiempo, abandonó el roti y solo tomaba un poco de leche. Evitaba la compañía de la gente y habla-ba muy poco. Era sumamente humilde. Se inclinaba ante todos y nunca permitía que nadie tocara sus pies. Siempre hablaba mal de sí mismo.

Su absorción en el bhajana era tan profunda, que casi siempre estaba in-consciente de su cuerpo. Los sadhus de Govardhana usan un mosquitero para prote-gerse de los mosquitos, mas cuando le insistieron en que también lo hiciera, el expresó, "Los mosquitos no nos causan ningún daño. Solo nos ayudan en el bhaja-na, evitando que durmamos".

En una ocasión, hacía tanto frío en Vraja que la temperatura estaba por debajo de la marca cero. Baba solo tenía un kantha (tela hecha con hilados) para cubrirse. A la noche, su cuerpo temblaba de escalofríos y le perturbaba el bha-jana.- Enojado con el cuerpo, fue a sumergirse al agua helada del Govindakunda. Navadvipa Dasa Baba que vivía en las cercanías, le preguntó porqué se había su-mergido en el kunda a la noche. El replicó, "El cuerpo ha comenzado a pedir más ropa, debe ser disciplinado".

Navadvipa Dasa Baba expresó, "Si hace mucho frío es necesario usar una manta".

"Los vairagys, que han renunciado al mundo, no usan manta" -retrucó Baba.La dedicación plena y entusiasta de Baba al bhajana y su total indiferen-

cia al cuerpo y al mundo, eran proverbiales. No debe sorprender por tanto que la misericordia de Radha-Krsna descendiera sobre él y se volviera un siddha. So-lía percibir directamente el Krsna-lila. Escribió un libro relativo al Krsna-li-

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la, titulado Vaidaghi-vilasa. También escribió un libro sobre Harinama, titulado Namaratna-mala.

Una vez un vaisnava le preguntó la forma de superar los obstáculos y difi-cultades en el bhajana. El replicó, "Se debe ser firme en el bhajana. Para un hombre que practique el bhajana continuamente, con todo su corazón y alma, sin cuidarse de su vida y todo lo demás, los obstáculos le parecen tan ilusorios co-mo los cuernos de una liebre. El Señor Mismo suaviza el sendero del bhajana para él. Mas eso no sucede en un día; se necesita de perseverancia y de paciencia".

Manohara Dasa Baba solía decir que el bhajana no es posible sin la comple-ta rendición a los pies del Señor, y la total dependencia en El. Es solo en el estado de profunda dependencia en El que se disfruta de la tranquilidad mental, la cual es necesaria para el bhajana. Una mente perturbada por diversas clases de ansiedades materiales no es adecuada para el bhajana.

Definió el bhajana como el estado en el cual la mente se absorbe completa-mente en la meditación del Señor, y rehúsa el pensamiento de todo lo demás, como si fuera veneno.

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CAPITULO XX

Sri Madhava Dasa Baba Ji

Sri Madhava Dasa Baba nació en 1851 en el pueblo de Bargharya, situado cerca de la confluencia de los rìos Mahananda y Padma, en Bengala. Solo era un niño cuando su padre muriò, por consiguiente, no pudo terminar su educación. So-lo había aprendido a leer y a escribir cuando comenzó a emplear la mayor parte de su tiempo en el estudio de la literatura bhakti, el kirtana y el sadhu-sanga (compañía de personas santas). A la edad de 27 años, renunció al mundo y fue a Vrndavana. Tomó iniciación de Sri Parmananda Prabhupada de Srngaravata y comenzó a hacer el bhajana.

Al cabo de cierto tiempo, obtuvo el permiso del guru para practicar el bhajana en algún sitio tranquilo y solitario de Vraja. Fue al Samkevata a vivir con Sri Jagadananda Dasa Ji, un discípulo del siddha Nityananda Dasa Baba de Vrndavana. Madhava Dasa Baba se benefició muchísimo con la compañía de Jagadan-anda Dasa, quien era un sadhaka ideal. Ambos salían por separado al madhukari al anochecer, mas se sentaban a comer juntos a su regreso.

Un día, Madhava Dasa Baba consiguió un poco de crema de leche en el madhukari. Al sentarse a comer, dijo, "Sería mejor si le añadiera un poco de sal a la crema de leche. Iré a mendigar algo de sal".

Jagadananda Dasa Baba le advirtió, "Madhava Dasa, no cedas a ninguna ten-tación. ¡Siempre cuídate de la mente! Pues es incansable por naturaleza. No hay límite a sus demandas y anhelos. Hoy es un pedido de sal, mañana será melaza y luego dulces y no sé qué más. Tu bhajana se arruinará". Aprendió a contentarse con lo que sea que obtuviera por el madhukari.

En una ocasión, se celebró un festival en cierto pueblo. Madhava Dasa ha-bía ido allí a participar de la fiesta. Al regresar, Jagadananda preguntó, "¿A qué distancia está ese pueblo?".

"A cuatro millas" -replicó Madhava Dasa."¿Cuántas malapuas (1) comiste?"."Ocho"."¿Cómo te sientes ahora?"."Me siento cansado y soñoliento"."Luego, ¿porqué vivir en un sitio donde tienes que recorrer cuatro millas

para comer malapua? ¿Porqué no ir a vivir a Vrndavana donde los festivales y fiestas son tan frecuentes, y no hace falta ir tan lejos para comer kacori (2) y malapua?".

La reprimenda de Jagadananda Dasa Baba tuvo el efecto deseado. Madhava Da-sa dejó de asistir a los festivales.

Tras algún tiempo, Jagadananda Dasa fue a Barasana a vivir en la ribera del Bhanukunda. Madhava Dasa lo acompañó. Mientras vivió en Barasana, Madhava Dasa también tuvo la oportunidad de disponer del satsanga (compañía santa) de Pandita Ramakrsna Dasa Baba y Sri Haricarana Dasa Baba Ji.

Desde Barasana, Madhava Dasa fue a Kamyavana, donde vivió y practicó el bhajana por determinada cantidad de años en la orilla del Vimalakunda, cerca del sitio donde el siddha Jayakrsna Dasa Baba solía hacer el bhajana. La singular aplicación al bhajana continuó por cierta cantidad de años, purificando su men-te. Los remanentes sutiles de todos los apegos materiales y deseos, fueron eli-minados. El único deseo remanente era el deseo del darsana de Radha y Krsna. Dicho deseo se volvió tan fuerte que llegó a serle imposible vivir sin cumplir-lo. Un día, consideró verdaderamente la posibilidad de suicidarse. Se dijo a sí mismo, "He estado haciendo bhajana por mucho tiempo, pero los dos Señores de mi corazón cuyo bhajana he estado realizando no se aparecieron ante mí ni si-quiera en un sueño. Ni siquiera Radha que es misericordiosa por naturaleza, ha sido amable conmigo. Empero..." -se dijo-, "no puede atribuírsele a Ella la cul-pa, la culpa debe ser mía. Tengo el corazón lleno de mañas y mi bhajana no ha

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sido sincero. Realmente no merezco tener Su darsana. Entonces, ¿para qué cargar con el peso inútil de mi vida?. ¿Porqué he de salir al madhukari y sufrir un do-lor innecesario para mantener juntos cuerpo y alma? Dejemos que el cuerpo mue-ra". Ese día no salió al madhukari; el fuego del arrepentimiento y el auto-re-proche ardía en su corazón. Se tiró a llorar. Justo entonces una jovencita brahmini llamó a su puerta, "¡Baba, oh, Baba!". El abrió la puerta y vio a la niña parada con un thala (platillo de metal) en su mano, lleno de puri (3), ka-cori, khira (4) y otras cosas deliciosas para comer. Ella dijo, "Baba, no saliste hoy al madhukari. Mi madre te envía ésto. Debes comer".

Baba reconoció a la niña. Su llegada con comida, justo en el momento en que había decidido no salir al madhukari ni comer más nada, le hizo pensar que era un amable gesto de Radharani, quien había urgido a la madre de la jovencita a enviarle comida. Tuvo la seguridad que antes o después sería bendecido con Su darsana. Aceptó el alimento.

Los Vrajavasis consideran todo lo ofrecido por un sadhu a partir de su madhukari como sagrado, y lo comen con deleite. Por consiguiente, Madhava Dasa Baba solicitó a la niña que comiera algo de las buenas cosas traídas por ella. Mas ella dijo, "No, Baba, hoy un vecino me ofreció las mismas buenas cosas para comer, y he comido hasta saciarme. Ya no puedo comer nada más".

La niña se fue. Baba se sentó a comer. Se sorprendió por el olor y sabor celestiales de lo que ingería, y por los sattvika bhavas que generaba. Había tomado el madhukari de la casa de la niña muchísimas veces con anterioridad, mas nunca antes había tenido esa experiencia.

Además, entonces comenzó a pensar que él nunca había visto en el rostro de la jovencita el brillo percibido esa vez, cuando llegó con la comida, ni nunca antes lo había mirado tan tiernamente ni hablado con él de manera tan dulce. ¿Se trataba entonces de la misma niña o la propia Radharani había venido a su casa amablemente disfrazada? El pensamiento le provocó un escalofrío e hizo asomar lágrimas en sus ojos. De inmediato se dirigió a la casa de la niña. Su madre es-taba ordeñando una vaca enfrente de la casa. Ella dijo, "Baba, se demoró hoy. Espere un poquito; le traeré el madhukari".

"¡Ma! ¿Acaso no me envió ya un thala lleno de puri, kacori y khira a tra-vés de su lali?".

"¿Qué? -dijo la dama. "Alguien más debe haber enviado esas cosas. Mi hija no ha salido desde la mañana".

"No, Ma, pregúntele a Lali. Fue ella quien vino y me las trajo".De inmediato la mujer llamó a su hija y dijo, "Mira, Lali, ¿qué dice Baba?

El dice que tú fuíste a verlo hace un rato con un thala lleno de puri, kacori y khira". Y la dama se rió. La niña también rió y dijo, "Baba, Ud. debe haberlo soñado. ¿Estaba despierto o dormido cuando me vió entregándole el thala?".

Baba se complació de que hubiera sido Radharani quien jugara el truco, mas de modo de esconder el hecho, dijo, "Sí, Lali, tienes razón. Debo haber soñado despierto. No sé qué me pasó" -y volvió a su casita.

Baba estaba feliz de que Radharani finalmente le hubiera concedido Su dar-sana, mas se lamentaba que Ella hubiera venido disfrazada de la niña brahmini. Se acusó únicamente a sí mismo por ello pues pensó que no merecía verla en Su forma real.

Se explica que el bhakti es la madre de la humildad. Madhava Dasa era tan humilde que se consideraba a sí mismo el más bajo de los bajos e intocable por los demás. Por ello, nunca aceptó la invitación a un bandhara o fiesta, mas cuando se realizó un bandhara en Srngaravata, la residencia de su guru, debió asistir. Su guru sabía que él no se sentaría a comer en el pangata (línea) de los vaisnavas, por consiguiente, lo hizo sentar en la hilera de las personas de clase baja y los mendigos, pese a las protestas proferidas por los vaisnavas.

La humildad de Madhava Dasa y su devoción en el servicio de los vaisnavas le hicieron querido a todos los vaisnavas de Vraja. Ellos le ofrecieron nom-brarlo el mahanta (cabeza) del asrama del siddha Jaikrsna Dasa Baba de Kamyava-na. El no podía pasar por alto a los vaisnavas, por lo que accedió a ser el

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mahanta por un breve período, tras el cual vagó libremente por Vraja. Vivió lar-go tiempo en Vrndavana, a veces en el Samadhisthana de Gopala Bhatta Gosvami, otras en el Lotana-kuñja y otras más en Jhanumandala.

Mientras vivió en Jhanumandala en una ocasión consideró la creencia gene-ral de que Sanatana Gosvami, especialmente encargado por Sri Caitanya Mahaprabhu con la responsabilidad de velar por las necesidades de los vaisnavas que renun-ciaban al mundo e iban a vivir a Vraja para el bhajana, cumplía con su respon-sabilidad hacia ellos y no les permitía irse sin comer. Decidió, -de modo de poner a prueba dicha creencia-, no salir al madhukari ese día y solo comer si alguien le ofrecía algo por su cuenta. Posteriormente, al pasar por el samadhi de Gopala Bhatta Gosvami ese día, vió a Mathura Dasa Baba, el sevaka (servidor) del samadhi, parado a la puerta del mismo, como si estuviera esperándolo. Al verlo, le dijo, "Baba, ¿sale al madhukari? Hoy no vaya. Venga, entre. El bhoga de Thakura está listo. Yo tengo fiebre. Tenga la amabilidad de ofrecerlo al Thakura y a Gopala Bhatta Gosvami y coma". Madhava Dasa así lo hizo. Su corazón se llenó de gratitud hacia Sanatana Gosvami, cuya misericordia realizó así com-pletamente.

En 1892, Sri Radhikanatha Gosvami llegó a Vrndavana. Madhava Dasa fue atraído por él en mérito a que su alma inspiraba el Hari-katha (discursos sobre Sri Hari). Radhikanatha Gosvami, a su vez, fue atraído por Madhava Dasa debido a su bhava-bhakti y a su capacidad para entender y disfrutar las delicias del Rasa. Ellos intimaron mucho hasta que les fue imposible vivir el uno sin el otro.- Se sentaban a diario juntos y hablaban por horas de Krsna y el Krsna-li-la, perdiendo la conciencia del tiempo y el lugar, el hambre y el sueño.

En 1894, Rajarsi Banamali Rayabahadura, el Jamidara de Tanasa, llegó a Vrndavana. Fue atraído tanto hacia Radhikanatha Gosvami como hacia Madhava Da-sa, y se unió a ellos. Poseía una casa palaciega en el Radhakunda, donde vivió por cierto tiempo, mas construyó otra en Vrndavana, hoy llamada Tanasa Mandira. Vivió allí para poder tener siempre la compañía de Madhava Dasa Baba Ji.

Sri Krsnakanda, un sannyasi de la Sankara Sampradaya, fue sumamente in-fluenciado por Madhava Dasa Baba, tanto que llegó a considerarlo su guru. Por consejo suyo, tomó diksa de Pranagopala Gosvami y se convirtió en un vaisnava prominente de la Caitanya Sampradaya, la cual contaba con muchos seguidores.

Durante unos 18 ó 19 años, hacia el final de su vida, Madhava Dasa Baba vivió en el Asrama de Gopala Chanidara en Gopinatha Bagha. Durante ese período, el patha, kirtana y vaisnava-seva fueron una característica regular del asrama. Sri Raghunandana Prasada Sinha, el Rajá de Munghera, solía financiar la mayoría de esas actividades. En una ocasión, Madhava Dasa dijo al Rajá, "Cuando muera, los vaisnavas acudirán a tí por donaciones en relación a un utsava (celebración con fiesta) en dicha ocasión. No les des nada. Dame a mí tanto como puedas aho-ra, de modo que pueda destinar más al patha y al kirtana". El Rajá hizo donacio-nes con mayor libertad.

En 1933, Madhava Dasa dejó el cuerpo para ingresar al Vrndavana trascen-dental, en medio del kirtana celebrado por el famoso Kirtaniya Sri Ganesa y su grupo, y en presencia de Prana Gopala Gosvami y otros vaisnavas prominentes.

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CAPITULO XXI

Sri Jagannatha Dasa Baba Ji

Vivía en Barasana, en la ribera del Bhanukunda, un Baba Ji que dejó atrás Vardhamana, su lugar natal a temprana edad y vino a Barasana a vivir aquí y me-ditar con la esperanza de ser bendecido con el darsana de Radharani. Su nombre era Jagannatha Dasa Baba Ji.

Baba vivía solo a base de unos pocos trozos de pan obtenidos en el madhukari, aunque en su vivienda podían observarse cántaros de arcilla conte-niendo arroz, trigo, legumbres y otros granos alimenticios y cantidad de peque-ños zurrones conteniendo amalaki (mirolábano), harra, bahera y otros remedios. Los mismos no estaban destinados a él sino a los sadhus y Vrajavasis que los ne-cesitaran. También cocinaba para ellos en ocasiones.

En una ocasión, Barasana sufrió una severa hambruna. Los ruegos y lamentos por misericordia impregnaban el cielo de Barasana. Baba vacilaba en acudir a los Vrajavasis para el madhukari; tampoco podía consumir los alimentos almacenados para los sadhus. Debió entregarlo todo, pues eran los más gravemente afectados por la hambruna. No podía ir a ninguna otra parte, pues de solo pensar en salir de Barasana, su corazón se apesadumbraba y lloraba. No sabía que hacer; pasaba día tras día con un bocado de comida, mas finalmente decidió irse de Barasana.

Al disponerse a partir con sus bártulos, una jovencita Vrajavasi a la cual conocía, vino a preguntarle, "¿Baba, dónde vas?".

"A alguna parte" -dijo Baba, con lágrimas en los ojos."¿Pero porqué?"."¿Porqué? Hay escasez de madhukari aquí en la villa. ¿Cómo puedo vivir

sin él?". "¿Qué dices, Baba?. ¿Escasez para tí? Mi madre te guarda madhukari todos

los días. ¿Porqué no vienes? Incluso hoy te ha guardado algo en la cocina. Vé y tómalo, y no te vayas de aquí".

Baba tenía mucho hambre. Pensó que si la madre de la niña le había reser-vado algo de madhukari, era mejor si comía antes de partir. Regresó a su vivien-da, guardó sus pertenencias y se dirigió a la casa de la joven.

En cuanto el padre de ella vió a Baba, le dijo, "Baba, qué tarde ha veni-do. Ya no queda madhukari. ¿Porqué no vino más temprano?".

"Mas vine porque su lali me invitó, ella me dijo que su madre había guar-dado el madhukari para mí en la cocina".

"¿Mi lali?" -dijo el Vrajavasi sorprendido. "Ella no está aquí. Ella se fue a lo de su suegro hace mucho. Debe haberla confundido con otra niña".

"No, no. Era ella, estoy seguro".El Vrajavasi sonrió, mas se dirigió a su esposa y le dijo, "Fíjate si hay

algo en la cocina y dale a Baba de comer. Debe estar hambriento".Su esposa se dirigió a la cocina. En cuanto abrió la puerta de la misma,

gritó, "¡Oh Dios mío, qué maravilloso! ¿Quién guardó este thala lleno de rotis, dala, arroz y vegetales aquí? Yo no fuí".

Los Vrajavasis estaban estupefactos, mas súbitamente pensaron: "Debe haber sido la propia Radharani quien fue a invitar a Baba disfrazada de mi lali y quien guardó este thala en la cocina para Baba. ¿Quién más pudo haber sido?". Baba pensó lo mismo. Rebosaba tanto de bhava que las lágrimas fluían sin cesar de sus ojos y su corazón, abrumado por un intenso sentimiento de gratitud hacia Radharani, se hundió profundamente en el océano de Su misericordia.

La esposa del Vrajavasi le entregó a Baba todo lo que Radharani había co-locado en el thala para él. Baba acostumbraba aceptar solo trozos de pan en el madhukari, pero en esta ocasión aceptó el arroz, dala, y también las demás co-sas, porque el madhukari provenía de Radharani.

Cuando Baba se despedía de los Vrajavasis, ambos esposos dijeron, "Baba, venga todos los días por madhukari". Baba recordó la aseveración de Krsna en el

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Gita que El Mismo se encargaba de Sus devotos y el relato sobre el brahmana que dudó de su veracidad. El relato es como sigue:

Vivía en Jagannatha Puri, un brahmana pandita virtuoso con su esposa. Vi-vía a base de donaciones, pues era muy devoto. Amaba el Gita y solía pasar todo el tiempo leyendo y meditando en sus versos. En una ocasión, meditó sobre el siguiente sloka:

ananyascintayanto mam ye janah paryupasatetesam nityabhiyuktanam yogasemam vahamyaham

(Gita 9.22)

"Aquéllos que están exclusivamente consagrados a Mí y siempre piensan en Mí y en nada más, Yo Mismo asumo la responsabilidad de cumplir todas sus necesi-dades (incluyendo el deseo de emancipación o el alcance de Mis pies) y los pro-tejo de todas las enfermedades".

Pensó que la palabra vahamyaham, la cual significa, "Yo Mismo asumo la carga de cumplir sus necesidades" no era apropiada. Debería haber sido karom-yaham, que significa, "Yo arreglo el cumplimiento de sus necesidades o hago que se concreten mediante terceros". "¿Porqué habría Krsna, quien era el controla-dor y gobernador del universo, y cuyas órdenes son obedecidas por Brahma, Siva y Visnu y todos los demás dioses y diosas, El Mismo portar alguna carga sobre Su cabeza? De modo que tachó la palabra "vahamyaham y escribió "karomyaham".

Un día, llovía tan fuerte que el brahmana no pudo salir a colectar. Tanto él como su esposa debieron quedarse sin comer. Salió al día siguiente, cuando las lluvias cesaron. No mucho después de haber salido, un jovencito muy apuesto, que llevaba provisiones sobre su cabeza y cuya frente sangraba debido a un ras-pón, entró y dijo a su esposa, "Ma, Pandita Ji ha enviado este prasada". La es-posa de Pandita estaba encantada de contemplar el rostro amoroso del jovencito y oír su dulce voz, mas se apenó ante la vista de la sangre que manaba de su fren-te. Ella dijo, "Niño mío, ¿quién te ha lastimado?".

"Pandita Ji" -replicó éste."¡Pandita Ji! ¿Qué Panditaji?"."Tu esposo"."¡Mi esposo! El es muy simple y de buen corazón. ¿Porqué habría de lasti-

mar a un niño encantador como tú?"."Te digo la verdad, Ma. Fué tu esposo quien hirió mi frente con la punta

de un dardo"."¿Pero porqué?"."Sólo él sabe porqué".El niño puso las provisiones delante de la dama y desapareció. Ella se

azoró al verlo desparecer ante sus ojos.Cuando el brahmana regresó, su esposa le narró el incidente, reflejando

desconcierto, pena y resentimiento. El pobre brahmana quedó completamente mudo. Su arrepintimiento y dolor eran infinitos, pues no le tomó mucho tiempo entender quién era ese encantador muchachito. El pensamiento de que el Gita era una ima-gen verbal de Krsna se adueñó de él, y que por borrar una de sus palabras con su pluma, el realmente había herido el cuerpo de Krsna. Además, por el hecho de que El Mismo había traído las provisiones a su casa, El había probado que dicha verdad era literal, en el sentido de que El Mismo portaba la carga de la respon-sabilidad del cumplimiento de las necesidades de Sus devotos. El brahmana esta-ba tan lleno de remordimiento debido a su culpa, que cayó desmayado al suelo.

Mientras Jagannatha Dasa Baba pensaba en esa historia, se dijo a sí mismo, "Si Krsna es tan misericordioso con Sus devotos, ¿cómo habría Radharani de que-darse atrás?- Ella es aún más misericordiosa".

El autor del Gaudiya Vaisnava Jivana escribió hace unos cincuenta años que incluso en esa época, por la gracia de Radharani, Banakhandi, el descendiente de

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la familia Vrajavasi, quien solía darle madhukari a Baba, fue el hombre más fe-liz y rico de Barasama. (1)

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CAPITULO XXII

Sri Pranakrsna Dasa Baba Ji

Pranakrsna Dasa Baba nació en 1802 en el pueblo de Bagnapana del Distrito de Vardhamama en Bengala Occidental. Tomó iniciación de Yadunandana Prabhu de Bagnapana, un Gosvami del parampara (sucesión discipular) de Ma Jahnava, aunque practicó bhajana por largo tiempo bajo la guía del siddha Bhagavan Dasa Baba de Kaina. Seguidamente, fue a Vrndavana a vivir en Kaliyadaha, cerca del kuti del siddha Sri Jagadisa Dasa Baba.

Había analizado cuidadosamente los slokas IX, 12, 1-2 del Srimad-Bhagava-tam, en los cuales Sri Krsna dice a Uddhava:

"¡Oh, Uddhava! El yoga, jñana, dharma, el estudio de los Vedas, las auste-ridades, la renunciación, los sacrificios, las obras de bien público, tales como la excavación de pozos, tanques, etc., los ayunos, peregrinajes, el auto-control y la observación de las reglas religiosas, todo eso no Me cautiva. Pero sí Me cautivo fácilmente por el satsanga (asociación con personas santas) que des-arraigan todos los apegos materiales".

Estaba convencido de la importancia y la profunda necesidad de satsanga. Sabía que el Señor sólo podía ser obtenido a través del prema o amor por el Se-ñor, y el amor por el Señor podía obtenerse solo por la gracia de un Mahapurusa que hubiera alcanzado la gracia del Señor:

mukhyatastu mahatkrpayaiva bhagavat krpalesabdva

En consecuencia, adoptó el servicio de los mahapurusas como un medio fun-damental para obtener el amor divino. Por fortuna para él, cerca de su kuti en Kaliyadaha, vivían dos grandes santos que habían alcanzado la gracia del Señor -Sri Jagadisa Dasa Baba y Sri Dayala Dasa Baba. Comenzó a servirlos con toda su alma y corazón. Ambos mahatmas usualmente permanecían absortos en el lila di-vino, mayormente sin conciencia del cuerpo y sus demandas. Pranakrsna Dasa Baba velaba cuidadosamente por ellos. Les cocinaba y a veces incluso los alimentaba con su propia mano. Masajeaba sus cuerpos y prestaba toda clase de servicio do-méstico. Además, según sus humores cambiantes, los servía entonando canciones conforme a su bhava.

Mediante el servicio a estos santos que eran siddha (realizados) en el ma-nasi-seva (servicio a través de la contemplación) de Radha-Krsna, el también se volvió un siddha en manasi-seva. Al respecto, había adoptado el barrido del nikuñja (el bosquecillo trascendental o retiro) de Radha-Krsna como su servicio principal. Ocupado en esa clase de servicio, en apariencia estaba barriendo Kaliyadaha, mas internamente, esto es, en su siddha deha, en su cuerpo espiri-tual de gopi de Vraja, barría el kuñja. En su siddha-deha no solo era un obser-vador, sino también un participante en el lila de Radha-Krsna.

Sri Rupamadhuri Ji, un santo siddha de la Suka Sampradaya, contemporáneo de Pranakrsna Dasa Baba, escribió un poema en Braja-bhasa en su alabanza, que rezaba, "Baba tiene 104 años. Ha capturado a Radha-Krsna en su corazón. Sus pa-labras son extraordinariamente dulces y estimulantes". (Rupamadhuri Ji Ki Vani, 3-19).

El motivo de que sus palabras fueran tan dulces y estimulantes era que las mismas eran vertidas por un corazón en el cual moraban Radha y Krsna, las perso-nificaciones gemelas de la dulzura y bienaventuranza trascendental.

Radha y Krsna eran atraídos hacia él porque Ellos son aficionados a escu-char las charlas sobre Sí Mismos y Pranakrsna Dasa siempre pensaba y hablaba so-bre Ellos, sin hacer nada más. El Srimad Bhagavatam dice:

srnvatah sradayah nityam grnatasca svacestitamkalena natidirghena bhagavan visate hrdi

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(Srimad Bhagavatam 2.8.4)

"Sri Bhagavan ingresa pronto en aquéllos que siempre narran o escuchan Krsna-katha (1) con fé en su corazón".

Pranakrsna Baba no era erudito. Apenas si podía leer y escribir. Empero, había aprendido el Govinda Lilamrta de Krsna Dasa Kaviraja que describe el as-takalina-lila de Krsna, sentidamente. Meditó en el Krsna-lila como se describía en dicho libro. Había envejecido meditando y hablando siempre del Krsna-lila y de todos modos su afán por pensar y hablar sobre ello, en vez de disminuir había crecido día a día. No se limitaba meramente a pensar o a hablar sobre el lila, sino que lo veía, y al verlo, a veces se reía y otras lloraba. Incluso a la no-che, cuando se suponía debía estar durmiendo dentro de su kuti, era atraído irresistiblemente hacia el lila y podía oírsele reír a veces, otras, llorar y otras más, hablar.

Cuando su corazón desbordó del néctar del Krsna-lila anheló compartirlo con alguien más, hablando sobre el mismo. Si no hallaba nadie que lo escuchara, en su impetuosidad, solía ir a sentarse al parikrama-marga (el sendero de cir-cumbalación) de Vrndavana, al lado de los mendicantes. Mientras éstos insistían en sus pedidos a los peregrinos que circumbalaban, para que les dieran algo, Ba-ba persistía en su pedido de tomar algo de ellos. Les ofrecía prasada, cuando ellos se acercaban y extendían la mano por el prasada, los miraba cortésmente con los ojos brillantes de lágrimas y decía a modo de plegaria, "¿Escucharía Krsna-katha? Krsna-katha es muy dulce". La manera en que lo imploraba, era tan cortés y persuasiva que incluso si ellos no tenían interés en el Krsna-katha, no podían decir que no. El les describía el Krsna-lila de un modo tan fascinante que la semilla de la devoción por Krsna se implantaba firmemente en sus corazo-nes.

Se explica que en un devoto que ha realizado a Krsna, todas las cualida-des nobles como ser la humildad, la amabilidad, el perdón y el desapego, existen en su forma ideal. En el caso de Jagadisa Dasa Baba y Pranakrsna Dasa Baba, se ilustra hermosamente en un episodio referido a ambos.

Las personas que acudían a Jagadisa Dasa Baba usualmente le hacían ofren-das, mas él ni siquiera las tocaba. Había pedido a Pranakrsna Dasa Baba que las reuniera y las apartara para el servicio de Thakura y los vaisnavas. En una oca-sión, un visitante le ofreció diez rupias, un lota (recipiente pequeño para agua) y un balati (balde). Pranakrsna Baba los reunió. Un ambicioso Jatadhari Baba Ji (Baba Ji con el cabello enmarañado) que vivía en la vecindad, dijo a Ja-gadisa Dasa Baba, "Démelo a mí". Jagadisa Dasa Baba prometió prestamente hacer-lo. Consideró pedirle a Pranakrsna Dasa que lo hiciera, pero lo olvidó. El Ja-tadhari Baba Ji se enojó. Al cabo de dos o tres días, arrojó un ladrillo hacia Jagadisa Dasa Baba. No lo lastimó, pero le recordó su promesa. De inmediato lla-mó a Pranakrsna Dasa, diciendo, "He cometido una ofensa contra el Jatadhari Ba-ba. Le prometí darle el lota-balati y el dinero que el visitante ofreció, pero lo olvidé. El ha tenido la gentileza de recordármelo, arrojándome un ladrillazo. Debemos darle esas cosas".

"Sí, debemos" -dijo Pranakrsna Dasa Baba Ji. "También debemos pedirle que tome todo lo que nos ofrezcan, considerándolo suyo. Si está de acuerdo, nos sen-tiremos muy agradecidos hacia él, pues de ese modo alejará a Maya de nosotros".

Jagadisa Dasa Baba se puso muy feliz al oír esto. Al día siguiente, invitó al Baba Ji a su kuti para tomar prasada. El acudió. Tras los saludos y reveren-cias, le hizo tomar asiento; le sirvieron sandesa, rasagulla, rabani y otras de-licias. Mientras Jagadisa Dasa Baba lo servía bellamente, Pranakrsna Dasa Baba lo abanicaba con una hoja de palmera.

En el transcurso del servicio, Jagadisa Dasa Baba dijo, "Maharaja, le rue-go me excuse por olvidar enviarle el dinero y el lota-balati prometidos. Debía haberlo hecho ese mismo día, aunque Ud. sabe lo negligente y olvidadizo que soy en mi comportamiento".

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Al mismo tiempo, Pranakrsna traía el lota-balati y el dinero, y los colo-caba delante del Baba Ji. Jagadisa Dasa Baba añadió con las palmas juntas, "Maharaja, tengo otro pedido que hacerle. Ud. sabe que aunque ambos estamos vie-jos, somos como sus hijos y Ud. es como nuestro padre. Vivimos aquí y hacemos el bhajana bajo su amable protección. Somos tan débiles e imbéciles que quizás po-damos ceder a la tentación y caer en las garras de Maya en cualquier momento. Ud. es tan poderoso que Maya no puede siquiera rozarlo. Ud. puede capturar a Ma-ya en su kamandalu. (2). Así pues, tenga la gentileza de dejarlo aquí, los visi-tantes colocarán ofrendas en él. Y Ud. lo revisa amablemente cada noche. De esa forma, nos ayudará a mantener a Maya alejada".

El Baba Ji escuchó atentamente. Inclinó su cabeza en señal de vergüenza. El fuego del arrepentimiento nació en su corazón. Solo pudo contestar llorando. Regresó a su kuti dejando atrás el dinero y el lota-balati. A partir del día si-guiente, se convirtió no solo en un verdadero protector, sino también en un sir-viente veraz de Jagadisa Dasa Baba y Pranakrsna Dasa Baba.

Pranakrsna Dasa Baba contaba con 104 años cuando Rupamadhuri Ji escribiera el poema antes mencionado sobre él. Incluso en esa época estaba colmado de ener-gía y sus palabras eran poderosas y atractivas, y así continuó inspirando y guiando a las personas en el raganuga-bhajana por 32 años más. Dejó el cuerpo en 1938, a la edad de 136 años. Su samadhi se halla cerca del samadhi de Jaga-disa Dasa Baba en Kaliyadaha.

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CAPITULO XXIII

Sri Manasinha Rajavata

Sri Manasinha Rajavata era el hermano mayor de Sri Savaisinha, el Jagira-dara de Lorani, un jagira comprendido en el Estado de Jaipur, de 12.000 bhigas de extensión. Nació en 1913. A medida que creció, sus cualidades intelectuales y anímicas inspiraron a los crónicos estatales a escribir versos en alabanza su-ya, pero Savaisinha no estaba feliz porque pese a sus buenas cualidades no pro-gresaba como ksatriya. Era contrario a comer carne y a beber vino y totalmente contrario a todo tipo de violencia. En el navaratra (1), cuando se adoraba a la diosa Durga en su casa, -y se sacrificaba un animal-, el solía retirarse del lugar pues no podía soportar la vista de la sangre de un animal inocente, derra-mada para apaciguar a la diosa.

Savaisinha Ji deseaba que se tomara interés en las armas, la caza y montar a caballo, etc., las actividades tradicionales del ksatriya, mas ninguna de es-tas actividades se adecuaban a su temperamento. El se interesaba en las charlas religiosas, la compañía de los sadhus, el estudio de las Escrituras y la adora-ción de Deidades.

Savaisinha Ji consideró que el matrimonio apartaría su mente de esas cosas y lo convertiría en un verdadero ksatriya, de modo que lo casó a los diecisiete años. Aunque su esposa era hermosa e incluso le dio un hijo, no pudo apartarlo de su dedicación religiosa. Por otra parte, su matrimonio abanicó el fuego de vairagya, el cual había estado ardiendo en su corazón desde mucho tiempo atrás, al exponer acabadamente la insustancialidad del mundo y todos sus disfrutes.

El Srimad-Bhagavatam expresa, "Aquel que está consagrado al Señor, el re-positorio del bien supremo, retoza en el océano de néctar. No se siente atraído por los disfrutes ni de este mundo ni del próximo, que para él son como las aguas turbias de un estanque barroso".

(Bhagavata VI.12.22)

Manasinha había nacido con fuertes samskaras devocionales. Por consiguien-te, era natural que todos los objetos mundanos y disfrutes le parecieran tur-bios. Siendo el primogénito de su padre, le correspondía el derecho de heredar su opulento Estado. Tenía todo lo que el mundo puede ofrecer: poder, riqueza, salud, prestigio, respeto, el afecto de sus padres, una hermosa esposa y un hi-jo. Mas todo eso le parecía como cebos puestos por Maya para fascinarlo y cap-turarlo y mantenerlo atado al mundo, para sufrir todas las miserias y la temible rueda del nacimiento y la muerte. Su corazón penaba por los pies de loto del Se-ñor, los únicos que podían darle la paz y felicidad eternas.

Decidió arrojar el manto de Maya y encaminarse por el sendero que lo con-ducíría a la meta anhelada, mas no sabía como proceder. Acostumbraba escuchar las instrucciones de Sri Narayana Swami, un santo que visitaba a su madre y a Sri Gopala Dasa Ji, un santo de la Dadu sampradaya, a quien a menudo acudía, mas ellos no lo convencieron. Había oído hablar de Thakura Kusalasinha Ji, el Jagi-radara de Gijagarha, quien se había vuelto famoso en Rajasthana como el devoto más avanzado de su tiempo, entre los Raja-puts, quien vivía en Jaipur. Un día, Manasinha huyó furtivamente de su hogar y se fue a Jaipur. Conoció a Kusalasi-nha Ji. Tras presentarse, le narró su estado mental y le solicitó orientación. Kusalasinha Ji dijo, "El motivo por el que estás tan perturbado e infeliz es que has elegido el sendero de jñana-marga, (el sendero del conocimiento), mientras que tu inclinación natural es hacia el bhakti- El Bhakti es el mejor sendero y el más sencillo para realizar a Dios.

anyasmat saulabhyam bhaktau

(Narada-Bhaktisutra, 58)

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"Es asimismo el medio más seguro para alcanzar la paz, porque es de la misma naturaleza que la paz y el gozo supremos".

santirupatparamanandarupacca

(Narada-Bhaktisutra. 60)

"¿Qué he de hacer para alcanzar el bhakti?" -inquirió Manasinha."El centro del bhakti es Vrndavana. Debes ir allí"."¿A quién debo dirigirme y rendirme en Vrndavana?"."Debes acudir a Pandita Ramakrsna Dasa Baba, que es un santo siddha. El es

la propia encarnación del bhakti".Manasinha no perdió tiempo y se encaminó a Vrndavana. Al llegar, se que-

dó con un sadhu en Sahajahanpura-Ki-Bagici, cerca de Dau Ji-Ki Bagici (el sitio actual del Instituto de Investigaciones de Vrndavana), donde Pandita Ramakrsna Dasa Baba acostumbraba vivir.

En mérito a su humildad, no tenía el valor de ir a conocer a Pandita Baba directamente. Cada mañana, iba a cierto sitio desde donde podía contemplar a Pandita Baba saliendo de su casita para cumplir con el llamado de la naturaleza. Al pasar, Manasinha lo reverenciaba. El asentía a modo de respuesta, pero nunca decía nada. Ni siquiera levantaba la cabeza para ver de quien se trataba. Así pasaron tres meses. Un día, Pandita Baba lo miró, en mérito a la curiosidad, y dijo, "¿Quién eres?".

Manasinha se presentó. Baba preguntó, "¿Para qué te paras aquí todos los días?".

"Por su darsana" -replicó Manasinha.Baba no dijo nada más. Así pasó otro mes. Luego Baba le preguntó un día,

"¿Dónde vives?"."En Shajajahanpura-Ki-Bagici" -replicó Mana-sinha.Baba dijo, "A las cuatro de la tarde tenemos katha (conversación religio-

sa) en el Bagici de Dau-Ji. Puedes venir".Manasinha comenzó a asistir.Baba estaba impresionado por su honestidad y entusiasmo devocionales. Un

día le dijo, "¿Porqué no vienes a vivir debajo de un árbol?".Manasinha, quien por tanto tiempo había vivido en medio de la tristeza y

melancolía, contempló un brillo esperanzado en las nubes. Su felicidad no tenía límite. Nunca hubiera imaginado que Baba pudiera ser tan misericordioso con él. Comenzó a vivir en su asrama debajo de un árbol cargado de enredaderas.

En el bagici había demasiados monos. Cuando Manasinha horneaba su pan de-bajo del árbol, ellos se acercaban contemplando una oportunidad para tomarlo y huir a la carrera. En ocasiones, el propio Pandita Baba se paraba cerca suyo con un palo en la mano, diciendo, "Hornea el pan, yo vigilaré a los monos". Esto era demasiado para Manasinha. ¿Cómo podía soportar la carga de la misericordia de Baba hasta ese punto? Mas tenía que hacerlo. Era como tragar una pastilla amarga y a la vez dulce.

Los padres de Manasinha se apenaron muchísimo ante su súbita desaparición del hogar. Organizaron una búsqueda intensiva; finalmente llegaron a Vrndavana y lo encontraron. Trataron de persuadirlo que regresara al hogar, mas tuvieron que volver desilusionados y descorazonados.

Tras quedarse en el bagici por ocho meses, Manasinha le solicitó diksa; él le aconsejó que tomara diksa de Sri Madhava Dasa Baba Ji de Puchari. Así lo hi-zo, aunque continuó considerando a Pandita Baba como su verdadero guru y practi-có el bhajana bajo su tutela. Pandita Baba también lo trataba como su discípulo y le demostraba todo su cariño. No permitía que nadie tocara sus pies pero sí permitía a Manasinha que le diera masajes en los mismos.

Tras el diksa, Manasinha Ji probablemente tomó vesa de Madhava Dasa Baba, mas no se sabe con certeza si efectivamente tomó vesa y de quién, aunque vivía como un vaisnava sannyasi. Mendigaba su comida y confeccionaba sus ropas con ha-

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rapos descartados por la gente. En lugar del karava (pote de arcilla usado co-múnmente por los sadhus de Vraja) usaba un viejo latón para el agua, porque el karava era susceptible de romperse, y cada vez que eso sucedía, le costaba mucho procurarse lo que necesitaba. La gente no conocía su nombre de sannyasi, pero lo llamaban Bhagata Ji.

Sus padres y demás bienquerientes iban a menudo a verlo, pues lo amaban y respetaban. Cuando lo veían en ese estado, su dolor era ilimitado. El contraste entre su estilo de vida principesco en el hogar y su vida actual de recluso, era demasiado insoportable para su tierno corazón. Incluso actualmente puede apre-ciarse un retrato de Manasinha, vestido como príncipe, con una espada en la ma-no, en el Bhagavata Nivasa, un asrama en Ramanareti, Vrndavana, realizado por Sri Krpasindhu Dasa Baba, el principal discípulo de Pandita Baba. Cierta vez, alguien preguntó a Krpasindhu Baba porqué había guardado en su asrama la pintura de Manasinha, en su calidad de heredero de un gran jagiradara, en lugar de su pintura como un sadhu. El replicó, "Las personas conocerán mejor a Namasinha al saber lo que era antes de volverse un sadhu. ¿Cuántas personas que poseen de to-do, y se regodean en la riqueza, en todo aquello a lo que el hombre aspira o puede desear en este mundo son capaces de renunciar al mundo, considerándolo una trampa o un truco de Maya?".

Tras algún tiempo, Pandita Baba dejó el mundo. Su separación se le hizo insoportable a Manasinha. Lloraba noche y día, y deambulaba clamando, "¡Ha Ba-ba! ¡Ha Radhey! ¡Ha Baba! ¡Ha Radhey!", como quien se ha vuelto loco.- Sus pa-dres pensaron que efectivamente había enloquecido y se lo llevaron a la fuerza a Lorani para tratarlo. Manasinha dejó de comer y de beber en señal de protesta, pero sus padres lo consideraron como un aspecto de su locura. Colocaban frutas escogidas, dulces y otras exquisiteces en su habitación para tentarlo, mas él ni siquiera los miraba. Por dieciocho días no tomó siquiera un bocado de alimento y se debilitó demasiado. Dijo a sus padres, "No comeré nada hasta que me envíen de vuelta a Vrndavana".

Se vieron obligados a enviarlo de vuelta a Vrndavana, pero hicieron elabo-rados arreglos para que se quedara en el Dhiraja Lala Ki Bagici. Pusieron dos sirvientes y una vaca a su servicio, lo cual a él no le agradó. Tampoco gustó de vivir en el Dhiraja Lala Ki Bagici, porque allí también vivían otros sadhus. El quería vivir en soledad. De modo que se trasladó a Bihari, y los dos sir-vientes lo siguieron. Entonces, dejó de beber leche de vaca y comenzó a mendi-gar en un ksetra (sitio donde se distribuye comida gratis a los mendicantes). Solicitaba dos panes diarios.

Finalmente, para librarse por completo de su gente, desapareció del bagici y vivió escondido en alguna parte, durante seis meses. Su gente intentó buscar-lo, pero en vano. Regresó al Bihari Ji Ki Bagici, cuando ambos sirvientes y la vaca ya no estaban. Cuando su gente volvió nuevamente a visitarlo, les dijo francamente, "Ahora no deben venir a verme. Ya no tengo relación con ustedes. Su llegada me perturba el bhajana". Ellos se retiraron.

En el mes de Magha, volvieron a venir. Esta vez Manasinha Ji preguntó a su hermano Madana, "¿Puedes ir a Mathura?".

"Sí, ¿porqué no?" -replicó Madana."Entonces vé y tráeme bahirvasa (una tela utilizada como ropa inferior),

un cadara (una tela usada como ropa superior) y una estera. Quiero ir a lo de Pandita Baba, pero mis ropas reunidas en diferentes sitios son impuras. Cuando vaya a él, mis ropas deben ser puras. Además, sabes que se aproxima Phalguna, el mes de Holi. Necesitaré algo de perfume y gulala (2) para Radharani. Ten la ama-bilidad de traerme eso también".

Quizás Manasinha Ji había recibido un llamado de Pandita Baba y se prepa-raba para ir con él al Vrndavana eterno. Su gente pensó que quería ir al samadhi de Pandita Baba en el Bhagavata Nivasa. Ellos se sorprendieron felizmen-te, pues era la primera vez que les pedía un servicio. Para ellos, era una in-dicación que su locura había pasado y que él se inclinaría cada vez más hacia ellos, y aceptaría cada vez más servicios.

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Madana trajo todo desde Mathura. Manasinha le pidió que lo guardara en un almirah en su habitación. Luego, le pidió a su gente reiteradamente que regre-saran a su casa. Ellos así lo hicieron, mas dejaron a su sirviente Rangila para que cuidara de él.

Dos días después de su marcha (en el año de 1945), Manasinha Ji fue al templo de Radha-Vallabha, al darsana de la mañana y vio el rasa-lila en el asra-ma de Uniya Baba. Luego, después de bañarse en el Davanala-kunda, volvió al ba-gici.

Justo en ese momento llegó Rangila. El le preguntó a Rangila, "¿Conoces el Bhagavata Nivasa?".

"No, pero puedo averiguarlo"."Entonces vé, dile a Krpasindhu Dasa Baba que Bhagata Ji ha solicitado el

prasada de Pandita Baba y su prasadi kanthi (3).Luego que Rangira se marchara, Manasinha Ji se colocó el nuevo bahirvasa y

se tendió en la estera, cubriéndose con el nuevo cadara- Cuando Rangila regresó, se conmovió profundamente al ver a Manasinha yaciendo en la estera con los ojos fijos por encima suyo, en una dirección particular, como si aguardara ansiosamente la llegada de alquien muy querido para él. Las lágrimas fluían in-cesantemente de sus ojos, como si fuera incapaz de soportar siquiera un momento la demora de su llegada. El frasco de perfume y gulala a su lado, indicaban que estaba listo para la ceremoniosa bienvenida.

Rangila dijo, "¡Radhey! ¡Radhey! He traído el prasada!".Manasinha Ji extendió su mano sin apartar su vista del punto en el que es-

taba fija. Rangila le entregó el prasada y el kanthi. Manasinha Ji puso una partícula del prasada en su boca y el kanthi en su cuello, con sus ojos fijos en la misma dirección.

Rangila fue corriendo a ver a Sri Chajurama Ji, quien vivía en el bacigi, y dijo, "Vaya a ver lo que le ha pasado a Bhagata Ji. Si fuera necesario, por favor, llame a un doctor".

Chajurama Ji corrió a ver a Manasinha Ji. Observándolo, no le pareció que se sintiera mal. Llevó afuera a Rangila y dijo, "Manasinha Ji parece estar medi-tando. No debes disturbarlo. Obsérvalo desde la distancia. Si es necesario, vuelve a llamarme".

Chajurama Ji regresó. Rangila volvió a la vivienda de Manasinha. Mientras volvía, le oyó decir en voz alta, "¡Jai ho!" -como si estuviera saludando a al-guien. Al momento siguiente, al llegar a la casita, Manasinha Ji no estaba allí. ¿Dónde había ido? Se había ido en su siddha mañjari (4) deha (cuerpo espi-ritual de mañjari) al Vrndavana trascendental. Pandita Baba había venido en su siddha mañjari svarupa para llevarlo al nikuñja de Radharani a servir a Radha y a Krsna con perfume y gulala, mientras Ellos se ocupaban en el pasatiempo de amor del Holi.

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CAPITULO XXIV

Rajarsi Sri Banamali Rajabahadura

Nacido en 1863, Rajarsi Banamali Rajabahadura era el terrateniente de Ta-nasa, en el Distrito Pabana de Bengala Oriental. El Gobierno Británico le había conferido el título de Rajá. Había heredado los samskaras religiosos de sus pa-dres. Mientras áun estaba en el vientre, su padre Sri Gangaprasada Raya y su ma-dre, habían ido en peregrinaje a Puri, a pie. No mucho después de su nacimien-to, los padres lo dieron en adopción al Rajá Banavari Lala, el Amo de Tanasa, y fueron a Vrndavana para el bhajana.

Banavari Lala murió cuando Banamali Lala solo contaba con 17 años. La car-ga de administrar los asuntos del gran zaminadari de Tanasa, recayó sobre sus hombros. Como un noble terrateniente, preocupado sinceramente por el bienestar de los suyos, inició la construcción de pozos y casas de descanso y abrió escue-las y hospitales en el Estado. Empero, su vida interior desde el principio era la de un sadhaka. Amparado en la influencia de la Brahma sampradaya, practicaba el sadhana conforme a sus enseñanzas.

La historia de su vida se relaciona principalmente con la historia de su deidad familiar, Sri Radhavinoda Ji. Originalmente, Radhavinoda fue hallada misteriosamente por Sri Vañcharama Ji, el adhikari (autoridad regente) de Nava-grama, una villa del Estado de Tanasa. Vañcharama era una persona muy devota. Cada día, -antes de su seva-puja-, iba a bañarse al río Karatoya en Navagrama. Un día, mientras se estaba bañando, oyó una dulce voz que decía, "Sácame del agua y llévame a tu casa". Vañcharama miró a su alrrededor, pero no pudo hallar el origen de donde provenía la voz. Fue al hogar después de bañarse, pero la voz seguía resonando en sus oídos. Al día siguiente, cuando fue a bañarse, vol-vió a oír la misma voz, mas sin poder localizar su procedencia. Al tercer día, cuando salía del río después de bañarse, volvió a oír la voz y simultáneamente sintió que alguien había aferrado sus pies. Lo sacó. ¡Oh! Era la hermosa imagen de Radhavinoda. Por un rato se quedó petrificado y deslumbrado. Luego la abrazó y la bañó, con lágrimas en los ojos. Experimentó escalofríos, sudor y temblores en todo su cuerpo.

Solo Radhavinoda sabe cuánto tiempo y cuán intensamente había acariciado el deseo de ser abrazada por Su devoto y bañada en sus ojos amorosos y gozosos. ¡Ni siquiera vaciló en tocar sus pies para que así ocurriera! No es en absoluto extraño tratándose de El, pues El es el Señor del Amor. El ama a Sus devotos y el amor es ciego.

Vañcharama Ji Lo llevó a casa. Tras la debida ceremonia, comenzó a servir-lo lo mejor que pudo. Pero Vinoda Ji, -como lo llamaba Vañcharama- era muy lu-joso. Sus demandas no tenían límite. A veces pedía dulces de diferentes clases, otras, nuevos vestidos llamativos, y otras más, perfumes y demás artículos sun-tuosos. Si Vañcharama no podía satisfacer Sus demandas, urgía a alguien más pa-ra que así lo hiciera, o se encargaba personalmente de traer esas cosas desea-das, de donde fuera, aunque tuviera que robar o hurtar.

Una vez, Vinoda Ji quiso comer vegetales preparados con flores de mostaza. Tras la puesta del sol, se fue al campo de un granjero y comenzó a recoger di-chas flores. El granjero oyó que alguien estaba saqueando su campo y gritó, "¿Quién anda ahí?". Vinoda Ji ató rápidamente las flores en una punta de su pi-tambara (1) y huyó corriendo. A la noche, le habría dicho a Vañcharama en un sueño, "Hace mucho que no como vegetales preparados con flores de mostaza. Ofré-cemelas hoy". Vañcharama no sabía donde conseguirlas, porque no había un campo de cultivo a una distancia de dos millas de su casa, en el cual creciera la mos-taza. Se llenó de cierta ansiedad. Al ir al templo de Vinoda Ji para el servi-cio matutino, se sorprendió al ver que algunas florecillas de mostaza adornaban ambos oídos Suyos y otras estaban atadas a su pitambara. Comprendió que el pro-pio Vinoda Ji había traído las flores de alguna otra parte, para que él no se

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tomara el trabajo de salir en busca de las mismas. Preparó los vegetales con las flores y se las ofreció.

Se ignora porqué Vinoda Ji adquirió el hábito de fumar hukka. Posiblemen-te algún devoto que lo sirviera antes, acostumbrara fumar. El no estaba fami-liarizado con las normas de la adoración ritual y no sabía lo que debía ofrecer-se o no a la Deidad. Le ofreció amorosamente el hukka a Vinoda Ji antes de fu-mar, y Vinoda Ji no solo aceptó la ofrenda, sino que la disfrutó, porque se ha-bía hecho con amor.

En una ocasión, Vinoda Ji le pidió a un devoto rico, en un sueño, que le ofreciera una hukka. El devoto así lo hizo con una larga pipa con boquilla de plata. Vinoda Ji fumaba cada mañana y tarde, después del Raja-bhoga (ofrenda de las comidas principales). Algunos devotos afortunados a veces oyen el sonido burbujeante del hukka.

Vañcharama era muy hospitalario. Sus puertas estaban abiertas para todo aquel que llegara a su villa. Si optaba por quedarse algún tiempo, era bien atendido. Una noche, cuando su esposa y él dormían, tres invitados llamaron a la puerta. Vinoda Ji no quería que perturbaran su sueño. Fue hacia la puerta en la forma de su hijo y los recibió. Les dijo, "Pita Ji (mi padre) duerme. Si lo desean, puedo despertarlo, si no, pueden cocinarse ustedes mismos. Yo traeré las provisiones y todo lo demás".

"No, no perturbes su sueño. Nosotros nos cocinaremos" -replicaron los in-vitados. Vinoda Ji fue al comercio donde Vañcharama solía comprar las provi-siones y le dijo al almacenero, "Vancharama Ji me ha enviado por algunas provi-siones, a cargar en su cuenta. Por favor, démelas".

"¿Cómo puedo entregar las provisiones a una persona a la que no conozco? Nunca te he visto antes, ni he oído nada de tí". -replicó el almacenero.

Entonces Vinoda Ji tomó la pulsera de oro que llevaba y dijo, "Guarde ésto como prenda y devuélvalo a Vañcharama Ji cuando él le pague la cuenta".

El almacenero accedió. Vinoda Ji regresó al hogar con las provisiones e hizo los restantes arreglos para cocinar. Los invitados cocinaron y comieron y luego se fueron a dormir.

A la mañana siguiente, cuando Vañcharama vio a los invitados, preguntó, "¿De dónde vienen? ¿Quién les abrió la puerta?".

"Ud. dormía cuando llegamos. Su hijo abrió la puerta e hizo todos los arreglos para nuestra cena. No queríamos molestarlo".

Vañcharama se quedó petrificado por un momento. "¿Acaso sería un lila de Vinoda-Ji?". -Así pensó. Al mediodía, cuando el almacenero llegó con la pulse-ra, el misterio fue resuelto.

Vinoda Ji estuvo por mucho tiempo sin una esposa. Su soledad comenzó a pe-sarle. Divertido como era, comenzó a pensar en casarse. Decidió desposar a la hija mayor del Raja Banavari Lala, de 10 u 11 años, cuyo nombre era Radha. Di-rigió a uno de Sus devotos hacia Raja Banavari Lala para que le hablara de un modo tal que se viera obligado a venir para Su darsana.

El devoto fue y le dijo al Rajá: "En la villa de Navagrama, de su propio Estado, su empleado Vañcharama ha encontrado una murti de Sri Krsna. La Deidad es muy animosa y divertida. Cada día sorprende a todos con un nuevo lila. Cien-tos de personas acuden a El por darsana. ¿Irá Ud.?".

"¿Cómo es que Vañcharama halló a la Deidad? ¿Qué lila celebra él? -pregun-tó el Rajá Banavari Lala, curioso. El devoto le refirió todo y él se sintió su-mamente atraído. Un día, fue al darsana de Vinoda Ji junto con su esposa e hija Radha.

Mientras miraban a Vinoda Ji, Radha se sintió muy excitada. Ella aferró a su madre y dijo, "¡Mira Ma cómo Thakura me sonríe!".

"¡Tonta!" -dijo Ma, mientras la palmeaba cariñosamente en la mejilla."¡No, Ma! El realmente me sonríe y me guiña!".Pero Ma ignoró su fantasía infantil.

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Las dulces sonrisas de Vinoda Ji capturaron el corazón de Radha, tanto que pensaba en El día y noche. A veces, por instancia suya, el Rajá Sahib tenía que llevarla con Vinoda Ji para Su darsana.

Lentamente, el Rajá Sahib también se atrajo más y más por Vinoda Ji. Una vez, cuando había ido a Verlo, Radha dijo a su padre, "Pita Ji, llevemos a Vino-da Ji a nuestra casa. Tengo un fuerte deseo de Servirlo y Decorarlo hermosamen-te".

El Rajá dijo, "Yo también deseo llevarme a Vinoda Ji. ¿Nos permitirá Vañ-charama hacerlo?" -y lo miró mientras así se expresaba.

Vañcharama, en lugar de argumentar o negarse directamente, dijo, "Señor, yo soy su sirviente, así como de Vinoda Ji. Cómo puedo decir si debe o no lle-várseLo. La cuestión es entre Vinoda Ji y Ud.".

A la noche, Vinoda Ji le dijo a Vañcharama en un sueño, "Déjame ir con el Rajá. Estoy complacido contigo, pero ahora quiero aceptar el servicio del Rajá. No te lamentes, pues pronto Me realizarás".

¿Qué podía hacer Vañcharama? Envió el mensaje al Rajá, quien se abrumó al saber que Vinoda Ji era tan gentil con él. De inmediato transmitió el mensaje a su esposa y a Radha. Ellas bailaron de alegría.

Se hicieron elaborados arreglos para traer a Vinoda Ji. En un día auspi-cioso, fue traído al palacio en un palanquín escoltado por elefantes, caballos y músicos que ejecutaban diferentes instrumentos.

Radha servía ahora a Vinoda Ji con toda su alma y corazón. Había, sin duda un pujari para servirLo, pero era Radha quien decidía cada día qué ropa debía ponerse y qué debía comer. Ella preparaba asimismo diferentes clases de adornos para El y Lo decoraba con sus propias manos. Vinoda Ji estaba muy complacido con su servicio, mas a menudo la embromaba. En ocasiones, después de comer, restre-gaba Sus manos sucias en sus ropas, otras veces la pellizcaba e incluso la escu-pía.

El amor de Radha por Vinoda Ji iba en aumento, tanto como las picardías del amor de Vinoda. Un día, cuando Radha Le estaba ofreciendo una guirnalda, El la aferró por el añcala (la punta del sari) diciendo, "Debes casarte Conmigo". Ella se lo contó a su madre, pero la madre no le creyó.

Tras algún tiempo, Radha se enfermó. Vinoda Ji le dijo a su madre en un sueño, "Radha no sobrevivirá, pero no te preocupes. Ella morirá para vivir Con-migo como Mi novia. En tu jardín hay un árbol devadara. ¡Con la madera de ese árbol haz una murti de Radha y casa a la murti Conmigo!"

La madre de Radha se convenció entonces que Vinoda Ji realmente quería ca-sarse con Radha. Ella le refirió el sueño a su esposo. Ambos lloraron tanto de pena como de alegría al conocer este nuevo lila de Vinoda Ji. Se apenaron de que Radha no sobreviviría, mas se pusieron felices al saber que Vinoda Ji la aceptaría como Su novia y tanto la hija como el yerno vivirían con ellos en su propia casa, en la forma de murtis.

El árbol devadara fue echado abajo y se inició la obra de elaborar la ima-gen. En cuanto la murti estuvo lista, Radha murió. Los arreglos para el fune-ral y su casamiento en la forma de la murti se hicieron simultáneamente. Cuando el matrimonio se celebró, Vinoda Ji comenzó a ser llamado Radha Vinoda. Hasta el día de hoy, Vinoda y Vinodini (Radha) pueden ser vistos viviendo felizmente juntos en el templo de Tanasa, al lado del Ramakrsna Seva-asrama en Vrndavana. Incluso hoy se sigue celebrando debidamente el aniversario de su casamiento.

La vida en el Estado de Tanasa, se centró alrededor de Radha Vinoda mien-tras el Rajá Banavari Lala vivió. El katha, kirtana y los festivales estaban a la orden del día, mas dichas actividades cesaron cuando la carga de la adminis-tración de los asuntos de Estado recayó sobre los hombros de Banamali Lala. El servicio de Radha-Vinoda fue particularmente descuidado debido a que Banamali Lala fue iniciado en el Brahma-dharma, el cual no creía en la adoración de la murti. El pujari continuó con el servicio rutinario a las deidades, mas debido a la actitud negligente de Banamali Raya, nadie se sentía entusiasmado al res-pecto.

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Advino un súbito cambio en la actitud de Banamali Raya cuando un día cono-ció a Jagadbandhu Prabhu, el gran santo de Pavana, quien en mérito al brillo do-rado de su cuerpo y a la intensidad de su amor por Radha y Krsna, era considera-do por algunos como la propia encarnación de Sri Caitanya Mahaprabhu. Ese día, el Rajá Banamali Rajabahadura recorría el camino de Pavana de un modo regio, montado en un elefante decorado y escoltado por hombres de armas y demás asis-tentes. En dirección contraria venía Jagadbandhu Prabhu, danzando en medio de un grupo de Kirtana, de cientos de devotos, quienes también cantaban y bailaban al compás de gran cantidad de mrdangas y karatalas.

Banamali Rai se apeó del elefante, caminó descalzo hasta el grupo de Kir-tana y se unió al mismo. Como alguien que ha sido hipnotizado, él alzó sus bra-zos y comenzó a danzar y a cantar con el grupo. Y así continuó hasta que el grupo llegó a destino y detuvo el kirtana. Tras el kirtana, se inclinó ante Ja-gadbhandu Prabhu y le solicitó que agraciara a Banavari Nagara una vez por su presencia, y regresó.

Al volver, sintió que una nueva oleada de bhakti surgía en su corazón. Sentía que viajando en la cresta de esa ola había cruzado el desierto del brah-ma-upasana (meditación en el Brahman) y se hallaba parado a la entrada de un oa-sis con abundante follaje y fuentes de bhakti.

Halló la entrada al oasis cuando Jagadbhandu Prabhu vino a su casa y se quedó con él un par de días, brindándole instrucciones sobre Raganuga Bhakti.- Así comprendió que el Señor no era solo un objeto de reverencia, adoración o plegaria como la Brahma-samhita le había enseñado, sino también un objeto de amor o priti. El priti no es unilateral. No se trata de que solo el devoto ama al Señor, sino que el Señor también ama al devoto. De hecho, El ama al devoto más de lo que el devoto Lo ama a El, y nada es más valioso para El que el servi-cio amoroso de Su devoto. Merced al hecho de que el devoto en su estado caído no tiene acceso a El, El Mismo desciende en la forma de la Sri Murti a recibir su servicio.

La mente de Banamali Ray entonces se volvió hacia Radha Vinoda. Hizo los mejores arreglos posibles para Su servicio, mas suspendió el servicio de la hukka porque los sastras no lo permitían-

Durante esos días, vivía con Banamali Raya, Sri Krsnasundara Raya Prabhu, quien era un siddha-mahatma. El también solía fumar hukka. Antes de fumar, ofrecía la hukka a Radha Vinoda. Raya Prabhu siempre estaba perdido en el lila-smarana. En el momento de fumar, su lila-smarana no dejaba de ser su primera ocupación, fumar era secundario y proseguía automáticamente como una cuestión de hábito, aunque disminuía cuando el smarana era profundo, momento en el que lle-vaba la pipa a la boca a intervalos prolongados. Durante dichos intervalos, Radha Vinoda ponía la pipa en Su boca y fumaba más libremente. Así pues, no Se sintió demasiado afectado cuando Banamali Raya retiró la hukka.

Raya Prabhu eligió abandonar este mundo el duodécimo día de Krsna-paksa del año de 1892. Por cuatro días desde entonces, Radha Vinoda había practicado una abstinencia forzosa del hukka. Pero la abstinencia no tiene cabida en Su na-turaleza. El día de amavasya, tras el servicio matutino, cuando el pujari estaba haciendo japa, lo sumió en un estado de somnolencia. En ese estado, Radha Vino-da le dijo, "Dame Mi hukka. Dado que esta gente suspendió Mi servicio de hukka, he ido a fumar con Raya Prabhu, pero ahora que Raya Prabhu ya no está, no he fu-mado por cuatro días".

A la noche, cuando Banamali Raya fue al templo, el pujari le contó todo. Banamali Raya hizo los arreglos necesarios para el servicio de la hukka, mas en su mente aún persistía la duda en el sentido de que Vinoda Ji fumara realmente.

En una ocasión, Jagadbandhu Prabhu se hallaba en el palacio de Banamali, en una habitación contigua al templo de Radha Vinoda. Tras el Raja-bhoga, el llamó a Banamali Raya y le dijo, "Disfrutemos hoy del lila de fumar hukka de Li-lamaya (el Señor divertido). El llevó consigo a Banamali Raya, y se sentaron en la terraza enfrente del templo. Tras un rato, dijo, "Mira, Vinoda Ji está fu-

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mando. Escucha el borboteo de la hukka. Mientras escuchaba ese sonido, entró en bhava-samadhi y las lágrimas rodaron de sus ojos.

Entonces, la fé de Banamali Raya en la naturaleza espiritual de la Sri Murti se fortaleció tanto que si alguien decía o hacía algo en relación a que la Sri Murti era una mera estatua, eso lo hería. Se puso inquieto por prestar ser-vicio personal a Radha Vinoda, mas no estaba calificado para dicho servicio sin la debida iniciación. De modo que en 1897, fue a Vrndavana y tomó iniciación de Sri Radhika Natha Gosvami Prabhu, un descendiente de Advaitacarya Prabhu.

Se absorbió tanto en el servicio de Sri Radha Vinoda que le fue imposible hacer ninguna otra cosa. Por fortuna, contaba con un dirigente digno de con-fianza y muy capaz en Sri Kamini Kumara Ghosa. Le confió todo el manejo del Estado, para poder consagrar todo su tiempo al servicio amoroso de Radha Vinoda.

Tras algún tiempo, fue a Vrndavana y construyó dos edificios, uno en Vrn-davana y el otro en el Radhakunda. Hoy se conocen como Tanasa Mandira y Rajava-ni. Vivía con Radha Vinoda, a veces en Vrndavana y otras en el Radhakunda.

Cada vez que Banamali Raya iba a Vraja, se convertía en la principal figu-ra de atracción de la comunidad vaisnava. Los sadhus y vaisnavas siempre enga-lanaban su casa con su presencia, porque el katha, kirtana y los festivales se sucedían allí continuamente. El utilizaba todos los recursos de su Estado en el servicio de los vaisnavas. Construyó un hospital con tratamientos gratis para los sadhus, vaisnavas y Vrajavasis. Estableció una escuela para la enseñanza de los bhakti-sastras a los estudiantes e implementó su alojamiento y comida gra-tuitos. También estableció una imprenta, en la cual imprimió el Srimad-Bhaga-vatam con ocho Comentarios y otra literatura bhakti, la cual distribuía gratui-tamente entre los sadhus y vaisnavas.

En su época, había toda una constelación de siddha mahatmas en Vraja. El se benefició con la compañía de cada uno de ellos, mas había algunos a los cua-les se encontraba especialmente apegado, y quienes derramaban libremente sus bendiciones sobre él. Ellos eran Sri Radhikanatha Gosvami Prabhu, Jagadbhandu Prabhu, Sri Radharamana Carana Dasa Baba Ji Maharaja, Sri Vijayakrsna Gosvami, Sri Gaurakisora Siromani, Sri Ramahari Dasa Baba Ji, Sri Krsnasundara Raya Pra-bhu, Sri Harisundara Bhaumika Bhuiyaña, Sri Jagadisa Dasa Baba y Sri Ramakrsna Dasa Pandita Baba.

Con las bendiciones de estos mahatmas, alcanzó fácilmente los pies de loto y el servicio amoroso de Radha Vinoda en Su eterno dhama de Vrndavana.

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CAPITULO XXV

Sri Krsnacaitanya Dasa Baba

Sri Krsnacaitanya Dasa Baba, cuyo nombre familiar era Asvani Kumara, nació en 1861 en Candana Nagara en Bengala Occidental. Su padre, Sri Vrajakumara Nanda era un contratista de Calcuta.

Aunque Asvani Kumara era el hijo de un hombre acaudalado y contaba con to-das las oportunidades para el disfrute material, el mundo le atraía muy poco. Desde su niñez, una chispa divina centelleaba en su corazón. Anhelaba algo supe-rior y más sublime que nada de lo que el mundo pudiera ofrecer, y siempre estaba perdido en la contemplación.

Ello causaba ansiedad a su padre, quien puso en práctica dos cosas para hacerlo menos contemplativo. Inmediatamente después que aprobara el Examen de Ingreso, lo puso a cargo del negocio y lo casó.

En su debido momento, Asvani se convirtió en padre de cinco niños. Parecía estar completamente rodeado por Maya; pero la chispa divina que moraba en él no murió. Continuaba recordándole que había un propósito y destino más elevados para él. Tomó diksa de su guru familiar y comenzó a emprender una vida que ex-ternamente podía parecer material, pero espiritualmente era bien disciplinada. Era muy regular en su baño matutino en el Ganges, el patha, kirtana y japa. Co-mo resultado, la chispa de bhakti se desarrolló lentamente hasta convertirse en un volcán y le fue imposible permanecer como un grhastha (jefe de familia). De-cidió renunciar al mundo y consagrarse por completo al bhajana.

Solicitó el permiso de su padre para ir a Puri en ocasión del Ratha-yatra para el darsana, mas en lugar de regresar a su casa desde Puri, se fue en pere-grinaje por el Sur, a pie. Caminaba 20 millas por día haciendo la japa. Hasta que terminaba el número prescrito de rondas no se iba a descansar. Tras comple-tar la japa se bañaba y realizaba su rutina diaria de puja y luego salía por biksa, sólo a siete lugares y comía únicamente lo que obtenía en los mismos. A veces no conseguía nada y debía irse sin alimento. Tuvo que encarar muchas tri-bulaciones y esfuerzos, mas nunca transgredió las normas de la disciplina espi-ritual que él mismo se había establecido durante el peregrinaje.

Fue de Puri al Godavari, Sivakañci, Visnukañci, Bala Ji, Sri Rangama, Pañ-catirtha y Ramesvara. De Ramesvara fue a Nasika, de allí a Dvaraka, Puskara, Jaipura y Karauli, y de Kaurali a Vrndavana. Todo el viaje le llevó tres años.

Quiso establecerse en Vrndavana para el bhajana. Una noche vió en un sueño a un ser divino que le decía, "Aún no ha llegado el momento para tu Vrndavana-vasa. Aún tienes que ejecutar cierto karma". El no escuchó el consejo, porque estaba determinado a quedarse aquí hasta el final y hacer el bhajana. Mas nue-vamente volvió a tener el mismo sueño y a oír el mismo consejo, el cual era como una orden. Regresó a Calcuta. Sus padres, esposa e hijos se pusieron felices al verlo de regreso tras un prolongado período de ansiedad y suspenso.

Asvani Kumara entonces inició su propio negocio. Trabajó duro y amasó una buena fortuna. Durante ese período su bhajana continuó asimismo sin perturbarse y con el mismo entusiasmo y deleite. Solía retirarse a descansar a las nueve y levantarse a la una, cuando se sentaba para el bhajana. Nuevamente, tras su ba-ño matinal en el Ganges a las cinco en punto, se dirigía a cumplir con su rutina diaria de puja, patha, japa y kirtana. Luego se cocinaba, porque creía que la comida preparada por uno mismo era más conducente al bhajana. Su esposa e hi-jos lo ayudaban y velaban porque no sucediera nada que perturbara su bhajana. De tal modo pasaban felices sus días.

Empero, todo el tiempo se sentía intranquilo por necesidad de algo. En Vrndavana había visto dos cuadros de Nitai-Gaura y de Radha-Govinda, que habían cautivado su corazón. Aunque había tratado de conseguir esas pinturas, no había tenido éxito. A menudo pasaba las noches insomne debido al intenso sentimiento de separación que experimentaba en ausencia de las imágenes. Una noche, dijo llorando a Nitai, quejándose, "Nitai, Tú eres conocido como el Salvador y el be-

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nefactor de los caídos. ¿Soy yo tan caído como para que no me consideres digno de Tu darsana junto con el de Gaura y Radha-Govinda, aún en la forma de imáge-nes? Entonces, ¿porqué no desvaneces toda traza de mi indigna existencia sobre la Tierra?". Esa misma noche, vio en un sueño que había obtenido esas pinturas en un comercio en el camino Citpura, en Calcuta. A la mañana se dirigió allí y se sorprendió al ver un comercio exactamente como el de su sueño. Al entrar al mismo, se sorprendió aún más al hallar una pintura de Gaura-Nitai exactamente igual a la que había visto en Vrndavana. Miró a su alrededor para ver si la pintura de Radha-Govinda también se hallaba allí, mas no pudo verla por ninguna parte. Súbitamente, sus ojos se posaron sobre un almirah como el que había vis-to en su sueño; solicitó al dueño de la tienda si podía ver la pintura de Radha-Govinda que estaba en ese almirah, mas el tendero dijo, "Hay muchas otras cosas en el almirah, pero pinturas no".

El corazón de Asvani Kumara se quebró y sus ojos se llenaron de lágrimas. Súbitamente el tendero recordó en mérito a algún poder invisible, o algo pareci-do, que tiempo atrás había recibido un paquete con pinturas, las cuales había guardado en ese almirah, y lo había olvidado. Trajo el paquete, y al abrirlo, Asvani Kumara vio una pintura de Radha-Govinda exactamente como la que había visto en Vrndavana. "¡Aquí está el retrato!" gritó, saltando de alegría. Compró ambos cuadros. Para él no eran simplemente cuadros, sino Nitai-Gaura y Radha-Govinda Mismos, quienes habían acudido en respuesta a sus plegarias.

Habían pasado ya cuatro años desde que Asvani Kumara regresara de Vrndava-na. Su corazón nuevamente comenzó a penar por Vrndavana. Dado que su empresa ya se hallaba bien establecida y sus hijos habían crecido y eran perfectamente capaces de cuidarse a sí mismos y cuidar del negocio, pensó que el karma que restaba por ser cumplido, ya estaba hecho y que finalmente podía renunciar al mundo e ir a Vrndavana. Sus padres, esposa e hijos le dieron su consentimiento para que así lo hiciera, porque el les dijo que no podría sobrevivir más afuera de Vrndavana. Pensó que todo se debía a la misericordia de Radha-Govinda; el hecho de que se le facilitara su regreso a Vrndavana, porque Ellos habían venido de allí para llevarlo.

La misericordia de Radha-Govinda no se detuvo aquí. Ellos habían venido a él en la forma de cuadros, porque él así lo había deseado, mas Ellos querían es-tar con él en la forma de Deidades, de modo de poder disfrutar su prema-seva (servicio amoroso) más que en la forma de pinturas. De manera que cuando llega-ron a Vrndavana, se le aparecieron en un sueño y le pidieron que Los adorara en la forma de Deidades. También le indicaron el sitio donde lo esperaban en dicha forma. El trajo las Deidades de allí, construyó un templo para Ellas y Las ins-taló debidamente tras el prana-pratistha (el rito de infundir vida a un ídolo).

Después del prana-pratistha, Govinda Ji obtuvo su nuevo nombre, Gopijana-vallabha. Asvani-Kumara sirvió a Gopijanavallabha con amor y devoción. (1).

Tras algún tiempo, tomó sannyasa diksa de Sri Haricarana Dasa Baba Ji, un discípulo de Sri Gaurakisora Siromani y fue llamado Sri Krsnacaitanya Dasa. Ha-ricarana Dasa Baba le aconsejó fuera a hacer el bhajana a algún lugar solitario de Vraja. En ese momento, su hijo Gaura también vino a vivir a Vrndavana. Sri Krsnacaitanya Dasa Baba le confió el servicio de Gopijanavallabha y fue al Kusu-masarovara. Practicó allí el bhajana por cierto tiempo y luego fue al Radhakun-da.

Mientras permaneció en el Radhakunda, su mente siempre estaba con Gopija-navallabha. Si ocurría alguna falta o mala acción en el servicio de Gopijanava-llabha, el siempre se enteraba.- En una ocasión, llamó a Gaura desde Vrndavana y le dijo, "Tú no prestas la debida atención al seva de Gopijanavallabha. Sabes que un día el bhoga (alimento ofrecido a la deidad) se estropeó porque el plato en el que se sirvió el bhoga no estaba bien limpio y que una partícula de uchis-ta (remanentes de comida ingerida) aún quedaba en él. En ambas ocasiones, las Deidades debieron quedarse sin alimento. ¿Porqué eres tan descuidado? Pareciera que no tienes una fé completa. La Deidad solo acepta tu seva si tienes fé, caso contrario, no". Al respecto, narró una historia referida a Radhavinoda Ji, la

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Deidad a la cual adoraba el Rajarsi Banamali Raya Bahadura del Estado de Tanasa en el Radhakunda. El dijo, "Durante el Verano, Banamali Raya solía emplear sir-vientes para abanicar a Radhavinoda durante las 24 horas. Uno de los devotos que tenía una fé absoluta en Radhavinoda y estaba complacido con ese servicio, iba cada día al templo antes de que las puertas se cerraran y aliviaba por interva-los a los sirvientes, abanicando personalmente a las Deidades. Un día, a medi-anoche, cuando estaba haciéndolo, se quedó dormido y soñó que Radhavinoda lo sa-cudía y le decía, "Tú estás durmiendo. Me siento muy incómodo debido al calor. Llévame al kunda (lago)". El sentó a Vinoda Ji en su hombro con intención de llevarlo al kunda. Mas él tenía un tumor en su hombro. Vinoda Ji preguntó, "¿Qué es ésto en tu hombro? Me incomoda". Así diciendo, limpió el hombro con Su mano. El devoto lo llevó al kunda, lo sentó a su lado y se tiró a dormir allí. Justo entonces su sueño se interrumpió y se sorprendió al ver que realmente es-taba yaciendo en el kunda. Fue al templo y tuvo otra sorpresa. Observó que las puertas estaban cerradas como siempre, pero lo más sorprendente era el hecho de que sentía una sensación refrescante en su hombro y cuando pasó su mano sobre él, descubrió que el tumor había desaparecido".

En el Radhakunda, Sri Krsnacaitanya Dasa celebró el purascarana. Luego fue a vivir al Candrasarovara, donde volvió a celebrar el purascarana. Acostumbraba realizar aquí el parikrama (circumbalación) de Govardhana, desde las 3 de la ma-ñana. Un día, mientras realizaba el parikrama, comenzó a llover torrencialmen-te. Se refugió debajo de un árbol; al sentarse, una serpiente siseó desde un agujero próximo. Se quedó sentado con la japa, sin preocuparse, porque creía que ningún animal de Vraja puede dañar a nadie. Desde lejos, alguien a quien no podía ver arrojó una tela sobre él, gritando, "¡Baba! ¡No teme a la serpiente! ¡Corra! ¡Lo picará!". Era una voz femenina. El sabía que en Vraja algunos me-diadores espirituales siempre ayudan y guían a los sadhakas, de modo que pensó que alguna gopi lo había prevenido contra la serpiente y lo ayudaba con la manta para que pudiera continuar con su parikrama bajo la lluvia. Llevó la manta a su frente, en calidad de prasada sagrado de la gopi luego se cubrió a sí mismo con ella y reanudó el parikrama.

En Candrasarovara, Sri Krsnacaitanya Dasa Baba solía hacer el bhajana en un kuti dentro de la casa. Se absorbía tanto en el mismo que a menudo entraba en samadhi y se quedaba inconsciente por horas. Una vez, su guru Sri Haricarana Baba fue a su kuti con un Sanatana Dasa Baba Ji. La puerta del kuti estaba ce-rrada por dentro. El gritó, "¡Caitanya! ¡Caitanya! No hubo respuesta. Sanatana Dasa se puso ansioso por Sri Krsnacaitanya, pero Haricarana Dasa dijo, "No hay motivo para estar ansioso. El a menudo se embebe tanto en la meditación del Krsna-lila que se queda inconsciente por horas".

Gradualmente, su absorción en el Krsna-lila se volvió tan intensa que no podía vivir siquiera un instante apartado de él, mas tampoco podía permanecer absorto en el lila todo el tiempo debido al cuerpo. Por consiguiente, comenzó a prepararse para liberarse del cuerpo. Llamó a su hijo Gaura y dijo, "Mira, Gau-ra, tienes que arreglar un gran festival de siete días de duración, al cual se invitará a muchos vaisnavas y arreglarse su prasada y alojamiento. Todos los días habrá kirtana y rasa-lila. (2). Debe celebrarse bhagavata-saptaha (3) Para el kirtana, debe invitarse a Kirtaniya Bhakticarana Dasa Baba Ji y para el Bha-gavata-saptaha, Bhagavata-pathaka a Sri Madhusudana Bhatta Ji".

Se efectuaron todos los arreglos para la celebración. Candrasarovara orga-nizó el festival y durante once días continuó llegando gente de las villas ale-dañas. En el décimo día, todos los vrajavasis y mahatmas que vivían en catorce millas a la redonda fueron invitados a la gran fiesta. Luego, súbitamente, Baba exhaló su último aliento. La festividad se terminó y negras nubes de pesar y desmayo proyectaron su sombra sobre el cuadro. La gente esperó en vano por largo tiempo la reaparición de alguna clase de signo vital en el cuerpo de Baba. Fi-nalmente se hicieron los arreglos para el funeral. Su cuerpo fue llevado al si-tio de cremación para ser quemado. En cuanto el cuerpo llegó allí, se le oyó de-

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cir en voz baja, "¿A dónde me llevan? Llévenme de vuelta a mi casa". Todos se sorprendieron y clamores de "Hari Bol" resonaron por todo el aire. Las nubes del desmayo y la desesperación se disiparon tan súbitamente como habían aparecido. La celebración concluyó con mayor regocijo que antes.

Baba había dispuesto el vaisnava-seva (distribución de prasada entre los vaisnavas) en ocasión de su liberación. (4). El realmente había abandonado el cuerpo e ido a Goloka luego que los arreglos para el Vaisnava-seva fueron termi-nados, pero Radharani le hizo volver porque aún tenía que desempeñar su rol en el cumplimiento de determinado propósito divino.

En una ocasión un devoto le preguntó a Baba, "¿Kala, (el agente de la muerte) ataca al devoto del mismo modo en que ataca a cualquier otro?".

Baba replicó, "No, no del mismo modo. En el caso de una persona ordinaria, lo ataca cuando llega el momento de su muerte y se lo lleva, al margen de su vo-luntad y circunstancias. Pero en el caso de un devoto, cuando llega el momento de su muerte, va a pararse delante de él con las manos juntas y solo le informa que su hora ha llegado. Si el devoto no quiere ir y tiene el deseo de quedarse en el mundo por un tiempo más, para el bhajana, accede a su deseo y se va. Kala es el enemigo del no devoto, aunque el sirviente del devoto. Es tal como la ga-ta; la gata sostiene a su cría con la misma boca con la que sostiene al ratón. Ella es kala para el ratón, pero madre para los gatitos. Ella se come al ratón, pero lleva a los gatitos a un sitio donde se hallarán más seguros y cómodos".

Tras el episodio de mención, Baba se volvió famoso como santo siddha. La gente comenzó a acudir a él diariamente para el darsana desde lugares distantes. El se sentía sumamente perturbado, de modo que se trasladó de su kuti en Candra-sarovara a Sesasayi, de allí, fue a la villa de Vansi.

Muchas personas comenzaron a solicitarle diksa, pero él no le dió diksa a nadie. A instancias de su guru, no obstante, le concedió diksa a un Syamapada Babu y su esposa, Radhadasi. Luego, le dio diksa a Sri Kumara Sahiba, el magis-trado especial de Govardhana, Kumara Sajjana Prasada Sinha de Govardhana y a va-rios más.

Cuando Baba le dio diksa a Sajjana Sinha y sus compañeros, cada uno de ellos le hizo diferentes ofrendas. Unos ladrones se enteraron de ello. Esa mis-ma noche entraron a su kuti con lathis (cosas) para robarle sus ofrendas. Ba-ba les dio caranamrta, como solía hacer con cualquiera que lo visitara. El cara-namrta tuvo el efecro inmediato de cambiar sus mentes. Se llenaron de temor y huyeron corriendo, dejando sus zapatos y lathis.

Baba vivió nuevamente en Candrasarovara donde Sri Syamapada y Kumara Sahib habían construído algunas habitaciones para él. En 1930, acudió a él un Rakhala Dasa Kundu de Bengala, quien le dijo, "Baba, apenas si hay un pecado que no haya cometido. Ahora, en mi vejez, cuando ya no puedo hacer nada, me acosa el pensa-miento de que tendré que ir al infierno y sufrir por todos mis pecados. Dígame qué puedo hacer para salvarme".

Baba preguntó, "¿Se irá de aquí?"."No, no quiero irme, pero igualmente, ¿acaso Radharani conservará a un pe-

cador como yo en Su dhama?"."¿Porqué no? Ahora, en esta etapa, Ud. no necesita hacer nada más. Escu-

che el Srimad-Bhagavatam una vez y viva en Vraja hasta que le llegue el fin, cantando siempre el Harinama. Vivir en el Vraja-dhama es en sí un gran sadhana. Brahma y Uddhava le oraron a Sri Krsna por ese don, porque lo consideraban el sadhana más elevado. Ud. debe adoptar también el Vraja-vasa (vivir en Vraja) co-mo su sadhana y no temer. Radharani ciertamente tendrá misericordia de Ud.".

Rakhala Dasa vivió en Vrndavana y cantó el Harinama. Dispuso un Bhagavata-saptaha. Poco después del saptaha tuvo la misericordia de Radharani. En un mo-mento afortunado, cuando se hallaba cantando el Harinama, dejó súbitamente este mundo para refugiarse en los pies de loto de Radharani en su nitya (eterno) dha-ma".

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Vrajamohana Dasa Ji de Yasohara, quien después de tomar vesa de Baba vi-viera en Candrasarovara y lo sirviera, en una ocasión le solicitò instrucción sobre el lila-smarana. Baba, al respecto, expresó las opiniones de dos grandes santos de la epoca, quienes se habían vuelto siddha a través del lila-smarana. El dijo, "Cuando Pandita Ramakrsna Dasa Baba vivió en Balapojhara en Govardhana, yo acudí a él para solicitarle instrucción sobre el lila-smarana. El replicó, "Si cualquier otro me hubiera pedido eso, le hubiera dado una palmada en la me-jilla". Entendí lo que había querido implicar y no tenía el valor de expresar. El lila-smarana no es sencillo".

En una ocasión dos devotos acudieron a Jagadisa Dasa Baba de Kaliyadaha y le solicitaron que los instruyera sobre el lila-smarana. Baba habló sobre otras cosas, pero no dijo ni una palabra sobre lila-smarana. Ellos regresaron al cabo de unos días para hacer el mismo pedido. Nuevamente se volvieron desalentados, porque Baba eludía todas las preguntas al respecto. Luego, comenzaron a practi-car lila-smarana, tras haber tomado instrucción de otro mahatma. La siguiente vez que acudieron a Baba, descubrieron que él sabía todo respecto a su bhajana sin que le hubieran dicho nada. El preguntó sonriente, "¿Cómo va su smarana?".

"Continúa, pero no satisfactoriamente" -replicaron los devotos.Baba dijo, "Ustedes no saben. No hay smarana sin marana (muerte). Uno tie-

ne que conquistar el cuerpo y olvidar todo sobre el mismo antes de hacer lila-smarana. Uno debe morir a todos los efectos prácticos en lo que al mundo con-cierne".

Sri Krsnacaitanya Dasa ya era muy anciano. De todos modos, se levantaba a las 2 de la mañana, se bañaba en el Candrasarovara, incluso con el clima más frío y se sentaba para su bhajana en su kuti. Mas el dolor que padecía por la separación de Radharani aumentaba día a día. Había acudido a Radharani en una ocasión, pero le habían hecho regresar. No la había vuelto a ver desde entonces. Se le hacía cada vez más imposible vivir sin Ella. De manera que tuvo que hacer un esfuerzo más por volar hasta Ella.

Un día, un Vrajavasi Brahmana, discípulo de Baba, sospechó que éste ya no estaba en este mundo. El vrajavasi acostumbraba ir al kuti de Baba a la mañana temprano, cada día, después de bañarse en el Candrasarovara y decir, "¡Jaya Radhey!" mientras realizaba dandavat enfrente del kuti. Baba aceptaba su danda-vat diciendo, "¡Jaya Radhey!", mas ese día no hubo respuesta de Baba. Dado que la puerta del kuti estaba cerrada por dentro, no podía entrar, mas reiteró, "¡Jaya Radhey!" varias veces. No había respuesta. Luego recurrió a un mahatma que vivía cerca y le expresó su ansiedad sobre Baba. El mahatma dijo, "La au-sencia de alguna respuesta por parte de Baba no es un motivo de ansiedad porque Baba se absorbe tanto en el lila que a menudo entra en samadhi y queda incons-ciente por horas. Pero esta mañana contemplé algo extraordinario. Observé que el kuti de Baba resplandecía con una luz sobrenatural, como nunca antes he visto. No sé que clase de luz será; nunca ví una lámpara en la vivienda de Baba. Ade-más, hoy no oí el sonido de la puerta al abrirse y cerrarse, el que siempre oigo cuando Baba se va a bañar al Candrasarovara. Ciertamente que esto provoca cierta ansiedad, pero esperemos por un rato más y veamos si recupera o no la concien-cia".

Luego que esperaran mucho rato, gritaron, "¡Jaya Radhey!" varias veces, pero no había respuesta. Entonces llamaron a los aldeanos. Ellos rompieron la puerta del kuti. Al abrir la puerta, vieron a Baba yaciendo inconsciente; su respiración era muy lenta. Para traerlo de vuelta a la conciencia, iniciaron el kirtana, el cual continuó hasta el anochecer, pero la condición de Baba era in-variable. Comenzaron a asimilar que estaba agonizando. Justo entonces llegó co-rriendo el hijo de un Gosvami de Barsana, con un pana-bini (5) en su mano, quien preguntó, "¿Dónde está ese Baba bengalí que está por morir?".

"Baba está dentro del kuti" -replicaron los aldeanos.El niño dijo, "Denle este pana-bini. Radharani lo ha enviado para él. Ella

me dijo en un sueño anoche, "Le dí darsana al Baba bengalí de Candrasarovara,

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porque no podía tolerar Mi viraha (separación). Pero su marco mortal no pudo to-lerar Mi darsana. Está por morir. Vé y dale este pana-bini, es Mi prasadi. Eso evitará que muera".

En cuanto el pana-bini fue introducido en la boca de Baba, recuperó la conciencia. El dijo, "¡Jaya Radhey!" y se sentó, pero quedó en un estado de di-vyonmana (locura divina) por varios meses. Debido a la emoción, a veces reía, otras, lloraba y otras más caía inconsciente a tierra.

La gente pensaba que se había vuelto loco. Lo llevaron al templo de Gwa-llora en el Kusuma-sarovara para tratarlo. En dicho templo, la comida solía ser servida en nombre del hermano del Rajá de Gwallora. En cuanto Baba llegó allí, dijo, "No comeré la comida del Rajá. Sáquenme de aquí".

Lo llevaron de regreso a Candrasarovara. Gradualmente su divyonmada ce-dió. Radharani había evitado nuevamente su intento de dejar el cuerpo porque deseaba mantenerlo vivo por algún tiempo más para que sirviera como un faro de luz a las almas caídas y les mostrara el sendero del bhakti mediante el ejemplo y los preceptos.

Finalmente llegó el momento en que Radharani quiso aceptarlo en Su servi-cio; Baba se enteró de ello. Consideró que debía ir a comunicarlo a todos sus seres queridos. De modo que fue a Sesasayi, Vanasi y otras villas, se quedó allí por algún tiempo y luego regresó. Al volver le dijo a Vrajamohana Dasa, "Esta vez le dije a todos, al regresar, que era la última vez que los veía. Se apenaron muchísimo. ¿Pero qué podía hacer?".

En el año de 1940, en Kartika Krsna Astami, Baba dejó el cuerpo finalmente para tomar refugio en los pies de loto de Radharani. Su samadhi fue dispuesto en Candrasarovara.

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CAPITULO XXVI

El Baba Ji Ciego de Madanatera

Hace unos ochenta años, vivía en Vrndavana, en un kuti próximo al templo de Madanamohana, un Baba Ji ciego. Nadie conocía su nombre, pero la gente lo llamaba Madana-tera-vale Baba (el Baba de Madanatera) (1), porque él vivía ma-yormente en el perímetro de Madana-tera. Temprano en la mañana, después de ba-ñarse en el Yamuna, solía ir a esconderse en los emparrados de Madana-tera. Se quedaba allí hasta el anochecer, recordando todo el tiempo a Radha-Krsna y Su lila, y derramando lágrimas en su recuerdo. A la noche, iba al templo de Govin-da Ji, le hablaba y lloraba. Tras volver de allí, tomaba madhukari de tres o cuatro casas, comía y dormía. Pero nunca dejaba de llorar.

Fue debido al constante llorar que perdió la vista. No se lamentaba de ello, porque esos ojos con los cuales no podía ver a Krsna no le servían, en su opinión.

Mas entonces Baba había estado llorando por 40 años. Su vida estaba por terminar y el límite de su paciencia ya había sido traspasado. El dolor de la separación era insoportable. A veces, debido a ello, caía inconsciente a tierra, en medio de los árboles, por horas. No había nadie para atenderlo, nadie que se compadeciera de él. El piar de los pajarillos y los llamados de los cuclillos y pavos reales intentaban despertarlo, pero en vano.

Cuando el dolor de la separación se le torna insoportable al bhakta, tam-bién se le torna insoportable a Bhagavan. Radha y Krsna ya no podían seguir se-parados de Baba. Una vez, deambulando, llegaron a Madana-tera donde Baba llora-ba debajo de un árbol.

Radha dijo a Krsna, "Pyare (amado), Baba siempre está llorando. ¿Porqué no lo hacemos reír un poco?".

Krsna fue hacia Baba y dijo, "Baba, ¿porqué lloras? ¿Alguien te ha golpea-do o te ha quitado algo?".

"¡Oh, no! Vete" -dijo el Baba ciego enojado."Baba, te traeré roti o chacha (crema de leche) o lo que sea que quieras,

mas no debes llorar" -volvió a decir Krsna afablemente."¡Oh, pastor! Vé a atender tus vacas. ¿Porqué vienes a molestarme?" -así

diciendo, Baba apartó su rostro de Krsna.Krsna regresó con Radha y le dijo, "Baba no escucha. Solo llora y llora".Radha dijo, "Pyare, Tú no pudiste; mira como Yo lo hago reír".Ella fue hacia Baba y dijo, "Baba, ¿porqué lloras? ¿Has perdido a tu espo-

sa?".Baba se rió y dijo, "Lali, nunca tuve una esposa"."Ya veo. De modo que lloras porque no tienes una a la cual puedas conside-

rar como propia", -dijo Radha en un tono hondamente simpático.Baba dijo apesadumbrado, "No, Lali, no lloro por eso. Lloro porque los

míos me han olvidado"."¿Quiénes son ellos, Baba?""Lali, tú no sabes. Uno de ellos es el hijo de Nanda, que no tiene cora-

zón, Quien siempre tienta y tortura lentamente con lo inasequible, pero nunca se muestra a Sí Mismo y el otro, ¡Oh! ¿Qué decir acerca de Ella, Lali? Se trata de Radha, Quien también se ha vuelto sin corazón por Su compañía".

Radha Se sintió gravemente herida en la parte más recóndita y tierna de Su corazón.

"¡Yo, Yo, sin corazón!" -expresó abruptamente. Luego, tratando de Escon-derse, Ella dijo, "Baba, Yo también Me llamo Radha. Dime qué deseas".

"¿Qué puedo decir, Lali? Qué puedo desear excepto Su darsana"."Baba, tú eres muy simple. Tú ignoras que no puedes Verlos aunque te die-

ran Su darsana porque no tienes ojos"."Lali, tú eres simple, no yo. Tú no sabes que recobraría mi vista en cuan-

to Ellos tocaran mis ojos con Sus manos de loto".

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Radha ya no pudo contenerse.- Tocó un ojo de Baba con Su mano de loto. Krsna tocó el otro. De inmediato Baba recuperó la visión. Los vio a Ambos, Radha y Krsna, las Divinidades gemelas de su corazón, parados delante suyo en toda Su resplandeciente belleza, mirándolo con amor y misericordia. Se encontró tan des-bordante de gozo que cayó inconsciente.

Permaneció inconsciente toda la noche. A la mañana siguiente, algunas per-sonas que hacían el parikrama lo reconocieron. Lo llevaron desmayado al templo de Madana-mohana. El Gosvami del templo comprendió que alguna experiencia Divi-na había puesto a Baba en esa condición. Pidió a todos que lo rodearan y cele-braran el kirtana. El sonido del kirtana gradualmente lo trajo de vuelta a la conciencia.

Gosvami Ji lo llevó a un lado. Tras prestarle el servicio necesario y ha-cerlo sentir como en casa, le preguntó el motivo de su desmayo. El narró toda la historia con palabras entrecortadas, llorando sin cesar.

El deseo de toda la vida de Baba se había cumplido, mas ni siquiera enton-ces dejó de llorar. Lloraba incluso más que antes. Es natural, pues la separa-ción tras un encuentro, es más dolorosa que la separación antes del encuentro. Incapaz de soportar la separación tras su encuentro con Radha-Krsna por más tiempo, abandonó el cuerpo físico para reunirse con Ellos en su cuerpo espiri-tual en el Vrndavana trascendental.

Podríamos preguntarnos porqué si Radharani es realmente tan amable, Ella permitió que Baba llorara por 40 años. ¿Acaso no podía aparecerse ante él antes? Sí, podía. Mas, ¿podía Baba realmente Verla entonces? Ella no está hecha de car-ne y huesos, los cuales pueden apreciar nuestros ojos; Ella está hecha de amor. Ella es el Amor personificado. Para poder Verla, uno debe tener los ojos del amor. El amor no se desarrolla en un corazón que es impuro. El corazón tiene que ser purificado con el sadhana. El mejor sadhana es llorar por la separación. Las lágrimas que fluyen en recuerdo de Radha y Krsna, lavan todos los pecados y ofensas (aparadhas) y el fuego de la separación que arde en el corazón, consume el salvaje crecimiento de toda clase de deseos materiales. Es entonces que se prepara el suelo para que la semilla del amor germine y crezca. Cuando la semi-lla crece y florece, Radha y Krsna no pueden permanecer indiferentes.- Ellos son automáticamente atraídos por su fragancia.

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CAPITULO XXVII

Sri Gauranga Dasa Baba Ji

Tras el deceso de mi maestro espiritual, Sri Srimad Bhakti-siddhanta Sa-rasvati Gosvami Maharaja, me sentí sumamente afligido. Aunque sabía que su ben-dita mano aún se hallaba sobre mí, sin su presencia viva me sentía tal como un huérfano. No había nadie a quien acudir por socorro, guía o inspiración. Mi es-posa se hallaba muy apenada pues solo había recibido Harinama de él; iba a con-cedérsele la debida iniciación algún día auspicioso posterior. Mas el murió sin que ese día auspicioso llegara.

Solíamos ir a Vrndavana buscando algún Siddha Mahatma al cual pudiéramos aceptar como nuestro guía o guardián espiritual. En una oportunidad le pregunté a un santo de Vrndavana, "¿Hay algún santo siddha en Vrndavana en la actualidad, un dínamo espiritual al cual poder recurrir para cargar la batería, toda vez que uno se siente débil o descargado?".

"¡Por supuesto!" -replicó. "¿No conoce a Sri Gauranga Dasa Baba Ji Mahara-ja de Ramanareti?".

"No"."¿Entonces para qué ha venido a Vrndavana?". El es el único santo siddha

en Vrndavana, en la actualidad. Es sumamente humilde; no es ostentoso, aunque el tesoro espiritual subyacente a su sencillez difícilmente escapa a la visión de un sadhaka que discierne. Debe ir a verlo".

Esa misma noche fuímos con mi esposa a verlo. Era un saddhu de tez clara, bien parecido, de unos sesenta años, sentado solo en su habitación, con la japa. Sus ojos estaban húmedos, su rostro era radiante y una paz celestial parecía reinar alrededor suyo. Parecía que el amor que lo llenaba escapaba por sus ojos. Nos miró tiernamente, como acercándonos hacia su corazón y nos abrazó amo-rosamente. Sentimos que habíamos encontrado al guardián, al gran santo que an-dábamos buscando. Nuestros corazones se derritieron y lloramos.

Baba comprendió que nos hallábamos afligidos. Dijo afectuosamente, "Si hay algo que los apesadumbra, no se preocupen. Vayan a contarle su historia a un kalpataru de allí (señaló los árboles nim en su asrama). Todo árbol de Vrndavana es un kalpataru. Si lo abrazan y le hablan con el corazón, él escucha y ayuda. No hay nada que no pueda hacer por ustedes. Incluso puede presentarles el obje-to más anhelado de su corazón, Radha y Krsna, si así lo desean".

Baba continuó, "Escuchen, les daré un ejemplo. Un jovencito, tras el dar-sana de Krsna, renunció al mundo y fue a Vrndavana. Aunque provenía de alta cu-na y había sido criado lujosamente, se convirtió en un Baba Ji y vivió totalmen-te recluído en los bosques, practicando el bhajana durante todo el día. Solo salía una vez al anochecer por el madhukari, a una villa cercana. Solía andar medio desnudo, usando solo una tela de lino. Una mañana de Invierno, cuando ha-cía muchísimo frío, comenzó a tiritar. Dado que no había otro refugio en el bosque, se sentó dentro del agujero de un viejo árbol a meditar en Krsna, derra-mando lágrimas al recordarlo. Tras un rato, oyó una voz proveniente de otro ár-bol que estaba enfrente suyo. Dicho árbol le decía al árbol en que estaba senta-do Baba, "Mira, un mahatma se ha refugiado en tí. Muestra tu misericordia sobre él".

"¿Porqué no le muestras tu misericordia?" -replicó el otro árbol.Entonces, del árbol que se hallaba enfrente, descendió un pavo real y se

paró delante de Baba con sus alas desplegadas; luego vino otro pavo real y se colocó al lado del primero, de la misma forma, con las alas desplegadas. Luego otro y otro, hasta que se formó un semi-círculo de pavos reales alrededor de Ba-ba. Y al momento siguiente, vio parado delante suyo, en medio de los pavos rea-les al propio Sri Krsna, con una pluma de pavo real en Su corona, la flauta sos-tenida en Sus manos, cerca de Su boca y una sonrisa hechicera en Sus labios".

¡Yo estaba anonadado! Gauranga Dasa Baba Ji no nombró al joven Baba, así bendecido con la visión de Sri Krsna por la misericordia de los kalpatarus de

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Vrndavana. Mas con el tiempo me enteré que la historia se refería a él mismo. Por consiguiente, mientras Baba describía la escena de Krsna parado delante su-yo, en medio de los pavos reales, pareció estar Viéndolo y entró en trance. De alguna manera se recompuso y dijo, "Entonces, vean cuán poderosos y misericor-diosos son los kalpatarus de Vrndavana. Si van y les oran, ellos les darán lo que desean".

Mi esposa dijo, "Baba, si acudo a un kalpataru, solo hay algo por lo que oraría: Denme el guru que anhelo, mas dado que ya lo he encontrado en Ud. ¿por-qué he de ir al kalpataru y no orarle a Ud. directamente? ¿Sería tan amable de concederme diksa y aceptarme como su sisya?".

"Lali, tú eres mía" -replicó Baba afectuosamente."Y qué pasa conmigo, Baba" -pregunté excitado."Ambos son míos" -dijo Baba, mirándome con profundo cariño."Pero Baba, yo ya estoy iniciado por Sri Srimad Bhaktisiddhanta Sarasvati

Gosvami Maharaja"."¿Y qué? El es tu diksa Guru, yo soy su siksa guru. Deben considerar al

diksa guru y al siksa guru como uno".Mi problema fue resuelto. Baba me dio lo mejor de su amor y bendiciones y

en los pocos años que le restaron de vida, me mantuve en estrecho contacto con él.

El nombre original de Gauranga Dasa Baba Ji era Dhirendra Natha Cakra-varti. Había nacido en una familia aristocrática de Cangripota, una aldea a unas diez millas de Calcuta. Su padre, Sri Bhupendra Natha, era un rico terratenien-te, que había enviado a Dhurendra y a su hermano menor Phanindra a Darjeeling para que se educaran de un modo mejor.

Dhirendra aprobó el examen de ingreso en la primera división de Darjee-ling. Luego fue admitido en el Colegio Sánscrito de Calcuta. Phanindra también fue admitido en el Colegio Sánscrito tras aprobar el examen de ingreso. El her-mano mayor de ambos, Narendra, ya era un estudiante de dicho Colegio. Phanindra y Narendra habían caído bajo la influencia de Jyotin Mukerjee, el gran revolu-cionario llamado Banga-kesari (el león de Bengala) por la gente de Bengala, y fue matado en la lucha contra los británicos en Balesvara. Ellos empleaban todo su tiempo en actividades revolucionarias.- Ambos habían tomado parte principal en un caso de la Corte en Pabana. Narendra fue arrestado. Phanindra cruzó a nado la Bahía de Bengala y llegó a China, pasando por Burma, para reunir armas para los revolucionarios.

El fuego de la revolución ardía también en el corazón de Dhirendra, aunque no se trataba de una revolución ordinaria contra un gobierno o regente. Era una revolución contra Maya, la regente de los regentes. Dhirendra estaba plenamente bendecido con todas las cosas buenas que Maya puede brindar: un rico legado, buena salud, personalidad atractiva, aguda inteligencia, las mejores oportunida-des para una buena educación, y la posibilidad de una próspera carrera futura. Mas todo eso le parecía insignificante en comparación a la ausencia de ese Ser Unico que realmente importa y que le da significado a todo lo demás. Estaba de-cidido a sacrificarlo todo por ese Ser Unico. Necesitaba una guía o guru, que pudiera conducirlo a ello.

La Hermana Nivedita, una discípula de Swami Vivekananda, amaba mucho a Dhirendra. En una ocasión, lo llevó con Swami Brahmananda de Belura Matha para la iniciación, pero Brahmananda opinó: "Este chico será un gran Vaisnava y su diksa-guru será un siddha vaisnava".

Dhirendra comenzó a buscar un santo siddha-vaisnava. Mientras estudiaba en el Colegio Sánscrito, solía ir de Cangripota a Calcuta por tren. Un día, mien-tras se dirigía a Calcuta, conoció a un vaisnava en el tren. Le preguntó, "¿Co-noce algún santo siddha-vaisnava?".

"Sí. ¿Acaso no oyó hablar de Sri Rama Dasa Baba Ji Maharaja?". Es el único siddha vaisnava que conozco. He visto tales sattvika bhavas en su cuerpo en el momento del kirtana, como nunca antes, en ninguna persona. Rama Dasa Baba Ji es discípulo de Sri Radharamana Carana Dasa Baba Ji Maharaja, cuyos milagros, cual

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hacer que un árbol dance en Sankirtana, devolver la vida a un cadáver listo para ser quemado en la pira funeraria, conceder Krsna-prema a la gente por su mero abrazo y muchos otros más, son muy famosos en todo Bengala y Orissa".

"¿Se refiere a Bane Baba Ji Maharaja?"."Sí, Bane Baba Ji, como se lo llama generalmente"."Ciertamente he oído muchas historias sobre sus poderes sobrenaturales,

incluyendo el poder de transformar la vida de las personas por su mera vista o toque.- Tenga la amabilidad de decirme si su discípulo Rama Dasa Baba Ji vive".

"Actualmente vive en Kolhutola, en el albergue de Sri Motilala Seal".Ese día, Dhirendra no fue al Colegio, fue directamente al albergue de

Seal. Vio a un santo que llevaba una guirnalda de flores y sostenía en su mano una mala-jholi (bolsita de rosario), caminando por la terraza. Los agudos ojos del santo se fijaron en él. Parecía como si estuviera tratando de vislumbrar lo más profundo de su corazón, como si hubiera encontrado a alguien que era suyo y al cual había estado buscando durante todos esos días. Dhirendra también sintió que había encontrado al alma de su alma, al guru que había estado buscando. De todos modos, se dijo para sus adentros, "¡Gurudeva! Si Ud. es realmente mi guru, déjemelo saber arrojando su guirnalda alrededor de mi cuello". Justo entonces el santo adornó a Dhirendra con la guirnalda que estaba usando. Dhirendra cayó a sus pies llorando y diciendo, "¡Gurudeva, ah, Gurudeva!". Gurudeva lo hizo po-ner de pie, lo abrazó con amor y dijo, "No te preocupes, yo soy tuyo y tú eres mío".

En un día auspicioso, Dhirendra fue debidamente iniciado por Rama Dasa Ba-ba Ji Maharaja. En cuanto oyó el diksa-mantra, entró en samadhi (meditación pro-funda), que duró por ocho horas. En el estado de samadhi, contempló su verdade-ro ser (svarupa), una hermosa niña de once o doce años, con un brillo dorado que emanaba de su cuerpo, llevando flores para adornar el cabello de Radharani.

Entonces se le hizo difícil a Dhirendra el vivir sin Gurudeva. Día tras día partía de su casa al colegio, pero en lugar de ir allí, iba al albergue de Seal y se sentaba a sus pies, escuchaba hari-katha y asistía a sus kirtanas que derretían el corazón y alborotaban su alma.

Igualmente aprobó el examen intermedio de la primera división. Fue admiti-do en el Colegio Iglesia Escocesa donde se destacó especialmente como un genio versátil pues era brillante y poseía una memoria maravillosa. Podía retener y reproducir exactamente lo que fuera que oyera una vez. Fue el mejor alumno en los exámenes finales de su clase. Era un buen jugador de fútbol y jugaba repre-sentando a los equipos más famosos de Calcuta. También era un buen luchador. En una ocasión, sorprendió a todos venciendo a un luchador japonés que había venido al Colegio a demostrar sus artes marciales. Por encima de todo, tenía un carác-ter ideal y era profundamente religioso. Su maestro de Inglés lo llamaba afec-tuosamente Maestro Puritano.

Sus inclinaciones religiosas fueron notadas por sus padres. Ellos temían que huyera del hogar para convertirse en un saddhu, de modo que trataron de ca-sarlo lo antes posible.

Un día, cuando Dhirendra se hallaba sentado en la sala de exhibición de su casa, entró un caballero. Por sus ropas y maneras Dhirendra dedujo que era un hombre rico que venía a su casa por primera vez. El caballero preguntó, "¿Se en-cuentra Bhupendra Babu?". "Sí" -replicó Dhirendra.

Luego, mirando más de cerca y atentamente a Dhirendra, dijo, "¿Tú eres el hijo de Bhupendra Babu?".

Dhirendra presintió que quizás venía con una propuesta matrimonial que le concernía. Dijo, "No, ¿para qué necesita a Dhirendra?".

"¡He venido con una propuesta de casamiento de mi hija con él!"."Pero Dhirendra ya no está. Ha muerto"."¡Muerto! ¡Qué le pasó! Bhupendra Babu me escribió el otro día, pidiéndome

que viniera a verlo"."¡Murió de cólera ayer!""¡Oh, qué tragedia! Me gustaría ver a Bhupendra Babu".

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"Me temo que no se encuentre de humor para ver a nadie". El caballero re-gresó apesadumbrado y desilusionado.

Pero Dhirendra se alarmó. Pensó que se tramaba algún plan para encadenarlo a los grilletes de Maya. Se determinó a renunciar al mundo y tomar refugio en los pies de loto de Sri Gurudeva, antes de que el plan madurara. Esa misma no-che escapó a hurtadillas de su casa y a la mañana siguiente se rindió completa-mente a los pies de Gurudeva, quien a su vez lo envió a Samaja-bani en Navadvi-pa, para que hiciera bhajana bajo la guía de Lalita Dasi, otra discípula siddha de Sri Radharamana Carana Dasa Baba Ji.

Bhupendra Babu envió a sus hombres a buscarlo. En cuanto se enteró que es-taba en Samaja-bani, en Navadvipa, llegó allí con Hajari Babu, un inspector de policía y dos testigos para traerlo de vuelta al hogar-

Primero dejó al policía afuera y entró solo. Trató de persuadir a Dhiren-dra de todas las formas posibles para que volviera a la casa, cuando todos sus intentos fracasaron, llamó al policía. Apenas había dado unos pasos, cuando re-gresó y miró a su alrededor, muy sorprendido, diciendo, "¡Oh! ¿Dónde, dónde te has ido, si acabas de llegar? ¿No volveré a tener tu darsana?".

Lalita Dasi lo había estado observando todo el tiempo. Ella dijo, "¿A quién busca?".

"A ese Baba Ji alto, con una luz radiante que emana de su rostro. El me siguió y me palmeó en la espalda. Al darme vuelta me abrazó y... (su garganta se estranguló por la emoción y continuó incisivamente)... y un escalofrío me reco-rrió la columna. El...él me miró tiernamente, con lágrimas en los ojos, y...y dijo, "Bhupena, ¿cuánto tiempo más seguirás con la ilusión de que las cosas que en realidad no te pertenecen, son tuyas, sufriendo una miseria inenarrable por desapegarte de ellas? ¡Tú no sabes que Dhirendra es mío!" ¡Oh! ¡Su...su toque mágico! Me ha desilusionado completamente... Dónde... ¿Dónde está? Me siento muy desesperanzado sin su darsana".

Lalita Dasi dijo, "Venga. Yo lo llevaré con él". Lo llevó hasta la estatua de tamaño natural de Sri Radharamana Carana Dasa Deva en Samajabani y dijo, "Mi-re, ¿es el mismo Baba Ji?".

"¡Sí, es él!" -dijo Bhupendra Babu. Cayó a sus pies y sólo Dios sabe, las lágrimas fluían de sus ojos sin cesar. Ahora era otro hombre. Su ilusión se ha-bía disipado. Había realizado que su reclamo sobre Dhirendra era falso; Dhiren-dra pertenecía a su guru y al guru de su guru y el sendero que él había escogido era el único sendero correcto para la persona que discrimina, cuyos ojos han si-do abiertos. Regresó en paz a su casa, dejando a Dhirendra al cuidado de su gu-ru.

Al cabo de un tiempo, Dhirendra fue a Vrndavana con el permiso del guru y comenzó a hacer bhajana bajo la guía de Siddha Sri Jagadisa Dasa Baba Ji de Ka-liyadaha, como su siksa guru. Jagadisa Dasa Baba Ji lo llamaba cariñosamente 'Gopala'. Jagadisa Dasa Baba Ji se había vuelto un siddha practicando el astaka-lina lila smarana. Por lo general, no iniciaba a nadie en esa clase de bhajana, pues consideraba que solo los sadhakas que se habían elevado por sobre la con-ciencia del cuerpo eran idóneos para el mismo, pero en el caso de Dhirendra, descubrió un sadhaka altamente calificado. Por consiguiente, lo inició presta-mente.

Dhirendra solía estar todo el tiempo absorto en el lila-smarana, aunque externamente pareciera estar deambulando por la orilla del Yamuna o en los bos-ques. A veces la gente le decía a Jagadisa Dasa Baba, "Su Gopala no hace ningún bhajana; él solo camina como un lunático". Jagadisa Dasa replicaba, "Lo que hace Gopala es bhajana de primera clase; el no puede hacer otra cosa que eso".

Una noche, cuando Dhirendra estaba sentado al lado de Jagadisa Dasa Baba, éste último exclamó súbitamente, "¡Mira, mira, Gopala! ¡Rama y Krsna vuelven del bosque con las vacas! ¡Oh! Qué hermoso aspecto tienen".

Dhirendra dijo apenado, "Yo no veo nada, Baba".Jagadisa Dasa hizo una pausa, lo palmeó en la mejilla y expresó bendita-

mente, "Tú verás. Anda, lo he dicho, tú verás".

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Tras algún tiempo, Jagadisa Dasa Baba solicitó a Dhirendra estudiar los sastras y hacer el bhajana bajo la guía de Pandita Ramakrsna Dasa Baba. En esos días, Pandita Baba vivía en el Syama Kuti, cerca de Kusuma-sarovara. Dhirendra se instaló en un kuti cerca de Gvalapokhara a cierta distancia del Syama Kuti. Cada tarde, iba a lo de Pandita Baba y estudiaba los sastras con él. Estudió intensivamente el Srimad-Bhagavatam, Satsamdarbha y cantidad de otros bhakti-sastras. En esa época aprendió también de corazón todos los bani-granthas (li-bros de versos) en Vraja-bhasa (el idioma de Vraja) relativos al lila divino de Radha-Krsna. Se volvió famoso como Pandita, bien versado en los sastras y en el Vraja-sahitya (la literatura de Vraja).

Por indicación de Pandita Baba, brindó discursos sobre los bhakti-sastras frente al Syama-Kuti cada noche. Los mahatmas acudían con frecuencia desde lu-gares distantes a escuchar sus conferencias, las cuales eran tanto eruditas como intensamente emotivas e inspiradoras.

Tras un tiempo, nuevamente por indicación de Pandita Baba, acudió a su Diksa Guru, Rama Dasa Baba Ji, donde se inició en vaisnava sannyasa. Después del sannyasa fue llamado Gauranga Dasa. Como sannyasi, sus únicas posesiones eran un kaupina, (1), bahirvasa y karava. Vivía noche y día dentro del bosque, practicando la japa y la meditación y salía solo una vez al anochecer por el madhukari.

Una noche, vio en un sueño que una imagen de Giriraja próxima a su kuti lo llamaba y le decía, "Llévame a tu kuti. Anhelo tu servicio". A la mañana si-guiente, cuando fue a ese sitio, observó que unas personas estaban excavando un pozo. Al excavar unos dos o tres pies, apareció una hermosa imagen de Giriraja, como la que había visto en el sueño. De inmediato la alzó, y la llevó a su kuti.

Sirvió a Giridhari con su cuerpo, mente y alma, mas, ¿cómo armonizarían el asceta Gauranga Dasa y el exhuberante Giridhari mucho tiempo? Gauranga Dasa nun-ca mendigaba nada de nadie, excepto el madhukari, y las demandas de Giridhari eran ilimitadas. Solía pedir ropas de seda, una flauta dorada, una corona de oro, y el perfume más especial, frutas, dulces, etc. Gauranga Dasa pasaba todo su tiempo procurándoselas. Apenas si le quedaba tiempo para el lila-smarana.

En medio de ese apuro, fue a Vrndavana, le informó todo a Jagadisa Dasa Baba y dijo, "Ahora dígame si debo obedecerlo y destinar todo mi tiempo al as-takalina-lila-smarana u obedecer a Giridhari y pasar todo mi tiempo cumpliendo sus demandas ilimitadas".

Jagadisa Baba expresó, "Con las manos juntas, exprésale a Giridhari tu in-capacidad para Servirlo y ve a dejarLo en la colina de Govardhana. Tú debes se-guir el sendero de la abstinencia y el bhajana señalado por Sri Rupa y Sri Sana-tana".

Gauranga Dasa así lo hizo.Sanatana Gosvami siguió un sendero de severa abstinencia y autocontrol.

Comía solo bati (bolita de harina de maíz horneada) meramente para mantener jun-tos cuerpo y alma, sin siquiera agregarle sal y ofrecía lo mismo a su deidad (Sri Madanamohana) en calidad de bhoga.

Un día, Madanamohana le dijo, "Sanatana, me resulta difícil tragar tus bo-litas sosas de harina. Al menos dame un poco de sal".

Sanatana dijo, "Prabhu, hoy pides sal, mañana pedirás quizás dal, vegeta-les, dulces y otras cosas. ¿Dónde las hallaré? Yo soy Baba Ji, que vivo solo a base de un puñado de harina obtenida en el madhukari. Si empiezo a reunir todas esas cosas, ¿cuándo tendré tiempo para el smarana? Si deseas un servicio mejor, entonces debes hacer los arreglos personalmente".

Madanamohana debió hacer Sus propios arreglos. Impulsó a un hombre de ne-gocios llamado Rama Dasa Kapoor a construir un templo magnífico para El e hizo todos los demás arreglos para dicho servicio, conforme a Su deseo. Sanatana no vivió a base de las premisas del nuevo templo siquiera por un día. El confió el seva (servicio) de Madanamohana a un pujari y vivió en forma separada, consa-grando todo su tiempo al smarana.

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A veces, un objetivo menor debe ser sacrificado por uno mayor. Sanatana Gosvami y Gauranga Dasa Baba Ji sacrificaron el servicio menor de la Deidad con el cuerpo físico y los materiales en el plano material, por el servicio más ele-vado con el cuerpo espiritual (siddha deha) y materiales en el plano trascenden-tal, en el smarana.

El vairagya (indiferencia por el cuerpo y sus necesidades) de Gauranga Da-sa Baba Ji, se tornó tan intenso, que a veces era totalmente inconsciente del cuerpo. Tampoco podía vivir en un mismo sitio mucho tiempo. Vivía principal-mente en los bosques, a veces debajo de un árbol, otras, debajo de uno distinto. A la noche, iba a alguna aldea de la vecindad por el madhukari. En ocasiones, en vez de ir al madhukari, se contentaba comiendo hojas o cualesquiera frutos silvestres hallara en el bosque. Eventualmente, no comía por varios días. A veces los Vrajavasis lo veían yaciendo prácticamente inconsciente debajo de un árbol particular por varios días y le ofrecían comida, pero su absorción en el lila era tan honda que no sentía ni hambre ni sed, y la comida traída por los Vrajavasis quedaba sin tocar. Tampoco sabía si llevaba ropas puestas o no.

En una ocasión en que se hallaba en un estado de semi-inconsciencia, fue a una villa por el madhukari. Una de las mujeres que usualmente se lo brindaba, cerró la puerta de su casa en cuanto lo vio. Otra hizo lo mismo y otra más gri-tó enojada, "Tú Baba Ji loco, vete de aquí". Gauranga Dasa se preguntó porqué las mujeres de Vraja que lo amaban como si fuera su hijo y le daban madhukari con placer, súbitamente eran hostiles con él. Solo cuando unos rapaces calleje-ros le arrojaron ladrillazos recuperó la conciencia y realizó que estaba casi desnudo.

Fue en dicho estado de divyonmana (locura divina) que fue bendecido con la visión de Sri Krsna en medio de los pavos reales.

Una vez en Invierno, cuando Gauranga Dasa Ji se hallaba tirado debajo de un árbol en Padara-vana cerca de Barasana, profundamente absorto en el lila-sma-rana, se acercó una cobra y se trepó a su pecho. Permaneció un tiempo en su pe-cho con la cabeza alzada y la capucha abierta. Los Vrajavasis que habían ido al bosque a pastorear las vacas gritaron, "¡Baba, oh, Baba! ¡Hay una cobra sentada sobre su pecho!". Baba abrió sus ojos. Al ver a la cobra, pensó que Ananta Deva había ido a bendecirlo. Unió las palmas de sus manos para ofrecerle respetos y oró por sus bendiciones. La cobra inclinó su cabeza, como si lo bendijera, y se fue.

Las bendiciones pronto dieron fruto. Gauranga Dasa fue a Vrndavana para el darsana de Jagadisa Dasa Baba. A la noche, después de masajear sus pies, dormía en el suelo cerca de su cama. Jagadisa Dasa Baba quizás recordara su segura aseveración en el sentido de que algún día vería el Krsna-lila. Quizás conside-ró que el momento para el cumplimiento de ese anhelo había llegado, de manera que apoyó amorosamente sus pies en el pecho de Gauranga Dasa. En cuanto lo hizo, éste sintió como si se hubiera abierto su tercer ojo; como si un dique se hubie-ra abierto súbitamente, y la corriente del Krsna-lila fluyera libremente en su corazón.

A partir de ese momento, Gauranga Dasa tuvo percepción directa (Saksataka-ra) del Krsna-lila y nadó libremente, como si estuviera en el océano del rasa (plano trascendental).

Antes hemos referido que los mahatmas de Vraja apreciaban mucho que Gau-ranga Dasa les leyera y explicara los libros sagrados relativos al lila de Radha-Krsna, en particular el Vrndavana Mahimamrta y el Radha-rasa-sudhanidhi. Ellos siempre anhelaban ansiosamente una oportunidad de escuchar su patha.

Pero no solo los mahatmas, los thakuras de Vrndavana también amaban oír su patha. En 1922, a insistencia de los vrajavasis de Svamigrama, Gauranga Dasa Ji disertó sobre el Vrndavana Mahimamrta por 20 días en un templo de Svamigrama. Al finalizar el patha al 20mo. día, decidió ir a otra parte a la mañana siguiente, pero esa misma noche el Thakura del templo le dijo al pujari en un sueño, 'Me gusta mucho el patha de Gauranga Dasa. Pídele en mi nombre que continúe con el

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patha por cinco días más'. El pujari transmitió el mensaje a Baba, quien conti-nuó por siete días más.

En una ocasión, Baba decidió expresar Hari-katha en cierta villa por cinco días y partir a otro sitio al sexto día. El quinto día, tras haber finalizado el katha, vio en un sueño esa noche que había salido para el madhukari en la misma villa donde se encontraba. En cada puerta encontraba a Radha y Krsna esperándo-lo. Competían entre sí para darle el madhukari y decían sed y decían sedecían sedda puerta encontraba a Radha y Krsna esperándolo. C y decían sedecían sedda puerta encontraba a Radha y y decían sedecían sedda puerta encontraba a Radha y Krsna esperándolo. Competían entre sí para darle el madhu y decían y y En 1924, Pandita Ramakrsna Dasa Baba se trasladó desde Govardhana a Vrndavana y se instaló en Dau-Ji-Ki-bagici, donde hoy se halla el Instituto de Investigación Vaisnava. Gauranga Dasa Baba también vivió en Vrndavana, en una vivienda en el Shahajahanpur-Ki-bagici, muy cerca de Dau-Ji-Ki-bagici. Mientras vivió allí, cada noche, al regresar del madhukari solía leer el Radha-rasa-sudha-nidhi a los kalpatarus vecinos. Un día, regresó tarde del madhukari. Dado que se había puesto oscuro, entró a su morada y se tiró a descansar. Poco después oyó que al-guien llamaba a la puerta; al salir, oyó una voz proveniente de un árbol cer-cano: "Gauranga Dasa, ¿no leerás el Radha-rasa-sudha-nidhi hoy?". Gauranga Dasa replicó, 'Maharaja, lo siento, he regresado tarde del madhukari. Ahora está os-curo y no tengo ni lámpara ni vela'.

"No, no, entra y mira. Hay una vela y una caja de fósforos en un rincón de tu habitación", -dijo el kalpataru.

Gauranga Dasa entró y halló realmente una vela y una caja de fósforos allí. De inmediato encendió la vela y leyó en voz alta el Radha-rasa-sudha-nidhi.

Como lo sugiriera Pandita Baba, Gauranga Dasa Baba inició el katha del Vrndavana-mahimamrta enfrente de su asrama en Dau-Ji-Ki-bagici. Su katha siempre era apreciado, tanto por los eruditos como por los iletrados, los sadhus y no-sadhus pues poseía un atractivo adicional: los asta-sattvika-bhavas lo asistían constantemente en el momento del katha. Mientras recitaba los slokas relativos a la belleza de la bendita Vrndavana espiritual y el lila de Radha-Krsna, las lá-grimas fluían constantemente de sus ojos. El lila que describía a veces se tor-naba manifiesto para él. Se perdía completamente en el mismo y el patha se sus-pendía hasta que nuevamente podía hablar. Los mahatmas y bhaktas de todo Vraja solían acudir a escuchar su katha.

El carácter sobrenatural del katha puede deducirse a partir de algunos re-latos que ciertas personas de edad que tuvieron la buena fortuna de asistir al katha relatan incluso en el día de hoy, con calidez y devoción.

Un día, mientras ocurría el katha, la gente observó que unas flores blan-cas de forma atractiva caían del cielo en el sitio del katha. Todos miraron sorprendidos a Pandita Baba, como para que explicara el fenómeno. Pandita Baba dijo, "No se sorprendan. Gauranga Dasa está dando katha y los dioses derraman flores sobre él".

En el momento del katha, solía venir una serpiente a tenderse cerca de la pared medianera del asrama. Se alejaba reptando en cuanto el katha terminaba.

Una de las ramas de un árbol Nima colgaba tan bajo en el sitio del katha, que oscurecía poco antes de la puesta del sol y el katha debía finalizarse antes de tiempo. Todos deseaban que la rama no estuviera allí. Un día, cuando el ka-tha no se estaba realizando, la rama cayó por sí sola.

Como cualquier otro siddha mahatma, Gauranga Dasa Baba Ji tenía poderes sobrenaturales para realizar milagros, mas nunca quería emplearlos. A veces, sin embargo, era puesto en una situación que lo impelía a ejercer dichos pode-res. En una ocasión en que había ido a Calcuta para el darsana de Gurudeva, és-te le solicitó que hablara sobre el poder del Harinama en un evento especialmen-te organizado por la elite de Calcuta. Hablando exhaustivamente sobre los pode-res sobrenaturales del Harinama, dijo, "No hay nada que el Harinama no pueda ha-

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cer. Incluso puede devolver la vida a los muertos". Al respecto, brindó el ejem-plo de Sri Radha-Ramana Caranadasa Baba Ji, quien una vez creara gran sensación en Calcuta, devolviendo la vida a una dama de Marvari cuyo cadáver iba a ser cremado a orillas del Ganges, cantando el Harinama. Justo cuando Gauranga Dasa Baba Ji estaba diciendo ésto, el cuerpo muerto de un ave cayó delante de él, co-mo para poner a prueba lo que estaba diciendo. Pudo notar el desafío escrito en los rostros de todos los del público. Se agitó profundamente. Su reacción ante el reto fue anormal. Al relatar su experiencia al respecto, en una ocasión dijo al autor del presente, "Usualmente, cuando veía a alguien afligido, invocaba al Señor, pero esta vez no lo hice. No podía tolerar que el Harinama pudiera ser así agraviado. Me dije a mí mismo, 'No, esto no puede suceder' y sentí que au-tomáticamente mi corazón iba hacia el ave y le inyectaba vida. El avecilla ale-teó y voló. Al día siguiente, el incidente se publicó en los diarios de Calcuta. Alguien lo había reportado a Baba Maharaja (Rama Dasa Baba Ji); quien me dijo en tono de reproche, '¿Haciendo lucro con los milagros?'. Me disculpé con las manos juntas y dije, 'Baba, no tuve alternativa, porque iban a desacreditar el Harina-ma'.

Por indicación de Gurudeva, Baba había comenzado a dar diksa; tenía muchos discípulos. A veces, en su hora crítica, no podía abstenerse de usar su poder para ayudarlos.

En mi caso individual, un astròlogo había predicho a partir de mi horósco-po que mi año número cuarenta y tres sería fatal, mas Baba me dijo, "Kapoor, despreocúpate. Aunque el padre de Kala (el regente de la muerte) viniera, no po-drá tocarte". Kala vino a la hora señalada y ví con mis propios ojos, y oí con mis oídos cómo Baba lo alejaba.

Quizás se debió al hecho de que Baba asumió sobre sí los sufrimientos aje-nos que en esa epoca comenzó a enfermarse, mas cualesquiera fuera la condición de su cuerpo, su estado interno era siempre tranquilo. En una ocasión en que Baba estaba enfermo y yo me hallaba a su lado, me acosó constantemente el pensa-miento de: "¿Porque un siddha purusa como Baba ha de sufrir?". Baba oyó la pre-gunta que yo me había hecho en silencio. Replicó figuradamente, 'Kapoor, hay una canción de Ravi Thakura que significa que un viajero que transita por un lu-gar solitario siente temor al ver las nubes densas que súbitamente se aglomeran en el cielo y de los relámpagos y truenos que amenazan su vida. ¡Ah! ¡Si solo el viajero supiera que detrás de las nubes se celebra la danza Rasa, con el acompa-ñamiento de una música encantadora y una paz deliciosa reina suprema!'

En una ocasión Baba debió ser intervenido en la espalda por un carbunclo y el doctor quería darle cloroformo, pero Baba dijo, "No se moleste por el cloro-formo, doctor. Durante la operación Ud. hará su trabajo y yo haré el mío. Ni si-quiera sabré lo que le estará haciendo a mi cuerpo". El doctor realizó a rega-ñadientes la intervención sin cloroformo. Durante la operación, Baba ni siquie-ra se quejó una sola vez. Estuvo todo el tiempo en samadhi, absolutamente desen-tendido del cuerpo.

Un devoto dijo en una oportunidad a Baba, "Baba, sus plegarias han alivia-do a tanta gente de su sufrimiento e incluso ha salvado a muchos de las garras de la muerte, ¿porqué no ora por Ud. mismo?". Baba replicó, "Nosotros siempre estamos abocados a la felicidad de Radha-Krsna, no a nuestra propia felicidad. Para qué preocuparnos por tales triviali-dades como el sufrimiento del cuerpo".

Mas aunque Baba nunca oraba para sí mismo, en los momentos críticos su Gu-rudeva siempre acudía en ayuda suya. Una vez, cuando le sacaron una muela, la herida se infectó. La infección fue en aumento hasta el punto que le fue imposi-ble tragar nada. Uno de sus discípulos informó a Rama Dasa Baba Ji, quien de inmediato envió un telegrama pidiendo al discípulo que lo trajera a Calcuta. Así se hizo. Se consultó a los mejores cirujanos de Calcuta. Ellos dijeron que el

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mal había llegado a un punto tal en que ya no era posible intervenir quirúrgica-mente. Entonces Rama Dasa Baba Ji lo llevó a Navadvipa. Lo tendió delante de la estatua de su guru Sri Radharamana-Caranadasa Baba Ji en Samaja bani, dicien-do, '¡Las historias de tu misericordia quedarán confinadas en tus libros o la gente la apreciará con sus propios ojos! Aquí hay una oportunidad. Gauranga es tuyo. Haz con él lo que quieras'. Justo entonces, Gauranga Dasa Baba vio a Radharamana-Carana Dasa Deva parado a su lado, diciendo, "Gaura, ¿qué te ha su-cedido?". Baba replicó enojado, "¿No ves lo que ha sucedido?".

Entonces Radharamana-Carana Dasa restregó suavemente su mano sobre su me-jilla. De inmediato el flemón se abrió y de él emanó mucosidad como una co-rriente. La operación fue realizada y Gauranga Dasa se puso bien.

Baba prosiguió trasladándose durante 35 años de uno a otro lugar de Vraja, mas hacia el final, vivió en el asrama de su tío espiritual, llamado Radharama-na-nivasa, en Ramanareti. Le gustaba especialmente ese lugar debido a los kal-patarus (los árboles Nima) con los cuales estaba siempre en comunión. Hablaba con ellos, les cantaba canciones y les leía el Radha-rasa-sudhanidhi y otros li-bros sagrados relativos al lila de Radha-Krsna. A su vez, ellos lo amaban con todo su corazón. No podían soportar su ausencia del asrama por mucho tiempo, como tampoco él podía estar sin ellos por un tiempo prolongado.

Baba no permitía que nadie se subiera a los árboles de su asrama o siquie-ra cortara sus ramitas u hojas, mas en una ocasión le pidió a uno de sus discí-pulos que atara la rama más baja de un árbol a la rama superior, pues estaba de-masiado baja e impedía el paso al asrama. Manohara Baba ató ambas ramas; en ese momento Baba estaba en su habitación. El ignoraba que las ramas estaban siendo atadas, mas en cuanto sucedió, comenzó a sentir un dolor estrujador en su pecho. Exclamó, ¡'Manohara, Manohara!' . Manohara vino corriendo. '¿Has atado las ra-mas?" -le preguntó.

"Sí, Baba"."Vé a desatarlas de inmediato".En cuanto Manohara desató las ramas, el dolor del pecho de Baba se retiró.A la mañana siguiente, cuando Baba estaba paseando por el asrama, vio que

en el sitio del árbol en el cual se había atado la rama, se hallaba parado un hermoso jovencito, que irradiaba una luz angelical de su cara y decía con lágri-mas en los ojos, "¡Hasta tú me atas!".

Baba también rompió a llorar. Se inclinó ante el joven y se disculpó.

Gauranga Dasa Ji cayó nuevamente gravemente enfermo en 1951. Su discípulo, el Dr. G.N.Vyas, el famoso médico de Agra, lo llevó a su clínica para tratarlo, pero su estado continuó desmejorando. En la última etapa, cuando ya no quedaba esperanza de que sobreviviera, lo llevó de vuelta a Vrndavana. Cuando lo estaba llevando a Vrndavana en su automóvil, eran alrededor de las 6 de la mañana, y Gauranga Dasa estaba sin sentido. En ese momento, Rama Dasa Baba Ji estaba ce-lebrando su servicio matutino en su asrama de Calcuta, con la ayuda de un asis-tente. El asistente quiso atraer su atención hacia los rituales restantes cuan-do exclamó, "Tú no sabes, Gauranga Dasa se quiere ir antes que yo. ¡No lo dejaré ir!". A partir de ese preciso instante, el estado de Gauranga Dasa mejoró y se curó.

En 1953, un día, Rama Dasa Baba Ji se levantó a las 2 a.m. y llamó a sus discípulos. Les dijo, "Me han llamado: ¡me voy! ¡Celebren el kirtana!". Inició el kirtana. El kirtana se hallaba en su apogeo cuando súbitamente exclamó: "¡Radharamana!" -y dejó el cuerpo para reunirse con su Gurudeva, Sri Radharamana Carana Dasa Deva en el Vrndavana trascendental.

Cuando Rama Dasa Baba Ji murió en Calcuta, era Krsna Caturdasi, del mes de Agrahayana. Ese mismo día, Gauranga Dasa Baba exclamó en Vrndavana, "¡Todo se acabó! 'Todo se acabó!". Y a partir de ese día, permaneció en un estado de se-mi-samadhi el cual se tornó en samadhi completo en el sukla ekadasi del mismo mes, cuando dejó el cuerpo para reunirse con su Gurudeva y el parama-gurudeva

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Sri Radha-ramana Carana Dasa en el bendito Vrndavana para asistirlos en el pre-ma-seva (servicio amoroso) de Sri Radha y Sri Krsna.

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CAPITULO XXVII

Sri Krsnaprema (Ronald Nixon)

Sri Krsnaprema (Ronald Nixon) nació un 10 de Mayo de 1898, en una familia religiosa de Inglaterra. Se recibió con honores en Literatura Inglesa, en la Universidad de Cambridge. Su inclinación religiosa fue evidente incluso mien-tras era un estudiante. Tras graduarse con honores, se abocó seriamente al es-tudio del Budismo, el Cristianismo y la Teosofía, pero al estallar la Primera Guerra Mundial se unió a la Fuerza Aérea Real (RAF).

Cuando los ejércitos alemanes ocuparon Bélgica y se preparaban para una nueva invasión, se ordenó a la RAF que los bombardeara. Un número de pilotos en-tre los que se hallaba Nixon voló en sus aviones bombarderos hacia Bélgica, pero los aviones de guerra germánicos eran bélicamente superiores y vencieron a los de la RAF. Todos los aviones de la RAF fueron destruídos, y sus pilotos, muer-tos. El destino de Nixon hubiera sido el mismo de no haber sido por la interven-ción de un poder sobrenatural que lo aferró de la cintura y elevó el avión cada vez más hacia arriba y lo hizo regresar. Al recuperar la conciencia, se encontró en un hospital militar cerca de Londres.

Cuando se hallaba convaleciendo en el hospital, a veces caía en un estado de semi-inconsciencia en que una voz le decía, "Tu vida ha sido salvada por un poder sobrenatural. Vé y averígualo en la India".

El poder sobrenatural no solo salvó su vida sino que le brindó una nueva orientación. Comenzó a considerar la oportunidad de ir a la India a bucear en los secretos de lo Divino o lo Sobrenatural. Providencialmente, el Dr. Jnanen-dra Natha Cakravarti, el vice-canciller de la Universidad de Lucknow, se en-contraba en ese momento en Londres. Estaba buscando una persona idónea para el puesto de conferencista en Inglés de su Universidad. Se impresionó mucho con Nixon, pero no solo debido a su brillantez y erudición, sino también, -y quizás especialmente-, debido a su interés en la filosofía, religión y cultura de In-dia. Le ofreció gustoso el cargo.

Nixon se unió a la Universidad de Lucknow. Vivió con el Dr. Jnanendra Cak-ravarti y su esposa, Monika Devi. Monika Devi era una dama sumamente culta y educada. También era profundamente religiosa. Se impresionó por la sinceridad de propósito y naturaleza genial de Nixon. Ella derramó todo su afecto sobre él, y lo trató como si fuera su hijo. Lo llamaba 'Gopala'. Nixon la llamaba 'Ma'.

Nixon continuó en su búsqueda de lo Divino. Dado que se interesaba en el Budismo, aprendió Pali y leyó las obras de la religión Budista en el original. También practicó meditación conforme a las mismas, pero eso no le brindaba sa-tisfacción. Por lo tanto, se volvió al Vedanta. Aprendió sanksrta y estudió los Upanisads, el Gita y el Bhagavata. El resultado fue que se orientó cada vez más hacia Krsna, hasta que Lo aceptó como su ista, esto es, el Señor que adoraba e idolatraba. Ello se debió a su inteligencia penetrante y su profunda introspec-ción espiritual.

Pero el factor más relevante que en definitiva lo volvió hacia los pies de Krsna, fue la compañía de Monika Devi. Externamente, ella era una dama ultra-moderna. Ella había viajado con su esposo por Europa, América y otros países más. Estaba bien familiarizada con la etiqueta occidental. En las reuniones sociales y fiestas en su casa, las cuales eran un aspecto regular de la vida so-cial de su esposo, la forma en que ella agasajaba a los invitados, yendo de mesa en mesa, riendo y haciendo bromas, con sus respuestas centelleantes, podrían in-ducir fácilmente al error de tomarla por una mujer occidental. Mas ella poseía una personalidad mística, la cual se ocultaba a la vista de las personas ordina-rias, acostumbradas a aceptar solo el aspecto superficial. Era posible vislum-brar su personalidad real por la manera en que ella respondía a los kirtanas bengalíes o bhajanas hindis, especialmente los relativos a Krsna y Su lila. Ella los escuchaba con una calidez sorprendente, y las lágrimas rodaban cons-tantemente por sus mejillas. En dichos momentos, no podía dejar de pensarse que

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ella era una habitante de lo profundo, una ciudadana de un mundo hondamente dis-tinto.

Su verdadero ser no pudo escapar a los ojos sagaces de Nixon. El observó que en las reuniones de su casa, ella a veces desaparecía súbitamente y se reti-raba a su cuarto. El quiso saber el secreto de sus súbitas desapariciones.

Un día se celebró en su casa una fiesta especial. En medio de la música que sonaba, Nixon la vió dirigirse apresuradamente a su habitación y la siguió calmadamente desde cierta distancia. Al espiar en el cuarto, vio que estaba sentada en un rincón, inmóvil e inconsciente. Al salir, una media hora después, sus ojos estaban húmedos y una paz inconcebible parecía emanar de su cara. Nixon dijo con las manos juntas, como quien ha cometido una gran ofensa, "Ma, tu Gopala hoy ha espiado en tu tesoro escondido. Mas, ¿acaso el hijo no tiene dere-cho al tesoro de la madre? ¿Porqué lo mantuviste escondido tanto tiempo, Ma?".

Tocando cariñosamente su mandíbula, ella le dijo, "Dado que ya has espia-do, te lo revelaré todo. Pero no ahora".

Al día siguiente, ella llamó a Nixon a su habitación, cuando no había na-die más y dijo, "Gopala, tú sabes que detrás del cuerpo se halla el atma. Cuando el atma es despertada, uno cambia completamente. Luego, uno acude al parama-at-ma, Sri Bhagavan y abraza Sus pies. Eso ha comenzado a suceder en mi vida".

Ella añadió, 'Tú sabes que mi esposo no es meramente un educador, sino también un filósofo y un teósofo líder. Yo también me interesé en la Teosofía, pero la Teosofía no nos satisfizo. Entonces, ambos nos convertimos al Vaisnavis-mo. Fuí a Vrndavana y tomé iniciación del Acarya Sri Balakrsna Gosvami del tem-plo de Radharamana. Desde entonces, he estado absorta en el Krsna-prema-sadhana. Quiero conservar mi sadhana como un secreto celosamente guardado, pero Krsna es tan travieso que de tanto en tanto me empuja hacia El, toda vez que lo desea. En ese momento, emana una luz de Sus pies, la cual me deja inconsciente de mi cuer-po y del mundo exterior. Yo no hago nada. Es El que me empuja y me arroja al océano de Su presencia ambrosíaca y asociación".

El corazón de Nixon se encendió con una nueva luz y esperanza. Dijo, "Ma, ¿porqué no establecerme también en el dulce sendero del Krsna-prema?".

Ma dijo, "Ahora puedes implantar seguramente tu pie en el sendero del Krsna-prema porque tú ya estás desilusionado del Budismo y tu estudio de los Upanisads y del Gita te ha familiarizado con los principios básicos del Hinduís-mo".

Nixon inició su bhakti-sadhana bajo la guía de Monika Devi. Poco después, Jñanendra Cakravarti se trasladó a Varanasi, en calidad de

Vice-canciller de la Universidad Hindú de Benares. Nixon no pudo quedarse en Lu-cknow y aceptó asimismo el puesto de profesor de Inglés en la misma Universidad, con un salario mucho menor que el que ganaba en Lucknow. En cuanto los profeso-res de la universidad, estudiantes y demás se enteraron, acudieron en grupos pa-ra tratar de persuadirlo que no se fuera de Lucknow. Las razones de su populari-dad eran su genio extraordinario, sus respuestas en los eventos sociales, su to-tal ausencia de egoísmo y de la más leve traza de pretensión, su conversación informal y no contenciosa, su facultad de resumir los hechos y llegar a conclu-siones convincentes, y por sobre todo, su modo disciplinado de vida y amor por la filosofía, religión y cultura de la India y por la propia India.

Nada de eso pudo disuadirlo de su decisión. Se hizo cargo del nuevo puesto en la Universidad Hindú de Benares. Descubrió que el clima religioso de Benares le cuadraba mucho más y su bhakti-sadhana bajo la guía de Monika Devi prosiguió imperturbable.

Un día le dijo a ella, "Ma, he decidido tomar vaisnava sannyasa"."Qué buena idea" -dijo Ma."También he decidido tomar sannyasa diksa de tí"."Yo vivo en familia. ¿Cómo puedo iniciarte en sannyasa?"."Yo de eso no sé nada. Solo sé que tú me darás sannyasa-diksa".Ma se quedó callada por un momento, y luego dijo, "Está bien, yo te daré

sannyasa diksa".

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Ella se fue a Vrndavana, primero tomó personalmente sannyasa-diksa con el Acarya Balakrsna Gosvami, y luego se la concedió a Nixon. Tras el sannyasa fue llamada Yasoda Ma. Nixon fue llamado Krsnaprema. Quién podría creer que Monika Devi, nacida y criada en el seno de los lujos, aristocrática hasta la punta de los dedos, que iba dos veces por año a Inglaterra, se hubiera vuelto una sannya-sini y se rapara la cabeza. Ciertamente, ella era una dama a la que había que ver para creer. Y Krsnaprema no era una maravilla menor. Quizás haya sido el primer europeo que se convirtió en vaisnava, cambiara sus ropas inglesas por el atuendo color ocre, usara mala de cuentas de tulasi, y se colocara el tilaka amarillo en forma de U en la frente, descendiendo hasta el puente de la nariz.

Tras algún tiempo, Jnanendra Natha Cakravarti murió.- Esto marcó el inicio de un nuevo capítulo en la vida de Yasoda Ma. Ella se retiró a los Himalayas con Krsnaprema y su hija, Moti Rani, y se estableció en un asrama de un templo de Mirtola, a unas 18 millas de Almora. El sitio alrededor del asrama se llamó Uttara Vrndavana. En el templo del asrama se instalaron dos hermosas imágenes de Radha y Krsna. En los primeros días, se empleó a un pujari y un cocinero brahmana, mas posteriormente el propio Krsnaprema se convirtió tanto en pujari como en cocinero. El realizaba ambos deberes de una manera ritual y ortodoxa. También colectaba provisiones mendigando.

La adhesión de Krsnaprema a las prácticas ortodoxas vaisnavas era prover-bial. En una ocasión, un científico Bengalí y su amigo le dijeron en son de broma, "Si mi abuela viuda acatara todo este procedimiento ritual lo entendería, pero Ud. proviene de un estrato diferente. Antes, en los días de Cambridge, debe haber comido muchos bifes de costilla. ¿Cómo es que ahora observa unas restric-ciones tan ortodoxas?".

Krsnaprema se rió y dijo, "Opino que cualquier disciplina auto-impuesta, ya sea externa o interna, es algo bueno en esta Era actual, donde se descarta todo tipo de restricción individual o social. Además, este es el camino señala-do por todos los que me precedieron en llegar a la meta. ¿Quién soy yo, que es-toy recién entrando al sendero, para decir: Haré esto y eso no, aceptaré esta disciplina y aquélla no? Acepto todo".

En su debido momento, otros dos amigos ingleses de Krsnaprema se adhirie-ron a él en Mirtola. Uno era Madhava Ashisa, que había venido de Inglaterra a servir como ingeniero civil en la Segunda Guerra Mundial. Cuando la guerra ter-minó, fue a tomar unas breves vacaciones a los Himalayas y oyó hablar de Krsna-prema. Fue a verlo un día y nunca regresó. El otro era Alec (Dr. R.D.Alexan-der), quien renunció a su cargo como jefe de cirujanos de un hospital de Luck-now, aceptó a Ma como su guru y se volvió un miembro permanente del Mirtola As-rama.

Krsnaprema se había rendido por completo a los pies del Guru, abriéndose de tal modo a la gracia que descendió sobre él, no como hilillos de agua sino como cayendo a torrentes del cielo. La propia Ma una vez refirió dos ejemplos de su completa rendición a ella. Ella contó, "Al principio, cuando Gopala quiso aceptarme como su Guru, yo le dije: 'Solo puedo aceptarte si me prometes que aunque no tengas más experiencias espirituales el resto de tu vida, nunca aban-donarás'. Yo sabía, por supuesto que no habría oportunidad de riesgo o falla, si él hacía el voto. Solo quería que él tuviera en mente que no debe ser una aceptación a medias en el corazón, ninguna condición, ningún reclamo de que de-bía tener ésto o lo otro. El hizo su voto ante mí y me aceptó totalmente, como un bebé acepta a su madre, confiando espontáneamente".

El otro ejemplo, fue un milagro que le sucedió a él que no hubiera podido suceder si su rendición al Guru no hubiera sido completa.

Un insecto lo picó en el tobillo mientras estaba meditando afuera. Se in-fectó y Alec y dos médicos más no lo pudieron controlar. Se puso cada vez peor hasta que se tornó tan crítico que sugirieron que se amputara la pierna. Fue entonces que Ma dijo, "El puede curarse si deja toda otra medicina y solo toma caranamrta. (1)". El consintió de inmediato, ignorando las prevenciones del mé-dico y se curó milagrosamente.

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En lo que respecta a los logros espirituales de Krsnaprema, basta con de-cir que el pequeño Señor Bala-Gopala lo había aceptado como Su hermano mayor (Dada). Yasoda Ma sentía un cariño maternal pr Bala-Gopala. Ella también amaba a Krsnaprema como su propio hijo. Así pues, Krsnaprema era el hermano mayor de Bala-Gopala, Quien no solo no objetó esa relación sino que la aceptó con agrado, lo cual se evidencia a partir del incidente de una noche.

Una noche en que Krsnaprema dormía, oyó que alguien llamaba, "¡Dada, dada!". Miró a su alrededor muy sorprendido, pero no vio a nadie. Pensando que se trataba de una ilusión, cerró sus ojos, mas nuevamente oyó ese dulce llamado, "¡Dada!". Esta vez fue bastante claro que el llamado provenía del interior del templo.

Pero no había nadie allí, excepto Thakura (la Deidad). ¿Podría tratarse, por lo tanto, del llamado de Thakura? Se acercó al templo y nuevamente oyó, "Dada, tengo frío. La ventana está abierta".

Un estremecimiento sacudió su cuerpo. Corrió a abrir la puerta del tem-plo, entró y cerró la ventana. Cubrió el cuerpo de Thakura cuidadosamente con la tela. Mientras lo hacía, dijo, "Thakura, ¿Tú también sientes frío?".

¡Un hilo de lágrimas corrió por las mejillas de Thakura!Krsnaprema se quedó petrificado. Balbuceó, "¡Ah, Thakura!" y lloró, mas

controlándose de alguna forma secó las lágrimas de Thakura con su bahirvasa (ro-pa superior).

Thakura durmió. Pero Krsnaprema no pudo. Thakura lo había llamado 'Dada' como si a través de esa sola palabra hubiera vertido todo Su afecto sobre él. ¿Podría su corazón resistirlo? Sus lágrimas no cesaban de fluir.

Se entiende que Krsnaprema llorara, pero ¿porqué lloró Thakura? Krsnaprema simplemente le había preguntado, "¿Tú también sientes frío?".

Para entenderlo, es necesario entender la naturaleza real de Thakura. Thakura, en Su ser interior es Amor (prema). El amor o prema es el rasa más ele-vado (gusto trascendental)- Por eso se lo llama Rasa -"raso vai sah". El es tan-to Rasa como Rasika (el disfrutador del rasa). El rasa más elevado que El dis-fruta es el amor (prema) o antes bien el servicio amoroso (prema-seva) de Su bhakta. Por consiguiente, la relación entre El y Su bhakta es íntegra. El está incompleto sin Su bhakta. En Su ser más íntimo y real El se realiza a Sí Mismo completo solo en relación con el servicio amoroso de Su bhakta. Sus siddha-bhaktas Lo sirven directamente en Su morada eterna, el Vrndavana trascendental. Los sadhaka-bhaktas, que aún no Lo han realizado por completo, no tienen acceso a El en el Vrndavana trascendental. Pero Thakura, de modo de complacer Su deseo siempre creciente de saborear el servicio amoroso de Sus sadhaka-bhaktas, des-ciende a su plano en la forma de Su imagen. Su descenso en la forma de imagen es tanto un acto de gracia como de auto-contento. Pues en esta forma, El también se auto-complace, disfrutando el servicio amoroso de Sus sadhaka-bhaktas. El bhakta Lo baña, Lo alimenta, Lo decora y canta y baila ante El con amor, y El acepta su servicio con amor y lo disfruta. El lo disfruta porque El posee un verdadero anhelo por el mismo.

Sin duda que anhelo implica algo que no está completo y el gran Señor, que crea y destruye el universo, Quien es omnipotente, omnisciente y omnipresente, no posee necesidad, ni anhelo, no hay en El nada incompleto. Pero en esta forma, aunque El disfruta Su aisvarya o superioridad, El no disfruta el rasa más eleva-do que proviene del servicio amoroso de los bhaktas. De modo de disfrutar su ra-sa, El Se limita a Sí Mismo y asume una forma humana. En esta forma, Su aisvar-ya (superioridad) es completamente eclipsada por Su madhurya (dulzura) y El realmente Se siente hambriento y sediento, siente frío y calor y anhela todas esas cosas que Sus devotos Le ofrecen. Si el devoto dice o hace algo que es con-forme a esta forma, El lo saborea al máximo. Si hace o dice algo que no está en conformidad con ello, El se siente herido en lo más profundo y tierno de su co-razón. Krsnaprema Lo había lastimado al preguntarle si El también tenía frío y la única forma en que podía responder a su pregunta era derramando lágrimas.

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¿Quién mejor que Krsnaprema para estimar el valor de las lágrimas de Thakura? El desprendió la punta de su bahirvasa, con la cual había secado Sus lágrimas y la colocó dentro de un amuleto de plata el cual usó cerca de su cora-zón por el resto de su vida.

A medida que el sadhana de Krsnaprema continuó, su relación con las Deida-des del templo se hizo cada vez más íntima. Las Deidades le hicieron sentir no solo Su presencia viva en el templo, sino también Su graciosa aceptación de su servicio amoroso, de diferentes maneras.

En una ocasión, Krsnaprema cocinó pastel de halava y lo ofreció a las Dei-dades. Tras la ofrenda, salió del templo y cerró la puerta como de costumbre. A la mañana siguiente, al abrir la puerta, se sorprendió al ver el collar dorado de Radharani alrededor del cuello de Krsna y el nupura dorado de Krsna (ornamen-to tintineante usado alrededor de los tobillos) alrededor de los tobillos de Radharani.-

Llamó de inmediato a los otros internos del asrama y dijo, "Miren, ¡el li-la amoroso de nuestro travieso Señor!".

Gradualmente Krsnaprema se acercó tanto a Radharani que Ella comenzó a ha-blarle, lo cual se evidencia en un interesante episodio relativo a uno de los discípulos de Krsnaprema.

Sunila y su esposa Arati eran discípulos suyos. Ellos vivían en Allahabad, pero ocasionalmente iban a Mirola a disfrutar la compañía de Gurudeva. Una vez, estaban muy impacientes por ir a Mirola, pero no contaban con el dinero necesa-rio para el boleto de tren. Arati sugirió vender sus pulseras de oro. Un día, cuando Krsnaprema salía del templo después del servicio matutino, recibió en su mano dos pulseras de oro. Le dijo a Arati cariñosamente, "Arati, ¿puedes decirme que has hecho con tus pulseras de oro?". Arati se quedó inmóvil y callada, mien-tras miraba hacia el suelo. Krsnaprema dijo sonriendo, "Lo sé todo. Radharani me lo ha contado, que en tu anhelo por venir aquí las vendiste, porque te faltaba dinero. Ella me ha dado Sus propias pulseras de oro diciendo, "Dáselas a Arati para que las use. ¡Feliz de tí, Arati!". Un escalofrío recorrió su columna. Estaba tan fascinada y rebosante de bhava que casi se desmaya. Pero de alguna manera se auto-controló, se inclinó ante el Guru y lavó sus pies con sus lágri-mas.

Krsnaprema por lo general pasaba sus Inviernos en Vrndavana, en compañía de su parama-gurudeva, Sri Balakrsna Gosvami. Fue por primera vez a Vrndavana el 18 de Febrero de 1931, con Ma. Su visita generó mucha excitación entre los moradores de Vrndavana, porque era el primer europeo que veían en la forma de un vaisnava, usando mala de cuentas de tulasi y tilaka y cantando el Harinama. También era el primer europeo al cual se le permitía el ingreso al templo de Radharamana. Hubo cierta oposición entre los vaisnavas, al principio, pero la misma cedió cuando se enteraron que Krsnaprema se hallaba realmente consagrado como vaisnava, más que cualquier otro en Vrndavana. No solo eso, los vaisnavas organizaron una reunión en honor de la presidencia de Sri Banamali Lala Gosvami, y le confirieron el título de 'Gaura-prema-nidhi' (océano de amor por Sri Gau-ranga Mahaprabhu).

Había un secreto detrás del título, del cual me enteré en el Diario de Sri Bala Krsna Gosvami. Krsnaprema no consideraba a Gauranga Mahaprabhu como una encarnación de Sri Krsna. El había hecho el voto que aunque iniciado en la sam-pradaya de Mahaprabhu, no Lo aceptaría como idéntico a Krsna, hasta que Krsna Mismo lo convenciera. Krsna, Quien siempre danza a tono con el devoto sincero, le dijo en un sueño, "Sri Caitanya Mahaprabhu y Yo somos El Mismo". Luego de eso, su amor por Mahaprabhu aumentó enormemente y se convirtió realmente en Gau-ra-prema-nidhi, un océano de amor por Gauranga".

En 1944, nubes de tristeza proyectaron su sombra sobre Uttara-Vrndavana. Murió Ma Yasoda. Krsnaprema fué herido por un rayo.

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Pero Ma nunca apartó sus ojos de Gopala, tras su deceso. Ese día, cuando Krsnaprema regresaba al asrama después de cremar el cuerpo de Ma, cerca de la cascada de Dandesvara, como estaba sumamente cansado se durmió hasta muy entrada la noche. Hacia el fin de la noche oyó la voz de Ma que le decía: "Gopala, aún estás dormido. Levántate, es tiempo del bhajana". Tras hacer una pausa, ella volvió a decir, "Gopala, descansa tranquilo, siempre estoy cerca de tí, como an-tes".

Krsnaprema se levantó intrigado y mirando a su alrededor, con lágrimas en los ojos, dijo, "Si estás tan cerca, Ma, ¿porqué no puedo volver a verte?".

"No, Baba, continúa con tu sadhana. Te acercarás a mí paso a paso y al fi-nal te reunirás conmigo en este Vrndavana cinmaya (trascendental)".

El que Ma estuviera siempre cerca de Krsnaprema para guiarlo incluso des-pués de su muerte, y que Krsnaprema buscara su consejo toda vez que lo conside-raba necesario, se evidencia a partir de un incidente. Una vez, luego de la muerte de Ma, cuando Krsnaprema había ido a Vrndavana, Motirani y el Dr. Govin-dagopala Mukhopadhyaya de Varanasi, lo acompañaban, recibió un telegrama de su viejo amigo, el hermano mayor del Dr. Govindagopala, pidiéndole que fuera a ver-lo a Vaidyanatha Dhama, antes de regresar a Mirtola. Consultando con Motirani y Govindagopala si debía o no ir a Vaidyanatha, súbitamente se levantó y dijo, "Esperen un minuto". Entró a su habitación. Al volver, dijo, "Ma ha dicho, 'Vé de inmediato a Mirtola. Tu presencia allí es necesaria'".

Inmediatamente partió hacia Mirtola. Al llegar, se enteró que el pujari al cual había confiado el seva (servicio) de Thakura en su ausencia, se había ido. Si no hubiera llegado allí ese día, Thakura habría tenido que ayunar.

En 1948, Krsnaprema partió en peregrinaje al Sur. Visitó el Asrama de Maharsi Ramana en Tiruvannamalai, donde experimentó una experiencia reveladora tipica.

Al entrar al hall, donde el Maharsi se recostaba a diario en su diván, se sentó en silencio junto a los demás para meditar a sus pies. Mas en cuanto tomó asiento, oyó una voz que le preguntaba una y otra vez: "¿Quién eres? ¿Quién eres? ¿Quién eres?". Trató con dificultad de ignorarla, pero continuaba, al igual que una visita inoportuna, que golpea a la puerta. De modo que al final, debió formular una respuesta: "Yo soy el sirviente de Krsna". De inmediato varió la pregunta: "¿Quién es Krsna?" -El respondió, "El hijo de Nanda". Pero las preguntas proseguían sin parar. Consideró otras respuestas, como ser, "Es un Avatara, el Uno absoluto, el Residente de cada corazón", etc. Mas las preguntas no cesaban, hasta que al final lo dio por terminado, se puso de pie, salió del hall y volvió, profundamente perturbado como para meditar. Mas no tenía paz. La voz no le daba respiro hasta que finalmente tuvo que invocar a Radharani.

Radharani le reveló la respuesta. Ella dijo: "Nada existe además de Krsna. Luego, ¿cómo puede El ser descrito? ¡Solo dí que Krsna es Krsna!".

A la mañana siguiente, cuando Krsnaprema se sentó nuevamente a los pies del Maharsi, éste lo miró luminosamente y sonrió. Comprendió que estaba allende todo cuestionamiento. Entonces, cuando cerró sus ojos para meditar, una paz de-liciosa descendió sobre él. Le hizo al Maharsi una pregunta en silencio, "¿Y Ud. quién es, se lo pregunto con toda humildad?". Al hacer la pregunta, tuvo que abrir involuntariamente sus ojos y observó que el diván estaba vacío. Cerró nuevamente sus ojos y los abrió al momento siguiente, para ver que estaba senta-do en el diván al igual que antes. Obviamente su desaparición implicaba que es-taba más allá del nama-rupa (nombre y forma) y que esa era la única forma en que podía responder a la pregunta desde su punto de vista y realización como jñani.

La conversación silenciosa ocurrida entre esas dos grandes almas, esclare-ce la diferencia entre el jñani y el bhakta. El jñani nada en un océano de paz y tranquilidad negativas. El bhakta nada libremente en un océano de amor y bien-aventuranza, que palpita con la vida y recreaciones del gran Señor, la forma concentrada de toda belleza, amor y bondad.

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De Tiruvanamala, Krsnaprema fue a Srirangama, donde tuvo una maravillosa experiencia en su Templo. En cuanto se postró delante de la imagen del Señor, perdió la conciencia externa y vio un vasto océano de luz líquida. En el océano había una onda e incontables lotos blancos brotaban de sus olas azules, uno tras otro, ¡y en cada flor había un amoroso Krsna con Radha, Radha sonriendo y Krsna tocando Su flauta mágica! Krsnaprema se estremeció y lloró al contemplarlo.

Krsnaprema habría dicho una vez, "Si deseamos llegar a la meta, al Eterno, tenemos que dirigir el barco directamente y cruzar a la otra orilla". Su barco entonces había alcanzado la otra orilla. El 14 de Noviembre de 1965, llegó a destino, al Vrndavana Eterno, donde Radha y Krsna deben haber estado esperándolo impacientes, para darle una cálida bienvenida.

Krsnaprema tuvo muchos admiradores occidentales y discípulos, pero la cantidad de indios que encendieron sus antorchas con sus llamas, fue mucho ma-yor. Hay muchos gurus indios a cuyos pies podemos ver a cantidad de discípulos extranjeros, mas él fue quizás el único extranjero de su tiempo a cuyos pies pu-dimos ver sentados a muchos discípulos indios. Al embeber la enseñanza de los grandes rsis de la India y vivir conforme a las mismas, había despertado nueva-mente y las había intensificado al conocer su propio legado espiritual. Sus tres libros, "La Búsqueda de la Verdad", "El Yoga del Bhagavad-gita" y "El Yoga del Kathaupanisad", aún atraen a los buscadores inteligentes que sienten la ne-cesidad de su guía en su búsqueda de lo Eterno y lo Bendito.

Krsnaprema remarcaba que se necesitan dos cosas para alcanzar la Meta: una fé inquebrantable y auto-rendición a los pies de Sri Guru y el Señor. Definía la fé como "la luz que una personalidad superior envía a otra inferior". Es nues-tra propia firme convicción sobre lo Eterno lo que mantiene viva la llama de la aspiración, en medio de la oscuridad de la duda y la desesperanza. El escribió: "Tengo una amplia colección de dudas, las cultivo de hecho como mostaza y berros y cuando están maduras, me las como".

Definió la auto-rendición (saranahgati) como "la ofrenda del mortal (ahuti) en la llama pura de lo inmortal". La auto-ofrenda debe ser total e in-condicional. Implica "el apartar todo lo que no importa al Uno que importa y el reemplazo completo del ego por la voluntad de Krsna".

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CAPITULO XXIX

Sri Gauragovinda Dasa Baba Ji

Gauragovinda Dasa Baba Ji, cuyo nombre original era Gurudasa, nació en 1879, en Dvarivena, una villa cercana a Pichalada en el Distrito de Medinipura. El nombre de su padre era Hariprasada Bera. Siendo aún un niño, comenzó a exhi-bir síntomas de grandeza. A diferencia de los otros niños, era tranquilo, soli-tario y meditativo. Se interesaba más en el kirtana y el estudio que en los jue-gos. Sorprendió a todos al dominar la gramática sánscrita llamada Mugdhabodha, a la temprana edad de once años. Conquistó los corazones de los lugareños no ilustrados, leyéndoles el Srimad-Bhagavatam y el Sri Caitanyacaritamrta cada día.

Amaba mucho la compañía de Sri Madhusudana Dasa, un Baba Ji altamente con-sagrado que practicaba el sadhana en una choza de paja y caña cerca de su ho-gar, y a quien consideraba su único amigo, filósofo y guía. Madhusudana Dasa im-primió en él la necesidad del bhajana y la importancia del Harinama. El dijo, "En esta Era de Kali, el Harinama y solo el Harinama es el medio por el que pue-de realizarse a Krsna".

harernama, harernama, harernamaiva kevalamkalau nastyeva, nastyeva, nastyeva gatirnyatha

"No hay diferencia entre Krsna y Su nombre. A diferencia de los nombres de otras cosas, el nombre de Krsna, como Krsna Mismo, se caracteriza por la Verdad, la Conciencia y la Bienaventuranza (sat-cid-ananda). Es tan poderoso y miseri-cordioso como Krsna. Remueve las impurezas del corazón y lo adecúa para la rea-lización de Krsna y Su Lila. Es tanto el medio (sadhana) como el fin (sadhya). Si se toma refugio en el Harinama, se está protegido de todos los males y se prepara el camino para la realización suprema".

Gurudasa tomó el consejo de Madhusudana Dasa Baba sentidamente. Inició el canto del Harinama. Se retiraba a un lugar solitario a cantar por horas el Hari-nama o reunía a los chicos de la villa para celebrar el kirtana. A veces perdía la conciencia en el kirtana, lo cual preocupaba mucho a su padre, quien temía que renunciara al mundo y se volviera un recluso. Con la esperanza de que un peregrinaje acarrearía algún cambio en él, lo envió en peregrinaje junto a Madhusudana Dasa.

Ambos visitaron todos los lugares santos de Gauramandala, incluyendo Am-bika Kalana, donde Gauri Dasa Pandita, un asociado estrecho de Sri Caitanya Mahaprabhu, adoraba a las Deidades Gaura-Nitai, presentadas a él personalmente. Allí Gurudasa tomó el mantra-diksa (iniciación) de Sripada Akhilacandra Gosvami, un descendiente de Gauridasa. Gurudasa regresó a casa después de un año.

El peregrinaje acarreó un cambio en Gurudasa, pero no de la clase que sus padres deseaban. Durante el mismo, conoció a Sri Gaurakisora Dasa Baba Ji, quien le aconsejó renunciara a todo, como Rupa y Sanatana y fuera a Vrndavana. Por consiguiente, el fuego de la renuncia ardía constantemente en su interior. Para añadir combustible al fuego, fue privado de la compañía de Madhusudana Dasa Baba Ji, quien entonces había ido a Vrndavana a pasar allí el resto de su vida.

Su padre consideró que la única forma de enfriar el fuego era casándolo, de modo que no perdió tiempo en arreglar el matrimonio. La noche del casamiento, Gurudasa se enfrentó a una encrucijada. Debía decidir de inmediato si transitar el en apariencia rosado sendero de la vida de casado o el sendero espinoso de la renuncia. Su madre había muerto poco tiempo hacía y ella le había pedido que se casara. El debía decidir si obrar conforme al deseo de su madre o seguir el consejo de Gaurakisora Dasa Baba Ji. Decidió renunciar. A la noche, salió lenta-mente de su casa y corrió hacia Navadvipa a tomar vesa (vaisnava sannyasa) de Gaurakisora Dasa Baba. En Navadvipa, se enteró que éste no concedía vesa a na-die. Por lo tanto, tomó vesa del mahanta del Bana Akhana de Navadvipa y fue

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llamado Gauragovinda Dasa. Luego acudió a Sri Gaurakisora Dasa Baba por instruc-ción. Baba le enseñó lo siguiente:

1. Que mantuviera la dignidad de su vesa al igual que Rupa y Sanatana.2. Que considerara el dinero como su enemigo.3. Que se mantuviera alejado de las mujeres. Que recordara la forma en que

Mahaprabhu había amonestado a Chota Haridasa por haber recurrido a una dama ma-yor por bhiksa.

4. Que practicara el sadhana bajo la guía de un Mahabhagavata o persona que ha realizado a Krsna.

5. Que no desarrollara intimidad con personas materialistas.6. Que viviera a base del madhukari obtenido de los vrajavasis.

En 1900, Gauragovinda Dasa fue a Vrndavana. Por algún tiempo demabuló por Vrndavana, contemplando los hermosos sitios relacionados con las recreaciones divinas (lila) de Sri Krsna y cantando el Harinama.- Comía lo que obtenía en el madhukari de los Vrajavasis y dormía debajo de los árboles.

Tras algún tiempo, vivió en el Samajavani del templo de Syamasundara en Vrndavana. Aquí hizo el bhajana bajo la guía del Siddha Sri Jagadisa Dasa Baba de Kaliyadaha. A la noche, le leía el Caitanya Bhagavata en su vivienda. El resto del tiempo lo pasaba cantando el Harinama en su morada.

Descubrió que algunos Vaisnavas de Vrndavana meditaban en el Krsna-lila conforme al gutika (1) del siddha Krsnadasa Baba de Govardhana. El comenzó a hacer lo mismo, mas mientras meditaba de ese modo en el Krsna-lila, no podía completar su japa. No sabía si debía abandonar la meditación o la japa. Buscó el consejo de Jagadisa Dasa Baba. Este le sugirió que primero completara su japa y luego meditara en el lila, si le quedaba tiempo. Debía abandonar la meditación, porque la cantidad de japa que él se había asignado era tan grande que difícil-mente le quedaba tiempo para meditar después.

Tras algún tiempo, la reputación de Gauragovinda Dasa como santo, se di-fundió por todo Vraja y la gente comenzó a acudir a él por darsana. Eso le cau-só mucha perturbación en su bhajana. Por consiguiente, se fue a Ari, una villa a unas cuatro millas de distancia de Govardhana, para vivir allí. Cada día iba a Govardhana desde Ari y regresaba tras realizar su parikrama. De tal modo, cami-naba 20 millas diarias, cantando el Harinama.

Su reputación, sin embargo, continuaba persiguiéndolo. Sus crecientes ad-miradores no le permitían vivir en paz, ni siquiera en Ari. Por consiguiente, debió huir de Ari, yendo a vivir a una casa en ruinas cerca del Killolakunda, a cierta distancia al noreste de Ari. Su bhajana y parikrama de Giriraja continua-ron como antes. Como resultado natural del prolongado bhajana, se desarrollaron en él automáticamente ciertos poderes espirituales- Podía leer fácilmente el pasado, presente y futuro de una persona. En una ocasión, se apiadó de un Vraja-vasi dolido y lo consoló refiriéndole muchas cosas sobre su pasado y su futuro. A partir de ese día, se produjo una declinación en su humildad y en su bhajana. Ansioso, acudió a Pandita Ramakrsna Baba por consejo. Fue merced a su misericor-dia y consejo que triunfó en desentenderse de los poderes espirituales que ha-bían bloqueado su sendero en el bhajana.

A modo de brindarle una advertencia para el futuro, Pandita Baba dijo, "El harinama es como un kalpataru (un árbol que concede todos los deseos). Le brinda al sadhaka lo que sea que desee. Si mientras hace el nama-japa el sadhaka piensa en los poderes de Krsna, genera esos poderes en él; si piensa en Su amor (prema) instila en su corazón amor por Krsna. Es a través de los ojos del amor que el disfruta de la exhuberante dulzura (madhurya) de Su lila divino. Sin amor, qui-zás se realice a Krsna, pero no a Su madhurya. La realización de Krsna sin amor genera poderes como la omnisciencia, que bloquean el desarrollo espiritual indi-vidual".

A partir de entonces, Gauragovinda Dasa se adhirió a la asamblea de sadhus, las cuales se celebraban cada noche, para efectuar charlas religiosas en alguna parte de Govardhana, bajo el liderazgo natural de Pandita Baba. Un día,

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la reunión se celebró en el jardín del templo de Nrsinha Ji. En cuanto la reu-nión terminó, comenzó a llover. Gauragovinda Dasa dijo, "Hubiera sido mejor si la lluvia hubiera comenzado un poco después, cuando todos estuviéramos ya en el kuti". Pandita Baba lo amonestó, al decir, "¿Qué? ¡Anhelo personal! No puedes realizar a Krsna en la medida en que tengas el más ligero deseo en relación a tu propia felicidad individual. Debes abandonar el deseo de tu propia felicidad o bienestar en este mundo, así como en el mundo celestial y desear solo la felici-dad de Krsna, si es que quieres Realizarlo".

Por consejo de Pandita Baba, Gauragovinda Dasa comenzó a hacer el bhajana en un kuti próximo al Apsara-kunda en Puchari, que era un sitio apartado. Nadie excepto él vivía allí y otro mahatma en la forma de un bela (árbol de manzana) enfrente de su kuti, que conversaba con él sobre temas referidos a Krsna y Su lila. Cuando el manzano dio fruto por primera vez, se le apareció con forma hu-mana y le dijo, "Tú me regaste y me hiciste crecer bajo tu cuidado desde mi in-fancia. Cuando mis frutos maduren, recógelos y distribúyelos entre los templos y los mahatmas de Vraja para el servicio de Krsna". Gauragovinda Dasa así lo hizo.

Un día llegaron unas personas que colgaron sus ropas sobre el árbol. El árbol le pidió a Gauragovinda Dasa que no permitiera a nadie colgar sus ropas sobre él, porque eso perturbaba su bhajana.

Gauragovinda Baba continuó haciendo un firme progreso en el bhajana. Ahora podía repetir el Harinama 8 lacs de veces al día. Para él no había diferencia entre el día y la noche, pues ni dormía ni se levantaba. En un estado de semi-inconsciencia, siempre estaba con la japa, rebosando de bhava (emoción) danzan-do y llorando.

En el Adi-purana, Krsna le dice a Arjuna:

gitva ca mama namani nartyena mama sannidhauidam bravimi te satyam tena carjunagitva ca mama namani rudanti mama sannidhautesamaham parikrito nanyakrito janardanah

"¡Escucha, Oh, Arjuna! Yo me entrego a aquellos que bailan o lloran delan-te Mío al cantar Mi nombre, como no lo hago con nadie más".

Gauragovinda Baba no tenía nada que hacer salvo cantar el Harinama y dan-zar y llorar delante de Sri Hari, en consecuencia, era natural que Sri Hari se hubiera entregado a él. Hasta dónde llegaba esa entrega, se evidencia en un in-teresante episodio.

Una vez, Baba regresaba tarde a su kuti después del madhukari, debido a la lluvia. Estaba muy hambriento, por lo tanto, olvidó ofrecer el madhukari a Krsna antes de comer. Estaba tragando el primer bocado cuando súbitamente rea-lizó que estaba comiendo alimento no ofrecido. Asió su garganta para evitar tra-garlo, pero de todos modos no pudo. Luego, su auto-condena fue infinita. Su ham-bre desapareció y el madhukari quedó allí, sin ser tocado. En ese momento, una dulce voz que provenía del interior de su vivienda sonó en sus oídos: 'Me ofre-ces todos los días los remanentes de la comida de los Vrajavasis. ¿Se vendrán los cielos abajo si hoy no Me ofreces los remanentes de tu comida? ¡Vamos, ofré-cemelo ahora! No vaciles".

¡Gauragovinda se conmovió en lo más íntimo! Todo su cuerpo se estremeció, su cabello se erizó y sus ojos derramaron lágrimas. Ofreció con vacilación los remanentes de su comida a Krsna y luego la comió. El sabor del madhukari comido ese día fue excepcionalmente delicioso y arrebatador. Y así debía ser, pues ese día Krsna Mismo había comido la ofrenda con gran deleite. ¡¿Alguien ha oído ja-más sobre un Dios tan amoroso y susceptible de ser amado como Sri Krsna de Vra-ja?!

En 1959, Gauragovinda Dasa abandonó su cuerpo físico para unirse al lila divino de Sri Krsna. Su samadhi se halla cerca del Asparakunda.

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CAPITULO XXX

Sri Sacinandana Dasa Baba

Sri Sacinandana Dasa Baba contaba con 110 años de edad en Diciembre de 1972, cuando fuí a verlo con Sri Rama Jivana Dasa Baba Ji de Barasana, muy cono-cido por él. Baba vivía en un chatari (habitación que contiene el samadhi de alguien) viejo y derruído, cerca del smasana-bhumi (sitio para quemar a los muertos) en la orilla del Bhanusarovara en Barasana. Al entrar al chattari, vi-mos a Baba sentado con las piernas cruzadas, con la espalda apoyada contra la pared, en un estado de profunda meditación. Sus labios se movían lentamente y un sonido resonante salía de su garganta. Rama Jivana Baba me dijo que estaba can-tando "Rai, Rai" (abreviatura del nombre de Radharani). El canto era algo habi-tual en él y proseguía automáticamente incluso en el estado de meditación pro-funda.

Baba había perdido su vista, pero su sentido del oído se hallaba intacto. De todos modos, no oía a Rama Jivana Baba hablando pues no tenía conciencia ex-terna.

En el desigual suelo del chatari, con hoyos aquí y allá, se guardaba a un costado una jarra de agua, un karava y un plato de arcilla. Había un trozo de yute en el cual se sentaba Baba y un gudani o colcha hecha de harapos, la mitad de la cual colgaba de su hombro izquierdo y la otra mitad caía sobre el piso. Baba apenas si estaba vestido con solo un lienzo alrededor de la cintura. No había nada más en el chatari. El severo frío de Diciembre no parecía interesarle en lo más mínimo.

Baba no concedía fácilmente diksa a cualquiera. Solo tenía cuatro discí-pulos de los cuales Anuragi Baba era el principal. El no permitía a sus discípu-los que vivieran con él. Sin embargo, Anuragi Baba venía a quedarse con él oca-sionalmente, pero en esos momentos, Baba se hallaba completamente solo.

Nos sentamos a esperar alguna señal del regreso de Baba al mundo exterior, mas por mucho rato no lo hubo. Baba estaba sentado como una estatua; tal era su estado normal. Generalmente se encontraba en el mundo interior, el mundo tras-cendental del lila de Radha-Krsna y emergía de él solo eventualmente, en espe-cial cuando lo obligaban las necesidades del cuerpo, e incluso cuando las aten-día, solía a veces perderse en la meditación. Las actividades físicas tales como comer o demás continuaban automáticamente como una cuestión de hábito o falta-ban, o incluso se detenían y permanecían suspendidas por horas.

Luego que esperáramos hasta tarde en la noche, Rama Jivana Baba gritó, "¡Radhey! ¡Radhey!". Tras gritar varias veces, Baba dijo en voz alta, "¿Quién?", como si estuviera hablando desde una lejana distancia.

Rama Jivana Baba dijo, "Yo, Rama Jivana". Luego, presentándome, dijo, "El ha venido de Vrndavana por su darsana. Tenga la amabilidad de mostrarle su mise-ricordia".

Baba se quedó quieto por un rato, luego comenzó a entonar una canción que describía a Krsna-Balarama regresando del bosque en el ocaso, con las vacas y los pastores. Krsna tocaba en la flauta y los pastores soplaban en los cuernos y danzaban, mientras las lecheras de Vraja, rebosantes de gozo y emoción ante la vista de Krsna, entonaban canciones propiciatorias desde los balcones. Así pues, estaba describiendo lo que acababa de ver.

Baba era un buen cantor y su voz, incluso a su edad, era dulce. A medida que cantaba, no parecía que era un viejo Baba Ji el que lo hacía, sino una le-chera de Vraja, tan abrumada por la visión de Krsna que no podía sino verter su corazón en la forma de la canción.

Cuando la canción terminó, Baba se hundió nuevamente en una profunda medi-tación. Salimos despacio de la habitación, dejando solo a Baba para que sabo-reara la llegada de Krsna al hogar.

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Se sabe muy poco de los primeros tiempos de la vida de Sacidananda Dasa Baba. Habría nacido en Bengala, aunque se ignora el lugar exacto y la fecha. En una ocasión le dijo a Anuragi Baba que desde su niñez le había gustado mucho el katha y el kirtana. Incluso si el katha y el kirtana eran celebrados a diez mi-llas de distancia de su casa y a la noche, el no vacilaba en ir allí, sin infor-mar a los suyos. Se quedaba toda la noche y volvía a la mañana siguiente. Cuan-do lo retaban y castigaban por ese motivo, oraba por ser liberado de los lazos familiares. Su plegaria fue oída y se le brindó la fuerza necesaria para cortar dichos lazos.

Una noche, salió a hurtadillas de su hogar. Tras peregrinar por los dife-rentes lugares santos del país por unos dos años, se fue a Vrndavana. Ya había tomado diksa de alguien. Al llegar a Vrndavana, tomó vesa del siddha Ramahari Dasa Baba, un discípulo del siddha Jagannatha Dasa Baba. Por algún tiempo dema-buló por Vraja, finalmente, llegó al chatari donde vivió por más de ochenta años. Allí fue donde lo conocí con Rama Jivana Baba.

Anuragi Baba relata que una vez, hallándose con Baba, se produjeron llu-vias sin precedentes, debido a lo cual todo se inundó alrededor del chatari y se tornó muy difícil salir del mismo. Le pidió a Baba que se trasladara a algún otro sitio, en especial porque las víboras y otras criaturas ponzoñosas proba-blemente entrarían al chatari para salvarse de la inundación, pero Baba se rehu-só. A la noche, cuando aún llovía considerablemente, Baba fue picado por un es-corpión en el dedo, lo cual le causó un dolor muy intenso. Anuragi Baba le ató el dedo con una venda, para que el veneno no se diseminara, con la intencion de salir a buscar inquieto algún tratamiento, mas la lluvia era tan torrencial que no era posible hacerlo. Baba le dijo, "No te preocupes. Pronto me absorberé en el lila. Entonces no sentiré el dolor". Eso fue lo que realmente sucedió. A la mañana siguiente, cuando Anuragi Baba le preguntó sobre el dolor, Baba ya lo ha-bía olvidado por completo.

Baba solía servir a Radharani, la Deidad del templo de Barasana, de diver-sas maneras. El recogía flores de diversos sitios y hacía guirnaldas para Ella. A veces, cuando escaseaban las flores en Barasana, iba caminando a Vrndavana a la noche y regresaba a la mañana siguiente con ellas. Hacía guirnaldas y se las ofrecía a Radharani. Durante el festival de Holi, se ocupaba todo el día en lim-piar el camino de Bhanusarovara al templo de Radharani.

Una vez, vio unas hermosas flores en un jardín cerca de Kosi. Deseó enhe-brarlas para hacerle guirnaldas a Radharani y pidió permiso al dueño para reco-gerlas, mas éste se negó. Entonces a la noche durmió en la terraza de una casa vacía cercana al jardín. A medianoche, unos ladrones se reunieron cerca de la casa con la intención de robar por allí y vieron a Baba durmiendo en la terraza. Su jefe lo zarandeó y le preguntó, "¿Quién eres?"

"Un ladrón" -replicó Baba."¿Ladrón? ¿Dónde vienes a robar?""En este jardín"."¿Y qué hay en el jardín?""Flores"."¿Acaso las flores te sacarán el hambre?""Sí"."¿Y cómo? Apenas si te darán algo vendiéndolas"."No las venderé, las enhebraré para hacer guirnaldas para Radharani. Ella

estará complacida. Su placer me traerá la liberación del cautiverio de Maya y todas mis necesidades serán cumplidas para siempre". Los ladrones se impresio-naron mucho con Baba y dijeron, "Muy bien, Baba. Vayamos todos. Nos uniremos a tí en el robo".

Baba robó montones de flores con su ayuda. Ellos le ayudaron también a ha-cer las guirnaldas y diferentes clases de adornos para Radharani. Robar para Radharani hizo que los ladrones olvidaran robar para sí mismos. Se volvieron de-votos de Radharani y a menudo visitaban a Baba en su chatari para tener su com-pañía y guía.

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Baba acostumbraba hacer el bhajana en su chatari durante todo el día. A la noche salía para el madhukari. A veces conseguía más rotis en el madhukari de los que podía comer. No los tiraba, sino que los daba a alguien. Los secaba de modo de poder comerlos cuando demasiado absorto en el lila no se sintiera como para salir por el madhukari. Con el tiempo, cuando perdió sus dientes, y ya no le era posible comer más rotis, solía molerlos y hacer pastillas, mezclando el polvo con agua y tragando dichas pastillas. Si las mismas no sabían bien, o no satisfacían su hambre, cantaba "¡Rai, Rai"- Saboreaba tanto el nombre que olvi-daba todo sobre el sabor, el hambre y la sed. A menudo solía cantar la siguiente canción bengalí, la cual describe la potencia del Nombre en relación a conquis-tar el hambre y la sed:

dhun khela ara khelibo na,hariname mana menje chemayera kache ara jabo na,ksudha pele ara khabo naRai -Rai amara ksudha-trsnasaba hare che

"No jugaré más con el polvo" (1), pues ahora he comenzado a degustar el sabor del Harinama. Tampoco acudiré a mi madre cuando esté hambriento, ni come-ré, pues el nombre 'Rai' ha conquistado mi hambre y mi sed.

Baba siempre solía cantar "Rai" y absorberse en la meditación del Astaka-lina Lila de Radha-Krsna. Tras algún tiempo, su absorción en el Lila y en el Nombre se hizo muy profunda, tanto que dejó de salir por el madhukari. Permane-cía sentado en su asana, en profunda meditación, como una estatua. Los turistas que llegaban a Barsana lo consideraban una maravilla. Los peregrinos, un objeto de adoración. Los pandas acudían a él tal como a las diversas imágenes de dioses y diosas por darsana, por su propio interés. Los peregrinos se inclinaban ante Baba, tal como lo habían hecho delante de las demás estatuas, hacían determina-das ofrendas y se retiraban. Las ofrendas eran posteriormente recogidas por los pandas. Baba las ignoraba, tanto como su necesidad de las mismas. En caso de que algún peregrino lo visitara, ya sea en estado consciente o semi-inconsciente, lo entretenía con una canción relatando el astakalina lila de Radha-Krsna de ese momento en particular.

Baba dejó su cuerpo físico para servir a Radharani en su cuerpo espiritual en la forma de una mañjari (una sakhi exclusivamente consagrada a Radharani) el décimo día de Krsna-paksa en el mes de Vaisakha en 1974.

Baba fue grandioso y maravilloso. Cabe el interrogante de si es posible conquistar completamente a Maya mientras se está en el cuerpo físico, el cual es un producto de Maya. Si es posible vivir dependiendo enteramente del Señor, sin siquiera mendigar el alimento. ¿Acaso el propio Señor realmente lleva la carga del bienestar de una persona así? La longitud de la vida de Baba, pese a su hon-da indiferencia por el mundo y el cuerpo y su contento y beatitud, brindan la respuesta.

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CAPITULO XXXI

Sri Avadha Dasa Baba Ji

En Mithilapuri, en Bihara, vivía Sri Harikinkara Yogindravara, un santo de la Madhva-Gaudiya Sampradaya, quien poseía una fé ilimitada en el Srimad-Bhaga-vatam. Un día, hallándose en perfecto estado de salud, llamó a sus discípulos y expresó que dejaría su cuerpo en un día particular del mes de Kartika, leyendo el Srimad-Bhagavatam en la orilla del Ganges en Semariyaghata. Ese día, fue a Semariyaghata con sus discípulos, se sentó en la orilla del Ganges e inició la lectura del Srimad-Bhagavatam. En cuanto comenzó a leer el Rasapancadhyayi, la parte relativa al Rasa-lila (1), desbordó tanto de bhava que exclamó, "¡Ah, Krsna!" y dejó su cuerpo para unirse al Rasa-lila en su siddha-deha en el Vrnda-vana trascendental.

Sri Jamuna Dasa y Sri Acadha Dasa eran los principales discípulos de Sri Harikinkara. Antes de partir hacia Semariyaghata, los llamó a ambos. Le habría dicho a Jamuna Dasa, "Luego que me vaya, debes ir a diferentes partes del país a predicar el Vaisnavismo". A Avadha Dasa le habría dicho, "Tú debes ir a Vrndava-na a hacer el bhajana".

Avadha Dasa Baba nació alrededor de 1826 en una familia Maithila Brahmana, en una villa llamada Mandara-Madhusudana, en el Distrito Bhagalapura de Bihara, que fuera santificado por el polvo de los pies de Sri Caitanya Mahaprabhu, en Su camino a Gaya. Renunció al mundo a temprana edad y tomó iniciación de Hariki-nkara Yogindravara. Permaneció en su Asrama en Mithilapuri en tanto vivió.

Sri Harikinkara no solo era un siddha mahatma, sino también un gran pandi-ta. Se lo consideraba el principal de los panditas de Mithila, famosa por si-glos como centro cultural. Avadha Dasa estudió los sastras con él. Estudió es-pecialmente el Srimad-Bhagavatam, aprendiendo todo a conciencia.

Tras el deceso de Gurudeva, fue a Vrndavana a vivir en una casa de Dhobi Gali, la cual con el tiempo se convirtió en su Asrama. Se confinó de por vida en ese Asrama. Salía solo dos veces al año, en ocasión del aniversario de Sri Madhvacarya y otra en el aniversario de su gurudeva, cuando celebraba el nagara-kirtana. Solía absorberse todo el tiempo en el bhajana, solo durmiendo dos o tres horas por noche.

Su bhajana consistía exclusivamente en el patha (lectura) y pujana (adora-ción) del Srimad Bhagavatam. Proseguía recitando los slokas del Srimad-Bhagava-tam y dando vuelta las páginas sin siquiera mirarlas, pues no solo sabía todos los slokas a conciencia, sino que también sabía con qué slokas comenzaba y ter-minaba cada página. Adoraba el Srimad Bhagavatam exactamente de la misma mane-ra en que se adora la Sri Murti de Krsna, porque consideraba el Srimad Bhagava-tam como una manifestación de Sri Krsna Mismo. Lo envolvía en un lienzo de se-da, lo colocaba en un sinhasana (2) decorado, le ofrecía comida y comía su pra-sada. También lo abanicaba en Verano, lo cubría con una colcha en Invierno y lo mecía en la estación lluviosa.

Toda vez que una persona iba a verlo, lo descubría leyendo el Srimad-Bha-gavatam o hablando sobre él. Apenas si hablaba de otra cosa o permitía que se hiciera en su presencia.

En una ocasión vino un joven a Vrndavana desde Allahabad, quien se había enterado que si uno comía los remanentes de comida de un santo siddha, era ben-decido con el darsana de Radha-Madhava. Alguien le habría referido que Avadha Dasa Baba había conquistado el favor de Radha-Madhava. Fue a su asrama; en ese momento, él se hallaba tomando prasadam. El joven se dirigió directamente a él, aunque su discípulo le había advertido que no se acercara mientras estaba co-miendo. Se sentó delante suyo, y le solicitó con las manos juntas un poco de prasada de su plato. Pero Baba se perdía, ya sea en la meditación o en el darsa-na de algún lila, incluso mientras comía. Y no lo oyó. El joven pensó que Baba había ignorado su pedido. Por consiguiente, estiró su mano y tomó algo de prasa-

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da de su plato. Cuando se disponía a comerlo, Baba aferró su mano. El abrió su puño y tomando rápidamente el prasada con la otra mano, lo llevó a su boca.

En cuanto lo hizo, cayó desmayado al piso. Permaneció inconsciente hasta muy entrada la noche, cuando Baba había finalizado su patha diario del Srimad-Bhagavatam; solicitando a los sadhus que habían venido a escucharlo que celebra-ran el kirtana a su alrededor. En cuanto el kirtana comenzó, el abrió sus ojos; por un rato miró alrededor muy confundido, luego, aferrando súbitamente los pies de Baba, lloró y dijo, "Perdóneme, Maharaja. He cometido una ofensa grave a sus pies, mas ahora sé cual es su verdadero ser. Me quedaré a sus pies y lo serviré toda mi vida. No iré a ninguna otra parte. Ud. tendrá que aceptarme. ¡Gurudeva, tenga misericordia, tenga misericordia de mí!".

Baba no solo lo perdonó sino que le dio diksa y asumió toda la responsabi-lidad sobre sí. Uno de los sadhus le preguntó al joven como había conocido a Ba-ba.

El replicó, "En cuanto puse los remanentes de Baba en mi boca, fuí trans-portado a la región trascendental. Allí ví que estaba ocurriendo el bhojana-lila de mediodía de Vrajendranandana. Baba y Sri Krsna estaban sentados en el medio, rodeados por los sakhas (amigos de Sri Krsna) y en esa atmósfera de jovialidad y arrobo, ambos colocaban con sus manos los remanentes de comida en la boca del otro".

Un bengalí que tomó diksa y vesa de Baba y vivió en su asrama, evidenció ser algo inestable. No podía quedarse en un sitio por demasiado tiempo, por lo que pidió permiso a Baba para salir a recorrer el país. Baba se lo rehusó pero de todos modos, un día empacó para irse.

Baba preguntó, "¿Dónde vas?""A ninguna parte" -dijo. "Tan solo iré por ahí y volveré".Baba le advirtió, "No ganarás nada desobedeciendo al guru y vagabundeando

por ahí como un mono"."He obedecido al guru por mucho tiempo. ¿Debo obedecerlo toda mi vida?" -

replicó, y se fue.Por varios años Baba no tuvo información de él, y comenzó a preocuparse.

Un día, mientras estaba con la japa caminando por el predio del asrama, un moni-to vino y aferró sus pies. Baba comprendió que era ese mismo discípulo bengalí. Había muerto y nacido como mono porque había desobedecido al guru. Mas debido al bhakti, recordaba la ofensa que había cometido y había venido a pedir perdón. Baba se apiadó de él y dijo, "Has hecho bien en venir, ahora no te vayas a nin-guna parte. Quédate cerca del asrama y ven por el prasada dos veces". Ató un tu-lasi-kanthi alrededor de su cuello y le pidió a su gente que lo cuidara.

El mono vivió en el techo del asrama y en sus cercanías. Las dos veces en que se distribuía el prasadam el venía a sentarse en el jardín. A la noche, cuando Baba decía el katha del Srimad-Bhagavatam, venía a sentarse en la ventana y escuchaba el katha con mucha atención.

Baba lo llamaba Ramadasa. Un día, le dijo a sus discípulos, "No he visto a Ramadasa por dos días. Ustedes tampoco lo han buscado". Justo entonces un discí-pulo subió al techo del asrama y vio que estaba muerto.

Cuando se le informó a Baba, éste dijo, "Ramadasa era un vaisnava. Su fu-neral debe ser celebrado conforme a la tradición vaisnava". Fue debidamente ten-dido en una vimana y llevado al Yamuna por sus discípulos, junto con la celebra-ción del kirtana y entregado al río sagrado. Se celebró un bhandara y los vais-navas tomaron prasada.

En una ocasión Baba tuvo el darsana de Sri Krsna de un modo muy inusual y conmovedor. El Lo vio haciendo el parikrama del Srimad-Bhagavatam que solía re-citar, luego que hubiera terminado el katha del Srimad-Bhagavatam en la noche. Fue conmovedor porque es siempre el adorador quien hace el parikrama del objeto que adora. ¿Acaso Sri Krsna consideraba al Srimad-Bhagavatam como el objeto de Su adoración?.

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La respuesta es obvia. El Bhagavatam no solo es la manifestación de Krsna en palabras, sino que es asimismo la manifestaciòn en palabras del Prema o Amor Trascendental. El Prema es el Fin, no solo para las almas finitas, sino también para Krsna. Indudablemente, Krsna es el Amor en sí, empero, El anhela más y más amor. Pues tal es la naturaleza del amor. Cuanto más amor se tiene, más se lo añora. Es la naturaleza de Krsna como Amor lo que Le hace expresar: aham bhak-ta paradhinah -Yo siempre soy el sub-sirviente de los devotos que Me aman. El deriva una felicidad mayor de Su propia naturaleza bienaventurada. El Srimad-Bhagavatam retrata Sus pasatiempos amorosos con Sus devotos. Por consiguiente, El considera Su propia manifestación Bhagavatam como superior a El Mismo y ado-rable por El. En consecuencia, El siempre está anisoso por escuchar el katha del Srimad-Bhagavatam. Sri Jiva Gosvami Lo retrata en el Gopala-Campu escuchan-do las historias de Su propio lila de Madhukantha y Snigdhakantha, con gran de-leite.

Ese día, Sri Krsna debe haber estado presente en el asrama de Baba como uno de los escuchas del Bhagavata-katha referido por él y debe haberse sentido impelido a hacer el parikrama del Bhagavatam como los demás escuchas, después del katha. Además, debe haber disfrutado especialmente el katha contado por un devoto como Avadha Dasa Baba y debe haberse sentido impelido a dar algo como re-galo. Puesto que no tenía nada para entregar como regalo a Baba, que pudiera satisfacerlo, -excepto Su darsana-, El se lo concedió.

El patha y puja del Srimad-Bhagavatam de Baba continuó como de costumbre, aún a la edad avanzada de 110 años. En 1937 se enfermó, se puso tan débil que no le era posible caminar siquiera una pequeña distancia. Debía ser alzado y transportado.

Al segundo día del Krsna-paksa del mes de Phalguna, su estado se tornó más grave. Su cuerpo estaba tieso e inmóvil. Sus discípulos pensaron que había lle-gado su fin, de modo que iniciaron el kirtana, mas en cuanto Baba oyó la primera línea, "Sri Krsna Caitanya Prabhu Nityananda", se levantó para bailar con el kirtana. Sus discípulos se alarmaron. Detuvieron el kirtana y lo acostaron en la cama. Su estado empeoró tras un cierto lapso de tiempo: era obvio que estaba por exhalar su último suspiro. Luego, conforme a la instrucción recibida de él algún tiempo atrás, trajeron el polvo del jñana-gudani (3) lo esparcieron en el suelo y lo tendieron sobre él. En ese momento, sus labios se movían lentamente y se lo podía oír recitando los slokas del Srimad-Bhagavatam con una vocecita muy débil. Continuó recitando los slokas de ese modo, hasta las 3 a.m.de la ma-ñana siguiente, cuando dejó el cuerpo para participar del lila eterno de Sri Krsna en el Vrndavana trascendental.

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CAPITULO XXXII

Sri Gopala Dasa Baba Ji

Sri Gopala Dasa Baba Ji nació en 1851, en Imphala, Manipura. Su padre, Sri Meghavarna Sarma era un gran devoto. Gopala Dasa siguió los pasos de su pa-dre. Cuando aún era muy joven, parecía indiferente al mundo y pasaba la mayor parte del tiempo en el bhajana. Meghavarna Sarma era muy feliz al verlo. Como un verdadero padre, le dio diksa y le aconsejó que fuera a Vraja e hiciera el bha-jana tras tomar vesa de un santo de la orden discipular de Sri Narottama Thakura Mahasaya.

Gopala Dasa fue inusualmente afortunado. Por lo general las personas deben pasar por muchos altibajos, dudas, dificultades y períodos de incertidumbre e irresolución antes de aprender que el único propósito de la vida es hacer bhaja-na y realizar al Señor; y ellos deben luchar arduamente consigo mismos y sus fa-miliares, si quieren renunciar al mundo. Pero los propios samskaras de Gopala Dasa y la guía beneficiosa y criteriosa de su padre, le facilitaron y suavizaron todo.

Se fue a Vraja y tomó vesa de Sri Vinodadasa Ji, un discípulo de Sri Damo-dara Dasa Ji en la sucesión discìpular de Sri Narottama Thakura. Vinoda Ji vi-vía cerca de Cakalesvara Mahadeva, en Govardhana. El le aconsejó que fuera a vivir al Radhakunda y estudiara los sastras con Sri Isvara Dasa Ji. Así lo hizo por tres años, estudiando el Srimad Bhagavatam y las obras de los Gaudiya Gosva-mis con Isvara Dasa Ji. También quiso aprender el Vraja-bhasa. Pero Isvara Dasa Ji le dijo, "No sería bueno que aprendieras el Vraja-bhasa (1) Si lo aprendes, te acercarás a los Vrajavasis; tus contactos con ellos perturbarán tu bhajana y las oportunidades de cometer ofensas contra ellos también aumentarán". En con-secuencia, abandonó la idea de aprender Vraja-bhasa.

Tras completar su estudio de los sastras, Gopala Dasa Baba continuó deam-bulando por Vraja por algún tiempo. No vivía en un sitio en particular por más de un día, mas finalmente se estableció en la villa de Konhi, cerca del Vam-sikunda. Si algún día obtenía más madhukari del que podía ingerir, no salía por madhukari en los días subsiguientes. Comía con placer lo que fuera que consi-guiera, incluso si estaba rancio o en mal estado; mas si obtenía dulces u otras cosas buenas, no las comía. Las regalaba. Solo empleaba utensilios de arcilla hechos con el polvo de Vraja.

Vivió en Konhi por 40 años. Amó mucho la compañía de Sri Harigopala Dasa Baba, un discípulo de Siddha Madhusudana Dasa Baba Ji. Harigopala Dasa Baba vi-vía en el Suryakunda, en consecuencia, tras 40 años, se trasladó allí, a vivir en la terraza de un viejo templo, en la ribera del Suryakunda.

Baba solía leer al menos un capítulo del Srimad-Bhagavatam cada día. Al cumplir 90 años, había perdido su vista, ello lo apenaba mucho porque ya no po-día continuar leyendo el Bhagavatam. Una tarde, cuando se hallaba preocupado por su aprieto, se amodorró. En su somnolencia, vio a una jovencita exquisitamente hermosa, el brillo de cuyo cuerpo llenaba el entorno con una luz divina, refres-cante allende toda descripción. Ella lo miró tiernamente y le preguntó con una voz compasiva, "Baba, tal parece que estás afligido; cuéntame lo que te aflige".

Baba dijo, "Lali, he perdido mi vista y no puedo leer el Bhagavatam. La vida se me hace muy pesada. ¿De qué vale una vida en la cual no es posible el Bhagavata-patha y el darsana de las Deidades y los mahatmas?".

"No te preocupes, Baba" -dijo la niña con seguridad. "Tienes el ropaje en el que está impreso el nombre 'Radhey-Syama'. Atalo alrededor de tus ojos y vete esta noche a dormir. A la mañana descubrirás que tu vista ha vuelto".

En cuanto Baba lo oyó, su somnolencia se interrumpió. Pero la dulce voz de la niña aún resonaba en sus oídos y su brillante figura perduraba en su mente. Como ella lo sugiriera, durmió esa noche con la ropa en la cual se hallaba im-preso 'Radhey-Syama', atada alrededor de los ojos. A la mañana siguiente, al le-vantarse, se puso feliz al descubrir que podía verlo todo como antes. Reanudó la

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rutina de su Bhagavata-patha. Pero la joven había robado su corazón. Estaba convencido que Ella era Radharani, en Quien había meditado día y noche. ¿Quién más sería tan amable y cariñosa?.

Entonces, le fue imposible vivir sin Ella. Lloraba constantemente por Su separación. No pudo soportarlo demasiado tiempo. El 3 de Junio de 1971, a medio-día, que según el astayama-lila es la hora en que Radharani va con Sus sakhis al Suryakunda para la adoración del Sol, dejó el cuerpo para encontrarse con Ella en el Suryakunda trascendental, en su siddha sakhi-deha.

Baba solía decir que había tres cosas importantes para el sadhaka: (1) Santa-seva (servicio de los santos); (2) Harinama y (3) Fé en el Vraja-raja.- La fé en Vraja era más importante incluso que el servicio de los santos y el Hari-nama, porque en el momento de la muerte, el santa-seva no era posible y el Hari-nama a menudo se alejaba, pero el Vraja-raja no abandona al sadhaka que vive en Vraja con fé hasta el fin.

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CAPITULO XXXIII

Sri Harigopala Gosvami

Sri Harigopala Gosvami era descendiente de Sri Narayana Bhatta Gosvami, a quien se le apareciera por primera vez la Deidad de Radharani en el templo de Barasana y quien a pedido de Sri Rupa y Sri Sanatana completara la tarea restan-te de redescubrir los lugares santos relacionados con el lila de Sri Krsna, la cual ellos y su predecesor, Sri Lokanatha Gosvami, habían iniciado. (1). El era un discípulo de Sri Dhulesvara Gosvami de Uñcagrama. Vivía en Nimarana, en el Estado de Alvara, donde tenía su gaddi (2) y el templo de su Thakura Sri Lanile Sarakara (3). El Rajá de Alavara era su discípulo.

Era un gran vaidya (médico) profesional, mas también era un gran pandita. Estaba bien versado en hindi, sánscrito, telegu e inglés. Poseía un acabado co-nocimiento de los seis sistemas de la filosofía India y los seis Samdarbhas de Sri Jiva. Había hecho un estudio especial del Srimad Bhagavatam.

Era por naturaleza muy sencillo y santo. Pese a su sabiduría, linaje y status como el Raja-Guru de Alvara, su modo de vida era sumamente simple y no ostentoso. De todos modos, su fama alcanzó a la gente de Haryana. Muchos Thakuras, Gujaras y Yadavas de Haryana fueron discípulos suyos.

Solía pasar la mayor parte del tiempo tranquilo en el bhajana. En su ve-jez, se trasladó de Alvara a Uñcagrama, cerca de Barasana, para poder destinar todo su tiempo al bhajana, sin interrupción. También llevó con él a Thakura Sri Lanile Ji.

En Uñcagrama vivió en el viejo templo de Dau Ji de sus ancestros, en el cual habría vivido Narayana Bhatta. Frente al templo, en lo alto de la colina, se halla el antiguo templo de Lalita Sakhi. A la derecha del templo de Lalita Ji, hay un hermoso lugar cubierto de verdes bosquecillos y espeso follaje. Allí Gosvami Ji acostumbraba sentarse a hacer el bhajana durante todo el día; al ano-checer, regresaba al hogar. Pasaba la mayor parte de la noche haciendo el bha-jana. Sus ojos siempre estaban húmedos por recordar a Radharani.

De ese modo pasó los últimos veinte años de su vida, tranquilo en el bha-jana. La noche del 30 de Marzo de 1990, cuando contaba más de cien años, y en-contrándose en buen estado de salud, súbitamente exclamó, "¡Iré, iré! Las puer-tas del templo de Sri Ji (Radharani) se han abierto. ¡Ha venido Purnamasi!".

Los restantes miembros de la familia despertaron de su sueño alarmados. Preguntaron maravillados, "¿A dónde irás? Son las 12 de la noche. El templo de Sri Ji está cerrado".

Sólo Dios sabe si él los oyó. Continuó repitiendo, "¡Radhey! ¡Radhey!". A las 2 en punto rasgó su coronilla y su habitación se llenó de una luz resplande-ciente. Su cuerpo cayó contra la almohada, y su alma, pasando a través del bra-hma-randhra (4), voló al kuñja de Radharani, en la forma de Su sakhi para vivir con Ella y Servirla eternamente.

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CAPITULO XXXIV

Sri Ramakrsna Dasa Baba Ji

avyavrtabhajanat (Narada-bhakti-sutra, 36)

En este aforismo, Sri Narada Muni refiere que el éxito en la práctica de la devoción se logra a través del bhajana ininterrumpido.

La esencia del bhajana es el recuerdo incesante del Señor. Sri Krsna dice:

ananya-cetah satatam yo mam smarati nityasahtasyaham sulabhah partha nitya-yuktasya yoginah

(Gita 8.14)

"Oh, Arjuna, Yo soy fácilmente alcanzable por el yogi que siempre piensa en Mí, quien no tiene otro pensamiento y está incesantemente apegado a Mí".

El devoto no puede tolerar siquiera un momento de interrupción del recuer-do del Señor.

El Srimad-Bhagavatam expresa:"Si al devoto se le ofreciera toda la riqueza y esplendor de los tres mun-

dos a cambio de la interrupción del recuerdo de los pies de loto del Señor por medio segundo, no se inmutaría. ¿Cómo podría desapegarse de los Divinos Pies, difíciles de realizar incluso para los devas mediante la meditación constante?" (Bh. II.2.53).

La vida de Sri Ramakrsna Dasa Baba Ji, es un ejemplo ilustre del bhajana incesante. Nacido en 1911, con fuertes samskaras de bhakti, en una villa cercana a Jasohara en Bengala Oriental, no perdió tiempo en determinar su meta y lanzar-se tras ella como una flecha. Renunció al mundo a la temprana edad de diecisie-te o dieciocho años, inmediatamente después de aprobar el examen intermedio. Acudió a Sri Ramadasa Baba Ji Maharaja, el renombrado santo de Pathabani-Asrama en Calcuta, y tomó iniciación de él, quedándose con él y sirviéndolo. Luego, con su permiso y bendiciones fue a Varanasi a estudiar Sánscrito y los Sastras. Estudió el Srimad-Bhagavatam, Satsamdarbha, Bhakti-rasamrta-sindhu, Ujjvalanila-mani y otros importantes bhakti-sastras. Tras completar su estudio de los sas-tras, fue a Vrndavana, tomó vesa del hermano espiritual Sri Rajani Baba Ji Maha-raja del Govindakunda, en Vrndavana y continuó a Maghera, una pequeña villa a unas cuatro millas de Chatikara, para emprender un bhajana incesante de por vi-da.

Una parte esencial de su bhajana era el kirtana. Celebraba el kirtana cua-tro veces al día; el prabhati-kirtana temprano a la mañana, a las 3.30 a.m.; el madhyanha kirtana al mediodía; el arati-kirtana al anochecer y el abhisara-kir-tana a la noche, alrededor de las 10 p.m. Lo celebraba de un modo tan resonan-te, que su voz era oída en el confín de la villa. Su compromiso en el kirtana era tan profundo que a veces durante el mismo exclamaba, "¡Ah Nitai! o ¡Ah Radhey!" y caía inconsciente al suelo. El resto de su tiempo lo destinaba al Giridhari-seva y al lila-smarana. Ni un momento de su vida se perdió sin smara-na. A menudo se le oía repetir las siguientes líneas de Hanumana:

katha hanumana vipati prabhu soijaba tava sumirana bhajana na hoi

"¡Oh, Señor! ¡Cuando no hay recuerdo o bhajana a Tus pies de loto, ese mo-mento es el de mayor calamidad o mala fortuna!".

Incluso cuando Baba atendía sus necesidades físicas, como ser bañarse, su smarana no se interrumpía. En esos momentos se ocupaba principalmente en el

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smarana, las actividades del cuerpo proseguían automáticamente en mérito al há-bito.

Al cabo de unos años de vida estrictamente disciplinada y bhajana cons-tante, conquistó el hambre y el sueño. Solía ocuparse en el bhajana constante-mente, desde las 3.30 a.m. a las 2 a.m. del día siguiente, durmiendo de tal modo por solo una hora, de las 24 del día. Salía por el madhukari a solo tres ca-sas, al mediodía. Si no conseguía nada, volvía a su kuti y ayunaba en vez de perder tiempo yendo a otras casas. Solo comía dos rotis en el día y un cuarto de roti a la noche.

Quizás parezca increíble desde el punto de vista físico que se pueda vivir tanto si se come y se duerme tan poco, mas como ya hemos apreciado en muchos otros casos, los santos que practican el bhajana constantemente, se elevan por encima del cuerpo. Ellos beben profundo el néctar vertido en sus corazones des-de lo alto, en el momento del smarana. Es eso lo que los mantiene vivos y feli-ces.

La condición en la cual vivía Baba, era una prueba en sí de que el se ha-bía elevado por encima del cuerpo. Su kuti era tan pequeño que apenas si cabía en él acostado con sus piernas completamente estiradas. Alrededor del kuti el terreno era tan bajo que durante las lluvias se inundaba y el kuti era anegado junto con el resto de la villa. Baba tenía que vadear la tierra inundada cada vez que salía para el madhukari. Los mosquitos también eran una plaga y acosaban su cuerpo, más allá de toda descripción. De todos modos, el parecía ser total-mente inconsciente de ello, o no se inmutaba. Los aldeanos le solicitaron que se mudara a otra parte, pero él se rehusó. Consideró que la situación lo favo-recía aún más, pues evitaba que las personas acudieran a él y lo molestaran en su bhajana.

Tras algún tiempo, Baba se quedó ciego, mas eso no lo hizo infeliz porque después de perder sus ojos materiales, se abrieron sus ojos espirituales. Podía ver a Radha y a Krsna y hablar con Ellos. La gente lo oía hablar a menudo.

Hasta entonces Baba no había aceptado ningún discípulo, mas después de su ceguera aceptó dos discípulos: Pranagauranga Dasa y Madanamohana Dasa, uno de los cuales vivía cerca de él en otro kuti y lo servía.

Baba pidió a sus dos discípulos que no aceptaran dinero de nadie. El ni tocaba el dinero ni permitía que sus discípulos lo tocaran. Si necesitaba algo para el servicio de su Giridhari o para la protección de su propio cuerpo, tam-poco lo aceptaba de ninguna persona que se lo ofreciera. No lo aceptaba de nin-gún modo si era traído de las afueras de Vraja o comprado con el dinero de una persona que vivía afuera de Vraja. Si inadvertidamente llegaba tal cosa, él se enteraba y le pedía a sus discípulos que la devolvieran.

En una ocasión Baba se enfermó. Fue llevado para ser tratado a su guru-as-rama en Vrndavana. Yo fuí a verlo, puesto que lo conocía desde hacía algún tiempo, y fue muy amable conmigo. Le solicité que tomara un poco de leche por-que estaba demasiado débil. Accedió a hacerlo tras mucha persuasión. Arreglé que se le suministrara leche. Unos días más tarde, mi amigo Sri Harirama Sin-ghaniya, un industrial de Calcuta, vino a Vrndavana. El me pidió que lo llevara con algún siddha santo para el darsana. Lo llevé con Baba. Se impresionó mucho con él y quizo hacer algún servicio para él. Yo dije, "Baba no acepta servicio de nadie. Tampoco necesita nada, salvo el madhukari. Accedió a tomar leche por unos días con mucha dificultad". El dijo de inmediato, "Entonces, por favor, que se me permita costear la leche". Accedí un poco a regañadientes. Singhaniya Ji aún no había pagado la leche, mas no escapó al agudo sentido espiritual de Baba que de ahí en adelante la leche que bebería sería comprada con el dinero de una persona que vivía afuera de Vraja. Al siguiente día, llamó a su discípulo Madana Mohana y dijo, "Madana, no viviré aquí. Llévame inmediatamente de vuelta a Maghera".

Madana dijo, "Baba, todo aquí es muy favorable y su salud ha comenzado a mejorar. Debe quedarse aquí hasta que esté mejor".

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"No, no, tú no sabes. Aquí hay parapeksa (dependencia en otros). No me puedo quedar siquiera un momento. Consigue un tonga de inmediato".

Madana debió traer un tonga y llevarlo de vuelta a Maghera ese mismo día.

En 1984, Baba volvió a enfermarse. Su hermano espiritual Sri Visvarupa Dasa Baba, quien vivía en Rala, una villa a unas cuatro millas de Maghera, lo llevó a Rala para ser atendido. Lo alojó en una habitación en el Basanti-ki-ba-gici, próxima a su propio kuti. Baba estaba físicamente enfermo, pero espiri-tualmente parecía nadar en el océano de bienaventuranza. Las olas del océano lo vapuleaban arriba y abajo, y a veces se reía, otras lloraba, y otras más gritaba como quien se ha vuelto loco, porque la bienaventuranza era demasiado intensa para su cuerpo frágil y su mente, incapaz de contenerla- Una noche, alrededor de la 1 en punto, el gritó, "¡Jaya Nitai! ¡Jaya Nitai!! y se desmayó. Al verlo desmayado, temió que quizás no volviera más en sí. Asió su muñeca para tomarle el pulso, mas en cuanto tocó a Baba, un sonido resonante salió de su garganta y un shock cual una corriente eléctrica arrojó a Visvarupa Baba a tres o cuatro pies de distancia de su lecho. Quizás Baba había visto a Nityananda Prabhu, y su cuerpo se cargó de corriente eléctrica, y eso originó el shock.

Al día siguiente, era Ekadasi. A la una de la madrugada, cuando Baba esta-ba ocupado en el bhajana, observó que su guru Sri Rama Dasa Baba Ji, el parama-guru Sri Radharamana Carana Dasa Deva y cantidad de otros mahatmas ingresaban al bagici, danzando y celebrando el kirtana con el acompañamiento de la mrdanga y las karatalas. Ellos le dijeron, "Vamos a Vrndavana, ven con nosotros". Luego, desaparecieron súbitamente y Baba cayó inconsciente.

El 13 de Mayo de 1984, en Trayodasi, al mediodía Baba envió por Sri Siva-carana Varsaneya, un discípulo de uno de sus hermanos espirituales. Cuando éste llegó, Baba estaba haciendo la japa. El le dijo, "Baba Ji Maharaja (Sri Rama Da-sa Baba) y Bane Baba (Sri Radharamana Carana Dasa Deva) me han pedido que fuera a Vrndavana. Por favor, llévame allí de inmediato".

Varsaneya Ji dijo, "Baba, ahora hace muchísimo calor. Vayamos al anoche-cer".

"No, no, debo ir ahora. No perdamos tiempo".Varsaneya Ji trajo un tonga, Baba se sentó en él junto con Varsaneya Ji y

Madana Mohana. Cuando Varsaneya Ji tocó a Baba para ayudarlo a entrar al tonga, sintió que una corriente le corría por todo el cuerpo. El cuerpo de Baba aún es-taba cargado con la corriente divina que lo había golpeado y hecho caer incons-ciente el día de Ekadasi. A las 2.30 p.m. el tonga llegó al guru-asrama de Baba. En dicho guru-asrama el Hari-kirtana se celebraba continuamente desde hacía treinta añoa. Baba dijo, "Llévenme al sitio del kirtana". Fue a sentarse allí y permaneció sentado en meditación por una media hora. En cuanto comenzó el Nr-sinha Caturdasi, el gritó, "¡Jaya Nitai! ¡Jaya Radhey!" y dejó el cuerpo para reunirse con su Gurudeva y Parama-Gurudeva en el Vrndavana trascendental, y para desempeñar su rol en el lila divino de Radha-Krsna bajo su guía.

Todos creían que Baba había ido a Vrndavana y que regresaría a Maghera al cabo de unos días, como ya había hecho antes, mas esta vez había sido llamado al Vrndavana trascendental, del cual nadie regresa. Si pareció que había ido al Vrndavana material, se debía a que lo que parecía ser el Vrndavana material, era en sí el Vrndavana trascendental. Parecía material a las personas de visión distorsionada. Para alguien como Baba, cuyos ojos espirituales se habían abier-to, era el mismo Vrndavana trascendental, donde el Krsna-lila ocurre eternamen-te, donde no solo los gopas y gopis, sino también los pájaros y animales, árbo-les y enredaderas e incluso la hierba y el polvo están hechos de sat (existen-cia), cit (inteligencia) y ananda (bienaventuranza) eternamente ocupados en el servicio de Krsna; donde todo está en armonía con la flauta de Krsna, donde has-ta el tiempo se detiene o avanza, y el espacio se contrae o expande como los pé-talos de un loto, de acuerdo a la dulce voluntad de Krsna. Era el mismo Vrnda-vana, que superaba en belleza a todos los demás lokas, incluyendo a Vaikuntha y

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a Goloka y el mismo Vrndavana que señalara Sri Prabodhananda Sarasvatipada, al decir:

"¡Oh! mi Vrndavana,ubicado por sobre todo otro dhama!Brilla cercano cual una gran lunaen toda su belleza resplandeciente".

Vrndavana Mahimamrta 4.83

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CAPITULO XXXV

Sri Radharamana Dasa Baba Ji

Vivir y morir en Vrndavana se considera el camino más breve hacia la vida eterna de servicio amoroso a Radha-Krsna en el Vrndavana trascendental. El Sa-natkumara Samhita expresa:

"El hombre que sólo se rinde a Vrndavana, esto es, que vive allí con fé y devoción hasta el fin, no tiene que hacer nada más para llegar a la meta más elevada. Vrndavana, en virtud de su propia naturaleza (como manifestación de la potencia interna de Bhagavan, consistente en sat, cit y ananda) le concede para-ma-pada, esto es, un lugar en la región trascendental más elevada (que es el propio Vrndavana trascendental), sin considerar su mérito o falta del mismo". (Sanatkumara Samhita, 32.5).

Mas dado que la adhisvari (emperatriz) de Vrndavana es Radharani, nadie puede morir aquí si no tiene Sus bendiciones. Se ha observado que algunas per-sonas que vivieron en Vrndavana toda su vida, fueron echadas de allí al final, porque no tenían Sus bendiciones; mientras que otras, que vivieron fuera de Vrn-davana toda su vida, vinieron aquí y murieron aquí, porque tenían Sus bendicio-nes.

Sri Radharamana Dasa Baba Ji fue una de esas personas excepcionalmente afortunadas, que fuera llamado a Vrndavana por la Propia Radharani, el mismo día en que estaba destinado a dejar su cuerpo, para que lo abandonara en Vrndavana.

Sri Radharamana nació el 14 de Abril de 1932, en Mulati, una villa en 24 Parangana de Bengala Occidental, en una respetable familia Brahmana. Su padre, Sri Vinaya Krsna era terrateniente y un famoso miembro de la Suprema Corte de Calcuta. Su madre, Lalita Devi era una dama muy religiosa. Ella era una discí-pula de Sri Rama Dasa Baba Ji Maharaja, el renombrado santo siddha de Pathaba-ni, Calcuta. Ella hizo que Radharamana Dasa también se iniciara con Rama Dasa Baba Ji Maharaja, cuando aún era joven.

Tras la iniciación, se observó un cambio súbito en él. Solía retirarse a un lugar solitario a meditar por horas. Sus ojos siempre nadaban en lágrimas. En ese estado, completó de alguna manera su educación y aprobó el examen M.A. en la Universidad de Calcuta. Cuando sus padres iniciaron las tratativas para su casamiento, se encontró en una encrucijada. Renunció al mundo y se fue a Vrnda-vana.

En Vrndavana tomó sannyasa-diksa de Sri Madhava Dasa Baba Ji; luego fue a la villa de Maghera, donde vivía su hermano espiritual mayor Sri Ramakrsna Dasa Baba. Estudió bajo su guía el Srimad-Bhagavatam, el Sri Caitanya-caritamrta, el Sri Caitanya Bhagavata y otras Escrituras.

Seguidamente, vivió en Vihara-vana, cerca de la villa de Rala practicando el sadhana. Su absorción en el bhajana era tan profunda que a veces ni siquiera salía por el madhukari. Solo salía una o dos veces a la semana, y colectaba la suficiente cantidad de rotis para que le durara una cierta cantidad de días. Cuando los rotis se secaban, los remojaba en agua y los comía. Como consecuen-cia, generó una úlcera gástrica. El dolor agudo en el estómago le dificultaba mucho el bhajana y debió ir a Calcuta para tratarse. Lo admitieron en un hospi-tal. Su hermano menor Sacidulala y su sobrina Kumari Nandini lo atendían, pero su estado empeoraba día a día. Un día, a la noche, el dolor del estómago se tor-nó súbitamente muy severo. Se llamó a los médicos, y él oyó que uno de ellos le comentaba a otro, "Quizás hoy vomite sangre y muera".

El no temía a la muerte, su ansiedad giraba alrededor de que podía morir fuera de Vrndavana, en un hospital de Calcuta. En su angustia, oró a Radharani, "¡Oh, Svamini (la señora de mi corazón)! ¿Porqué me sacaste de Vrndavana, para que muera aquí como un perro? Debo haber cometido alguna ofensa. Quizás en lugar de hacer bhajana me he engañado a mí mismo y a los demás, aparentando estar ab-sorto en el bhajana. Si así lo hice, al menos concédeme el don de poder morir en

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Vrndavana. Tú consideraste que yo ni siquiera merecía morir en Vrndavana, ¡Sva-mini! ¿Acaso aún sin merecerlo, no soy igualmente tuyo? Incluso si he simulado, ¿simulé otra cosa que no fuera ser Tu sirviente? Tú eres por naturaleza tan mi-sericordiosa que incluso si alguien toma Tu nombre por error, Tú le concedes darsana. No sé porqué eres tan indiferente para conmigo. Yo no pido darsana porque sé que no lo merezco, yo solo pido morir en Vrndavana. ¡Ten misericordia de mí, Svamini, ten misericordia de mí!" -Así diciendo, clamó en voz alta, pro-fundamente afligido y se desmayó. Su clamor no fue en vano. Conmovió el corazón de Radharani. Ella vino corriendo junto con Krsna y le dio darsana en su estado inconsciente. Con una sonrisa en Su rostro, Ella le mostró Su mano derecha, como bendiciéndole para que muriera en Vrndavana, mientras que Krsna movió gentilmen-te Su mano de loto por su estómago y preguntó con voz tierna, "¿Dónde te duele, Baba?" ¿Cómo podía Baba explicar donde le dolía y a quién? Pues el dolor tanto como la Persona que había preguntado por él, habían desaparecido y Radha tam-bién.

A la mañana siguiente, los doctores se sorprendieron al ver que el pacien-te que tan solo 18 horas antes se quejaba de un dolor insoportable e irremedia-ble, que debía haber muerto hacia la mañana, estaba sentado pidiendo comida.

Baba regresó a Vraja a vivir nuevamente en el Vihara-vana. Recuperó su salud. El dolor de su estómago despareció, mas había desarrollado otra clase de sufrimiento, para el cual ningún doctor tenía tratamiento. Sentía un severo do-lor de separación de Radha-Krsna. Ya anteriormente lo había experimentado, pero nunca tan severo, constante e insoportable. Ello era natural, pues desde que Radha-Krsna había respondido a su plegaria, bendiciéndolo, no solo con Su darsa-na sino también con su simpática sonrisa y afecto, el había desarrollado una nueva convicción, una convicción en el sentido de que Ellos eran de su propie-dad, más que ninguna otra persona. ¿Cómo podía soportar el pensamiento que Ellos, que eran más suyos que nadie más, estuvieran tan alejados de él, más que ninguna otra persona? El pensamiento le afligía tanto, que a menudo quedaba in-consciente.

Tras un tiempo se fue a Jatipura a vivir en una cueva llamada la cueva de Raghava Pandita, un asociado íntimo de Sri Caitanya Mahaprabhu, aunque su viraha (dolor en separación) prosiguió en aumento. A veces quedaba inconsciente en el viraha por horas. También aumentó su indiferencia por los demás. Vivía solo a base de crema de leche y hojas del árbol Nima. Como consecuencia, se debilitó demasiado. Sus discípulos, particularmente Sri Baladeva Rama Gupta de Jaipur y Sri Siva Carana Varsaneya de Rala, se preocuparon por su estado de salud. A in-sistencia suya, fue a Jaipur a los fines de que Baladeva Rama Ji lo cuidara con propiedad. Empero, su viraha no le daba descanso.

En ese estado, su alma hubiera partido de su cuerpo mucho tiempo atrás, de no ser por la ocasional aparición de Radha o Krsna delante suyo, en una u otra forma. Una vez, mientras vivía en la cueva de Raghava Pandita, vio a Radharani junto a Sus sakhis recogiendo flores de un jardín y sonriéndole, como reasegu-rándole que continuaba contando con Sus bendiciones.

En una ocasión, cuando regresaba con Baladeva Rama de una villa a Jaipur, después de la puesta de sol, se perdieron en medio de la oscuridad y entraron a una selva. Trataban de salir de ella cuando aparecieron algunos jovencitos. Uno de ellos, sumamente atractivo, le dijo a Baba, "Irás a Jaipur. Ven, te mostraré el camino". Así diciendo, tomó a Baba de la mano. Apenas si había dado uno o dos pasos, cuando súbitamente la escena cambió para Baba. Ya no había más selva ni indiecitos, y Baba y Baladeva Rama Ji se encontraron parados cerca de la esta-ción de Jaipur.

De todos modos, aunque estas experiencias le llegaban a Baba como oasis en el desierto y le concedían un alivio temporal, no eran suficientes para saciar su sed por el darsana. La misma continuó aumentando hasta que llegó a su lími-te. El 26 de Noviembre de 1987, cuando aún se hallaba en Jaipur, tuvo una vi-sión y un mensaje de Radharani. Llamó a Baladeva Rama y le dijo, "Radharani me ha llamado a Vrndavana. Llévame allí". Al día siguiente, Baladeva Rama partió

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con Baba en automóvil hacia Vrndavana. En el camino, Baba se reunió con algunos de sus discípulos y devotos y les dijo al partir, "Me despido de ustedes. ¡Que Radharani los bendiga!".

Baba lo decía de un modo que indicaba que se iba para siempre, lo cual perturbó a Baladeva Rama, quien pensó: "¿Realmente Baba nos deja para siempre? ¿Acaso el llamado de Radharani es un llamado al Vrndavana eterno?". Pero el pen-samiento era demasiado para él. Lo desechó, considerando que Baba iría a vivir a Vrndavana por el resto de su vida y no regresaría a reunirse con sus discípulos y devotos de Jaipur nuevamente.

Baba llegó a Vrndavana al anochecer. Propuso quedarse por cierto tiempo con su devoto Sri Atmarama Ji, quien vivía en Jnyanagudani, de modo que Baladeva Rama lo llevó allí. Tras cierto tiempo, fue con Baladeva Rama a Loi Bazara. Com-pró dos cuadros de Gaura-Nitai y de Radha-Krsna. Luego le dijo a Baladeva Rama, "Tú vuelve a la casa de Atmarama. Yo volveré tras reunirme con Murari Lal". Mu-rari Lal era otro devoto de Baba. Baladeva Rama llegó a la casa de Atmarama, pero Baba no llegó allí hasta muy entrada la noche. Baladeva Rama y Atmarama Ji fueron a la casa de Murari Lal para preguntar por él. Se les informó que Baba no había ido allí en absoluto. Por dos días Baladeva Rama, Atmarama y Murari Lal buscaron en cada rincón de Vrndavana, pero no pudieron encontrar a Baba. Al ca-bo de dos días, leyeron en el periódico Ujala de Amara, que se había hallado el cuerpo muerto de un mahatma en la caverna subterránea al Ranga Mahala de Radha-rani, en Nidhivana. (1). Un escalofrío les recorrió el cuerpo. Corrieron hacia el lugar y para su sorpresa y desmayo descubrieron que era el cuerpo de Radhara-mana Dasa Baba Ji.

Dado que la muerte de Baba había sucedido en circunstancias misteriosas, la policía llevó su cuerpo a Mathura para hacerle una autopsia. La misma no re-veló nada culposo. Era evidente que Baba se había ido al Vrndavana trascenden-tal, ante el llamado de Radharani, Quien lo había aceptado en su siddha mañjari deha como Su sakhi en Su Ranga Mahala o nitya-nikuñja en el Nidhi-vana trascen-dental.

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GLOSARIO

Acarya: Preceptor

Aisvarya: Autoridad y grandeza

Bhagavan: Dios

Bhajana: Práctica Religiosa para la obtención de un fin religioso

Bhava: Emoción religiosa

Bhiksa: Donaciones, limosnear

Bhoga: Comida ofrecida a la Deidad

Caranamrta: El agua en la cual se lava el pie de la Deidad

Daksina: Presente dado al guru por el siksa concedido por él, o al sacerdote por una celebración religiosa

Dandavat: Reverencia

Darsana: Visión, referido especialmente al sentido de ver a la deidad o a un mahatma

Dharma: Religiosidad

Diksa: Acto de dar o recibir un mantra

Grhastha: Jefe de familia

Jiva: Alma

Jñana: Conocimiento

Kamandalu: Cántaro de agua de arcilla o madera usado por los ascetas

Kanthi: Guirnalda de cuentas de tulasi usada por los Vaisnavas alrededor del cuello

Karma: Acción

Katha: Discusión, charlas.

Kirtaniya: Quien es idóneo para celebrar el kirtana

Lila: Pasatiempo. (Especialmente usado para los pasatiempos del Se-ñor)

Madhukari: Forma de mendicidad, especialmente prevaleciente en Vraja. El santo mendiga trozos de pan en varias casas, como la abeja que reúne la miel de varias flores. El se rehúsa a aceptar toda la comida de una casa en particular.

Madhurya: Dulzura.

Maha-bhagavata: Un santo siddha

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Mahanta: Principal de un asrama

Mahatma: Un santo

Mrdanga: Tambor de forma oval, usado generalmente en el sankirtana

Murti: Idolo

Parampara: Sucesión discipular

Patha: La lectura de un libro o purana

Prasada: Comida ofrecida a la deidad

Prema: Amor

Pujari: Sacerdote

Raganuga-bhakti: El raganuga-bhakti es espontáneo, a diferencia del vaidhi o adoración ritual, la cual es mecánica. El primero nace del Raga o apego continuo por el Señor, el último, es controlado por las reglas y re-gulaciones señaladas en las Escrituras.

Rajoguna: Principio de actividad material

Rasa: Danza circular de las gopis con Krsna

Roti: Torta de harina horneada, casera

Sadhaka: Quien practica una disciplina religiosa para la realización del Señor

Sadhana: Práctica o disciplina religiosa para el alcance de un objetivo religioso

Sadhu: Santo

Sakhi: Amiga

Samadhi: Estado de meditación profunda sin conciencia externa

Samadhistha: En el estado de samadhi

Sampradaya: Secta

Samskara: Efecto de acciones en el presente o vida previa en la mente

Sati: Inmolación en el fuego de una esposa casta, en la pira funeraria de su esposo

Satsanga: Asociación de personas santas

Sattvika-bhavas: Señales externas de emoción interna concomitantes al Krsna-prema. Las mismas son: Stambha (estupor); Sveda (transpiración); Ro-mañca escalofríos corporales); Svara-bhanga: (voz entrecortada); Vepathu (temblor); Vaivarnya (cambio de color); Asru (lágrimas) y Pralaya (pérdida de la conciencia). Jiva Gosvami expresa que Pralaya causa el cese de la

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acción exterior, pero no del sentimiento interior por Krsna.(Priti-samdar-bha, p.730)

Seva: Servicio

Siddha: Alguien familiarizado con el bhajana

Tantrika: Un seguidor de los tantras o libros sagrados que prescriben un código de ceremonias religiosas, en particular para la adoración de Siva y Durga.

Thala: Plato chato de metal

Tyagi: Uno que ha renunciado al mundo

Utsava: Celebración

Vrajavasi: Persona nacida en Vraja, o residente de Vraja

REFERENCIAS

CAPITULO I1. Quien practica una disciplina religiosa para el alcance de un fin religioso.2. Práctica de una disciplina religiosa para la realización del Señor3. Un presente dado al guru por el siksa brindado por él.4. Srngara significa decoración, vata significa árbol baniano. Srngaravata im-plica que debajo de un árbol baniano, Krsna en una ocasión decoró a Radharani.5. Una comida deliciosa preparada con harina de maíz y legumbres.

CAPITULO II

1. Visión

CAPITULO III

1. Repetir un mantra y contar las repeticiones en silencio, en cuentas.2. Una forma de mendicidad, especialmente prevaleciente en Vraja. El santo men-diga trozos de pan en varias casas, como la abeja que colecta la miel en diver-sas flores. El se rehúsa a aceptar toda la comida de una casa en particular.3. Sufrimiento por la separación de Krsna.4. Kanhaiya y Baladau son abreviaturas de los nombres de Krsna y Balarama. Son asimismo nombres muy comunes en Vraja.5. Un pote de arcilla con un asa, usado generalmente por los santos de Vraja.6. En el madhura-rasa, el sadhaka desarrolla el concepto de una gopi y se consi-dera como la amada de Krsna o una compañera de Radha7. Ropa suelta femenina, que cuelga de la cintura para abajo.8. Ropa usada por las mujeres desde la cabeza hasta la cintura.9. Una blusa

CAPITULO IV

1. Análisis del verdadero mensaje de los sastras.2. Mundo conquistado en sastrartha3. Incineración de una esposa casta en la pira funeraria de su esposo4. Norma o principio de la actividad material5. Término cariñoso en relación a una niña6. Ver Glosario7. Gramática Sánscrita compilada por Sri Jiva Gosvami

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8. Lila perteneciente a las ocho partes del día, cada parte consistente en tres horas de duración9. mane nija siddha deha kariya bhavana ratri dine kare vraje krsnera sevana10. Sri Visvanatha Cakravarti interpreta el texto para significar que Bhagavan imparte al devoto un cuerpo trascendental, exactamente como el que él se imagina poseer y el cual es esencial para el modo particular de bhakti practicado por él, porque El está comprometido a hacerlo así debido a que siempre es sub-sir-viente de Su devoto.11. Todo efecto del lila divino en el cuerpo trascendental que aparece en el cuerpo físico, es considerado como una señal de siddhi o realización en el bha-jana12. Una sakhi, que en su servicio amoroso se halla inclinada hacia Radha más que hacia Krsna. Su bhava es más puro que el de otras sakhis. En mérito a la pureza de su bhava, ella está asignada al servicio de Radha-Krsna, incluso en Su lila esotérico.13. Recipiente de arcilla con un asa.14. Collar de campanillas que producen un dulce sonido tintineante15. Ornamento colgante usado alrededor de los tobillos.

CAPITULO VII

1. Un lago en una villa del mismo nombre, cerca de Govardhana.2. Un lago de Govardhana.3. Flujo espontáneo emergente del Raga o apego por el Señor

CAPITULO VIII

1. Agua en la cual el pie de la deidad, guru o un brahmana es lavado2. Tres marcas horizontales curvas hechas en la frente por los adoradores de Si-va o Kali3. (Gaudiya Vaisnava Jivana, vol. II, P. 154)

CAPITULO IX

1. Una clase de torta2. Tambor de forma oval, generalmente usado en el sankirtana3. Repetición constante de un mantra por un período específico, bajo reglas y regulaciones específicas, con el objeto de alcanzar un fin en particular.4. Torta de harina casera.5. Estera, alfombra o algo donde sentarse.6. Recipiente de arcilla para el agua

CAPITULO X

1. Un hall enfrente de un templo2. Un seguidor de libros tántricos que prescriben un código de ceremonias reli-giosas, particularmente para la adoración de Siva y Durga3. Mahasya significa persona respetable o mahatma4. Naubata Khana es un lugar por sobre la entrada de un templo o palacio, reser-vado para los músicos que tocan el tambor y ejecutan el sahanai (instrumento mu-sical semejante a la flauta). El naubata-khana usualmente está invadido de palo-mas que viven allí felizmente y continuamente, sin preocuparse en lo más mínimo por el sonido del tambor.5. La aceptación de dádivas o daksina por el Bhagavata-patha, se considera ofen-sivo. Asimismo, se supone que los vaisnavas no deben aceptar dádivas de un rey o reina o ningún otro visayi, (persona de mentalidad materialista).

CAPITULO XI

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1. Un estanque nombrado después de Baladeva.2. Balarama o Baladeva3. El guru de su guru.

CAPITULO XII

1. Pipa de fumar con un largo tubo flexible, cuyo humo es lanzado a través del agua en un recipiente al cual la pipa y bowl están adosados.2. Amplia extensión de terreno que comprende muchas villas.3. Ritual celebrado generalmente en el momento de la instalación, para animar a la imagen.4. Narcótico indio5. Efectos de acciones pasadas en la mente6. Pequeño trozo de tela usado sobre las zonas íntimas7. Tela remendada8. Par de címbalos9. Regalo dado a un rajá o terrateniente

CAPITULO XIII

1. Nombre de la imagen de Sri Krsna en un templo de Vrndavana

CAPITULO XIV

1. Alimento líquido elaborado con arroz, leche y azúcar.2. La parte terminal de un sari que cuelga sobre el hombro de la mujer3. Dulce delicioso preparado con azúcar y leche condensada4. Gaudiya Vaisnava Jivana, parte III, segunda edición, p.169

CAPITULO XV

1. Término cariñoso en relación a un jovencito.

CAPITULO XVII

1. El Raganuga-bhajana fluye espontáneamente del raga o amor en el corazón del devoto por Radha-Krsna, sin atender a las reglas y regulaciones del bhakti ri-tual, consistente principalmente en la meditación en el lila divino.2. Piedra negra redondeada hallada en el río Gandaki y adorada por los Hindúes como una forma de Visnu.3. Torta elaborada con harina de maíz, melazas y ghi4. Daha significa sitio profundo en un río. CAPITULO XVIII

1. Un mantra especial relativo a Narayana1. El que Srimad Bhakti Siddhanta Sarasvati lo tuviera en alta estima, es tam-bién evidenciado por el hecho de que en el Vrajamandala parikrama organizado por él en 1932, en el cual participó también el autor, él le aconsejó a los partici-pantes ir a tomar su darsana2. Pequeño trozo de tela usado para cubrir las zonas íntimas.3. Tela de lino4. Recipiente de arcilla5. Recipiente de piedra en forma de bote6. Trozo de piedra largo y redondeado para moler las medicinas en el kharala-.7. Un vegetal8. Celebración en la cual el ayuno es una parte esencial.

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CAPITULO XIX

1. Sri Navadvipa Dasa: Amara Gurudeva, p.13

CAPITULO XX

1. Tortas elaboradas con harina de maíz y melazas, y fritas en ghi.2. Tortas elaboradas con vegetales y harina, fritas en ghi.3. Una clase de torta elaborada con harina y frita en ghi4. Comida elaborada con arroz, leche y azúcar.

CAPITULO XXI

1. Gaudiya Vaisnava Jivana, parte II, p.126

CAPITULO XXII

1. Conversaciones sobre Krsna.2. Cántaro de agua de tierra o madera usado por los ascetas.

CAPITULO XXIII

1. Los nueve días de la Durga-puja.2. Polvillo rojo empleado para restregar en los rostros de las personas, en oca-sión del festival de Holi3. Guirnalda de cuentas de tulasi, usada por los vaisnavas alrededor del cuello.4. Mañjari: es una sakhi, una gopi del Vrndavana espiritual, consagrada primor-dialmente a Radha, y secundariamente a Krsna, como Aquel que es el amado de Radha.

CAPITULO XXIV

1. Un lienzo amarillo usado como atuendo superior por Krsna.

CAPITULO XXV

1. En 1931, el hijo de Asvani Kumar, Gaura Babu construyó un hermoso templo para Gopijanavallabha, en Gopinatha Bagha en Vrndavana, donde se lo adora actualmen-te.2. Tipo especial de representación dramática del lila de Sri Krsna, prevalecien-te en Vraja.3. Lectura completa del Srimad-Bhagavatam en siete días.4. Conforme a la costumbre prevaleciente entre los Gaudiya Vaisnavas, el deceso de un mahatma es celebrado de esta forma, pues se supone que ha alcanzado el Fin, el cual es el servicio amoroso de Radha-Krsna en el Vrndavana Trascendental.5. Un enrollado de hojas de betel, con pizcas de nuez de betel, lima y catechu a ser masticado.

CAPITULO XXVI

1. El área que rodea el templo de Madanamohana.

CAPITULO XXVII

1. Pequeño trozo de tela usado sobre las zonas íntimas.

CAPITULO XXVIII

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1. Agua tocada por los pies ya sea del Guru o la imagen del Señor. En este ca-so, el agua tocada por los pies de Ma cada vez.

CAPITULO XXIX

1. Libro que describe las actividades diarias de Krsna, como se realizan duran-te las ocho divisiones del día, cada parte consistente en tres horas. En cada parte del día, el devoto medita en el lila correspondiente a esa división en particular.

CAPITULO XXX

1. Los objetos de los sentidos, que indefectiblemente se convierten en polvo.

CAPITULO XXXI

1. Danza circular de las gopis con Krsna.2. Sitial real.3. Sitio en Vrndavana donde Uddhava trató de dar jñana a las gopis.

CAPITULO XXXII

1. El idioma de Vraja.

CAPITULO XXXIII

1. Ver la biografía de Narayana Bhatta Gosvami en el "Vraja-ke-Rasikacarya" del autor, publicado por Sri Krsna-Janmasthama, Mathura.2. El sitial de un Acarya o principal religioso.3. Lanile Sarakara era la Deidad de Balagopala, presentada a Narayana Bhatta Gosvami por Sri Krsna Mismo. Lanile Gopala, al igual que la Deidad Gokulananda de Lokanatha Gosvami, ayudó a Narayana Bhatta Gosvami en el descubrimiento de los lila-sthalis de Vraja.4. Apertura localizada supuestamente en el centro de la cabeza.

CAPITULO XXXV

1. Sitio cerca del templo de Radharamana en Vrndavana, que abunda en árboles de ramas bajas, supuestamente relacionado con los pasatiempos amorosos de Radha y Krsna.

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