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SANTA TERESITA RADIO MISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO NOVENA A SANTA MÓNICA

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SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

NOVENA A SANTA MÓNICA

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

PRIMER DÍA

Señal de la Cruz...

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas,

que por las piadosas lágrimas de Tu sierva Mónica te dignaste convertir enteramente a Ti

el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspiraste

que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre

y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, concede, misericordioso,

a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad

el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud

y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación

y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Ti

y desea verte desenojado para siempre. Amén.

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer

admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que

supiste hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de tus gemidos,

escuchara tus plegarias y te concediera el fin de todos tus deseos! A tus plantas venimos hoy, las que

sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicarte que nos alcances el espíritu de

oración que tu tuviste y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con

humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la

santa vida que tu viviste en la tierra, y merezcamos la gloria que tú gozas ahora en el cielo, en

compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos

pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

Meditamos hoy... La Modestia

Señor, Dios omnipotente, que te complaciste en adornar a tu escogida sierva Santa Mónica, desde su

tierna infancia, con los dones amables de la modestia, de la castidad y del pudor; por lo que ella te

agradó con estas preciosísimas virtudes, concédeme la gracia de amarlas y practicarlas como ella, para

que como ella te sirva y te agrade, mi Dios y mi Señor, en medio de la vanidad y corrupción de este

siglo, y así merezca conseguir los premios que tienes reservados para tus escogidos en la eterna

bienaventuranza. Amén.

Pedimos la gracia que se desee conseguir en la Novena por la intercesión

de la bienaventurada Santa Mónica.

Padre Nuestro... Ave María... Gloria...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y

dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como

el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana!

Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni

dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas,

e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y

trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el

fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas

de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del

Señor por los siglos de los siglos. Amén.

Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste

misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su

hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de ambos que lloremos nuestros pecados y encontremos la

indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señal de la Cruz...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

SEGUNDO DÍA

Señal de la Cruz...

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas,

que por las piadosas lágrimas de Tu sierva Mónica te dignaste convertir enteramente a Ti

el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspiraste

que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre

y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, concede, misericordioso,

a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad

el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud

y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación

y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Ti

y desea verte desenojado para siempre. Amén.

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer

admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que

supiste hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de tus gemidos,

escuchara tus plegarias y te concediera el fin de todos tus deseos! A tus plantas venimos hoy, las que

sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicarte que nos alcances el espíritu de

oración que tu tuviste y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con

humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la

santa vida que tu viviste en la tierra, y merezcamos la gloria que tú gozas ahora en el cielo, en

compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos

pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

Meditamos hoy... La Devoción

¡Oh Dios de infinita gloria y majestad, que inefablemente te complacías en los sentimientos de piedad

y devoción con que te amaba y servía tu fidelísima sierva Santa Mónica, cuando con tanto gusto

prefería las delicias secretas de la oración y del recogimiento a las tiernas caricias de sus deudos y a

todos los halagos seductores del siglo y de la carne! Concédeme, por la intercesión de aquella tu sierva

devotísima, la gracia de que yo te ame y te sirva sin pecado hasta la muerte, y que prefiera siempre la

dicha de agradarte a todas las vanidades y deleites de la tierra, y así merezca disfrutar un día las

eternas y purísimas delicias de la gloria. Amén.

Pedimos la gracia que se desee conseguir en la Novena por la intercesión

de la bienaventurada Santa Mónica.

Padre Nuestro... Ave María... Gloria...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y

dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como

el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana!

Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni

dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas,

e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y

trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el

fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas

de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del

Señor por los siglos de los siglos. Amén.

Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste

misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su

hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de ambos que lloremos nuestros pecados y encontremos la

indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señal de la Cruz...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

TERCER DÍA

Señal de la Cruz...

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas,

que por las piadosas lágrimas de Tu sierva Mónica te dignaste convertir enteramente a Ti

el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspiraste

que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre

y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, concede, misericordioso,

a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad

el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud

y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación

y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Ti

y desea verte desenojado para siempre. Amén.

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer

admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que

supiste hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de tus gemidos,

escuchara tus plegarias y te concediera el fin de todos tus deseos! A tus plantas venimos hoy, las que

sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicarte que nos alcances el espíritu de

oración que tu tuviste y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con

humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la

santa vida que tu viviste en la tierra, y merezcamos la gloria que tú gozas ahora en el cielo, en

compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos

pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

Meditamos hoy... El Celo

¡Oh Dios infinitamente amable y adorable, que de tal modo infundiste en el corazón de tu amantísima

sierva Santa Mónica el celo de tu gloria y de la salud de las almas, que, siendo esposa atribulada y

afligida, supo beber en silencio el cáliz de sus tribulaciones, y con sus santísimos ejemplos y

prudentísimos consejos supo edificar y consolar a muchas madres y esposas! Por lo que te agradó con

su heroica paciencia, concédeme que sepa yo igualmente sufrir en silencio mis trabajos y edificar con

mis palabras y ejemplos a mis prójimos, a fin de que en todo de corazón te sirva, y de todas las cosas

que me aproveche para mi santificación, y gloria tuya, conforme a los designios de tu adorable

voluntad. Amén.

Pedimos la gracia que se desee conseguir en la Novena por la intercesión

de la bienaventurada Santa Mónica.

Padre Nuestro... Ave María... Gloria...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y

dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como

el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana!

Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni

dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas,

e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y

trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el

fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas

de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del

Señor por los siglos de los siglos. Amén.

Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste

misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su

hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de ambos que lloremos nuestros pecados y encontremos la

indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señal de la Cruz...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

CUARTO DÍA

Señal de la Cruz...

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas,

que por las piadosas lágrimas de Tu sierva Mónica te dignaste convertir enteramente a Ti

el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspiraste

que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre

y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, concede, misericordioso,

a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad

el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud

y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación

y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Ti

y desea verte desenojado para siempre. Amén.

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer

admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que

supiste hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de tus gemidos,

escuchara tus plegarias y te concediera el fin de todos tus deseos! A tus plantas venimos hoy, las que

sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicarte que nos alcances el espíritu de

oración que tu tuviste y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con

humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la

santa vida que tu viviste en la tierra, y merezcamos la gloria que tú gozas ahora en el cielo, en

compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos

pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

Meditamos hoy... La Oración

¡Oh Dios clementísimo y misericordiosísimo que en el corazón maternal de Santa Mónica te dignaste

infundir el espíritu de la humildad y la oración para que en constante súplica rogara en tu presencia por

la salvación de su esposo y la conversión de su querido hijo Agustín! Por lo mucho que ella te agradó

con su oración y sus lágrimas, concédeme aquel mismo espíritu de humildad y oración que ella tuvo,

para que sepa yo rogar ante tu divino acatamiento por las grandes necesidades de mi alma y de todos

los que me están por Ti encomendados, y de Ti merezca alcanzar para mi y para ellos, primero, tu

gracia, y después, la gloria. Amén.

Pedimos la gracia que se desee conseguir en la Novena por la intercesión

de la bienaventurada Santa Mónica.

Padre Nuestro... Ave María... Gloria...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y

dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como

el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana!

Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni

dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas,

e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y

trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el

fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas

de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del

Señor por los siglos de los siglos. Amén.

Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste

misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su

hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de ambos que lloremos nuestros pecados y encontremos la

indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señal de la Cruz...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

QUINTO DÍA

Señal de la Cruz...

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas,

que por las piadosas lágrimas de Tu sierva Mónica te dignaste convertir enteramente a Ti

el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspiraste

que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre

y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, concede, misericordioso,

a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad

el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud

y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación

y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Ti

y desea verte desenojado para siempre. Amén.

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer

admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que

supiste hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de tus gemidos,

escuchara tus plegarias y te concediera el fin de todos tus deseos! A tus plantas venimos hoy, las que

sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicarte que nos alcances el espíritu de

oración que tu tuviste y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con

humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la

santa vida que tu viviste en la tierra, y merezcamos la gloria que tú gozas ahora en el cielo, en

compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos

pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

Meditamos hoy... La Fe

¡Oh Dios omnipotente y en las promesas fidelísimo, que te dignaste inspirar a tu sierva Santa Mónica

una fe tan grande acerca de la conversión de su hijo Agustín, que, en los días de su tribulación,

aseguraba a su propio hijo que él había de venir adonde ella estaba, e hiciste que se cumpliese la

profecía de un santo Obispo que al ver la fe y las lágrimas de Mónica dijo: " Es imposible que hijo de

tantas lágrimas perezca!". Por lo mucho que te agradó la fe de aquella santa madre, concedeme que

tenga yo tanta en tu poder y misericordia que alcance lo que te pido en esta Novena, y por ello te

glorifique mi alma por los siglos de los siglos. Amén.

Pedimos la gracia que se desee conseguir en la Novena por la intercesión

de la bienaventurada Santa Mónica.

Padre Nuestro... Ave María... Gloria...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y

dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como

el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana!

Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni

dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas,

e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y

trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el

fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas

de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del

Señor por los siglos de los siglos. Amén.

Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste

misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su

hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de ambos que lloremos nuestros pecados y encontremos la

indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señal de la Cruz...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

SEXTO DÍA

Señal de la Cruz...

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas,

que por las piadosas lágrimas de Tu sierva Mónica te dignaste convertir enteramente a Ti

el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspiraste

que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre

y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, concede, misericordioso,

a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad

el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud

y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación

y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Ti

y desea verte desenojado para siempre. Amén.

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer

admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que

supiste hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de tus gemidos,

escuchara tus plegarias y te concediera el fin de todos tus deseos! A tus plantas venimos hoy, las que

sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicarte que nos alcances el espíritu de

oración que tu tuviste y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con

humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la

santa vida que tu viviste en la tierra, y merezcamos la gloria que tú gozas ahora en el cielo, en

compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos

pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

Meditamos hoy... La Esperanza

¡Oh Dios omnipotente y Padre de toda consolación, que te dignaste alentar tanta esperanza en el

corazón de tu sierva Santa Mónica, que en los días más amargos de su tribulación, cuando su hijo más

se alejaba de Ti, nunca dejó de esperar con grande confianza el cumplimiento de sus deseos y la

consecución de tu misericordias! Concédeme por su intercesión y méritos aquella firme esperanza que

ella tuvo, para que jamás desfallezca yo en mi oración y merezca conseguir lo que te pido para

consuelo de mi alma y gloria tuya. Amén.

Pedimos la gracia que se desee conseguir en la Novena por la intercesión

de la bienaventurada Santa Mónica.

Padre Nuestro... Ave María... Gloria...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y

dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como

el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana!

Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni

dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas,

e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y

trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el

fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas

de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del

Señor por los siglos de los siglos. Amén.

Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste

misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su

hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de ambos que lloremos nuestros pecados y encontremos la

indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señal de la Cruz...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

SÉPTIMO DÍA

Señal de la Cruz...

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas,

que por las piadosas lágrimas de Tu sierva Mónica te dignaste convertir enteramente a Ti

el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspiraste

que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre

y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, concede, misericordioso,

a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad

el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud

y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación

y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Ti

y desea verte desenojado para siempre. Amén.

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer

admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que

supiste hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de tus gemidos,

escuchara tus plegarias y te concediera el fin de todos tus deseos! A tus plantas venimos hoy, las que

sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicarte que nos alcances el espíritu de

oración que tu tuviste y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con

humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la

santa vida que tu viviste en la tierra, y merezcamos la gloria que tú gozas ahora en el cielo, en

compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos

pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

Meditamos hoy... La Caridad

¡Oh Dios, infinitamente bueno y digno de ser amado, que de tal modo consolaste a tu sierva Santa

Mónica en las últimas horas de su vida, que, viendo a su lado al hijo de su alma, Agustín, convertido

totalmente a Ti y santificado por las aguas del Bautismo, exclamaba que ya nada le quedaba que hacer

en este mundo sino volar a Ti para amarte y poseerte para siempre! Por aquel tan grande amor con que

te amaba la madre de Agustín sobre la tierra, concédeme te ruego, ¡oh mi buen Dios!, que te ame yo

como ella, y que de tal modo viva desprendida de todas las cosas y lazos de este mundo, que nada

desee fuera de Ti, y así merezca poseerte y gozarte por los siglos de los siglos. Amén.

Pedimos la gracia que se desee conseguir en la Novena por la intercesión

de la bienaventurada Santa Mónica.

Padre Nuestro... Ave María... Gloria...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y

dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como

el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana!

Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni

dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas,

e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y

trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el

fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas

de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del

Señor por los siglos de los siglos. Amén.

Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste

misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su

hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de ambos que lloremos nuestros pecados y encontremos la

indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señal de la Cruz...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

OCTAVO DÍA

Señal de la Cruz...

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas,

que por las piadosas lágrimas de Tu sierva Mónica te dignaste convertir enteramente a Ti

el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspiraste

que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre

y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, concede, misericordioso,

a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad

el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud

y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación

y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Ti

y desea verte desenojado para siempre. Amén.

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer

admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que

supiste hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de tus gemidos,

escuchara tus plegarias y te concediera el fin de todos tus deseos! A tus plantas venimos hoy, las que

sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicarte que nos alcances el espíritu de

oración que tu tuviste y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con

humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la

santa vida que tu viviste en la tierra, y merezcamos la gloria que tú gozas ahora en el cielo, en

compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos

pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

Meditamos hoy... La Perseverancia

¡Oh Dios de los escogidos y predestinados, que te dignaste conceder a tu sierva Santa Mónica una

muerte tan dulce y tan dichosa en tierra extraña, que, sin cuidarse de las honras de su cuerpo, sólo

pensó en entregar a Ti el alma, y encargó a su hijo Agustín que dejando descansar su cuerpo en la

tierra dondequiera que ella falleciese, no se olvidara de rogar durante los días de su vida por el alma de

su madre ante el altar del Señor! Por la preciosa muerte de aquella santa madre, concédeme la dicha de

morir en Ti y para Ti, como verdadera hija de la Iglesia, de suerte que consiga entrar en Posesión de la

bienaventuranza, donde me vea rodeada de mi esposo, de mis hijos y de todos los seres queridos de

mi corazón, y juntamente con ellos alabe allí por siempre tus misericordias. Amén.

Pedimos la gracia que se desee conseguir en la Novena por la intercesión

de la bienaventurada Santa Mónica.

Padre Nuestro... Ave María... Gloria...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y

dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como

el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana!

Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni

dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas,

e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y

trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el

fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas

de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del

Señor por los siglos de los siglos. Amén.

Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste

misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su

hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de ambos que lloremos nuestros pecados y encontremos la

indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señal de la Cruz...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

NOVENO DÍA

Señal de la Cruz...

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas,

que por las piadosas lágrimas de Tu sierva Mónica te dignaste convertir enteramente a Ti

el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspiraste

que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre

y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, concede, misericordioso,

a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad

el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud

y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación

y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Ti

y desea verte desenojado para siempre. Amén.

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer

admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que

supiste hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de tus gemidos,

escuchara tus plegarias y te concediera el fin de todos tus deseos! A tus plantas venimos hoy, las que

sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicarte que nos alcances el espíritu de

oración que tu tuviste y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con

humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la

santa vida que tu viviste en la tierra, y merezcamos la gloria que tú gozas ahora en el cielo, en

compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos

pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

Meditamos hoy... La Intercesión de los Santos

¡Oh Dios, que siempre te complaces en la gloria de tus Santos y te muestras en ellos admirable, para

que sean venerados de la gente, y así, en el traslado de las santas reliquias de tu sierva Mónica, desde

el puerto de Ostia a la Ciudad Eterna, te dignaste honrarla con el júbilo de los pueblos que la

saludaban a su paso, con la devoción de tantas madres que salían a ofrecerle sus hijos y sus lágrimas,

y la acompañaste en aquel glorioso viaje con los prodigios de tu omnipotencia, haciendo, por su

mediación, grandes milagros! Por el suave aroma que exhalan en tu presencia los restos venerados de

aquella mujer santa y admirable, dignate despertarme de mi tibieza, resucitarme a tu gloria y

concederme cuánto te pido para mi salud eterna y la de todos aquellos que Tú has puesto bajo mi amor

y cuidado. Glorifica de este modo tu nombre. Amén.

Pedimos la gracia que se desee conseguir en la Novena por la intercesión

de la bienaventurada Santa Mónica.

Padre Nuestro... Ave María... Gloria...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Oremos

¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y

dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como

el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana!

Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni

dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas,

e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y

trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el

fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas

de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del

Señor por los siglos de los siglos. Amén.

Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste

misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su

hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de ambos que lloremos nuestros pecados y encontremos la

indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señal de la Cruz...

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Fuente: http://www.devocionario.com/santos/monica_2.html

www.AciPrensa.com

http://augustinians.net/index.php?page=monica_es

SANTA MÓNICA (332-387)

SANTA TERESITA RADIOMISIONANDO CON AMOR Y SERVICIO

Santa Mónica: Sigue rogando por las madres y por sus hijos, por las esposas y sus maridos y por todos

los pobres pecadores que necesitamos convertirnos.

Mónica significa dedicada a la oración y a la vida espiritual.

Santa Mónica es famosa por haber sido la madre de San Agustín y por haber logrado la conversión de su

hijo.

Mónica nació en Tagaste (África del Norte) a unos 100 km de la ciudad de Cartago en el año 332. Sus

padres encomendaron la formación de sus hijas a una mujer muy religiosa pero de muy fuerte

disciplina.

Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad (como su nombre lo indica) pero sus padres

dispusieron que tenía que esposarse con un hombre llamado Patricio. Este era un buen trabajador, pero

terriblemente malgeniado, y además mujeriego, jugador y sin religión ni gusto por lo espiritual.

La hizo sufrir lo que no está escrito y por treinta años ella tuvo que aguantar los tremendos estallidos

de ira de su marido que gritaba por el menor disgusto, pero éste jamás se atrevió a levantar la mano

contra ella.

Tuvieron tres hijos: dos varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo, pero el

mayor Agustín, la hizo sufrir por docenas de años.

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Fórmula para no pelear

En aquella región del norte de África, donde las personas eran sumamente agresivas, las demás

esposas le preguntaban a Mónica porqué su esposo era uno de los hombres de peor genio en toda la

ciudad, pero no la golpeaba nunca, y en cambio los esposos de ellas las golpeaban sin compasión.

Mónica les respondió: "Es que, cuando mi esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen

genio. Cuando el grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos y yo no acepto la pelea,

pues....no peleamos". Esta fórmula se ha hecho célebre en el mundo y ha servido a millones de mujeres

para mantener la paz en la casa.

Patricio no era católico, y aunque criticaba el mucho rezar de su esposa y su generosidad tan grande

con los pobres, nunca se oponía a que ella se dedicara a estas buenas obras. y quizás por eso mismo

logró su conversión. Mónica rezaba y ofrecía sacrificios por su esposo y al fin alcanzó de Dios la gracia

de que en el año de 371 Patricio se hiciera bautizar, y que lo mismo lo hiciera la suegra, mujer

terriblemente colérica que por meterse demasiado en el hogar de su nuera le había amargado la vida a

la pobre Mónica. Un año después de su bautismo, murió santamente Patricio, dejando a la pobre viuda

con el problema de su hijo mayor.

Patricio y Mónica se habían dado cuenta de que su hijo mayor era extraordinariamente inteligente, y por

eso lo enviaron a la capital del estado, la ciudad de Cartago, a estudiar filosofía, literatura y oratoria.

Pero Agustín tuvo la desgracia de que su padre no se interesaba por sus progresos espirituales. Solo le

importaba que sacara buenas notas, que brillara en las fiestas sociales y que sobresaliera en los

ejercicios físicos, pero acerca de la salvación de su alma, no se interesaba ni le ayudaba en nada. Y

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esto fue fatal para él, pues fue cayendo de mal en peor en pecados y errores.

Cuando murió su padre, Agustín tenía 17 años y empezaron a llegarle a Mónica noticias cada vez

peores, de que el joven llevaba una vida poco santa. En una enfermedad, ante el temor a la muerte, se

hizo instruir acerca de la religión y propuso hacerse católico, pero al ser sanado de la enfermedad

abandonó el propósito de hacerlo. Finalmente, se hizo socio de una secta llamada de los Maniqueos,

que afirmaban que el mundo no lo había hecho Dios, sino el Diablo. Mónica que era bondadosa pero no

cobarde, ni floja, al volver su hijo de vacaciones y empezar a oírle mil barbaridades contra la verdadera

religión, lo echó sin más de la casa y le cerró las puertas, porque bajo su techo no quería albergar a

enemigos de Dios.

Una visión

Pero sucedió que en esos días Mónica tuvo un sueño en el que vio que ella estaba en un bosque

llorando por la pérdida espiritual de su hijo y que en ese momento se le acercaba un personaje muy

resplandeciente y le decía :"tu hijo volverá contigo " y enseguida vio a Agustín junto a ella. Le narró al

muchacho el sueño tenido y él dijo, lleno de orgullo, que eso significaba que ella se iba a volver

maniqueísta como él. Pero ella le respondió: "En el sueño no me dijeron, mamá ira a donde su hijo,

sino tu hijo volverá contigo". Esta hábil respuesta impresionó mucho a su hijo, quien más tarde la

consideraba como una inspiración del cielo. Esto sucedió en el año 437.

Faltaban 9 años para que Agustín se convirtiera.

Por muchos siglos ha sido muy comentada la bella respuesta que un obispo le dio a Mónica cuando ella

le contó que llevaba años y años rezando, ofreciendo sacrificios y haciendo rezar a sacerdotes y amigos

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por la conversión de Agustín. El obispo le respondió : "Esté tranquila, es imposible que se pierda el Hijo

de tantas lágrimas". Esta admirable respuesta y lo que había oído en el sueño, la llenaban de consuelo

y esperanza, a pesar de que Agustín no daba la menor señal de arrepentimiento.

Cuando tenía 29 años, el joven decidió ir a Roma a dar clases. Ya era todo un doctor. Mamá se propuso

irse con él para librarlo de todos los peligros morales. Pero Agustín le hizo una jugada tramposa ( de la

cual se arrepintió mucho más tarde ) Al llegar junto al mar le dijo a Mónica que se fuera a rezar a un

templo, mientras iba a visitar a un amigo, y lo que hizo fue subirse al barco y salir rumbo a Roma,

dejándola sola, pero Mónica no era mujer débil para dejarse derrotar tan fácilmente. Tomó otro barco y

se dirigió a Roma.

La conversión del hijo

En Milán; Mónica se encontró con el Santo más famoso de la época, San Ambrosio, arzobispo de esa

ciudad. En él se encontró un verdadero padre lleno de bondad y de sabiduría que la fue guiando con

prudentes consejos. Además, Agustín se quedó impresionado por su enorme sabiduría y la poderosa

personalidad de San Ambrosio y empezó a escucharle con profundo cariño y a cambiar sus ideas y

entusiasmarse por la fe católica.

Y sucedió que en el año 387, Agustín, al leer unas frases de San Pablo sintió una impresión

extraordinaria y se propuso cambiar de vida. Envió lejos a la mujer con la cual vivía en unión libre, dejó

sus vicios y malas costumbres. Se hizo instruir en la religión y en la fiesta de Pascua de Resurrección

de ese año se hizo bautizar.

Agustín, ya convertido, dispuso volver con su madre y su hermano, a su tierra, en el África, y se fueron

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al puerto de Ostia a esperar el barco. Pero Mónica ya había conseguido todo lo que anhelaba es esta

vida, que era ver la conversión de su hijo. Ya podía morir tranquila. Y sucedió que estando ahí en una

casa junto al mar, por la noche al ver el cielo estrellado platicando con Agustín acerca de cómo serán

las alegrías que tendrían en el cielo ambos se emocionaban comentando y meditando los goces

celestiales que los podían esperar. En determinado momento exclamó entusiasmada: "¿Y a mí que más

me puede amarrar a la tierra ? Ya he obtenido mi gran deseo, el verte cristiano católico. Todo lo que

deseaba lo he conseguido de Dios".Poco después le invadió una fiebre, y en pocos días se agravó y

murió. Lo único que pidió a sus dos hijos es que no dejaran de rezar por el descanso de su alma. Murió

en el año 387 a los 55 años de edad.

Miles de madres y de esposas se han encomendado en todos estos siglos a Santa Mónica, para que les

ayude a convertir a sus esposos e hijos, y han conseguido conversiones admirables.

La figura de Mónica, con una personalidad muy definida, da consistencia y color a la familia. Ella se

encargó de llevar la iniciativa en la educación, con un acento especial en lo religioso. La pedagogía de

Mónica, diríamos hoy, es la del testimonio y el acompañamiento perseverantes. Así ganó para

Jesucristo a su marido y tuvo una influencia decisiva en la conversión de su hijo Agustín. Con inmenso

gozo asistió a su bautismo la noche de Pascua del año 387.

Dios, Jesucristo, la providencia, la vida futura, constituían el credo repetido por Mónica fren- te a las

diversiones y embelesos de su hijo. ¿Fue Mónica la clásica madre que se vuelve impertinente a fuerza

de discursos y prevenciones? Claramente no, y la biografía de Agustín es toda una aventura de libertad.

Habría que decir, más bien, que Mónica huyó de esa pretendida neutralidad que deja a los hijos

tambaleándose en el vacío. Fue madre hacendosa y enérgica, creyó firmemente y quiso que la fe fuera

otro pan compartido en la familia. Antes de morir, vio a su hijo Agustín cristiano católico y siervo de

Dios. Recibió la visita de la muerte con la serenidad de los justos que saben les esperan los brazos del

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Padre. El año 387 –en expresión de Agustín– “aquella alma fiel y piadosa quedó liberada de su cuerpo”.

Murió en Ostia Tiberina, a las puertas de Roma.

Mónica es el tipo de mujer fuerte y prudente de que habla la Biblia y se puede presentar hoy como la

madre cristiana con una fortaleza de ánimo poco común, aguda inteligencia y una particular

preocupación por la transmisión de la fe a su esposo y a sus hijos.

El Papa Benedicto XVI decía en Castelgandolfo refiriéndose a santa Mónica:“Vivió de manera ejemplar

su misión de esposa y madre, ayudando a su marido Patricio a descubrir la belleza de la fe en Cristo y

la fuerza del amor evangélico, capaz de vencer el mal con el bien... Como dirá después san Agustín, su

madre lo engendró dos veces; la segunda requirió largos dolores espirituales, con oraciones y lágrimas,

pero que al final culminaron con la alegría no sólo de verle abrazar la fe y recibir el bautismo, sino

también de dedicarse enteramente al servicio de Cristo.

¡Cuántas dificultades existen también hoy en las relaciones familiares y cuántas madres están

angustiadas porque sus hijos se encaminan por senderos equivocados! Mónica, mujer sabia y firme en

la fe, las invita a no desalentarse, sino a perseverar en la misión de esposas y madres, manteniendo

firme la confianza en Dios y aferrándose con perseverancia a la oración” (Ángelus, 27 de agosto de

2006).

Las fuentes de información para las notas biográficas sobre los santos y beatos agustinianos son el

libro La seducción de Dios (Pubblicazioni Agostiniane, Roma 2001), cuyo autor es el P. Fernando Rojo

Martínez, OSA, y Santos y beatos de la familia agustiniana. Subsidio litúrgico para el Misal agustiniano,

publicado por la Federación Agustiniana Española (FAE, Madrid 2008).